Kami Tachi ni Hirowareta (NL)

Volumen 8

Capitulo Extra: La Resolución De Baba Y Su Sueño

“¡Maldito sea! ¡Es muy tarde ahora!”

En una pequeña sala de reuniones dentro de una oficina corporativa, que ahora se usa como sala de preparación para una conferencia de prensa, un hombre golpeaba el escritorio con los puños y gritaba. El hombre casi en edad de jubilación frente a él, en el extremo receptor de la diatriba, era Baba, quien había sido ascendido a jefe de departamento después de la muerte de Takebayashi Ryoma.

“Por favor, cálmese, señor”, interrumpió el secretario, que tenía aproximadamente la misma edad que Baba.

“¡Cállate! ¡No te metas en esto!” gritó el presidente de la empresa, un hombre todavía en la cuarentena, volviendo a reprender a Baba.

“No tenemos mucho tiempo, señor…” reiteró la secretaria.

“¡No jodas! ¡¿Cómo puedo cambiar el guion ahora, justo cuando estoy a punto de salir?!”

“Señor.” Baba habló. “Tal como está, el guion actual, sin importar cuánto esquive el problema en cuestión, puede reducirse a ‘los superiores no sabían nada’, ‘las acciones del empleado no estaban autorizadas’ y ‘el empleado es el único responsable del incidente…’ En resumen, que la empresa no tuvo nada que ver con eso. Los medios de comunicación llamarían a ese engaño en un santiamén. No son tan estúpidos”.

“¡¿Entonces qué diablos se supone que debo decirles?!”

“Que la empresa es cien por cien responsable de todo esto. Seguramente ya tienen suficiente evidencia contra nosotros y nuestras repetidas violaciones al código laboral. No podemos simplemente hablar para salir de esto. Especialmente no cuando es nuestro empleado quien causó un incidente violento. Con el debido respeto, no puedo asumir la culpa por esto solo. La situación es demasiado grande para eso ahora. Tienes que hacerlo.”

“¡Como el infierno que lo haré! Si salgo y les digo eso, ¡la empresa está muerta!”

“¡Ya no hay nada más sobre esto!” Baba levantó la voz, luego de que su presidente se negara a aceptar sus sugerencias, o incluso a aceptar la realidad. Siguió un incómodo silencio, que finalmente Baba rompió.

“Lo siento señor. El incidente en sí fue una cosa, pero la falta de acción de la empresa ha empeorado activamente la situación y nos ha hecho lucir peor. Incluso si lo logramos hoy, ¿tienes algún plan para reagruparte?”

“Bueno…”

“No hay nada más que podamos hacer. Esta empresa está condenada al fracaso. Pero dar un cierre a esta situación nos dará la oportunidad de empezar de nuevo. Y lo apoyaré plenamente en ese esfuerzo, señor. Por favor, ten coraje… Akinori”.

“No te he oído llamarme por mi nombre en algún tiempo…” El presidente, Akinori, había heredado la empresa de su fundador, su padre. Los tres que se encontraban actualmente en la sala de reuniones se habían convertido en amigos de la familia.

“Aun así, ¿eres tú quien siempre ignoró por lo que pasé, y ahora quieres estar a mi lado?”

“Una observación justa. Solía pensar que estabas más allá de toda esperanza”. Baba recordó una época en la que el hombre que tenía delante era mucho más joven. “Unos años después de que heredara la empresa de su difunto padre…”

“El negocio se estaba derrumbando… Los empleados que habían trabajado para papá durante años estaban renunciando a diestra y siniestra. Sé que tú también querías irte”.

“Por un tiempo, sí… Pero había perdido la esperanza de ti cuando empezaste a hacer negocios turbios debajo de la mesa. Ganar un cliente acogiendo al hijo de un ejecutivo para salvarles la cara”.

“¡Estaba desesperado! Papá había construido esta empresa desde cero y se estaba derrumbando bajo mi liderazgo. La competencia creció con la evolución de las computadoras… ¡No tuve otra opción! ¡Tenía que proteger a la empresa a toda costa!”

“Me sentí de la misma manera. Aun así, quería que arreglaras la empresa de una manera honesta. Creía que la empresa, y usted, tenían suficiente tecnología y experiencia para hacerlo. Quería ser parte de esto desde las ventas, lo mejor que pudiera”.

“Eso no significa nada ahora. No te escuché e incluso te transferí al desarrollo. Guardaste rencor por eso, ¿no es así?”

“Eso es correcto. Entonces yo también era un hombre joven. Uno orgulloso. Pensé, al menos, que me escucharías, pero incluso fuiste y me sacaste de las ventas solo para no tener que enfrentarme… Sentí que todo por lo que había trabajado en la empresa con tu padre había acabado pisoteado”.

