Kami Tachi ni Hirowareta (NL)

Volumen 9

Capitulo 6: Talento

Episodio 18: Señor De Fatoma

Después de la caza a la mañana siguiente, decidí acelerar el almuerzo para prepararme para mi encuentro con el Señor Fatoma. Como los aldeanos ya estaban al tanto de la reunión, me sirvieron el almuerzo antes que los demás, lo que agradecí… Pero después de cierto punto, ya no pude saborear mi comida. Los otros miembros del muelle, sentados a la mesa conmigo, parecían compartir mi sentimiento. Después de todo… Señor Fatoma se había unido a nosotros en el almuerzo.

“¡Mmm delicioso!”

El señor era un beastkin cerdo, como me dijeron; una especie con sobrepeso en todos los ámbitos. Con su kimono y su moño en la parte superior de la cabeza, no podía verlo como un noble o un señor, sino como un luchador de sumo. Muy acorde con su estatura, actualmente estaba comiendo un tazón completo de arroz con al menos cuatro lados.

Para recapitular cómo me encontré en esta situación…

Señor Fatoma había navegado a través del lago hasta el pueblo y llegó temprano debido al viento o algo así. El jefe de la aldea, que no estaba dispuesto a hacer esperar al señor, trató de buscarnos, pero el Señor Fatoma respondió que él era el que llegó temprano y quería esperar, a lo que el jefe insistió en que el señor al menos almorzara mientras esperaba.

Y así estábamos compartiendo nuestra mesa del almuerzo con un noble señor a quien nunca había conocido antes. Como no habría sido prudente que alguien de su condición deambulara solo, estaba flanqueado por asistentes, incluso mientras comía. Uno de ellos era joven y se parecía a un samurái, con escamas que le cubrían el ojo derecho. El otro vestía como un luchador de sumo, al igual que su señor, con escamas en la parte inferior de las palmas y muñecas. Ambos parecían ser dragonewt, lo que comprobó, dado lo que había oído sobre el Señor Fatoma invitando a científicos dragonewt de su tierra.

“Otro cuenco, por favor.” El asistente con aspecto de luchador de sumo comía tanto como el señor… Quizás no era un guardaespaldas después de todo. Al ver que el samurái no tocaba su comida y vigilaba en silencio su entorno, me pregunté si era el único guardia del señor en la mesa.

En cualquier caso, tuve que terminar mi propio almuerzo.

***

Después del almuerzo, el Señor Fatoma habló con un suspiro de satisfacción: “Vaya, eso fue una fiesta. Las mujeres aquí seguro saben cocinar. Muchas gracias. Jefe, realmente agradezco una bienvenida tan cálida, incluso cuando seguramente se está preparando para el invierno. No reprimí exactamente mi apetito. Te entregaré comida ahora mismo; no es mucho, pero espero que se sume a sus existencias de invierno”.

“Un honor, mi señor,” respondió el jefe de la aldea.

Señor Fatoma no había traicionado hasta ahora su reputación de gobernante amable y con los pies en la tierra. Por lo menos, parecía que iba a pagar a sus anfitriones, y no parecía del tipo que se jactara de su título o esperara una hospitalidad incuestionable por ello.

“Entonces, ustedes son los aventureros a cargo de proteger este pueblo”, reconoció el Señor Fatoma. “Permítame presentarme formalmente. Soy el señor de este territorio, Conde Porco Fatoma. En primer lugar, les agradezco su ayuda en la defensa de la aldea”.

“Gracias, mi señor,” Shin habló por el Muelle de Sikum, visiblemente nervioso.

El Señor Fatoma vio esto y sonrió. “No hay necesidad de ser tan formal.

Seamos francos el uno con el otro”.

Con eso, pude ver el peso que se les quitaba de los hombros.

“Todos los monstruos, no solo las salamandras furiosas, han ido en aumento estos últimos años”, continuó. “Es por eso que había salido del territorio para reclutar aventureros… Pero este año, los números están por las nubes. Los monstruos han asaltado reservas enteras de algunas aldeas donde simplemente no pudimos reunir lo suficiente para montar una defensa sólida”.

No sabía que las cosas fueran tan espantosas en otras aldeas.

“Sé que esta aldea fue amenazada por la misma cantidad de salamandras, pero ha sido de gran ayuda cómo no solo defendiste la aldea a la perfección, sino que nos permitiste asignar mano de obra a otras aldeas”.

“No podemos tomarnos el crédito por eso, mi señor…” El Muelle de Sikum se volvió colectivamente hacia mí.

