Oukoku wo Tsukuru Koto ni Shimashita

Volumen 2

Capitulo 10: Subyugando Los Santiras

Cinco años después de que derroté la catedral de Orsent, estaba en guerra con los restos del clan Santira, que había huido a la parte occidental del reino.

Los Santira habían sido antes el mayor poder en la prefectura de Fortsouth, pero se habían derrumbado cuando tomé la capital real. El jefe de su clan, Leggus Santira, se había escondido en la prefectura de Sinju, al oeste de Fortwest.

Naturalmente, había dispuesto que la lucha terminara en este día auspicioso. Hacía tiempo que sabíamos dónde se aferraban a la existencia. Personalmente, no necesitaba ir a la batalla, pero bien podría estar al frente.

“¡Red Bears, White Eagles, síganme! Orcus y Leon, ¿confío en que estén listos?”

“¡Por supuesto!” Orcus Bright gritó, parándose a la izquierda de mi caballo. Sus brazos eran más grandes que nunca, así que cuando blandió su espada fue tan rápido que no se podía saber si era una espada o un hacha.

“¡Las White Eagles están calentando!” Por la derecha vino León Milcolaia. Este soldado elfo tenía un comportamiento intelectual, el polo opuesto de Orcus. Pero gracias a eso, a menudo escuché algunas conversaciones extrañas.

“Dime, Leon”.

“¿Sí señor? ¿Qué pasa?”

“Escuché que has estado jugando un poco con algunas de las damas de la corte recientemente. ¿Es eso cierto?”

“Oh, eso es… Bueno…” Leon estaba claramente incómodo hablando de eso.

“Culpable de los cargos, ¿eh? No pensé que te gustara mucho ese tipo de cosas. No te voy a castigar por algo así. Simplemente no seduzca a la hija de Su Majestad. Ella tiene doce o trece años, justo en la edad en la que anhelan el afecto”.

“Mis disculpas… es solo que… cuando se me acercan, no sé cómo negarme…”

Tenía una buena suposición de qué se trataba. En tiempos de paz, las White Eagles actuaron como guardias de la corte, entre otras cosas. Las damas de la corte debieron de estar coqueteando con él entonces. León ya tenía casi sesenta años, pero como elfo, todavía tenía su atractivo juvenil. Además, como ex mercenario, había engañado a la muerte en muchas ocasiones, por lo que tenía un brillo diferente al de los playboys del vecindario. Cuanto más experimentada era una persona, más atractiva.

Por supuesto, yo era básicamente el mismo en cuanto a ser joven. Una de las habilidades especiales de mi profesión era Conquistador Aura. Cualquiera con esta profesión envejeció más lentamente mientras estaba en su castillo actuando como conquistador, junto con el resto de sus parientes. Yo era un regente, no un rey, pero aparentemente todavía me beneficiaba. Ahora tenía veintiocho años, pero no había cambiado en absoluto desde que tomé la capital real a los veintitrés.

“Leon, una de las razones por las que se acercan a ti es porque no estás casado”, le dije. “Ya es hora de que empieces a pensar en quién sucederá al clan Milcolaia”.

“Hace mucho tiempo, estaba casado con una chica de mi pueblo, pero ella falleció. Después de eso… vagué de un lugar a otro como mercenario, así que no me he vuelto a casar…”

Comprendí el deseo de no estar atado, pero les había dado a todos mis capitanes el título de vizconde. No era exactamente un título honorífico, así que agradecería mucho que se tomara ese papel en serio.

“Orcus, ¿cuántos hijos tienes?” Le pregunté al capitán de los Red Bears al otro lado de mí.

“Tengo doce. ¡Y mis hijos el mayor y el segundo están trabajando duro en los Red Bears!”

“¿Ves? Orcus te ha ganado allí”.

Leon, que siempre estaba molestando a Orcus por pequeñas cosas, parecía avergonzado.

“M-Mis disculpas, señor…”

“Todos ustedes también son señores. ¡Consíguete una esposa!”

“Tengo varios candidatos para adopción, por lo que mi clan continuará…”

“¿Eres tonto? Tienes a todas estas damas de la corte enamoradas de ti, así que elige una de ellas. Siempre que no tengan una familia demasiado importante, lo haré realidad”.

