Campione (NL)

Volumen 3

Capítulo 5: Yo, Desde Hace Mucho Tiempo he Buscado la Derrota

Parte 2

La tenue luz del crepúsculo se había tornado en verdadera oscuridad.

Con Erica al frente, y Godou detrás, fueron avanzando en un oscuro bosque.

“¡Espera, esto está tan oscuro que ni siquiera puedo ver bajo mis pies, ve un poco más lento!”

“Que inútil. Una visión nocturna tan pobre, ¿no entrenaste lo suficiente?”

“¡La gente común no tiene ese tipo de formación! ¡No uses tus reglas para ver el mundo!”

Avanzando mientras hablaban, las únicas fuentes de luz eran las estrellas en el cielo y la luz de la luna en esa oscura noche.

Un bosque nocturno que no podía proporcionar ningún tipo de iluminación artificial.

Con sólo una linterna en mano, Godou caminaba con dificultad, mientras que Erica, en contraste, se movía con rapidez y agilidad.

Sin depender de la iluminación artificial, avanzando rápidamente hacia las profundidades del bosque, ella podía ver en la oscuridad tan bien como si fuese de día.

Tomar un taxi desde el norte de Oristán les tomó cerca de una hora. El Nuraga sa Bastia se encontraba en un gran bosque cercano.

Allí estaban los restos de muchas nuragas mal preservadas y asentamientos. Aunque la zona también contenía una serie de lugares bien conservados, desde el punto de vista de los turistas, este lugar no era popular.

Sin embargo, a pesar de eso―

Ante el sol puesto por completo, las majestuosas formas de las nuragas hicieron de éste un excelente paisaje.

Florecientes bosques verdes y antigua torres elevándose.

Las nuragas eran estructuras relativamente altas en esta isla, se elevan lo suficiente como para mirar hacia abajo a las copas de los árboles más altos. Incluso desde fuera de los bosques, se podía vislumbrar las estructuras hábilmente construidas con piedra.

“… Pero, ¿estás nuragas no fueron construidas por la civilización anterior a la llegada de los fenicios? Sea el dios Melqart o el de la espada, ¿por qué se escondería aquí?”

“Tal vez se sientan atraídos por la presencia espiritual de la tierra sagrada.”

En el camino, Erica respondió a la pregunta que Godou hizo debido al aburrimiento. “La presencia de las nuragas indica los restos de un antiguo asentamiento. Estos

asentamientos eran aún más sagrados que los templos o tumbas. Atraídos por la presencia espiritual de la tierra, a menudo hay casos en que los Dioses Herejes entran en los lugares de otros dioses no relacionados con ellos mismos.”

“En otras palabras, ¿vivir en el territorio de otro dios era más cómodo que hacerlo en los suyos?”

Mientras charlaban, finalmente entraron al área alrededor de la nuraga.

Un campo vacío en las profundidades de la selva, parecía una plaza con una gran visibilidad.

Aunque ocultos por la propagación de la maleza, los restos de todo tipo de estructuras de piedra hechas a mano podían ser vistas.

Ahora que eran mencionadas, las nuragas también tenían habitaciones y escaleras. Esta civilización alcanzó su cima alrededor del siglo X A.C.

En ese entonces, es increíble pensar que tal construcción a de esa escala podría llevarse a cabo en áreas tan escasamente pobladas. Godou sentía que en cierto nivel, esto representaba técnicas avanzadas más allá de la tecnología de construcción moderna. Con su única fuente de luz siendo la poca luminosidad de su linterna de mano, el sentimiento de pesar era especialmente intenso.

En ese momento, Godou sintió repentinamente una fuerte sensación de frío. (― ¿Qué fue eso?)

Había una increíble sensación viniendo de una esquina de la plaza. Sus ojos fueron atraídos hacia allá.

Sólo había un gran árbol con un grueso tronco, así como una enorme pila de piedra de algo que había colapsado.

Oculta en el suelo por estos objetos, estaba algo así como una cueva. Señalando con su linterna en la oscuridad, Godou centró su vista.

Esto era prácticamente triangular, había un agujero en el suelo en forma de triángulo. “¿Qué es eso? Hay una sensación muy desagradable, ¿qué está pasando conmigo?”

