Oukoku wo Tsukuru Koto ni Shimashita

Volumen 1

Capitulo Extra: Fiesta De Cumpleaños De Alsrod

Tuve la ceremonia por mi vigésimo cumpleaños en mi casa, el castillo de Nayvil. En el Reino de Therwil, era costumbre celebrar una ceremonia sencilla para hombres y mujeres que acababan de cumplir veinte años. Por supuesto, en realidad no fue más que una breve formalidad que terminó en treinta minutos como máximo, pero fue una especie de rito de iniciación. En este país, no había una edad estrictamente establecida para convertirse en adulto, por lo que coexistieron diferentes ritos de iniciación, incluida la ceremonia de otorgamiento de la profesión y esta ceremonia del vigésimo cumpleaños. O si hubiera sido el hijo legítimo más viejo y mi padre todavía hubiera estado vivo, la sucesión también habría ocurrido en esta época.

“Creo que eventualmente trasladaré mi capital a Maust, pero es lo suficientemente agradable como para celebrar mi vigésimo cumpleaños en mi ciudad natal”, dije delante de mis vasallos presentes. Por supuesto, no tenía exactamente todos mis vasallos reunidos. Había ordenado que priorizaran cualquier otro trabajo que tuvieran. Este no fue un período de paz y tranquilidad. Las ceremonias no significaban nada si perdías tu territorio mientras tanto.

Un sacerdote se acercó y vertió un poco de alcohol en mi vaso. Cuando bebiera esto, significaría que la ceremonia había llegado a su fin.

Esto es como nuestra ceremonia de mayoría de edad. Lo llamamos genpuku.

Entonces tu mundo tiene algo similar, también.

Pero a diferencia de mi mundo, ustedes no cambian sus nombres. En realidad, los japoneses podrían haber cambiado demasiado sus nombres. Como el que recuerdo como Kenshin: ni siquiera recuerdo cuántas veces cambió el suyo.

Lo bueno es que no teníamos ese sistema. Podría estar bien para ti, pero recordar los nombres de tus vasallos sería muy problemático si estuvieran cambiando todo el tiempo.

Bebí la bebida algo mediocre, algunos vasallos me felicitaron y el ritual terminó. Mientras mis vasallos salían lentamente de la sala de ceremonias, Laviala permaneció inmóvil.

“¿Qué pasa, Laviala? ¿Fue algo diferente de tu vigésimo cumpleaños?” Laviala ya había tenido su ceremonia, ya que era menos de un año mayor que yo. No había tantos asistentes en la suya como en la mía, ya que ahora era un conde, pero por lo demás todo era casi igual.

“Lord Alsrod, me gustaría algo de su tiempo después del mediodía de mañana; ¿Es eso aceptable?”

“¿Mediodía? Bueno, no tengo ningún trabajo que no pueda delegar, así que no es imposible”.

“Sí, sé que no”, respondió Laviala, sonriendo dulcemente. Ella ya tenía una buena idea de mi horario de trabajo, por supuesto. En otras palabras, no tenía derecho a rechazar. “Bueno, entonces ven a mis aposentos. ¡Gracias!” dijo alegremente y salió de la sala de ceremonias. ¿Pero qué quería ella, diciéndome que fuera a sus aposentos después del mediodía…? Si se tratara de algo clasificado, tampoco lo habría dicho tan felizmente. Tal vez realmente era algo para… ya sabes… ¿a puerta cerrada? ¿No podría eso esperar a la noche? No podría simplemente preguntar si eso fue todo, tampoco…

“Hermano.” Aparte de mí, Altia era la única que quedaba en la habitación. Casi nunca estuvo cerca durante mis deberes oficiales, pero como se trataba de una ceremonia de relaciones cercanas, ella también había estado presente. Ella me miró con desdén. “Hermano, estabas pensando en algo indecente cuando la señorita Laviala te invitó a su habitación en este momento, ¿no?”

Me daba vergüenza que me preguntaran tan directamente. Altia parecía tener buenos oídos para este tipo de cosas últimamente. La razón estaba clara: Seraphina había estado poniendo ideas en su cabeza.

“Como la hermana de un conde, realmente debes pensar antes de hablar”.

“Oh, lo sé. Por eso estoy hablando cuando no hay nadie cerca”.

“De cualquier manera, esto no es de tu incumbencia. De hecho, no pensar en lo que dijo sería extraño. Mis pensamientos eran totalmente normales”.

Su expresión todavía no cambió, aunque eso no era inusual, ya que ella no era realmente del tipo que sonreía alegremente.

“Hmm, me pregunto si a la señorita Laviala le agradaría saber eso. Te veremos.”

Altia salió de la habitación con una dama de compañía a cuestas. Entonces me di cuenta de que no había dicho una palabra sobre mi cumpleaños, ni siquiera durante la ceremonia. Como su hermano mayor, eso me puso un poco triste. También tuve mucho cuidado de criarla como una joven respetable…

Al día siguiente, tal como le había prometido a Laviala, terminé mi trabajo al final de la mañana y fui a sus aposentos. Les dije a mis otros vasallos que tenía un trabajo importante que atender. Era conocido como un gobernante trabajador que casi nunca tomaba descansos, después de todo, así que tenía que tener una razón. Aunque no pretendía ser un gobernante trabajador; Naturalmente, tenía mucho más trabajo que hacer con todo mi nuevo territorio. Llamé a la puerta de Laviala.

“Adelante”, dijo la voz de Laviala desde adentro.