“Como desee, señor…”

Orcus se rio de Leon y su débil respuesta.

“Está bien, Leon. Consígueme la cabeza de Leggus Santira. Ataca su flanco izquierdo. Avanzaremos desde el otro lado”.

“¡Sí señor! Pensar que el clan que una vez dominó Fortsouth terminaría su existencia al mando de solo mil quinientos hombres… Nada dura”.

Antes de intentar responder, la profesión que reside en mi mente me habló.

—Cada generación tiene un cierto número de personas que no comprenden las tendencias de la época. A pesar de no tener ningún futuro aparte de seguir a los poderosos, siguen siendo desafiantes sin sentido hasta la muerte. Naturalmente, este clan se arruinará. No tengo ni idea de por qué están siendo tan obstinados.

Aun así, Oda Nobunaga, a veces puede ser mejor que las personas que cambian de fe sin fe en un abrir y cerrar de ojos, ¿verdad?

—Depende. Si lo hacen justo antes de ser derrotados, no puedes confiar en ellos, pero si siempre han calculado mal las tendencias, es más, si ni siquiera intentan ver las tendencias, simplemente son incompetentes. No puedes llamar a eso fidelidad.

Estuve de acuerdo con eso. Esta persona de Leggus Santira tampoco tenía previsión. Si solo se hubiera inclinado ante mí, entonces le habría dado al menos una pequeña parcela de tierra, pero él siempre persistió en desafiarme.

“Leon, mira bien la actitud de ese bastardo de Santira antes de morir. Sabremos en qué clase de hombre se basa en si lo toma como un guerrero o se rinde como un cobarde”.

“Entendido. ¿Eso significa que quieres que lo llevemos vivo?” “Si parece estar suplicando por su vida, tráelo aquí por ahora”. “¡Como desees!”

Las White Eagles de León cargaron contra el montículo donde yacía el enemigo. La posición del enemigo durante el combate cuerpo a cuerpo no era mala, pero estaban terriblemente superados en número, por lo que una pequeña ventaja en el terreno no importaba para empezar.

“Vamos, Orcus.”

“¡Es hora de ganar nuevas medallas!”

A estas alturas, los Black Dogs deben haber estado atacando por la espalda. Fue entonces cuando íbamos a cargar.

Justo antes de que estuviéramos a punto de estrellarnos contra ellos, el flanco derecho del enemigo estalló en el caos. Fueron acosados por un grupo de perros, aullando y mordiéndolos hasta la muerte.

“Parece que el ataque del hombre lobo funcionó perfectamente”, dije.

Fueron los Black Dogs de Dorbeau. Sus ataques eran inquebrantablemente feroces, por lo que eran bastante útiles en momentos como este.

“Esta batalla ha terminado por completo. Es posible que hayan pensado que aún podrían retirarse, pero ahora están completamente aislados”.

El enemigo estaba listo para huir. Los hombres lobo en forma de bestia los habían roto por detrás, y mi fuerza atacaba por delante. Contra su regimiento de diez o mil quinientos, sólo teníamos que esperar a que se redujeran a polvo.

“No entiendo lo que están tratando de hacer, Su Excelencia”, dijo Orcus en voz alta. Tenías que levantar la voz durante la batalla, pero él estaba siendo ruidoso incluso para eso. “¿Qué pueden esperar hacer en una batalla de campo con números tan patéticos? Simplemente los matarán a todos. Si hubieran establecido una dura defensa en un fuerte, la ayuda podría llegar a ellos, y aunque no pudieran esperar eso, podrían haber huido asustados o incluso entregarse, ya atados”.

“Entonces quieres decir que están siendo irracionales. Cierta parte de las personas son criaturas irreflexivas como ésta, incluso si sus vidas están en juego”.

Si todos los señores lucharan por sus vidas con todas sus fuerzas, esta era habría sido muy diferente. Entre los que había eliminado, la mitad se había resistido a mí sin un plan, lo que los había llevado a la muerte.

“Siéntete libre de diezmar a nuestros enemigos esta vez. Vámonos.”

“¡Sí señor! Las cosas han estado bastante tranquilas últimamente, ¡así que esto es perfecto!”

De hecho, estos últimos cinco años han sido una mejora. No había sucedido nada parecido a una gran guerra, o más bien, yo no había causado una.

