Campione (NL)

Volumen 4

Capítulo 1: De Brujas y el Rey de Espadas

Parte 1

 

 

Nápoles (Napoli en italiano) es una de las metrópolis más importantes de Italia, y su puerto es un famoso lugar turístico.

La frase ‘Ver Nápoles y morir’ fue acuñada en honor a la belleza pura de la antigua ciudad. Incluso vista de lejos, la vista de la ciudad seguía siendo impresionante.

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Los rayos de luz solar caían sobre la resplandeciente bahía azul de Nápoles, donde se encontraba uno de los numerosos edificios históricos, el puerto de Santa Lucía.

Se podría decir que el paisaje nocturno se encontraba entre los tres mejores del mundo. Si alguien fuera a mirar hacia el este sería capaz de ver el Monte Vesubio, el volcán a diez kilómetros de distancia.

“Hm, viéndolo desde tan lejos, parece un pueblo bastante bonito, pero una vez que te acercas, te das cuenta de que las calles están sucias y cubiertas de basura, las paredes pintarrajeadas, la constante congestión vehicular, la gente despreocupada y la vida diaria simplemente caótica, no importa lo mucho que trate de suavizar el ambiente, sigue siendo un medio ambiente inadecuado para la vida humana.”

“¡Ara, Karen, aunque tienes toda la razón, eso no es algo que debas decirle a una residente de esta ciudad!”

“Me disculpo si mis palabras la ofenden, Diana-obasama*. Honestidad y franqueza son parte de mi naturaleza, de ahí que a menudo se me escapen mis verdaderos sentimientos por accidente.”

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(NOTA: La está llamando abuela.)

Conocida como Spaccanapoli, esta era una de las calles más antiguas en Nápoles.

El centro de la ciudad, muy cerca de la Piazza Garibaldi y de la cercana catedral estaba desbordante de actividad, rebosante del acogedor ambiente de un tradicional barrio comercial de clase trabajadora. En una decrépita esquina estaba la antigua librería de Diana Milito.

“¿―O, Oba? ¿Has oído eso, Lily? Esta niña se atrevió a llamarme ‘oba’… ¡Di algo por mí!”

“Karen, cuando te refieras a… una joven señorita como Diana, ¿no debería haber una mejor manera?”

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Nápoles, la cuna de la pizza, era también una ciudad universitaria.

Fue en el año 1224, la era del reino sirio, que la Universidad de Nápoles fue establecida. La universidad ha perdurado a través de los siglos hasta la actualidad. Tal vez una de las razones sea el ambiente, ya que había un número sorprendente de viejas librerías de la zona.

Había una calle al lado de la Piazza Bellini que era bien conocida por tener muchas librerías antiguas.

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En el edificio conocido como la ‘Casa de Milito’, las tres brujas se habían reunido.

De alguna manera, sin importar el país, uno podía sentir el mismo tipo de atmósfera en estas librerías antiguas.

Dentro de la tienda limpiamente diseñada, había una colección de un sinnúmero de libros antiguos, libros de textos y otros, despidiendo un ambiente muy peculiar.

“Cuando Liliana-sama no está siendo sincera, ella dirige su mirada hacia otro lado, y evadirá todo contacto visual… Tal y como estaba hace un momento.”

“¿¡Qué!? Lily, ¿eso es cierto…?”

“¡Ni un poco! ¡Karen, no digas cosas sin fundamento alguno!”

“Ara, ¿no estaba preocupada por lo del otro día? ― ¿Acerca de Diana-sama, preguntándose su edad actual? ¿No dijo esa última vez, que aunque ella se había vestido de forma muy juvenil para su edad, no podía ocultar las patas de gallo en las esquinas de sus ojos?”

“¡Yo no he dicho eso! ¡Definitivamente no hasta ese punto!” “Vamos, vamos, sólo suelta la lengua, Lily. ¡Qué crueles son, niñas!”

La dueña de la tienda, Diana Milito, era una bruja que vivía en Nápoles. Edad desconocida, una joven mujer de rostro infantil que gustaba usar ondeantes vestidos con un montón de volantes, que, curiosamente, no parecían fuera de lugar en ella.