Oyendo a Godou hablar, Erica parecía estar pronunciando para sí misma una especie de canto. Probablemente estaba utilizando algún tipo de magia.

“…Godou, eres bastante atento, esa debe ser la entrada al templo. Pero…” “¿Pero?”

“Actualmente estoy usando un hechizo para sentir magia. Y parece que mi corazonada es correcta. Un poder mágico con una sensación ligeramente singular emana desde allí, él probablemente esté ahí.”

Se refería a un dios, por supuesto.

Erica miró al silencioso Godou y luego habló.

“Después de habernos encontrado con aquellos fenómenos sobrenaturales en varias ocasiones, tus sentidos hacia la presencia de los dioses parecen haber llegado a ser bastante agudos, como los de un animal, una miko, o un sacerdote sintoísta… Qué talento tan inesperado. Sin embargo, por sí solo, no puede ser considerado como un talento útil ― quién sabe qué podría pasar, espérame aquí.”

Dejando atrás de esas palabras, Erica siguió adelante. Subiendo por las piedras, ella saltó al agujero triangular.

Godou esperó un rato, miró el agujero por donde Erica había desaparecido, pensó por un momento y luego, finalmente, con un ‘maldición’, la siguió.

… Dentro del agujero había varios escalones que conducían hacia abajo. Un templo subterráneo.

Para personas que adoraban a la naturaleza primitiva, pensar que iban a tener edificios tan intrincados ―

El conocimiento y las técnicas de los antiguos a veces superan al del humano moderno promedio. Esta era evidencia ante sus ojos. Godou se sentía muy conmovido, pero no podía estar allí por mucho tiempo.

El interior del templo también fue montado hábilmente con piedras, con los huecos rellenados usando piedras pequeñas.

Usando la linterna para iluminar el suelo a sus pies, Godou avanzó por el pasillo subterráneo tan rápido como pudo.

Cerdeña tiene un clima mediterráneo, por lo que el aire era básicamente muy seco. Sin embargo, el aire que fluía bajo tierra era muy húmedo. ¿Podría haber algún tipo de laguna?

“¡Godou! ¿Por qué me sigues?”

Después de caminar un rato, una repentina voz llego desde el frente.

Erica lo miraba con ojos tan afilados como una espada, parecía que Godou la alcanzó sin problemas.

“Lo olvidaste, ese lo-que-sea de Prometeo.”

“Cierto… Ya que todavía no sé cómo usarlo, lo olvide por completo. En lugar de esta herramienta tan poco fiable, creo que es más práctico confiar en mis propias técnicas.”

La improvisada excusa de Godou fue inmediatamente desmentida por ella. (Ya veo, así que es por eso Lucretia estaba preocupada por ella.)

“¿No fuiste tú quien dijo que hay un dios aquí? ¿Está bien ir directamente?”

“Incluso si se trata de un Dios Hereje, comerse a los humanos a la vista ― eso debe ser muy raro. A diferencia de las bestias divinas, ellos no van por ahí causando destrucción, por lo que el riesgo no es tan alto. Sólo voy a investigar un poco y luego volveré. No tienes que preocuparte.”

“Eso es imposible, preocuparse es parte de la naturaleza humana…”

Al escuchar la respuesta de Erica, de repente Godou se sintió sorprendido por su repentina decisión de seguir y hacer caso omiso de su propia seguridad.

No dijo que era completamente seguro, pero a partir de su juicio, el peligro no era tan alto, así de dispuesta a arriesgarse, ella decidió entrar sola a este peligroso lugar.

Tal vez ella confíe plenamente en su talento y habilidades, aunque algo imprudente, ella cree que puede manejar las cosas por sí misma. De sus acciones hasta el momento, cuando llegue el momento de retirarse, ella tranquilamente lo hará…

“Además, tú eres el increíble. Un chico normal con evidente incapacidad de combate no se atrevería a entrar en este lugar. Es suficiente para ti el llevar mi equipaje obedientemente.

¡Por favor, no tomes tales decisiones por tu cuenta!” “Sí, bueno… Tal vez sea por eso.”

“¿Ah?, ¿qué cosa?”