Había establecido completamente nuestro poder en los alrededores de la capital. Por otro lado, el ex rey, que había huido al oeste, seguía llamándose rey y contaba con el apoyo de los señores occidentales más poderosos.

“Sin embargo, este tiempo de paz probablemente se derrumbará nuevamente. Creo que las cosas serán aún peores”.

“Yo espero que sí. Si no estamos en guerra, me quedaré sin negocio. Eso sería mucho peor. ¡Mi vida es para matar!”

Saqué mi espada, el Golpe de la Justicia. Cuando iba a caballo, mi lanza de tres jarras se interponía en el camino. Orcus, con su enorme espada, también cargó.

“¡De rodillas, Santira bastardos! ¡Yo, Alsrod Nayvil, he venido a matarte con mi propia mano!”

Pensé que vendrían por mi cabeza al escuchar mi voz, pero fue todo lo contrario.

“¡Es el regente asesino!”

“¡El hombre más poderoso del reino!”

“¡Retirada! ¡Retirada!”

El terror se apoderó de los rostros de los soldados enemigos mientras intentaban huir. Al parecer, los rumores sobre mí eran cada vez más exagerados. Era como si el enemigo pensara que yo era una especie de demonio invencible.

Habilidad especial Presencia de Conquistador adquirida.

Tiene efecto cuando es reconocido como un conquistador por muchos a la vez. Todas las habilidades se triplican de lo habitual.

Además, todos los que te ven experimentan asombro o miedo.

Habilidad especial Guía del Conquistador activada.

La confianza y el enfoque de los aliados se duplicarán. Además, sus habilidades ofensivas y defensivas mejoran en un treinta por ciento.

Estas dos habilidades fueron otorgadas por mi profesión, Oda Nobunaga. Podría luchar a un nivel que ninguna persona normal podría esperar alcanzar. Francamente, no sentía que pudiera perder, o más bien, no había forma de que pudiera perder.

Por más que lo intentaron, el enemigo no tenía adónde huir, por lo que terminaron chocando entre sí y colapsando. No tenía la intención de tomarme la molestia de matar a soldados de segunda clase, pero la forma en que actuaron me hizo preguntarme si su general estaba siquiera aquí.

Orcus ya se había abalanzado sobre ellos y estaba cortando cabezas a izquierda y derecha. “¡Cobardes! ¡Bebés! ¡Manténgase fuera del campo de batalla si no está listo para una pelea!”

En efecto. Ahora que habían llegado al campo de guerra, deberían estar aquí para matar, o al menos para morir. Si no querían hacer ninguna de las dos cosas, no deberían haber venido en primer lugar.

Estaba teniendo problemas para encontrar a alguien con quien pelear. La gente que me rodeaba mató al enemigo antes de que pudiera, y ya estaban huyendo, por lo que era difícil hacer algo.

A mitad de camino, detuve mi caballo.

“Esto no tiene sentido ahora. Ya hemos ganado”.

Casi al mismo tiempo, las voces resonaron desde el flanco izquierdo del enemigo.

“¡Hemos capturado al jefe del clan Santira!”

“¡Nuestro regente ha salido victorioso! ¡Nuestro reino es victorioso!”

“¿Ya terminó? No se siente como si hubiera peleado”. Orcus se acercó, sin ocultar siquiera su decepción. No era la expresión de un vencedor, al menos.

“Lo hecho, hecho está. Así es como funciona. Tampoco obtendrás nada tratando de vender prisioneros”.

Si hubiera sido un señor rural, podría haber llevado prisioneros a casa como trabajadores, pero como la gente estaba entrando en la capital real y en el castillo de Maust, no había escasez de mano de obra.

En ese momento se acercó un hombre con orejas de lobo. Era el capitán de los Black Dogs, Dorbeau, con la misma mirada malvada que siempre tenía. No de una manera vulgar, tenía los ojos de alguien que había pasado mucho tiempo contemplando seriamente cómo vivir. La mirada de villano que había tenido una vez se había ido. Era una especie de testimonio de la vida que había vivido; probablemente permanecería así hasta el final de sus días.

“Nos aferramos a las personas que parecían generales, y hemos traído a tres o más aquí. ¿Qué te gustaría hacer con ellos?”