Soy un conde, ya sabes…, pensé, pero enojarme con Laviala, que siempre me había tratado como un hermano pequeño, no serviría de nada, así que abrí la puerta. Justo como lo hice, sentí la presencia de varios otros. Reflexivamente comencé a retroceder, pensando que podría haber un asesino al acecho. Era difícil pensar en una buena razón por la cual varias personas estarían en la habitación de Laviala. ¿He cometido un error? Debería haber sido más cauteloso. Un gobernante tenía innumerables personas que querían matarlo. Si fuera asesinado aquí, sería solo uno de un trillón de otros aspirantes a caudillos en esta era caótica…

“¡Feliz cumpleaños, Lord Alsrod!”

“¡Feliz cumpleaños cariño!”

“Feliz cumpleaños hermano.”

Tres voces hablaron una tras otra. Frente a mí estaba Laviala, y a la izquierda y a la derecha estaban Seraphina y Altia, respectivamente. Y los tres sostenían flores de color rosa brillante.

“Ah, de eso se trata todo esto…” Una vez que me di cuenta de lo que estaba sucediendo, me relajé al instante. Realmente deberían haberme felicitado por no desmayarme allí.

“¡Aquí, Lord Alsrod, estas flores son para ti!” Laviala me entregó el ramo más magnífico de los tres. Si me negara a aceptar después de todo esto, no podría quejarme si comenzaron una insurrección. Lo tomé firmemente con ambas manos.

“Los aceptaré felizmente, Laviala”.

Ella tiró del brazo en el que había acunado las flores. “Está bien, no te quedes ahí parado; por favor ven a la mesa. ¡Tenemos un delicioso té y postre para ti!” Ahora no era más que un hermano pequeño arrastrado por su hermana mayor, y me senté. Toda la habitación estaba adornada con coloridas decoraciones de papel, aparentemente solo para este día.

Mirando a mi consorte, pregunté: “Esto fue idea tuya, ¿no, Seraphina?”

Ella hizo una demostración de hincharse las mejillas. “¡Bien, discúlpeme! Laviala fue quien mencionó esto. Dijo que nunca antes había tenido a nadie que celebrara tu cumpleaños”.

“Bueno, perdí a mi madre cuando era pequeña. Mi padre estaba ocupado con el trabajo y nadie se preocupaba por mí. Mi familia no era lo suficientemente importante”.

En aquel entonces, nadie había esperado que alguna vez tuviera autoridad. Y tampoco yo, sinceramente. Entonces, ¿quién querría celebrarme?

“Entonces le dije a la señorita Laviala que deberíamos tener una pequeña fiesta agradable. Quiero decir, veinte años es la ocasión perfecta también”.

“Entonces fuiste parte de esto, ¿eh?”

“¡Oh silencio! Solo le di un poco de inspiración. Soy como el lanzamiento de una antorcha. Pitch no solo arde por sí solo”, dijo, sonando aún más traviesa de lo habitual.

“Lord Alsrod, seguramente puede al menos tomarse un día libre al año para relajarse así, ¿sí? Te traeré un poco de té”. Laviala vertió té de la olla en una taza de té. Un aroma ligeramente amargo llenó mi nariz.

“Cierto. Puede ser bueno tener un día como este a veces. Gracias Laviala. Quiero decir, gracias a todos.” Me volví hacia Altia, que se había sentado. “Así que por eso estabas actuando tan frío ayer”. Hace unos momentos me había deseado un feliz cumpleaños. Como su hermano mayor, eso me hizo realmente feliz. Altia era el único pariente de sangre que tenía.

“Estaba decepcionado de ti, pensando cosas sucias cuando la señorita Laviala te pidió que fueras a ella”, respondió con frialdad.

“¡Oh, ¿no puedes dejarlo ir?! ¡Fue un error honesto!”

“Oh, ¿por qué no le das un beso a la señorita Laviala, cariño?” Seraphina estaba instigando de nuevo. Bueno, si estuviera solo con Laviala aquí, hace mucho tiempo que le hubiera dado un beso solo. Pero mi esposa y mi hermana estaban aquí; Era más natural tener autocontrol.

“¿Pero no te molestará? Quiero decir, eres mi esposa”.

“Vamos, no estoy tan cargada. Es solo un beso, así que adelante, como quieras”.

No pude hacerlo después de que me dijeron eso. “Bésala,” me instó Altia a seguir. Ella quería que Laviala y yo fuéramos felices juntos.

Me levanté lentamente y me paré frente a Laviala. “Laviala, ¿puedo besarte?”

“Sí, Lord Alsrod”.

Ya nos habíamos mirado a los ojos más de lo que podía contar, pero la mirada que compartimos parecía algo muy especial. Envolví mi brazo alrededor de su espalda, la acerqué y presioné mis labios contra los de ella. Había estado con Laviala solo por veinte años. Si es posible, quería seguir viviendo con ella durante diez o incluso veinte más. Realmente, quería seguir besándola por más tiempo, pero…

Seraphina y Altia estaban aplaudiendo para hacer un punto. “Querida, ¿no es un poco largo? Un poco más y podría tener que volver a casa con mi padre.”

Cierto. No puedo descuidar demasiado a mi esposa. Incluso con una sonrisa en su rostro, podría haber estado tramando algo tortuoso. “Sí, debería hacer las cosas justas”. Ni siquiera esperando una respuesta, le di a Seraphina un beso rápido donde se sentó.

“Oh, cariño, eres tan malo…” Estaba nerviosa pero no parecía importarle, por eso lo había hecho.

“Hermano, ¿cuándo te convertiste en un galanteador?” Efectivamente, mi hermana me estaba mirando de nuevo, pero eso no estaba ni aquí ni allá.

“Como dicen, los grandes hombres son grandes amantes. Es una prueba de que me estoy convirtiendo en un gran hombre”.

-FIN DEL VOLUMEN 1-