Campione (NL)

Volumen 3

Capítulo 1: La Luz del Este

Parte 3

Comparando el norte y el sur de Italia, sus habitantes tenían temperamentos completamente diferentes.

Por supuesto, esto era sólo un estereotipo general. Debido a que el norte es rico y urbanizado, mientras que el sur es relativamente pobre, la gente describe a los del sur como más modestos y amables.

Ampliamente conocida en todo el mundo como centro de diversos ámbitos, como cultura, economía, moda y deporte, Milán era una ciudad que ejemplifica al norte.

Y cualquiera familiarizado con Erica Blandelli sabría que ella era la chica que encarnaba la esencia de Milán.

La joven señorita de la prestigiosa casa de los Blandelli, donde todas las generaciones anteriores eran Milaneses. Hermosa y noble, creció con una estricta educación desde una temprana edad, y estaba provista de ingenio y talento.

La hermosa y glamorosa señorita como una rosa floreciendo. “Por supuesto, mi impresionante belleza es innegable ―” Erica sonrió elegantemente.

Sin embargo, su rostro sonriente no se parecía a una patética flor, una descripción más adecuada sería un guepardo o una leona.

La orgullosa y poderosa reina de las bestias, así es como su firme apariencia era mejor descrita.

“Pero al igual que el chocolate en una torta, hay muchos elementos importantes que adornan mi ser, pero estos por sí solos no pueden representar a mi yo completo― así que con respecto a ese asunto, debo declinar, mi estimado tío.”

“Si lo pones de esa forma, no tengo más remedio que acceder, Erica.”

El que respondió con una sonrisa irónica era su único pariente, su tío paterno. Paolo Blandelli, cuya figura podría compararse a la Estatua de David.

A pesar de que estaba en sus cuarenta, aún poseía el vigor de la juventud de un hombre en sus veintes, un rostro como una escultura perfectamente labrada, y una presencia noble e intelectual.

Y su perfecto cuerpo estaba armado de la cabeza a los pies – como convenía a su título de caballero de más alto rango.

El caballero más fuerte de Italia era el rey de espadas ― Salvatore Doni. Pero el caballero de más alto rango era Paolo Blandelli.

No había ninguna duda acerca de este hecho, aunque el tío humildemente lo negaba, mientras que la otra persona en cuestión, Salvatore, lo admitía libremente con una sonrisa.

“Me siento halagada… Pero volverme un ejemplo a seguir, ¿quién fue el idiota al que se le ocurrió esto? No tengo necesidad de dar a conocer mi belleza, porque no tiene sentido mostrar solo un exterior agradable. La belleza externa tiene que ser complementada por la capacidad y la visión del interior. Esa es la verdadera Erica Blandelli.”

“Sabía que te negarías así, y por eso he venido a hablar contigo primero. No creo que sea una tontería.”

Sonriendo con ironía mientras se enfrentaba a Erica, ambos se encontraban actualmente en un rincón de una determinada cafetería.

Ellos eran familiares que originalmente vivían juntos en la residencia Blandelli. Preocupado por asuntos oficiales, el tío había estado fuera de casa durante varias semanas, por lo que no se habían visto hasta ahora.

Diciendo repentinamente “ha sido tanto tiempo”, decidieron reunirse aquí―

“Mi estimado tío, hablemos de algo más significativo, ¿ha oído hablar del incidente ocurrido en Cerdeña?”

“Sí, parece ser real, la posibilidad de que un Dios Hereje haya descendido parece ser muy probable. Nuestro líder, Sir Salvatore, se encuentra en medio de su expedición a América del Sur y necesitará algo de tiempo para regresar, por lo que lo mejor sería primero reunir información de inteligencia e investigar la situación local.”

“Entonces por favor asígneme funciones de reconocimiento. Estimado tío ―no, Comandante en Jefe Blandelli de la Cruz de Cobre Negro, la caballero Erica Blandelli hace presente su petición.”

La organización de Caballeros Templarios que había dominado Europa en la Edad Media.

Tanto los descendientes de los caballeros, los hijos de Dios, así como los magos que servían a la deidad demoníaca Baphomet, este doble origen era la verdadera identidad de Erica y el resto de su orden. Aunque hubo numerosas asociaciones mágicas que heredaron los ritos secretos de los Caballeros Templarios, la Cruz de Cobre Negro, con sede en Milán, era una de las asociaciones más fuertes.

Inquietantes incidentes estaban ocurriendo en Cerdeña, al sur de Italia.

Este informe llegó a la Cruz de Cobre Negro hace dos días, traído por uno de sus miembros que se encontraba allí. Esta información probablemente no se había extendido a entre la mayoría de las asociaciones mágicas de Italia.

Eso le dio a Erica la idea de pedir ser enviada allí.

Sin embargo, el tío Paolo sacudió la cabeza con una expresión seria.

“Tú eres mi tesoro ― una genio que algún día estará en lo más alto de la asociación mágica. Admito que ese es mi deseo personal. De todos modos, es probable que no tengas ninguna experiencia previa con los dioses, ¿no es verdad?”

