Campione (NL)

Volumen 5

Capítulo 1: Augurio De Una Tormenta

Parte 1

 

 

Cuando la gente habla de los santuarios en Yushima en el distrito de Bunkyou, se referían usualmente a Yushima Tenjin.

También estaba cerca el famoso Myoujin Kanda. Pero en este momento, ella no estaba en un lugar tan importante. Había un santuario tranquilo en los callejones de Yushima. Usualmente sin un sacerdote o una sacerdotisa de tiempo completo, este pequeño santuario era cuidado por los feligreses locales.

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Ella abrió la puerta de la ante-sala del santuario y entró.

La gente de la zona que alcanzara a verla podría haber pensado que era extraño.

Porque después de abrir la puerta normalmente cerrada, la estudiante de preparatoria del uniforme manga corta comenzó a deambular desvergonzadamente. Pero como no estaba rompiendo ninguna ley, no había ninguna razón para reprenderla.

Además, eran las cinco de la madrugada. Casi no había peatones por las calles.

“Te dije que lo entiendo, abuelito. Sí, estoy bien, probablemente… ¡ohh cállate! Bueno, nunca he salido con un chico antes, pero… ¿¡Y quién crees que tiene la culpa!?”

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Mientras estaba sentada cortésmente en posición seiza, ella hablaba ferozmente a través de su celular.

Afuera, fuertes vientos soplaban violentamente.

El fuerte viento continuó balanceando al santuario como si estuviera a un pequeño paso de mandarlo a volar. El cielo estaba cubierto de nubes oscuras y parecía a punto de llover en cualquier momento.

“Eh, ¿cómo seducir a un hombre? …Si eres tú el que me lo enseñe, no va a ser de ninguna utilidad de todos modos, abuelito. A lo mejor estás atrasado, ¿sabes? Estudiaré por mi cuenta.”

Campione Volumen 5 Capítulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 

Con una mano, la chica desabrochó hábilmente el paquete en el suelo.

Una espada larga en una vaina lacada en negro apareció. Era su socia de confianza, tres shaku, tres sun, cinco bu3 de largo.

Justo a su lado, más de diez hojas de papel estaban esparcidas. Era un informe de investigación sobre dos chicas de su edad.

“Dejando eso a un lado, he encontrado a una chica interesante… Síp, claro, una de las concubinas del rey… Sí, porque no tengo ganas de perder. Voy a botarla de Japón, tenlo por seguro… Sí… Sí, sí. Claro que estoy dispuesta a usar la fuerza de ser necesario. De esa forma es más interesante. Bien, te llamaré después.”

Después de finalizar la conversación, la joven cogió una de las hojas de papel.

Erica Blandelli. Nativa de Milán, Italia. Miembro de la Asociación Mágica Cruz de Cobre Negro, 16 años.

Altura: 165cm. Medidas: 87/58/88.

Incluso había una foto adjunta. Mostraba a una chica increíblemente hermosa.

Ella, Seishuuin Ena, lucía una complaciente sonrisa mientras miraba la información personal de la Diavolo Rosso.

“Como un oponente que no carece de nada. Esta chica seguramente permitirá que tú y Ena tengan algo de diversión.”

Mientras se dirigía a su compañera tendida en el suelo, Ena estaba viendo hacia afuera.

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Se había convertido en un completo silencio.

El violento viento se había debilitado y los rayos del sol atravesaban las nubes.


“Así que el viento era culpa del abuelito después de todo… que abuelo tan problemático.”

Después de encogerse de hombros y murmurar, Ena estaba a punto de meter el móvil en su bolsillo cuando recordó que estaba completamente descargado. Haciendo una pausa a mitad de camino, ella empezó a buscar el cargador que debía estar en su bolso.

El teléfono celular con el que había estado hablando Seishuuin Ena no había tenido ninguna fuente de energía.

***

 

 

En el diccionario de Erica Blandelli, no había ninguna expresión como ‘Acostarse temprano para levantarse temprano’.

En cambio, lo opuesto existía. Se quedaba hasta altas horas de la noche y, a menos que hubiera otros negocios, ella dormiría hasta cerca del mediodía. Ese era el estilo de vida que Erica Blandelli amaba.

Pero, esta mañana, se levantó de la cama abruptamente a las 5 am.

No es como si ella quisiera disfrutar de una mañana vigorizante por un capricho.

Mientras frotaba sus cansados ojos, cogió el teléfono celular cerca de su almohada y marcó un número registrado en su libreta de direcciones. La otra parte no contestaba, pero ella siguió persistentemente.