“Entonces, ¿por qué intentar ayudarme ahora? ¿Intentas besarme el trasero ahora que estás en peligro de perder tu trabajo? Bueno, si te van a culpar por algo que nunca hiciste, no te culpo”. Akinori dio una mueca teatral, tal vez a Baba o tal vez a sí mismo.

Baba le habló mientras recordaba viejos recuerdos. “Empecé a trabajar para alguien más joven que yo en desarrollo”.

“¿A qué quieres llegar?”

“Takebayashi. El que falleció el otro día… He estado pensando mucho en cosas desde… Me hizo darme cuenta de que tengo asuntos pendientes que atender”.

“¿Negocios inconclusos?”

“En primer lugar, está el asunto de todos los idiotas con exceso de trabajo en su departamento… Todos han entregado sus avisos”.

“¡¿Qué?! ¡¿Están todos renunciando?! ¡¿Todos encontraron trabajos diferentes tan rápido?!”

“Es extraño… Todos, excepto yo, no tuvieron problemas para encontrar un nuevo trabajo”.

“¿En medio de una recesión? Bah. Supongo que no quieren reorganizar las tumbonas del Titanic” gruñó Akinori.

Baba le lanzó una mirada de dolor. “Hay una cosa más… Al ver cómo te abandoné antes, sé que esto probablemente sonará vacío. Pero tu padre me preguntó esto”. Sus ojos ahora brillaban con resolución, mirando a Akinori hacia abajo. “’Si llega el momento…’ dijo, antes de morir, ‘asegúrate de que Akinori haga lo que debe hacer. No sé lo que depara el futuro. Espero que las cosas nunca lleguen a esto, pero si llega el momento… no quiero que le dé la espalda a la empresa’. También dijo que ‘decidió pasarle la empresa a mi hijo, tan joven como lo es, porque creo que tiene las agallas para asumir la responsabilidad de la empresa’. Yo…”

“¡Suficiente!” Akinori se apretó. “¿Por qué…? ¡¿Por qué me cuentas todo esto ahora…?! No, lo entiendo. Todos ustedes son iguales, todos los que trabajaron para papá. Siempre se trata de él, ¿no es así?”

“Akinori…”

“¡Lo sé! ¡Sé que todos ustedes tenían sus esperanzas puestas en mí! ¡Sé que era joven! ¡No estaba listo…! ¡Pero nadie me miró nunca! Todos miraban a través de mí, a papá. Todos estaban tratando de hacerme como papá, y todas las compañías con las que teníamos negocios cambiaron de opinión… Traté, desesperadamente, de ser lo suficientemente bueno para seguir los pasos de papá. ¿Era tan difícil de seguir? Debo haberlo sido. El negocio se estaba hundiendo… Fue entonces cuando llegó el trato. Habíamos estado tratando con esa empresa desde la época de papá. Tuvimos una buena relación. No podíamos darnos el lujo de perder a un cliente tan importante cuando la empresa era tan inestable… ¿Crees que quería contratar esos pedazos de basura? Se suponía que iba a ser un trato de una sola vez. Iba a negarme, una vez que la empresa se estabilizara… Por supuesto, cuando lo hizo, me habían puesto en una situación en la que no podía decir que no… Y mira dónde terminamos”. Akinori se rio entre dientes en autodesprecio.

Nadie habló durante lo que pareció un período de tiempo interminable. “Eso es suficiente. Hemos terminado aquí. El guiñó sigue siendo el mismo, Baba”.

“Pero, señor—”

“¡Dije, basta! No estoy volando por el asiento de mis pantalones aquí. Una vez que terminemos con el comunicado de prensa, ¡volveré a estabilizar la empresa con la ayuda de los padres de esos idiotas y su empresa!”

“No es posible que—”

“¡Solo mírame! ¡Tengo que hacerlo! ¡Es nuestra última pizca de esperanza! ¡Puede que estemos contra las cuerdas, pero tengo un jodido archivador lleno de registros de esos idiotas que he estado guardando para un día lluvioso! ¡Daré la vuelta a las tornas y los chantajearé para que apoyen a nuestra empresa!”

El silencio se apoderó de la habitación una vez más. Akinori, que había estado gritando para sí mismo en un obvio intento de convencerse a sí mismo, se había quedado sin palabras. Estaba petrificado de la cabeza a los pies, con la mirada fija en Baba, que estaba temblando. Tenía los puños apretados con tanta fuerza que las uñas se le clavaban en las palmas de las manos y las lágrimas brotaban de sus ojos.

Baba estaba abrumado por un arrepentimiento como nunca antes lo había sentido. El joven Akinori que recordaba había sido menos imperial que su padre. No obstante, era un joven que trabajaba más duro que nadie y con integridad. El Akinori más joven había hecho que Baba quisiera apoyar al joven de principio a fin. ¿Cómo pude dejar que esto sucediera? Se preguntó Baba. ¿Por qué le di la espalda en su momento de lucha?

