Campione (NL)

Volumen 3

Capítulo 2: Destinos Encontrados

Parte 5

A la mañana siguiente, los periódicos de la posada de Godou le dieron una sorpresa total.

Era un periódico con sede en el sur de Cerdeña con Cagliari como su foco central, pero el incidente de ayer no fue informado.

Hubo un informe y una imagen sobre un incendio en el puerto, pero después de preguntarle al posadero que sabía inglés, todo lo que Godou obtuvo fue una respuesta como ‘Ayer al parecer hubo un incendio en la zona del puerto. Quedaste atrapado en ella,

¿verdad? ¡Qué pena!’ Y luego una palmadita en el hombro de Godou. Preguntando a los demás, nadie en la posada sabía del Jabalí o del tornado.

Godou quería preguntarles en detalle, pero sus habilidades de expresión oral no eran suficientes. Lleno de dudas, Godou pagó su cuenta a la posada y se fue. Todo lo que pasó ayer debería haber sido real.

(De todos modos, vamos al lugar de los hechos), así Godou fue a la plaza de la catedral Duomo.

La iglesia demolida, las calles destruidas.

Obreros de construcción estaban trabajando dura y silenciosamente para llevar a cabo las reparaciones. Quién sabe cuánto tiempo se necesitaría para restaurar todo a su aspecto anterior.

“En realidad no fue un sueño…”

Godou murmuró mientras miraba la desastrosa escena.

Luego llegó el momento de revisar el muelle, pero justo cuando tomó esa decisión, una voz lo llamó.

“¡Qué despreocupado para continuar tu estancia en esta ciudad! ¿Dónde está la persona que estaba contigo en ese entonces? Estoy buscando su paradero, ¿me puedes ayudar?”

Cagliari, dañada y destruida por todas partes anoche.

Quien apareció allí fue la chica rubia vestida de rojo ― la propietaria de ese rostro hermoso e inolvidable.

“… Ah, eras tú.”

Se llamaba algo así como Erica Blandelli.

Teniendo una mala impresión de ella, Godou respondió muy fríamente.

“Ah, ¿dónde está el saludo? He oído que los japoneses son muy cuidadosos en sus modales,

¿podría estar equivocada? ¿O tal vez eres tú quien es ignorante?” Erica dijo palabras mordaces con un tono elegante.

Incluso alguien como Godou, que no estaba acostumbrado a tratar con chicas, no podía evitar replicar. Frunciendo el ceño, y usando un tono tan malicioso como le fue posible, él contraatacó:

“También he oído que los italianos eran muy amables, pero no pareces tener ese tipo de amabilidad.”

En silencio, ambos se miraron el uno al otro por un momento.

Muy obviamente, el estado de ánimo de Erica se volvió peor, pero era lo mismo con Godou.

“Si tú fueras un caballero, entonces podría prodigar tanta amabilidad como quieras. Sin embargo, que actúes con esa actitud hacia una dama es inaceptable, totalmente inaceptable, un grave error.”

“Al menos en el lugar donde nací, las chicas que amenazan a los demás con espadas no son consideradas damas. Esto se debe a tu propia brutalidad, no culpes a los demás.”

Y así, esta fue la primera conversación entre Kusanagi Godou y Erica Blandelli, que tuvo lugar en la peor de las condiciones. Aunque ninguno de ellos era en realidad del tipo de persona que dice esas palabras ofensivas en un primer encuentro, la situación actual era la peor.

“Como un simple subordinado de un mago que invocó a un Dios Hereje, ¿cómo te atreves a hablarme de esa manera?”

“¿Mencionando eso otra vez? Has estado hablando y hablando sobre dioses desde ayer,

¿qué son esos? ¿Podrías por favor comunicarte con palabras que la gente normal como yo pueda entender? ¡Has estado diciendo cosas incomprensibles durante todo este tiempo, y gracias a eso estoy totalmente confundido! ”

Godou dijo furiosamente esas palabras.

Al escuchar esas quejas, Erica se limitó a sonreír, y luego le tendió la mano. Agarrada por su mano estaba la bolsa de viaje en el hombro de Godou.

Tirando directamente de ésta hacia ella, Godou no pudo resistir su monstruosa fuerza. Godou quedó muy sorprendido de que iba a perder en fuerza ante una chica delgada.

“Mira, ¿qué es esto? Una reliquia sagrada emitiendo energía divina ― incluso nosotros, los magos de la Cruz de Cobre Negro, rara vez poseemos ejemplares de este calibre.”

Lo que Erica sacó de la mochila, fue la tableta de piedra.

De tamaño B5, envuelta en telas púrpura, que fue tallada con un dibujo bastante infantil que deja a cualquiera una profunda impresión. El objeto que alguna amiga del abuelo había traído a Japón―

“¡Ah, oye! ¡Devuélvemelo! Eso no es mío. He venido desde Japón exclusivamente para devolvérselo a su dueño original.”

“¿Su dueño original? ¿Esta persona se encuentra en la isla de Cerdeña?”

“Sí. ¡Hablar con tal arrogancia desde de ayer no parece normal sin importar cómo lo mires!”

“…Tales críticas dirigidas hacia mí, te castigaré después. Pero primero, tengo una pregunta, por favor dime el nombre del propietario original.”

Como una lechuza que avistó a su presa en medio de la noche, los ojos de Erica brillaban radiantemente.

“Un artefacto divino que pertenece a un grupo que invocó aun Dios Hereje, estoy muy interesada en este propietario… Rápido, ¿o te gustaría verte amenazado por una espada nuevamente? Mientras siga siendo generosa, sería prudente que confieses todo, ¿no lo crees?”

Los ojos de Erica eran tan afilados como espadas, aunque su tono estaba lleno de falsa dulzura.

Godou iba a cerrarse cuando de repente se dio cuenta. Dios, magia, el misterioso joven, Erica Blandelli.

Había cosas inexplicables que le estaban pasando desde ayer y necesitaba obtener más información al respecto.

A falta del joven, la única fuente de información era esta chica.

“…Parece que se llama Lucretia Zola, y vive en un lugar al interior llamado Oliena. Me estaba preparando para dirigirme yo mismo.”

Haciendo su decisión, Godou explicó directamente.

Al escuchar esto, Erica frunció el ceño y miró a Godou.

“¿Lucretia Zola? ¿La Bruja de Cerdeña? ¿El subordinado de un malvado mago como tu va a su encuentro?… Que sospechoso.”

Kusanagi Godou y el joven misterioso.

Y ahora eran Kusanagi Godou y Erica Blandelli.

Estos dos encuentros, que alguien podría esperar que acabaran en un evento que estremecería al mundo y a los dioses ― en ese momento era sólo el campo del sur de Italia

— sólo una escena de la isla de Cerdeña.