“…No me mires así. Soy un hombre después de todo. Incluso si me dices que no te siga porque es peligroso, no puedo aceptarlo obedientemente. ¿Cómo puedo ocultarme en un lugar seguro y dejar que una chica sola haga algo tan peligroso? Quizás sea por los principios de un hombre, creo que por eso es que insisto.”

Desde que llegó a esta isla, Godou se ha visto frustrado por su impotencia. Erica era la bruja genio con el título de caballero.

Incluso alguien tan increíble como ella tenía enemigos que se consideraban imposibles de superar… los Dioses Herejes.

El apuesto joven que poseía un poder increíble y alegaba amnesia.

En medio de estas personas, Godou era un simple personaje secundario de menor importancia. Un papel cuya ausencia o presencia era irrelevante. Una persona impotente sin ninguna influencia sobre el resultado final de todo el incidente.

Aun así, cuando el estado del joven familiar a él era desconocido, Godou quiso buscarlo. Por las personas que sufrían la tiranía de los dioses, Godou quiso poner todo su esfuerzo.

Viendo pelear sola a una chica, no podía dar marcha atrás. Sin sobre forzarse a sí mismo, tenía que protegerla.

Alentado por estos principios y sentimientos es que Godou había llegado tan lejos.

También se dio cuenta de que eso era increíble, pero detenerse a sí mismo era algo difícil, o tal vez, completamente imposible.

“Tú no eres un simple idiota. Eres un idiota completamente inútil ― a primera vista, pareces un poco inteligente, pero ¿cómo puedes ser tan estúpido? Me has dejado sin palabras.”

Ante la burla de Erica, Godou no respondió, sino que sólo continuó:

“Además, si el dios de espada aparece ― tal vez ese chico también aparecerá. Así que quiero que vengas conmigo para averiguar qué pasó con él. Si no lo confirmo con mis propios ojos, no regresaré a Japón.”

“¿Eso también forma parte de los principios de un hombre? Qué idiota.”

Justo como dijo. Ante la confesión de Godou, Erica no podía más que suspirar profundamente.

“Bien, ya sea el niño o el dios de la espada, si estoy contigo, será más seguro para mí. Ese niño en verdad te quiere…”

“¿Me quiere?”

“No me hagas caso, hablaba conmigo misma ― bien, aunque te mande de regreso ahora mismo, seguramente vayas a volver. ¡Entonces sígueme! ¡Pero por favor no te metas en mi camino!”

“Lo siento, te he causado más problemas.”

“¡En serio! ¡Permítanme decir esto de antemano, sin importar qué te pase, no seré responsable!”

La exasperada Erica comenzó a quejarse.

“¡En serio! Principios de hombre o lo que sea, justo como Genaro… ¡Odio ese tipo de ideales! ¡Te prohíbo mencionarlos por segunda vez!”

“¿Quién es ese? Suena como alguien con quien podía llevarme bien.”

“Mi colega, un Gran Caballero de la Cruz de Cobre Negro… Probablemente el más cercano a conseguir el título de Diavolo Rosso. ¡La razón por la que vine a esta isla fue para impedir que el honor cayera en manos de aquel hombre tan poco refinado!”

Después de haber hablado con odio, Erica volvió su aguda mirada a Godou.

“Pensar que serias un chico así de problemático, estoy completamente sorprendida. Quien se convierta en tu futura amante o esposa definitivamente tendrá una vida de penurias, qué lástima.”

“¿P-por qué hablas tan de repente de ese tipo de cosas?”

Todos los varones en la historia de la familia Kusanagi, había sido legendarios con la extraña habilidad para hacer que las mujeres llorasen con el corazón roto.

Godou siempre se había enorgullecido del hecho de que él no era ese tipo de hombre. ¿Por qué esta extraña bruja se burlaba de él de esa manera en particular?

De todos modos, ambos entraron a las profundidades del templo.

El pasaje se extendía más de lo imaginado, y habían estado caminando durante casi diez minutos. En el camino había unas pocas bifurcaciones, pero Erica usó hechizos para detectar y orientarse entre ellos, por ello fue que no se perdieron.

Y entonces, los dos finalmente lo encontraron.

Un verdadero dios, un verdadero poder. El verdadero poder personificado ― un Dios Hereje.