“¿Qué shushede, Eri-cca?, Esh muy temprano ¿hay…aaa… aalguna emergencia… o algo…?”

Finalmente, su amante, Kusanagi Godou, había respondido.

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Probablemente él tampoco estaba despierto. Estaba arrastrando las palabras.

Generalmente este era el momento en que le daría un elegante saludo de la mañana y un beso a través del teléfono. Pero en este momento, Erica no tenía la compostura para eso, así que fue directo al punto.

“Hey, Godou… hoy no necesitas venir a recogerme. Iré a la escuela al mediodía. Lamentablemente no seré capaz de ver tu rostro cuando te despierte, pero así es como son las cosas…” Erica dijo con un susurro que carecía de la riqueza que su voz solía tener.

Era una voz débil, daba una impresión muy inmadura.

Ella no era una persona madrugadora, por lo que el único que tenía el privilegio de comunicarse con ella en circunstancias tan terribles era Kusanagi Godou.

“No recuerdo que nuestra escuela tuviera un horario tan flexible.”

“Flexible o no, ese no es el problema. El problema es que estoy insoportablemente cansada esta mañana. No seré capaz de darte la bienvenida, ni siquiera si vinieses. Probablemente estaré en mi cama todo el día… Ahh, pero si quieres, ¿podrías pasar toda la mañana en la cama conmigo…?”

Ya que ella era débil por la mañana, la rutina diaria de Godou era recogerla para ir a la escuela.

Sin embargo, a pesar de que ella lo llamó preocupada por ello, recibió una fuerte respuesta a cambio.

“Sabes, incluso si dejamos de lado el problema con el horario flexible, no entiendo esta repentina llamada tan temprano, sin moderación ni tampoco arreglo previo… no se habría dado si sólo hubieras usado algo de sentido común.”

“Se debe a que… nosotros dos no necesitamos ni moderarnos ni sentido común. Nosotros dos nos amamos.”

“Hay tantas cosas que debería decir acerca de eso, pero mi cabeza todavía no está funcionando bien… te lo diré más tarde en la escuela. No vayas a faltar.”

“Entonces te diré lo que quiero decir en estos momentos. Te amo, y buenas noches,” le susurró suavemente Erica y aventó lejos el celular.

Se estiró en la cama, cerró los ojos y volvió a su país de los dulces sueños de inmediato.

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Kusanagi Godou sinceramente se sentía miserable. Despertarse temprano por la mañana había sido de lo peor.

Había sido golpeado por la llamada de Erica que lo despertó a las cinco de la mañana.

Como consecuencia de despertarse a mitad de su sueño, había perdido la voluntad de volver a dormir.

Con el credo ‘Acostarse temprano para levantarse temprano’, Godou siempre se levantaba justo después de las 6 de la mañana. Así que incluso si se levantase a las cinco, no sería tan difícil. Pero un humano normal no lo habría llamado tan temprano en la mañana.

Había tenido la esperanza de que Erica tratase a las personas con más sentido común.

Él murmuró melancólicamente para sí mismo.

Él estaba en el aula del primer año clase 5 de la Academia Jounan antes del inicio de sus clases. Sin embargo, en el asiento de al lado, Erica no estaba a la vista. Tal parece que iba a llegar tarde, justo como lo había dicho previamente.

“En serio, esa chica….” Mientras Godou suspiraba, la estudiante al lado suyo empezó a hablarle.

“No veo a Erica. ¿No vinieron juntos esta mañana?”

“Ella me llamó diciendo que llegaría tarde porque estaba con sueño.”

“¿¡Esa chica estaba diciendo esas cosas otra vez!? ¡Realmente no ha cambiado nada desde que era una niña pequeña! Ella siempre es tan egoísta y ni siquiera tratar de atenerse a las reglas…”

La chica que murmuraba enfadadamente llevaba su cabello plateado recogido en una cola de caballo.

Liliana Kranjcar. Tras dejar su ciudad natal, Milán, la gran caballero vino hasta Tokio por él. Ese fue el resultado de que, sin pensar, Godou la consintiera cuando le dijo que ‘ella se quedaba a su lado como su caballero’.

Antes de darse cuenta, Liliana, que había llegado a Japón a finales de agosto, había decidido estudiar en el extranjero.

Se metió en el primer año clase 5 de la Academia privada Jounan, que era su clase. Durante su primer día en el aula, repentinamente hizo un anuncio.