“Lo siento, Akinori… realmente lo siento…”

“¿Qué estas…? Tu disculpa no significa nada ahora. Prepárate para la prensa…”

“¡No! ¡Tienes que reconsiderarlo! ¡No puedo dejar que cometas más crímenes!”

“¡Los tiempos han cambiado! Con Internet y las redes sociales… Todo lo que cualquiera tendría que hacer es escribir mi nombre y descubrir que fui presidente aquí. ¿Cómo podría empezar de nuevo entonces? ¡Tengo que superar esto y reconstruir la empresa!”

“Aun así—”

“¡Cállate la boca!”

Baba había agarrado el hombro de Akinori, desesperado por detenerlo. Akinori lo apartó. Eso fue todo lo que hizo falta para que ocurriera la tragedia.

“¡Cuidado!” gritó el secretario y se movió para atrapar a Baba, demasiado tarde.

Baba cayó hacia atrás y su cabeza chocó con la esquina de un escritorio.

“¡Baba!”

“A-Aki… nori…”

“N-No…”

La sangre había manchado la esquina del escritorio y Baba yacía inmovilizado.

“Baba… tu cabeza… yo…”

“E-Está bien. Fue un accidente. Por favor, reconsidera… te lo ruego…” Baba imploró mientras su mente se desvanecía. No pudo escuchar la respuesta de Akinori antes de perder el conocimiento.

Su súplica desesperada, sin embargo, llegaría a un destinatario no deseado…

***

“¿Dónde…?”

“¡Baba, señor! ¡¿Puedes oírme?!”

“¿Tabuchi…? Por qué estas…”

“Yo… ¡Te lo explicaré más tarde! ¡Tengo que llamar al médico!”

Baba se había despertado en una cama de hospital y Tabuchi se apresuró a hacer clic en el botón de llamada a la enfermera. Pronto llegaron un médico y una enfermera.

“Sí…”, dijo el médico al ser examinado, “estará bien. Tendremos que mantenerte aquí por un tiempo, pero no deberías tener ningún efecto duradero”.

“¡Demonios sí!” Gritó Tabuchi. “Oh, lo siento…”

“Heh, no te preocupes. Gracias doctor.”

“Tómatelo con calma y descansa bien. Oh, dicho eso, creo que la policía vendrá mañana para entrevistarte”.

“Comprendido…”

“De nuevo, tómatelo con calma”.

Una vez que el médico y la enfermera se fueron, Tabuchi informó a Baba de lo sucedido.

“Entonces”, repitió Baba, “¿fuiste a la casa de Takebayashi por casualidad, conociste al presidente Oya y luego viniste a verme a la oficina porque estabas preocupado por mí?”

“Algo como eso. Escuché que estabas en la sala de reuniones, así que corrí hacia allí y te encontré sangrando en el suelo. Pensé que me iba a dar un infarto. Si el presidente Oya no estaba allí para decirme qué hacer…

Traté de llamar a una ambulancia, pero la secretaria del presidente me dijo que no lo hiciera, y el presidente estaba congelado y no decía nada. Traté de salir y buscar ayuda cuando la secretaria gritó pidiendo seguridad, así que casi me derriban…”

“¿En serio? ¿Estás herido, Tabuchi?”

“Oh, estoy totalmente bien. Demonios, ¡incluso le di una paliza a esos matones de seguridad!” Tabuchi se jactó.

“Vamos, quiero saber la verdad. Deja de bromear”.

“¡Es cierto, lo hice…! Sin embargo, tuve suerte”.

De hecho, Tabuchi había tenido una suerte milagrosa. Una vez que Tabuchi salió de la sala de reuniones para pedir ayuda, los de seguridad lo alcanzaron y se volvió hacia ellos. Intimidado por los fornidos guardias de seguridad, Tabuchi se echó hacia atrás reflexivamente mientras sus rodillas se doblaban. Tabuchi simplemente debería haber caído de espaldas y dejarse atrapar. Sin embargo, por casualidad, el centro de gravedad de Tabuchi se inclinaba hacia atrás, los guardias de seguridad se inclinaban hacia adelante, tratando de atrapar a Tabuchi, y los guardias agarraban a Tabuchi por el brazo o la camisa. Con esas condiciones combinadas, Tabuchi agarró las manos que lo agarraban cuando cayó, poniendo todo su peso en los brazos de los guardias de seguridad, logrando derribar a los tres guardias como si fuera una especie de maestro de judo.

“Realmente fue por casualidad, pero el jefe me dijo mucho sobre artes marciales… Entonces, esa es mi suposición sobre lo que sucedió. Mi cuerpo es útil, a veces”.

“Ya veo. Entiendo ahora.”

Vale la pena señalar que Tabuchi, quizás debido al estrés reciente o simplemente por comer en exceso, alcanzó las 220 libras.

