Oukoku wo Tsukuru Koto ni Shimashita

Volumen 1

Capitulo 3: Una Noche En El Fuerte

Laviala y yo volvimos triunfalmente al fuerte. La oposición se había ido, y la fiebre de la batalla había pasado.

“¡Enviamos a esos bastardos mineros a su sueño eterno! ¡Sus cuerpos están hasta el fuerte!” Las voces de mis camaradas retumbaron cuando levanté mi espada. Sin embargo, no tuvimos tiempo para relajarnos demasiado. Necesitaba consultar al Comandante Kivik sobre lo que estaba por venir.

El comandante se inclinó antes de acercarse a mí.

“Le notificaré al vizconde del castillo de Nayvil de su éxito de inmediato. ¡Todos los hombres aquí son testigos de ello!”

“No, no podemos estar seguros de cómo me habrían ido las cosas solo.

Esta victoria es de todos”.

“El enemigo ha sido erradicado positivamente. Actualmente estamos tirando los cuerpos al río antes de que se pudran”. El precipicio detrás del fuerte colindaba con el río, convenientemente.

“Gracias comandante. Solo quería hablar contigo sobre lo que haremos a continuación.”

“Eres el verdadero comandante. Por favor, solo llámame Kivik.” “Claro, Kivik. Comencemos el consejo de guerra”.

Kivik y yo, junto con Laviala, hablamos solos en la cámara más recóndita del fuerte.

“Logramos defendernos, pero todavía no estamos realmente fuera de peligro”, le expliqué. “De hecho, estamos en problemas si no podemos luchar contra ellos”.

Un amplio río corría entre Nayvil y Mineria. La corriente en sí no era tan rápida, pero la costa oriental, donde se encontraba nuestro fuerte, formaba una gran terraza. Las colinas del otro lado eran más pequeñas y suaves.

“El enemigo está construyendo su propio fuerte en la orilla opuesta; si no los desalojamos, no es un buen augurio para nosotros…” Kivik bajó el dedo sobre el mapa. Este hombre era un líder experimentado; Sus afirmaciones tenían que ser ciertas.

De hecho, si tantas tropas enemigas estuvieran estacionadas en la otra orilla, tendríamos una crisis perpetua en nuestras manos.

Laviala parecía perpleja mientras miraba el área del río en el mapa. Parecía estar tratando de elaborar un plan. Laviala siempre había disfrutado las estrategias.

“¿Por qué no los atacamos de noche?” ella sugirió. “El sonido del río debería enmascarar los pasos de nuestras tropas, así que no creo que el enemigo escuche nuestro acercamiento”.

Interesante. Entonces les estaríamos probando su propia medicina. Todavía-

“Me temo que no tenemos suficientes tropas para capturar el fuerte…”, se lamentó Kivik.

El enemigo, como nosotros, querría proteger el fuerte que construyeron. Sería demasiado pequeño para albergar a todas sus tropas adentro, pero aun así, su capacidad de atacarnos a largo plazo fue gracias a ese punto de apoyo. Sus tropas que no encajaban en el fuerte deben haber sido reclutadas como tropas de ataque adicionales.

“Si pudiéramos conseguir un buen golpe o tal vez crear una situación desfavorable para ellos…”, continuó Laviala. “Pero no se me ocurre nada”.

Incluso la inteligencia de Laviala parecía no ser rival para esto. Sin embargo, una vez más, creí escuchar una voz en mi cabeza.

No temáis. Tienes acceso a mis experiencias.

La idea más extraña acaba de llegar a mí.

No estaba seguro de si podría hacerlo funcionar, pero con algunos zapadores a mis órdenes, podría intentarlo.

“Simplemente tuve una gran idea, no, una ingeniosa”.

Miré a Laviala y luego a Kivik.

“Escucha”, les dije. “Haré algo que es tan doloroso en el culo que volverá loco al enemigo”.

Su reacción fue mejor de lo que esperaba. Estaba seguro de que dirían que era ridículo o que no se podía hacer.

“Si al menos no intentamos algo tan inesperado, nunca cambiaremos las cosas. ¡Vamos a hacerlo!” Kivik gritó jovialmente.