“Humanos condenados a morir. Entonces, ¿cuánto tiempo ha sido para mí, desde la última vez que vi existencias como ustedes, cara a cara?”

Su voz extremadamente grave sonaba como un rugido desde el subsuelo profundo. Como un trueno, el sonido era muy grueso y pesado.

“Esta pequeña isla una vez fue parte de mi territorio, pero ahora ha sido tomada y devastada por personas desconocidas. Aunque he dejado la tierra por un tiempo muy largo, pensar en lo que está sucediendo en la superficie me causa dolor así que… Mis disculpas, hablar de esto con ustedes, por favor, considérenlo como un viejo tonto refunfuñando para sí mismo.”

Fluyendo en las profundidades del templo se encontraba un manantial subterráneo. El pasaje de piedra terminó abruptamente, y el barro se veía por todas partes.

Para una nación que adoraba al Agua como una existencia sagrada, este manantial probablemente era el cuerpo divino para el que hacían sacrificios.

Estaba situado en la orilla del muelle.

Un hombre gigantesco en su mejor momento, sentado en el altar a la orilla del agua.

Su pelo probablemente nunca había sido cortado, y tenía una barba que le cubría la mitad inferior de su cara. Esto daba una primera impresión muy fuerte. Tenía un aspecto muy salvaje, y su altura era fácilmente mayor a los dos metros.

Era la primera vez que Godou veía un cuerpo tan sólido y musculoso.

Por lo general, con esa clase de altura, una persona se vería más delgada, pero él era diferente. Con esos enormes y macizos músculos, simplemente mirarlo se sentía muy opresivo.

Su cuerpo era tan espectacular, fuerte, y sagrado.

Vestía claramente un atuendo muy grueso ― Telas sucias y una coraza de cuero sobre su pecho, así como una andrajosa capa sobre su cuerpo, pero había una sensación de reverencia y majestuosidad.

Solo verlo frente a frente hacía que uno quisiera bajar la cabeza y arrodillarse.

“Por permitirte ver mi cuerpo feo, mis disculpas. Pueden comprender a simple vista, ¿no? Actualmente estoy gravemente herido, y tratando mis heridas, esperando a que mi cuerpo se llene de energía una vez más.”

Era tal y como lo dijo.

Sobre esos sólidos músculos pectorales, una espada dorada estaba profundamente incrustada.

Sin embargo, la hoja estaba quebrada, por lo que no estaba la empuñadura. Lo que quedaba era probablemente dos tercios de la longitud original.

“Entonces, ¿saben mi nombre? ¿Debo presentar mi nombre y mi título? ¿O es que la gente como ustedes encuentra los nombres de los antiguos reyes sin importancia? Vamos, respóndanme.”

El gigante les preguntó con una voz que llevaba brisa.

Abierta y desinhibida, era una voz llena de humor. Sin embargo, si llegara a ser incomodado, no sería sorprendente verlo perdiendo el control violentamente ― su voz era como la calma antes de una tormenta.

El significado de sus palabras no se perdía, incluso en una persona común y corriente como Godou.

Basándose en las características que había escuchado anteriormente, la figura ante él encajaba completamente.

“Permítame decirlo. Su nombre real es Melqart ― Si no me equivoco.” Quien respondió fue Erica.

Miedo. ¡La egocéntrica e implacable belleza tenía miedo!

Su temor se oía en su voz. El leve miedo que apareció en su hermoso rostro se lo aseguraba a Godou.

Esto no se puede evitar. Junto a ella, Godou había estado temblando todo el tiempo. Era demasiado aterrador, el gigante frente a ellos ― ¡el Dios Hereje Melqart era demasiado aterrador!

Este era un verdadero rey.

Rey de reyes, rey de dioses.

Gobernante del cielo, posee el derecho de destruir al mundo y a todos los seres humanos, él era quien tenía autoridad absoluta. Por primera vez en su vida de quince años, Godou experimentó verdaderamente lo que la palabra Rey significaba.

“¡Sí, yo soy Melqart! También me gusta el nombre de Baal. Baal Hadad también suena bien.

¡Pero en esta isla, debería llamárseme Melqart, Hahahahaha!” La risa del rey sacudió el templo subterráneo.