“Los llevaré de regreso con nosotros. Aunque supongo que no necesito llevarlos hasta la capital”.

Algunos miembros del clan Santira fueron presentados ante mí. Con las manos atadas a la espalda, parecían absolutamente miserables. Vi a un anciano entre ellos: Leggus Santira.

Algunos de ellos suplicaron piedad. Aparentemente, estaban pidiendo clemencia porque estaban relacionados con fulano de tal en la corte real.

“Leon, ¿suplicaron por sus vidas?”

“Si. Doblaron la rodilla por su propia voluntad. Ni siquiera estaban heridos”.

“Muy bien. Decapitarlos a todos”.

Nadie intentó detenerlo. Debieron haber decidido que era apropiado.

“Gente del clan Santira, lo siento mucho, pero aunque mi ejército ha aceptado a muchos individuos capaces en sus filas, nunca habrá vacantes para los incompetentes. Verás, realmente harían más daño a mis hombres que a cualquier enemigo”.

Hice que se los llevaran al verdugo.

Por lo tanto, el clan Santira oficialmente ya no existía. No todo el mundo puede pensar cinco o seis pasos por delante, pero ¿ni siquiera uno? Esa fue una causa perdida.

***

Después de terminar la simple limpieza posterior a la batalla, regresamos a una de las ciudades de Sinju que estaba aliada del rey y pasamos la noche. Estábamos bastante lejos de la capital real, así que iba a tomarme un tiempo para regresar.

La prefectura de Sinju era grande, por lo que subyugarla era difícil. Tenía la tendencia de ser un hervidero de fugitivos como Leggus Santira. Era ineficiente enviar tropas allí, así que lo había pospuesto hasta después de aplastar la catedral de Orsent.

Me derrumbé en el sofá al entrar a mi habitación. La guerra provocó que la fatiga se acumulara por todo tipo de cosas. Después de todo, era un juego de vida o muerte. Podrías pensar que no debería ir al frente, entonces, pero mi presencia allí levantó la moral de todo el ejército, así que tuve que hacerlo. Oda Nobunaga nunca fue del tipo que sale al frente, así que pensé que era un poco extraño, pero pelear era tan divertido que no me importó. Vivir en la corte todo el tiempo sería demasiado estirado.

Al parecer, alguien más sintió lo mismo.

“¡Bien hecho, Lord Alsrod!” Laviala entró alegremente en la habitación. Ella había estado en el campo de batalla pero no en el frente.

“¡Qué alivio estar de vuelta en la batalla después de tanto tiempo! Quedarme en el palacio como una dama no me parece correcto… ”

“Pensé que dirías eso. Has estado trabajando duro en asuntos domésticos últimamente, después de todo”.

“¿No podemos permanecer a la ofensiva todo el tiempo, Lord Alsrod?” Laviala hizo una mueca. Mi relación con Laviala no había cambiado ni un poco desde antes de que yo fuera siquiera un pequeño señor.

“Hay un momento para atacar y hay un momento para defender. Eso es lo que significa ser regente. Si estuviera constantemente en guerra, Su Majestad se preguntaría qué estaba haciendo”.

Desde que derroté a la Catedral de Orsent, el área de la capital había estado en paz. O mejor dicho, con su derrota las fuerzas en mi contra habían desaparecido de la capital. Esa pelea había salido como esperaba, pero también me había demostrado que podía hacerme tropezar confiando solo en mis fuerzas. Y por eso había cambiado mis planes para tomar el control de la capital real. Tendría que hacerlo tarde o temprano de cualquier manera.

Hice señas a Laviala para que se sentara en el sofá y le acaricié el pelo.

“¿No es hora de ocuparnos todavía de los asuntos oficiales, Lord Alsrod?” Dijo Laviala, luciendo más aliviada que nada.

“No mientras esté en una expedición. Cuando estoy fuera, se lo dejo a Yanhaan. Ella es capaz”.

Mi mayor logro en los últimos cinco años había sido reemplazar a los burócratas por otros nuevos. Había reunido una gran cantidad de personal nuevo mediante el uso de exámenes.

“La gente nueva realmente siente pasión por su trabajo. A menudo escucho que la calidad de los burócratas ha mejorado”.