***

Ejecutamos el plan dos días después, por la noche, cruzando el río cuando nuestros enemigos estaban dormidos. Nos notarían si tuviéramos una emboscada en ese mismo momento, pero no íbamos a hacer eso. Nuestro destino era la colina en el lado norte de su fuerte.

Llegamos allí a salvo y nos pusimos manos a la obra. En particular, construimos un muro en nuestro lado sur, desde donde atacaría el enemigo, para evitar el avance de nuestro oponente. Si atacaron, planeé que los arqueros les dispararan desde lo alto, pero no hubo movimiento de ellos.

“¡Escuchen todos! ¡Estamos en una carrera contra el tiempo! ¡Si la mayoría de las veces no terminamos por la mañana, todo será en vano! ¡Estoy dando todas las instrucciones aquí! ¡Quiero su absoluta confianza!”

Los hombres trabajaron con todas sus fuerzas. Honestamente, estaban trabajando más diligentemente de lo que esperaba, probablemente porque había salido al frente en la batalla dos días antes. Las tropas supervivientes estaban preparadas para morir por mí.

Hasta entonces, la única persona con la que había sentido que podía contar era Laviala, con quien había crecido. Mi hermano me menospreciaba y nunca me había dado un ejército adecuado, por lo que me preocupaba la eficacia con la que podría mandar… Tal vez tenía un don para el liderazgo.

¿O tal vez mi éxito aquí también se debió a ese misterioso trabajo de Oda Nobunaga? Asumiendo que Oda Nobunaga era el nombre de algún héroe, tal vez yo también tenía el carisma de un héroe. Pero tenía que preocuparme por eso más tarde; Había mucho que hacer.

El amanecer finalmente llegó; El cielo comenzó a brillar.

“Gracias a todos. Lo logramos a tiempo.”

En el lado norte del fuerte enemigo, nuestro fuerte de tierra había sido preparado en solo una noche. Sí, ese era mi plan. Con un fuerte al lado del suyo, podríamos apostar tropas allí mismo. El enemigo no podía bajar la guardia y, sobre todo, ahora tenían nuestro fuerte en su tierra. No había forma de que dejaran eso en pie.

Aun así, no pudimos ser complacientes. Podrían venir a atacarnos de inmediato. Además, el fuerte había sido construido apresuradamente. Habíamos hecho murallas de tierra para una defensa eficiente con arcos y lanzas, pero muchas partes no estaban terminadas; incluso después del amanecer necesitábamos seguir trabajando.

Bien hecho. Ahora, este es un plan en el que pensaría. Al construir un fuerte en su territorio en un día, puedes aplastar la moral de tus oponentes y sembrar la confusión. Usa este poder para el contenido de tu corazón.

Escuché la voz otra vez. Traté de hacer una pregunta de vuelta.

Oye, ¿eres Oda Nobunaga? ¿Alguna clase de héroe?

De hecho, Oda Nobunaga alguna vez fue el nombre de un conquistador, pero ahora no es más que el nombre de una profesión. Sin embargo, dado que tiene lo necesario para seguir esos pasos, simplemente le estoy prestando mi poder como su profesión. Descansa, porque no tengo ni el derecho ni el poder para manipularte. Supongo que se podría decir que esta es solo mi forma de pasar el tiempo.

Recibí una respuesta.

¿Hablando con mi profesión? ¿Qué demonios? Bastante poco ortodoxo, si me preguntas, pero solo aceptaré su palabra. Incluso si no lo hago, no hay forma de deshacerse de una profesión adecuada de todos modos.

Si él fuera un espíritu maligno, no habría forma de contrarrestarlo, y si él fuera un espíritu maligno que me rescató de la muerte, felizmente sería su seguidor.

***

Yo, también, fui burlado como un tonto en mi juventud. Pero aun así tomé el control del país. Tú puedes hacer eso también.

Supongo que solo tengo que creerle.

Un soldado en pánico me trajo la noticia: el enemigo estaba en el ataque.

Lo esperaba tanto.

