Campione (NL)

Volumen 3

Capítulo 2: Destinos Encontrados

Parte 1

La región autónoma de Cerdeña está conformada por la isla de Cerdeña y las islas circundantes.

La ciudad capital, Cagliari, es un puerto situado en el sur de la isla, y fue construido por los fenicios en el siglo VIII A.C.

Incluso en Europa, que tiene una incomparable cantidad de antiguas capitales comparada con Japón, las calles antiguas que datan de hace tanto tiempo son muy raras.

Esta era una calle tranquila en el campo, cerca del calmado mar Mediterráneo. Esta era también la primera visita a Cagliari por parte de Godou.

“…Hoy daré un paseo en este pequeño pueblo, mañana tomaré el tren hacia la ciudad en donde vive Lucretia-san.”

Godou estaba en la habitación del hotel reservado por su abuelo en Japón.

A pesar de que era una posada pequeña de tres pisos, sus instalaciones estaban bien proporcionadas y limpias, aunque no muy lujosas.

Godou se sentó en la cama, navegando en la web en busca de mapas y guías de viaje sobre Cerdeña, haciendo sus planes para los próximos días.

La ciudad donde el ‘amigo’ de su abuelo vivía estaba situada en el centro de la isla. Godou decidió tomar un descanso aquí por hoy, ya que su cuerpo necesitaba tiempo para recuperarse de la diferencia de zona horaria y la fatiga del viaje aéreo.

Habiéndose decidido, Godou miró por la ventana.

Era poco más de la una de la tarde, y el sol mediterráneo ya emitía rayos brillantes. El cielo azul claro no tenía ni una sola nube. Este tipo de amplia y despejada vista no era algo que pudiera encontrarse en Japón.

Si Godou no saliera a disfrutar del paisaje, sería demasiado lamentable.

Tan emocionado como si estuviera presenciando un amanecer, Godou decidió salir y dejar la habitación para echar un vistazo.

Si quisiera descansar, podría hacerlo en la noche. Después de todo, ya que llegó hasta aquí,

¿por qué no salir a la calle y echar un vistazo?

Dejando su equipaje en la habitación, Godou salió de la posada.

Con el fin de disipar el sueño, primero decidió encontrar una cafetería (los italianos parecían llamarlos cafés) y tomar una taza de café con algunos aperitivos. Pensando en eso, Godou inspeccionó los alrededores, pero todas las tiendas a la vista tenían las puertas cerradas.

Justo cuando Godou se sentía desconcertado, recordó repentinamente.

Ahora era el momento de la siesta ― la siesta de la tarde. Aunque esta práctica no era muy común en ciudades como Roma y Milán, lo era en un lugar como este.

Sin embargo, no todas las tiendas estaban cerradas.

Después de caminar un poco más, encontró una cafetería abierta en una pequeña calle.

El italiano de Godou consistía en los elementos básicos que aprendió de la guía turística que leyó en el avión, o mejor dicho, las vagas memorias que retuvo a partir de eso.

Pero Godou no era alguien que se inquietara por tan pequeños detalles, y no tenía sentido tener miedo en este lugar. Además, el personal de este punto turístico debe estar acostumbrado a los viajeros, por lo que Godou valientemente entró en la tienda.

…Sucedió una vez antes, en un pequeño puesto en Tailandia. Godou había ordenado sin darse cuenta y se comió unos fideos fritos súper picantes. Esto sirvió como un recuerdo de sus viajes.

La decoración de la tienda era bastante sencilla.

Sólo había seis o siete clientes, todos hombres de mediana edad o mayores.

Nadie vestía a la moda y todos ellos tenían ropa informal y se veían muy relajados.

Estaban reunidos en el interior de la tienda, viendo un partido de fútbol transmitido en un viejo televisor CRT.

Godou caminó hacia la barra.

El camarero que le atendió era un joven en sus veinte. Godou se sintió un poco aliviado, porque sin importar en qué país esté, la posibilidad de que alguien tenga un respetable inglés era mayor entre los más jóvenes… Por supuesto, hay muchas excepciones.

Godou utilizó su partido italiano, con la ayuda de su adecuado inglés, para conversar.

Fue muy fácil pedir una taza de espresso^*, pero la comida era muy difícil de pedir, porque incluso mirando el menú, era imposible imaginar la apariencia de la comida.

(NOTA:  Como habrán pensado es un café expreso)

Godou miró hacia los hombres de avanzada edad, y señaló el sándwich italiano panini que uno de ellos estaba comiendo.

Dame lo mismo, parecía querer ordenar. El amigable joven italiano se limitó a repetir la palabra ‘OK’ durante todo el proceso.

Godou sirvió dos paquetes de azúcar en el fresco café.

Esto debido a que una vez escuchó que verter una gran cantidad de azúcar era la forma italiana de tomar café. El sabor rico y dulce era bastante agradable después de todo.

Mientras reflexionaba sobre este ordinario sabor, Godou se sorprendió cuando mordió el panini.

Entre las dos piezas de pan había jamón, queso, así como también una especie de lechuga llamada rúcula. Sin embargo, el pan, el jamón y el queso eran particularmente sabrosos.

¡Esto era absolutamente delicioso!

Cuando terminó, Godou agradeció al joven, pagó la cuenta y salió de la cafetería. Entonces Godou comenzó a tomar un tranquilo paseo por la ciudad.

A veces sacaba el mapa y preguntaba a los transeúntes por direcciones.

En Japón, los turistas europeos y norteamericanos no tenían miedo de preguntar a los lugareños por direcciones, así que Godou decidió imitarlos. Trató de preguntar a los que se veían relajados con el fin de minimizar las posibilidades de incomodar a alguien.

A pesar de que el idioma local no era el inglés, comunicarse a través de gestos con el mapa era suficiente para que Godou entendiera a otras personas. Queriendo ver el mar, Godou caminó hacia la bahía de Cagliari.

Colgando a largo de las estrechas calles estaba ropa recién lavada.

Al ver esta pacífica escena, Godou se tornó muy relajado mientras llegaba a una iglesia gigante ― la plaza de la catedral Duomo. Dio un paseo corto allí, y luego salió de la hermosa plaza.

Desde allí, él podía ver la bahía de Cagliari.

Mirando a la distancia, el mar se extendía de un extremo a otro del horizonte, bello como una esmeralda. Este tipo de hermoso océano era imposible de ver en Tokio, y Godou sintió que su corazón se aceleraba y sus pasos se hacían cada vez más rápidos.

Caminando por una calle llamada Via Roma, Godou corrió hacia el mar.