“Escuché que un joven domador contribuyó en gran medida a la mejora de la defensa de la aldea, pero seguramente eso no descarta la dedicación de los demás involucrados. Les agradezco a todos por su contribución. ¡Y por tu honestidad!” El señor se rio, aligerando el estado de ánimo.

“Y… ese domador serías tú, ¿verdad?”

“Correcto. Mi nombre es Ryoma Takebayashi”.

“Mi placer. El jefe de la aldea me dice que tienes una carta para mí”.

“Sí, del duque de Jamil, R—”

“¡¿Reinhart?!” el Señor Fatoma gritó sorprendido.

Eso me sorprendió. ¿Pasó algo? “Sí. Lo tengo guardado en mi caja de artículos. ¿Puedo extraerla?”

“Sí, me gustaría mucho verlo. Lanza cualquier magia que necesites”.

Presenté la carta con el permiso del conde y él personalmente me la quitó. Por lo que había escuchado antes, las personas de alto estatus como él solían hacer que uno de sus guardias tomara cualquier cosa de una fuente desconocida en caso de un ataque. El Señor Fatoma, sin embargo, no parecía preocupado por eso… Abrió la carta y leyó atentamente todo.

“Hmm… Ryoma, ¿verdad?”

“Sí.”

“¿Reinhart dijo algo cuando te dio esto?”

Recordé cuando me había dado la carta. “Solo para buscarte si estaba en algún problema porque él confía en ti. Ahora que lo pienso, parecía que estaba ocultando algo”.

“Reteniendo algo. Ya veo… ¡Ha ha ha ha!” Lord Fatoma soltó una carcajada que culminó con un bufido parecido al de un cerdo. Todos en la mesa, incluidos los asistentes del señor, parecían tan confundidos como yo.

“Perdón”, dijo el señor después de que su risa finalmente se calmara.

“Reinhart piensa muy bien de ti”.

Después de recuperar el aliento, continuó. “La carta lo describe como muy talentoso, tanto que el Duque Jamil está considerando contratarlo como técnico. También tiene una solicitud para ayudarte con lo que sea lo suficientemente problemático como para que vengas a mí. Incluso me pide que me abstenga de reclutarte desde que te encontró por primera vez”.

“En realidad…”

“Es bastante raro que Reinhart le escriba una carta a alguien, pero no esperaba leer nada como esto. Qué delicia”, comentó, su expresión increíblemente amable. Lo miré durante unos segundos cuando levantó la vista y captó mi mirada. “Ah, veo que no te ha dicho mucho. ¿Se pregunta por qué yo, un conde, hablo de Reinhart, un duque, sin usar su título?”

“No, no estaba… preguntándome sobre eso, pero ahora tengo curiosidad por tu historia”.

“Otro honesto. En resumen, éramos compañeros de escuela”.

“Ya veo. Entonces se conocen desde hace bastante tiempo”.

“Mantenemos las apariciones en público, por supuesto, pero estamos lo suficientemente cerca como para hablar con franqueza en privado. Es decir, tengo algunas historias vergonzosas sobre él en mi haber. Lo más probable es que no te haya dado ningún detalle porque no quería hablar demasiado de sus días escolares. Hay momentos en los que intenta hacer el papel de rufián”.

“¿En serio…?”

“Me gustaría saber. Solo natural, considerando su entorno… y siendo el hijo del renombrado Duque ‘Dragonflame’ Reinbach. Si no has oído hablar de la fama de Dragonflame…”

“Él firmó un contrato con una bestia divina”, intervino.

“Eso es correcto. Sus años escolares se vieron obstaculizados por tener un padre tan hábil, lo que le generó una gran expectativa y una dura comparación. Como noble, no podía permitirse el lujo de mostrar defectos, por pequeños que fueran”.

“Nunca me di cuenta…”

“Eso significaba que era difícil encontrar amigos cercanos. Simplemente compartí la misma carga de estar a la altura de mi padre… Aunque me atrevo a decir, lo tuve mucho más fácil que él. Tal vez por eso nos llevábamos bien de forma natural y buscamos consejo el uno del otro. Todos buenos recuerdos, ahora… Oh. Mírame parloteando; Nunca llegaré al grano si sigo así”.

“Gracias por una historia tan interesante”.

“Lo discutiremos de nuevo en otro momento. Pero ahora estoy seguro”.

¿De qué estaba seguro?

“Un domador que usa muchos limos y tiene una buena relación con Reinhart… Tu nombre es conocido por mí, Ryoma, pero sí puedo preguntarte… ¿No tienes una lavandería en Gimul?”

“Sí.”

“¡Lo sabía! ¡Eres el Sabio del Té de Cebada!” Lord Fatoma exclamó, inclinándose sobre la mesa.