“¡Muy bien, peleen con sus vidas, caballeros! ¡El enemigo tiene miedo! ¡Podemos ganar esto!”

Los hombres gritaron enérgicamente ante mi llamada. Estábamos todos juntos en esto, sin duda. No había forma de que pudiéramos perder si nuestros enemigos nos atacaban, sin un plan, simplemente por estar allí.

“¡Déjamelos a mí!” Gritó Laviala. Se cubrió detrás de una pequeña muralla que sobresalía del fuerte y, levantando la cabeza, desató una ráfaga de flechas. Los soldados enemigos que fueron golpeados cayeron.

La técnica del arco de Laviala fue bastante buena; muchos elfos eran muy expertos en tiro con arco. En cuanto a los soldados enemigos, sus flechas rebotaban en la muralla, incapaces de alcanzarla.

Habíamos diseñado el fuerte para llevar naturalmente a los atacantes al frente, pero como habíamos hecho demasiado empinado para escalar, nuestros asaltantes se convirtieron en la práctica de tiro para nuestros arcos. Si dispararon flechas o bolas de fuego mágicas, no tenían el poder de derribar los muros. Este fuerte estaba hecho completamente de tierra. No se pudo quemar. No se pudo desmontar. Ni siquiera había una puerta para abrir. Fue extremadamente simple. Esto era lo máximo que se podía construir en una noche, pero como era tan simple, nuestros enemigos estaban perdidos.

Las fuerzas opuestas comenzaron a atacar nuevamente una vez que finalmente se dieron cuenta de que había un camino hacia el fuerte en el flanco. Pero eso también fue de acuerdo al plan. Deliberadamente hicimos el camino inclinado, estrecho y en zigzag. Al intentar abrirse paso, inevitablemente se ralentizarían donde se doblaba el camino, lo que provocaría un cuello de botella. Fue entonces cuando los caímos desde arriba con flechas.

“¡Dispárales a todos! ¡Este camino solo los deja más vulnerables! ¡Son peces en un barril!”

Los primeros diez que vinieron todos perecieron de inmediato. Pudimos ver todo lo que los atacantes estaban haciendo desde nuestra posición. Además, el camino era demasiado angosto para que el enemigo se abriera confiando solo en los números. Podríamos eliminarlos a todos cuando venían de un solo archivo.

“Me preocupaba si un fuerte de tierra como este sería efectivo, pero parece hacer el trabajo”, dijo el veterano comandante Kivik, asombrado.

“Era solo una corazonada que tenía”, respondí.

Cuando habíamos estado haciendo estrategias, por cualquier razón, lo único en lo que podía pensar era en un mundo donde todos luchaban con fuertes de tierra. Podría provenir del conocimiento o la experiencia de Oda Nobunaga. En ese mundo, simplemente creando una diferencia de elevación con tierra, los fuertes podrían fácilmente defenderse de sus atacantes. Incluso cien hombres podrían repeler a mil sin muchos problemas.

De hecho, dado que ningún soldado enemigo podía volar, incluso la tierra podía convertirse en un fuerte tan irritante como cualquier otro, con la obra adecuada. Un castillo, después de todo, solo era un lugar para tener un punto de vista superior sobre un oponente. Si tuvieras tiempo, sería genial hacer un castillo de piedra, pero se podría hacer un punto defensivo sin él.

Con un empuje suicida, algunos de los enemigos finalmente habían llegado al camino inclinado y estaban tratando de ingresar al fuerte. Ciertamente fueron audaces.

¿Cruzando la tierra de nadie para alcanzarnos? Te llevaré sobre eso.

Sin embargo, todos se pusieron pálidos rápidamente. La forma en que habían venido no conducía al fuerte.

Una gran trinchera profunda yacía en el medio; Ni siquiera el salto más fuerte podría llevarlos a través de él.

 Ah, entonces tienes un foso. Corta el camino de un hombre hacia adelante con eso, y lo detendrás en seco.

Oda Nobunaga volvió a hacerlo con el comentario. Quizás le gustaba hablar.

Laviala disparó a los soldados que habían sido detenidos. A diferencia de mis enemigos, podía mover a mis tropas usando tablas de madera.