A pesar de que ella era una estudiante italiana de intercambio, se presentó con un fluido japonés.

Cuando se le dijo que su asiento estaba al lado de las ventanas, Liliana frunció el ceño de un tirón.

Y luego declaró justo después de que se dirigiera determinadamente al lugar de Godou:

“Para empezar, me explico: yo, Liliana Kranjcar, tengo a alguien con quien he jurado compartir mi destino, estar cerca de él en todo momento. Se trata de este caballero, Kusanagi Godou.”

Ella tenía un magnífico tono de voz, sus palabras fueron dichas como la puesta en escena de un clásico drama griego. ‘¿Qué está diciendo así de repente?’

Cuando sus compañeros de clase hicieron expresiones que parecían decir eso, Liliana había continuado su discurso. Que ella, que podría llamarse su caballero, estaría esperando constantemente a su lado.

“El lugar en el que yo debo sentarme no puede otro lugar que no sea a su lado. Quisiera que consideren ayudarme en mi misión y que perdonen mi egoísmo.” Dicha solicitud había sorprendido a Godou.

No, ella estaba siendo irrazonable. Él había querido protestar, pero justo ahora no tenía palabras.

De repente, los estudiantes a su alrededor se habían levantado de sus asientos y comenzaron a cambiar de asientos, accediendo a la firme solicitud de Liliana.

En ese momento, Liliana debe haber utilizado hipnosis o algún tipo de magia.

Así de sencillo, ella se había asegurado el asiento de al lado, y la clase lo había notado de inmediato: A la derecha de Kusanagi Godou se sentaba Erica Blandelli, y a su izquierda se sentaba Liliana Kranjcar, las dos hermosas chicas que venían de Europa rodeaban a Godou y competían por su atención.

Liliana ardía de amabilidad hacia Godou. Erica interfería indiferentemente con eso.

Después de ese día, tales espectáculos se repitieron muchas veces. Pero hoy día, una de las chicas en cuestión estaba ausente. Parecía que Godou finalmente sería capaz de usar el tiempo para calmar su corazón, por lo que Godou se sintió aliviado. “Kusanagi Godou. Su aspecto no es el que debería. ¿Está falto de sueño?” “Dormí bien, pero desperté en un momento extraño. Quizá sea por eso…”

Cuando Liliana repentinamente le preguntó: Godou optó por responder con seguridad. No mencionó el nombre de Erica por compasión a su caballero.

“Dormir de forma adecuada es la base para una vida sana. Por favor, también tenga cuidado de su salud”, le dijo ella con una expresión demasiado seria. Dado que ciertamente tenía razón, él no tenía razón para refutar.

Cuando Godou asintió con una sonrisa amarga, la caballero de cabellos plateados suspiró.

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“Esto no es cosa de risa. Su falta de autoconciencia como rey es una debilidad suya evidente… sin embargo, no hay nada que podamos hacer al respecto hoy día. Pensé que esto podría suceder, así que por favor acepte un poco del café que preparé esta mañana.” Con eso dicho, Liliana sacó un termo de su bolso.

‘¡Qué preparada!’ Godou estaba un poco sorprendido por el inesperado desarrollo.

“¿Cuánto de azúcar y leche debo agregar?”

“Ah, por favor no le pongas. Negro está bien.”

“Eso es malo para el estómago, no puedo recomendar esa forma de beber. Pues no hay nada que hacer ahora, tomémoslo un paso a la vez.”

“Ah, está bien.”

Cuando aceptó el café brindado, Liliana dijo sin demora:

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“Hace calor, así que por favor tenga cuidado. Si no le molesta, ¿debería enfriarlo por usted?”

“N-no hace falta ir tan lejos…”, le contestó perplejo a ella, que estaba inclinándose hacia adelante para soplar el café. Desde que esta nueva caballero se había unido precipitadamente a él, siempre había asumido una actitud muy educada.

Viniendo de una familia basada en el principio del laissez-faire[1], Godou nunca había experimentado ser cuidado de esta manera, ni siquiera durante su infancia.

Liliana frunció el ceño ante su reservada respuesta con un rostro severo.

“Este es también mi deber como caballero. Siéntase libre de pedirme lo que quiera. Debería estar más acostumbrado a hacer uso de las personas… ¿¡Qué es eso!? ¡Quítese la camisa de inmediato! ¡Rápido!”

“¿Eh?, ¿por qué?”

Liliana, con el rostro de otro color, se acercó al apenado Godou.