No se trataba de una metáfora. Como un verdadero terremoto, la tierra tembló, las paredes temblaban, al igual que el techo.

Las olas se formaban en el agua del manantial, chapoteando, mientras Godou sintió su piel como si fuera electrificada.

“Entonces, pequeños que ni siquiera conocen las costumbres de un rey, déjenme encomendarles una misión. Dense prisa y vuelvan a la superficie, y anuncien la resurrección del antiguo rey. Díganles a los demás que Melqart está furioso por las insignificantes ratas que han infestado su territorio. ¡Esta pequeña isla, voy a destrozarla con mis propios brazos y hundirla en el fondo del mar ― usted advertirán a los demás por tanto!”

“¿Hundir la isla… en el fondo del mar…?”

La repentina declaración dejó a Godou sin palabras.

El decreto de un rey divino no podría ser una mentira. Aunque no tenía pruebas, Godou creía eso.

“¡Correcto, niños que no pueden escapar del destino de la muerte! Cuando sus propios juguetes estén cubiertos de barro, ¿seguramente no harán lo mismo? Sí, lavar la suciedad con agua. Voy a utilizar agua para limpiar mi tierra de esta infestación de gusanos.

¿Entendido?”

(No entiendo. ¿Cómo podría entender tan retorcida lógica?)

Sin embargo, en contra de la voz del dios declarando castigo divino, Godou era incapaz de objetar y sólo podía temblar a un lado.

Erica junto a él estaba igual, aunque su expresión era oscura, ella no se atrevió a replicar contra la indignante decisión del dios, sin siquiera un atisbo de resistencia en sus ojos. Godou nunca esperó verla con tal expresión.

Godou se llenó de pena y tristeza.

Para esta orgullosa chica, mostrar tal expresión de desesperación, ¡él no quería ver eso! Godou apretó los dientes, la voluntad de resistir se mostraba en su rostro.

“Entonces― Actualmente estoy en medio de una batalla contra un problemático enemigo. Si ustedes, pequeños niños, fueron capaces de colarse en este agujero, esa no es una muy buena señal.”

Melqart se rió un poco.

Al llamar al común Godou y a la bruja Erica ‘pequeños niños’ claramente los estaba menospreciando.

Tal vez era lo mismo para él, en comparación al brillante sol en el cielo, una estrella de primera clase que brilla en la noche no era diferente de una estrella de sexta clase.

“A fin de prepararme para el duelo, tengo que dormir para recuperar mis heridas. También he echado un conjuro para evitar ataques por sorpresa durante mi sueño, por lo que mejor váyanse ustedes dos. ¿Entendido?”

Melqart se acostó sobre una roca.

La acción fue cruda y sin pensar. Ya fuera en una cueva o en el desierto, o en sábanas de seda, esta postura para dormir sin cohibiciones como un salvaje era probablemente la que él utilizaba en todas esas ocasiones. Su fortaleza se podía ver desde este acto.

— *Giri, giri, giri, giri, giri, giri.*

Tan pronto como Melqart se quedó dormido, Godou y Erica oyeron ruidos extraños. Mirando hacia abajo en la fuente del ruido ― los dos se quedaron sin habla.

Antes de que se dieran cuenta, enjambres de saltamontes habían aparecido en el pedregoso suelo bajo sus pies. Estas minúsculas pestes llegaron en gran número. Probablemente, cientos, miles, decenas de miles, no, mucho más que eso. Un incontable número de saltamontes estaban agitados.

El asco y el miedo llenaron instintivamente el corazón de Godou.

Este era un tipo completamente diferente de terror frente a la tiranía de Melqart.

Los saltamontes se acercaban, saltando por todas partes, y algunos incluso iban extendiendo sus alas para volar.

Godou y Erica se miraron al mismo tiempo.

Intercambiando miradas, nada había que decir. Sus mentes pensaban lo mismo, ‘salgamos por donde vinimos’.

Prestando atención a su entorno, se precipitaron hacia la salida tan rápido como pudieron.

A fin de no ser capturados por el ejército de saltamontes que los perseguía, ambos corrieron a toda velocidad sin bajar la guardia ni un solo instante, escapando agarrados de la mano.