“Este fuerte de tierra parece simplista, pero en realidad es muy sofisticado.

Estoy sorprendida”, reflexionó Laviala.

“Sí, yo también. Simplemente jugando con su camino, podemos obtener esta ventaja”.

“Mientras sigan viniendo hacia nosotros tan ingenuamente, no podemos perder. Quiero decir, todos nuestros hombres todavía están en buena forma. Laviala miró hacia atrás. Ella tenía razón; apenas había heridos entre ellos.

Luchábamos desde una posición abrumadoramente superior, por lo que casi no teníamos miedo a la muerte ni a ningún peligro real. Por otro lado, el enemigo probablemente ya tuvo más de cien bajas. Los que vinieron desde el frente recibieron disparos, y los que intentaron invadir la cuesta fueron destruidos poco a poco.

Ninguno de ellos había esperado que tuviéramos un fuerte aquí. Si solo iban a precipitarse sin pensar, solo iban a aumentar su recuento corporal. Claramente no habían ideado ni el más mínimo plan para capturar el fuerte.

Al  final,  el  enemigo  se  retiró,  sin  haber  logrado  prácticamente  nada.

Parecían haber renunciado finalmente a tomar el fuerte.

“¿Vamos a perseguirlo?” Preguntó Kivik. Bueno, es una oportunidad de golpearlos aún más…

“No, está bien. No tenemos tantas tropas como ellos. Salir solo funcionaría a su favor.”

Celebramos nuestra victoria con un triunfo de la victoria.

“Claro, yo fui quien pensó en este plan. Pero sin todo su coraje, nunca podría haber sucedido. ¡Tienes mi gratitud!”

Ante mis palabras, los hombres cobraron vida, con el grito “¡Viva los Nayvils!” reverberando a través de la tierra.

***

Al escuchar que habíamos ganado la delantera, mi hermano nos envió refuerzos. Con eso, podríamos proteger tanto el Fuerte Nagraad como el de la otra orilla. En una carta, mi hermano elogió mi construcción de un fuerte en la tierra del enemigo y dijo: “No puedo expresar qué logro es este”.

Puede que no haya estado contento de que tuviera éxito, pero sin duda estaba contento de que la amenaza se mitigara en gran medida.

Con Mineria aparentemente teniendo que renunciar a tomarnos por asalto, la tensa situación de guerra se calmó un poco. El enemigo había perdido demasiados hombres. Seguramente no tuvieron más remedio que volver al tablero de dibujo.

Recibí una orden de mi hermano para regresar a casa. Comprensible: después de todo, se suponía que solo debía ser ayuda de emergencia. Volvería a mi tierra con Laviala.

“Saludo Lord Alsrod!” Kivik hizo que todos los hombres me saludaran antes de irme.

“¡Eres un héroe para siempre, Lord Alsrod! ¡Nayvil se ha salvado gracias a ti!”

“¡Si soy un héroe, también lo son todos y cada uno de ustedes! ¡Luchemos por Nayvil con la cabeza bien alta!” Respondí un poco de altanería antes de partir.

En el camino a casa, Laviala me dijo: “Pensé que sabía todo sobre ti, pero tus logros superaron mis expectativas tres veces”.

“No puedo discutir. Superé mis propias expectativas tres veces”. Fui a la batalla preparado para morir, pero logramos hacer retroceder al enemigo.

Aparentemente, Laviala no estaba satisfecha, sin embargo; ella estaba hinchando sus mejillas lindamente. Significaba que estaba haciendo pucheros.

“¿Hay algo mal?”

“¡Deberías haberme dicho que tenías poderes increíbles! ¡Esconderme cosas es cruel!”

“¡Como dije, no tenía idea de mí mismo! ¿Qué quieres que haga? Personalmente, creo que todo es gracias a mi profesión”.

“¿Te refieres a esa cosa de Oda Nobunaga?”

“Exactamente.” Asentí desde lo alto de mi caballo. “¿A quién le importan Spellswords? ¡Esta tiene que ser la profesión más fuerte que existe!”