“Su camisa está dañada. Tengo que coserla de inmediato.”

“P-puedes dejarla sin cuidado.”

“Sería vergonzoso de mi parte permitir que usted luzca de esa manera.”

Al final, Godou, subyugado por la contundencia de la chica, se quitó la camisa y se la entregó.

Cuando vestía su camisa, se dio cuenta de que las miradas se concentraban en él.

Todo el mundo los estaba observando —mientras susurraban silenciosamente entre sí, mientras reían, o mientras se relamían los labios con disgusto. Daban la impresión de querer decir: ‘¡Consíganse un cuarto!’ o ‘¡Eeeek, que sucio!’ o ‘Tsk. Ese maldito Kusanagi… muere de una vez’.

Era como si estuvieran mirando a un proxeneta que no hacía más que aprovecharse de las mujeres.

En ese momento, cuando su dignidad como hombre era puesta en duda… Godou finalmente notó lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Luego llegó la hora del almuerzo.

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Mientras se dirigía a la azotea, Godou fue asaltado por la ansiedad.

Si seguía así, no podría dejar de sentir que se estaba dirigiendo de frente contra un campo minado aún más aterrador. Pero como todavía no tenía excusa para escapar… La primera en darle la bienvenida en la azotea fue Liliana.

“He estado esperando por usted… Sin embargo, dado que nuestros destinos son los mismos, ¿no podría haber venido aquí junto a mí?” ella preguntó malhumorada.

Ante su expresión de descontento, el cuerpo de Godou se paralizó ligeramente.

“L-lo siento. Fui a comprar un poco de pan.”

“¿Es así? Eso es lamentable… finalmente tenemos la oportunidad de estar a solas y progresar en nuestra relación…”

Cuando Godou hizo una excusa adecuada, Liliana murmuró para sí misma.

“¿Eh?”

“¡Ah, nada! ¡Como caballero; claro, como caballero, debo actuar como su protectora! ¡De todas formas, almorcemos rápidamente!”

Mientras su boca corría sin parar, Liliana sacó un bulto de su bolso que parecía una lonchera.

Con sándwiches hechos a mano y jugo fresco entre otras cosas, nadie podía objetar ni sobre su sabor ni sobre su valor nutritivo.

En contraste con las loncheras que Erica traía, que eran preparadas cuidadosamente por Arianna, Liliana también empezó a traer comida hecha por ella misma todos los días. Por lo general, ellos compartían la comida reunida por todos, pero…

Este día Erica estaba ausente. Pero todos los demás estaban reunidos.

Mariya Yuri estaba en la puerta de la clase vecina y su pequeña hermana Shizuka vino especialmente desde la sección secundaria.

¿El almuerzo realmente terminará seguro en esta situación? Mientras la ansiedad asaltaba a Godou, Yuri tímidamente le hizo una pregunta.

“¿E-Erica-san no está presente hoy día?”

“Sí, me dijo que vendría a la escuela hoy, pero supongo que todavía no está aquí.”

“Ya veo…”, murmuró Yuri y se quedó en silencio, luciendo deprimida. Entonces, incluso Godou se impacientó.

Tras los acontecimientos ocurridos en Nápoles, su relación con ella se había vuelto delicadamente incómoda.

Godou consideraba que antes de las vacaciones de verano, aunque eran reservados entre sí, se habían hecho maravillosamente cercanos. Sin embargo, últimamente había sido siempre así, algo formal.

Si al menos Erica estuviera aquí, ella amenizaría el lugar con sus ingeniosas habilidades de conversación.


Ya era hora de hacer algo. Mientras observaba a Yuri, que había estado sumida en silencio, Godou tomó una decisión. Podría estar pensando demasiado las cosas, pero él se sentiría mal si la situación acabase sin que él hiciera algo.

“No tiene que preocuparse de una mujer tan egoísta. Dejando eso de lado, Kusanagi Godou, yo le advertí el otro día, y sin embargo, ¿usted todavía sigue con algo como eso otra vez?” Liliana intervino malhumorada.

“¿Eh? ¿De qué estás hablando?”

“¡Estoy hablando de eso! ¡Sobre ese pan obviamente carente de nutrientes!” Ella estaba mirando el yakisoba pan que Godou había comprado.

Incluso entre todos los panes en la tienda, ese era un artículo particularmente popular. La dulzura y el sabor salado de la salsa alrededor de los fideos eran exquisitas, y se agotaba siempre unos minutos después del comienzo de la hora del almuerzo.

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