Yo, por otro lado, estaba completamente confundido.

“¿El Sabio del Té de Cebada…?”

“¿Confío en que conoces a la Compañía viajera Semroid?”

“¡Así es! Nos cruzamos el verano pasado”.

“Entonces no hay duda al respecto”.

En consecuencia, Lord Fatoma había escuchado la historia de un bardo viajero que cantó sobre un “sabio” que salvó una aldea agrícola pobre al enseñar el método de hacer una nueva bebida llamada té de cebada.

Resultó que el bardo se estaba quedando en un pueblo cercano en ese momento, lo que permitió que el señor lo invitara y escuchara la canción por sí mismo. Además, el bardo confirmó que, si bien se embellecieron partes de la canción, realmente hubo un pueblo que se salvó con la introducción del té de cebada.

Quería hablar conmigo después de escuchar esto y descubrió que Reinhart conocía a la Compañía viajera Semroid. Justo cuando Lord Fatoma planeaba pedirle a Reinhart que me lo presentara, se enteró de que alguien que coincidía con la descripción del Sabio del Té de Cebada, es decir, yo, ya estaba en su tierra. Entonces decidió hacernos una visita con poca antelación, como una especie de agradecimiento por nuestra contribución en la caza.

No esperaba que la Compañía Semroid se acercara a estas partes, y ciertamente no que Prenance, el bardo, escribiera una canción sobre el té de cebada. Y luego que Lord Fatoma se entere de los rumores y decida venir a verme, es un mundo pequeño, de hecho.

Me alegré de que la compañía pareciera estar bien. De todos modos, ¿para qué quería el señor buscarme?

“Dos cosas”, explicó Lord Fatoma. “Pero no hay necesidad de apostar demasiado. En realidad, nada urgente, así que no me ofenderé si se niega. En primer lugar, me gustaría crear un plato por el que esta tierra sea conocida”.

“¿Un manjar local, como el té de cebada?”

“En efecto. Las carreteras pavimentadas durante el gobierno de mi padre habían provocado una afluencia de población y la economía de la tierra. Me gustaría algo más que pescado que atrajera a la gente. Por supuesto, solo pido un plato porque quiero probarlo”, dijo, dándose unas palmaditas en su corpulento estómago. “He enviado un mensaje a pueblos de todo el país. A pesar de muchas sugerencias y recetas, ninguna me ha parecido sensacional. Agradecería cualquier sugerencia o idea desde la perspectiva de un extraño. El segundo favor que quisiera pedirle se relaciona con su talento como lavador; Hay una montaña al otro lado del lago desde aquí, cerca de la cima de la cual se encuentra una fuente termal que a mi padre le gustaba mucho, y una cabaña que había construido cerca de ella. Me gustaría contratarte para que los limpies a ambos”.

“¿Hay algo que impida que un equipo de limpieza normal haga el trabajo?”

“Después de la muerte de mi padre, descuidé el lugar y me dediqué a adaptarme al trabajo. La suciedad se amontonó y se solidificó, y ahora hay manchas que no puedo limpiar en absoluto, no importa cuántas veces envíe un equipo allí… ¿Crees que podrías hacerlo?”

“La suciedad puede venir en todas las formas y tamaños, así que no puedo decirlo hasta que vea el lugar en persona…” Recordé que tenía la mañana libre para cazar a la mañana siguiente. “¿Puedo ir a visitar la cabaña mañana? Sí parece factible hacerlo, lo limpiaré mientras esté allí”.

“¡¿Echarás un vistazo?! Tendré una guía lista mañana por la mañana. Si puedes limpiarlo, hay diez pequeñas monedas de oro para ti”.

Diez pequeñas monedas de oro era una suma excepcional para un trabajo como este, y la mesa empezó a murmurar tanto.

“¿No es eso demasiado generoso, mi señor?”

“Creo que es perfectamente adecuado. No solo es un trabajo de limpieza difícil, sino que considero la cabaña un recuerdo de mi padre”. El tono de Lord Fatoma era casual, pero sus ojos estaban ligeramente hacia abajo.

“Comprendido. Lo haré por el precio que pidas”.

Lord Fatoma sonrió y me dio las gracias antes de salir del comedor.

Una vez que todo estuvo dicho y hecho, fue un encuentro bastante fácil, considerando lo nervioso que estaba al principio. No está mal para nuestro primer encuentro, especialmente teniendo en cuenta la ayuda de la carta de Reinhart.

Mientras observaba el barco del señor partir de la orilla entre una multitud de aldeanos, lamenté no haberle preguntado por qué estaba vestido como un luchador de sumo…