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Liliana tenía sólo siete años de edad cuando conoció a Diana, quien entonces era una mujer joven.

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Desde entonces hasta ahora, aproximadamente nueve años después, ella todavía tenía la misma sonrisa y su aspecto juvenil no había cambiado en absoluto.

Aun así, el paso del tiempo no la había dejado intacta, como demostraba recientemente con las arrugas en las esquinas de sus ojos, o el hecho de que su piel no parecía tan atractiva como antes.

(¿Qué edad tiene exactamente?)

Probablemente es mejor no pensar demasiado en eso. Liliana rápidamente cambió el tema de conversación.

“Más importante aún, Lord Salvatore está atrasado, y eso es muy preocupante.”

“… ¡Hmph! Lily, y pensar que utilizarías tal tema para fingir inocencia. Siendo un Campione,

¿cómo podría existir la posibilidad de sucederle algo malo a nuestro Lord?” Diana respondió enfurruñada.

(Ya no eres una jovencita, por favor actúa más como alguien de tu edad ―)

A pesar de Liliana realmente quería decir eso, resistió a la tentación. No, eso sería algo muy peligroso que decir.

“Naturalmente, eso no era lo que quería decir. A lo que me refería era a los problemas mentales y psicológicos del Lord, porque es perezoso y despreocupado, hay cosas que tiene que superar por sí mismo.”

Entre ellos, sólo Liliana se había reunido directamente con el Rey de Espadas anteriormente.

Al oír sus palabras, Diana también mostró una expresión de preocupación, y Karen asintió con la cabeza como si tuviera una súbita epifanía.

“En otras palabras, ¿quieres decir que Lord Salvatore es ese tipo de persona? …Si se ignorase el hecho de que tiene el poder de un Rey y a su sabia personalidad, ¿acaso no estaríamos en apuros si tuviéramos que encontrar algo positivo en él?”

“He oído varias veces que él es una persona descuidada y directa…” Liliana sacó su teléfono celular azul.

El problema es, Salvatore Doni no llevaba este tipo de dispositivos electrónicos consigo cuando salía.

Se dijo que incluso si llevase uno, él lo perdería sin saberlo de alguna forma u otra. Como medida preventiva, en esta ocasión tenía un asistente, que sería de inmensa ayuda en estas situaciones.

Después de varias timbradas, la persona en el otro extremo finalmente respondió a la llamada. “Soy Kranjcar… ¿Cuál es la situación actual de nuestro Lord?”

“Siento mucho llegar tarde. Aunque me las arreglé para traerlo a Nápoles, el Rey se detuvo en la Piazza Garibaldi por algo de gelato*. ¿Podrías pasar por a recogernos? Voy a dejar la carga― perdón, voy a dejar al Rey a tu cuidado.”

(NOTA: Es la variante regional italiana del helado, tiene una textura más consistente y seca.)

Aunque parecía un poco cansado, hablaba con un tono muy áspero.

“Está bien, partiré ahora. Me reuniré contigo más tarde entonces… Nuestro Lord ya ha llegado, voy a ir a recogerlo de inmediato. Diana, ve con Karen al metro primero, de esta manera será más rápido.”

Después de colgar el teléfono, Liliana continuó explicando la situación actual a sus camaradas.

Después de colgar el letrero de ‘Cerrado por negocios’ en la puerta, las tres brujas se abrieron camino afuera, en las calles de Nápoles.

Liliana pronto se separó de las otras dos y se dirigió directamente a la Piazza Garibaldi. Liliana Kranjcar era a la vez una Bruja y una Caballero.

Su rival, Erica Blandelli, en un sentido más amplio, también era una Bruja, pero era probablemente más cercana a ser una Maga.

Había una línea muy delgada entre ser una Bruja y un mago.

Esto había sido definido por la miko sagrada y las sacerdotisas de la antigüedad.

Sus conocimientos y magia habían sido impartidos directamente por las brujas de la generación anterior.

Diana Milito, una bruja de la Cruz de Bronce Negro que vive en Nápoles, era también la persona que le había enseñado a Liliana el arte de las brujas. Y Karen, quien también tenía formación en el mismo tipo de magia, se quedaba al lado de Liliana por una educación más extensa.