“¿Y la empresa…? No sé cuánto tiempo ha pasado. ¿Se acabó el comunicado de prensa?”

“Así es… Pero las cosas no se ven muy bien. Ya había reporteros allí, y vieron que te llevaban en la camilla… Incluso están especulando sobre un tercer asalto”.

“Ya veo…”

“¡Oh, pero mira esto!” Tabuchi sacó su teléfono del bolsillo y abrió un artículo en un sitio de noticias en línea.

El artículo contenía los lemas “Todo es culpa mía” y Descubrir la oscura verdad detrás de una empresa empañada por escándalos de un empleado trabajado hasta la muerte, interferencia en el servicio público y asalto.

“¿Akinori…?”

“¿Akinori? Oh, el presidente… Sí. Asumió toda la responsabilidad de todo lo que sucedió y dio un relato exhaustivo a los medios de comunicación. Nuestra reputación no se ha desplomado como esperábamos… Por supuesto, todavía estamos sufriendo por todos esos incidentes”.

“Cierto. Pero… lo reconsideró…” Una lágrima cayó del ojo de Baba.

Al ver esto, Tabuchi vio la estrecha relación que tenían Baba y el presidente y se quedó callado.

El silencio se prolongó durante algún tiempo en la habitación del hospital. “Tabuchi… ¿Conoces a algún dios con el nombre de Gain, Kufo o Lulutia?” “Um, ¿de qué se trata esto?”

“Pensé que estabas interesado en la mitología… ¿Y ‘novelas ligeras’, se llaman?”

“Sé un poco sobre ambos… Pero no estoy seguro de reconocer esos nombres. No son deidades importantes, en cualquier caso… Pero en realidad, ¿por qué lo preguntas?”

“Bueno… Es solo un sueño, estoy seguro… Sentí como si esos dioses vinieran y me hablaran mientras estaba fuera”.

“¿Iba a reencarnar, señor…? ¿Si no te hubieras despertado aquí? ¿Tienes superpoderes?”

“Lo dudo. Creo que los dioses me dejaron hablar. Como una confesión. No recuerdo los detalles de lo que hablamos exactamente… Pero después, los dioses me dijeron que entendían lo que quería”.

“¿Estás hablando del presidente…?”

“Por supuesto. No lo sabrías…” Baba continuó explicando su relación con el presidente y lo que había sucedido antes de que lo dejaran inconsciente.

“Y el presidente había decidido ser honesto… me pregunto si esos dioses eran reales”.

“Eso estaría bien. De hecho, me escucharon con sinceridad. Es una pena que no pueda recordarlo bien, pero ciertamente me tranquilizó… Ahora que lo pienso, siento que me dijeron algo importante…”

“¿Importante? Ahora tengo curiosidad, señor. Tienes que recodar.”

“Es más fácil decirlo que hacerlo…”

“Si el jefe estuviera aquí, querría…”

“¡Eso es!”

“¿Qué?”

“Se trataba de Takebayashi. Ha reencarnado en el mundo de esos dioses y lo está pasando bien. Eso es lo que dijeron”.

“¿De verdad…?”

“¿Qué opinas?”

“Si es real, me alegro de que se esté divirtiendo… Y estoy totalmente celoso”.

Compartieron una mirada por un momento o dos antes de empezar a reír.

“Espero que esos dioses sean reales”, dijo Tabuchi.

“Sí. Espero que haya encontrado la felicidad, de alguna manera. Los héroes reencarnados se aventuran en esas historias, ¿no es así?”

“Es un elemento básico si se trata de un mundo de fantasía. Hay algo de variedad hoy en día, como mundos similares al nuestro. ¡Sin embargo, el jefe estaría bien con un poco de peligro!”

“Oh, no lo dudo… ¿Tenía cinturones negros? Escuché que estaba entrenando, pero nunca le pregunté qué arte marcial era”.

“Oh, no se trataba… de una ofrenda… creo que se llamaba Mumyo Shinzen”.

“‘Sin nombre ante los dioses’, ¿eh? Me pregunto si tiene una base sintoísta”.

“Creo que eso es todo. Estaba en un libro muy antiguo que me dio. La cosa estaba escrita en japonés jodidamente clásico, de todas las cosas. Pasado de sus antepasados”.

“¿Tiene un libro heredado de sus antepasados?”

“Él se rio cuando le pregunté al respecto. Dijo que eran un clan extraño.

Tal vez su entrenamiento sea útil en ese mundo de fantasía”. “Me pregunto… Pero en cualquier caso, solo le deseo felicidad”. “Secundo eso.”

La pareja rezó a los dioses de otro mundo por la paz de Takebayashi Ryoma. No tenían forma de saber si los dioses eran reales, o por qué habían aparecido en el sueño de Baba, ni les importaba.