Nuevo no parecía la forma correcta de decirlo. La primera ronda de personas ya había estado en sus trabajos durante cinco años.

“Las personas que traje son brillantes. Yanhaan también es inteligente como boticaria. Ni siquiera son comparables a esos estúpidos bastardos que heredaron el puesto simplemente por privilegio”.

Laviala enterró su rostro contra mí. Incluso después de haber estado con ella durante tanto tiempo, era algo de lo que nunca me cansaba.

“Seguro que has expulsado a mucha gente con sus puntos de vista pasados de moda”.

Poco a poco me había deshecho de aquellos que nos retenían para dar paso a nuevos talentos.

“Fueron culpables de incumplimiento del deber”.

Era algo arriesgado despedir a un grupo de personas mientras luchaba contra la catedral, pero una vez que la situación se estabilizó, no había nada de qué preocuparse. Y no había riesgo de que se rebelaran contra mí cuando lo hice poco a poco.

“Por favor, asegúrese de no despertar las sospechas de Su Majestad”.

“Lo sé. Esta no es una lucha de poder entre él y yo; en general, he dejado su influencia en paz. Quiero decir, no he reformado la estructura del gobierno en absoluto. No piensa nada de eso”.

De todos modos, no quedaría ningún burócrata leal al rey actual, Hasse I, por lo que no había afectado su poder. Había muchos tipos de “funcionarios gubernamentales fallidos” en los alrededores de la capital que se quedaban sólo para hacer el papeleo, independientemente de quién se convirtiera en rey. Una por una, había reemplazado meticulosamente a esas personas con mis propias piezas de tablero. Gracias a eso, mi poder no vacilaría demasiado, y el trabajo no se acumularía si estuviera fuera de la capital por un tiempo. Envié a cualquiera que no pudiera trabajar como burócrata en la primera línea de la capital a un lugar más estable, como Maust. Fanneria fue una de esas personas.

Habían tardado cinco años, pero ahora mis ideas casi siempre eran aceptadas en la capital. Mientras tanto, el rey Hasse ahora tenía una red virtual de secuaces, pero no tenían tierras, soldados ni dinero.

“Si tan solo pudieras unificar el reino, con tu poder más seguro ahora”.

Capté el olor a perfume que provenía del cabello de Laviala; era un producto caro procedente de una tierra lejana. Tantos artículos de lujo llegaron a la capital. La catedral de Orsent no pudo mantenerlos en la prefectura de Fortwest como antes. Este fue verdaderamente el colmo de nuestra prosperidad.

“Sin embargo, la batalla está lejos de terminar. No hay duda de eso.”

“Estoy bien con eso. Por mi parte, lo protegeré, Lord Alsrod, incluso con mi vida.” Laviala me rodeó con sus brazos. “Eso es lo único que puedo hacer que nadie más pueda. Probablemente tendré más y más rivales de todos modos…”

Estaba un poco sorprendido.

“Sabes que me he estado absteniendo de tener más aventuras últimamente. Además, ahora que estoy casado con la hermana de Su Majestad, no puedo seguir adquiriendo más concubinas”.

Esa fue la verdad. Después de que Lumie se convirtió en mi esposa legal, no había tomado más esposas públicamente. Así era como había mantenido la paz durante cinco años, por lo que no debería haber ningún problema.

“He oído que el chico que Yanhaan tuvo hace dos años es tuyo”.

Por supuesto que ese rumor era cierto. Yanhaan y yo éramos amantes de principio a fin. Yo era quien se sentía atraído por ella mientras realizábamos la ceremonia del té juntos. También me había interesado por su éxito como empresaria en solitario. Tenía valores diferentes a los de las hijas de los otros lores, así que, francamente, era simplemente interesante.

Me había ofrecido a tomar la custodia, pero Yanhaan había dicho que quería que el niño fuera su propio heredero. Aparentemente, había venido a este reino por su cuenta, soltera, así que esa era la elección perfecta.

“Incluso si no las has hecho concubinas, has tenido algunos amantes, ¿no es así?” La sospecha en la voz de Laviala le dolió.

“Han pasado cinco años, la tentación ocurre”.

Me di cuenta de que mis palabras no tenían confianza.

Como hermana mayor, ¿Laviala me veía ahora como un hermano pequeño promiscuo?