Después de despedirse de sus compañeras, Liliana cruzó Corso Umberto, yendo gradualmente hacia la Piazza Garibaldi.

La estatua del héroe de la revolución, Giuseppe Garibaldi, vigilaba la plaza de la estación.

Como era de esperar, el lugar estaba completamente lleno, pero tenía una idea de a dónde ir a buscarlo.

Eso se debía a que, entre la multitud, había oído dos voces muy conocidas.

“Respóndeme, Salvatore Doni, aunque fue hace sólo un momento que estabas lamiendo ese gelato, ¿cuándo demonios te fuiste y compraste esto?”

“No es bueno preocuparse por cosas tan pequeñas, Andrea. Mira hacia arriba y disfruta del cielo.”

Un llamativo dúo estaba discutiendo algo.

Uno de ellos tenía el pelo negro, llevaba gafas de montura plateada, y tenía un aspecto intelectual, aunque algo neurótico. En su delgado rostro entre las cejas, una profunda arruga se había formado.

La otra persona era un rubio atractivo con una actitud aparentemente despreocupada. “Mira, el sol está excelente hoy día. Y escucha bien, el verano está en pleno apogeo ahora.

Actualmente estamos en Nápoles. La ciudad del sol brillante y el mar. Este es el lugar de yates,


playas, cerveza, barbacoas y hombres y mujeres de todas las edades divirtiéndose ― ¡todo lo esencial acerca del verano! En una situación como ésta, sólo hay una cosa que intento hacer aquí. ¡Sí, es cierto, es tomarme unas vacaciones!”

En su mano había una botella de limoncello.*

(NOTA: Licor obtenido por la maceración del alcohol en limón. Si alguna vez tienen el placer de tomarlo se los recomiendo)


Parecía una bebida muy helada y refrescante, la etiqueta de la botella estaba impresa con muchas gotas de agua. El rubio estaba chupando de su sorbete mientras hacía su declaración.

Campione Volumen 4 Capítulo 2 Parte 1 Novela Ligera

 

Además, él llevaba una camisa hawaiana con estampado de flores, de hecho, estaba vestido de forma muy casual.

“¡Lord Salvatore!” Liliana lo llamó.

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Sin lugar a dudas, este era Salvatore Doni, el caballero más fuerte de Italia, el Rey de Espadas, uno de los asesinos de dioses, un Campione.

“Ah, mucho tiempo sin verte, erm… Kranjcar, ¿verdad?” “Ella es Liliana Kranjcar, mi rey.”

Frente al Campione que estaba saludándola felizmente, el joven con gafas añadió respetuosamente.

Su actitud y sus palabras se habían vuelto repentinamente muy educadas y formales, retomando una inexpresiva cara de póquer, en contraste con antes de que Liliana los llamara, podría ser descrito como un ‘retorno instantáneo’.

Su nombre es Andrea Rivera.

Para Salvatore Doni, a veces era un ayudante, otras veces, un secretario, pero más importante, un manager.

Cubriendo todos tipos de tareas y recados, el joven era conocido como el Mayordomo del Rey.

“Ah, conque es así. Lo siento, yo sólo puedo recordar los nombres de las personas con quienes me he encontrado al menos cinco veces, ¿probablemente estés alrededor de unas tres veces?

Realmente no puedo recordar tu nombre completo ―”

Frente al sonriente Rey, Liliana hizo un saludo al estilo militar.

En realidad se habían reunido seis veces, pero lo mantuvo para sí misma. Sería malo que se deje engañar por su personalidad. Era un verdadero monstruo ― incluso si todos los magos del mundo unieran sus fuerzas contra él, aun así él sería capaz de obtener la victoria, el inmortal Rey de Espadas.

“Entonces, Liliana Kranjcar, voy a dejar al rey a tu cuidado. Si no te molesta, voy a tomarme una licencia ahora para resolver otros asuntos urgentes.”

“Eso no sería un problema. Te doy las gracias, Lord Andrea.” Liliana respondió expresando su gratitud.

Sin Andrea Rivera, Salvatore Doni sería un simple guerrero, incapaz de funcionar como un líder del mundo mágico. Por esta razón se le había concedido el título de Mayordomo del Rey.

“Con eso, mi rey, Liliana se hará cargo a partir de ahora, por favor, escuche cuidadosamente sus instrucciones y actué como un verdadero rey debería. Esto, se lo pido sinceramente.”

Rivera hizo una petición de una manera respetuosa.

Al oír esto, él, que era uno de los siete reyes demonio que existen, frunció el ceño.

“Ya lo sé. No es como que a propósito vaya a crearle problemas a ella, te preocupas demasiado.”

“Perdóneme, esa no es más que una de mis responsabilidades ― si me permite decirlo, me preocupa que de pronto podría dejarla a mitad de camino debido a su caprichoso carácter, y como tal, le he dado instrucciones a Kranjcar para que contacte conmigo de inmediato si se presenta una situación así. Sería excelente para mi si usted tuviera eso en mente.”

Si huyes, no seré responsable de lo que pase después… Sus palabras parecían dar a entender eso.

Liliana aceptó en silencio.

Rivera y Salvatore Doni eran amigos, incluso antes de que éste hubiera obtenido el poder de un Rey. Incluso si uno fuera a ignorar eso, él todavía era capaz de criticar al rey demonio directamente y sin miedo, esta fortaleza y diligencia suya deberían ser admiradas, es por ello que obtuvo este papel.

“Lo sé, lo sé. Por el contrario, sobre la tarea que te di, llévala a cabo adecuadamente.”

Ante su preocupado mayordomo, Salvatore Doni hizo un gesto con la mano para que se fuera. Sin decir ni una palabra, Rivera hizo una reverencia y se marchó rápidamente, desapareciendo entre la multitud.

“¿A dónde va Lord Andrea?”

“Más temprano, le había pedido hacer unos recados mundanos… Bien, entonces. ¿Vamos a terminar las cosas de tu lado?”

Doni respondió a la pregunta de Liliana con un aire de aburrimiento. Acabándose el resto del limoncello, cogió la maleta que estaba en el suelo. Era un elegante estuche negro que parecía poder albergar algo muy grande.

Su título, el Rey de Espadas, podría tener algo que ver con el tamaño de la maleta.

“Pero, yo simplemente no puede emocionarme por esto ― Me han dicho que porque puede ser peligroso pediste mi ayuda, pero aun así…”

Doni se quejó perezosamente.

Cuando todo está dicho y hecho, en comparación con Dejanstahl Voban, él era mucho más manejable. Probablemente podría decirse que ser caprichoso era algo temible de un Rey.

Él vivía en el campo de batalla. De alguna forma, esa era la mejor manera de describirlo.

Los magos de Italia que conocían ese hecho muy bien, trataban a su comportamiento normal y a su personalidad como un simple capricho de la moda de su generación.

“Como pensaba, sin un enemigo ante mis ojos, no puedo ser motivado, ¿no te parece? Debemos conseguir algunos dioses, demonios, monstruos o lo que sea, sin importa si son amistosos o no, y tener una batalla real para condimentar las cosas ―”

“Mi Lord… Como sospecho que el incidente esta vez podría tener algo que ver con un dios, o tal vez con algo como un dragón, creo que estará a la altura de sus expectativas.”

Liliana dijo, transmitiendo los hechos de forma concisa y sencilla.

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Si fuera posible, a ella le hubiera gustado obtener información más precisa y fiable antes de entrar a detallar, pero no se pudo evitar.

De todos modos, era suficiente con que el rey haya sido llevado a Nápoles. Lo más importante en este momento sería evitar que él tome acciones innecesarias.

Al oír la noticia, la actitud de Salvatore Doni cambió inmediatamente. “¿Te importaría explicarlo con más detalle, Liliana Kranjcar?”

El nombre completo que no recordaba sin importar que haga ella, fue dicho claramente esta vez.

Los labios de Doni giraron ligeramente hacia un lado con una sonrisa, su actitud descuidada de antes, semejante a la de un joven muchacho, había desaparecido. Salvatore Doni sonrió alegremente, mostrando su verdadera naturaleza como un guerrero.

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