“Sí, es correcto. Precisamente porque no tengo ninguna, quiero adquirir experiencia esta vez.” Erica se jactó sin tacto.

La confianza absoluta en su capacidad era la raíz de ese tipo de actitud.

Las artes marciales enseñadas personalmente por su tío desde una temprana edad, así como todo tipo de magia heredada del linaje de los Caballeros Templarios de la antigua Roma a la Europa medieval.

Había muy pocas personas que podrían obtener maestría en todas estas técnicas difíciles a la edad de quince años como Erica. En Italia, Liliana Kranjcar, también de Milán, era la única rival de la misma edad que Erica reconoció.

“En el pasado, se alió con la princesa Alicia, gobernante de la Witenagemot^*, para oponerse conjuntamente al Príncipe Negro Alec. En reconocimiento a su éxito, se le otorgó el título de Diavolo Rosso. Si yo fuera a heredar el título de mi estimado tío, entonces tengo la necesidad de mostrar mi excepcional talento.”

(NOTA: Fue una institución de la Inglaterra Anglosajona entre los siglos VII y XI; significa, en inglés antiguo, Asamblea de hombres sabios.)

“Yo tenía 25 años en ese entonces, diez años más que tu edad actual. No te precipites, aún te queda mucho por aprender. Si quieres acercarte a los dioses, no sería demasiado tarde hacerlo en unos pocos años.”

Poseyendo una gran previsión, el tío trató de disuadir a su sobrina con sinceridad, pero Erica no aceptó.

“Demasiado tarde. Si no ganara ahora el título de Diavolo Rosso que carga mi estimado tío, éste será heredado por ese ordinario y humilde Gennaro. Definitivamente no deseo ver al noble título de Líder de la Cruz de Cobre Negro caer en manos de ese tipo de hombre.”

Diavolo Rosso fue el título ganado por Paolo Blandelli hace casi veinte años.

Este era un título de honor que poseía el caballero que representaba a la Cruz de Cobre Negro ante terceros. Sin embargo, tres meses atrás, su tío tuvo que renunciar al título a fin de ascender al cargo de Comandante en Jefe.

Estaba prohibido mantener los títulos de caballero principal y comandante en jefe, en otras palabras, Paolo Blandelli ahora estaba retirado de las filas de los caballeros en servicio.

Aunque Erica era reconocida como un prodigio, aún le faltaba experiencia. Ni sus logros ni su reputación eran suficientes para heredar el título.

Sin embargo, sería otra la historia si ella ganase elogios enfrentando los mayores desastres que aparecen en este mundo ― los Dioses Herejes.

“…Erica, ¿podría ser que tengas la intención de convertirte en una Campione?”

“No soy tan confiada. Desde luego, si hubiera alguna oportunidad, no me importaría llegar a ser alguien como Sir Salvatore Doni, aunque eso es sólo una ilusión… Sin embargo, tengo algunas ideas sobre cómo sellar la existencia de un Dios o suprimirlo.”

“¡De verdad! ¡Si tú lo dices, entonces seguramente has hecho algunos preparativos!” Erica asintió con la cabeza de forma obvia ante su tío.

“Yo sabía que este día llegaría, así que he estado trabajando duro estudiando la Gólgota* Las palabras de hechizos y rituales de invocación. Si fuera posible, me gustaría verlos ahora mismo.”

(NOTA: El lugar en que Jesucristo fue crucificado.)

“Dominar la lanza sagrada de oración y llanto a tal edad, tu habilidad asusta un poco.” Suspirando mientras hablaba, la expresión facial del tío cambió.

Ahora era el rostro del severo Comandante en Jefe de la temible organización de los caballeros carmesí.

“Está bien, Erica. Ve a la tierra en peligro. Mostrar coraje y fuerza es el deber de un caballero. Una vez que las palabras hayan sido pronunciadas, es absolutamente necesario completar este reto. ¿Entiendes?”

“Afirmativo. Erica Blandelli ahora irá a Cerdeña para investigar y descubrir la verdadera identidad del Dios Hereje que apareció allí. Voy a intentar todo lo posible para sellar a este dios y restaurar la paz en la isla. Aguarde mis buenas noticias.”

El tío asintió con la cabeza ligeramente ante la respetuosa respuesta de su sobrina.

“Parece que, al haber nacido en esta pacífica era, seguramente lo tienes claro. Realmente espero que aprendas la diferencia entre el valor y la falta de previsión. Ruego que poseas amigos de confianza y compañeros para caminar juntos por el camino del caballerismo. También deseo que tu viaje sea un éxito, y rezo para que puedas darme paz mental.”

“Oh, estimado tío, ¿me está tratando como a Aníbal*?” Erica sonrió.

(NOTA: El legendario general Cartaginense reconocido como uno de los más grandes generales de la historia.)

Érase una vez, un famoso general de Cartago que derrotó a la República Romana y marchó a Italia.

Como el más grande estratega militar antiguo, fue elogiado por el famoso general romano Escipión* antes de una batalla decisiva. Las palabras de Escipión fueron ‘al haber nacido en esta pacífica era, seguramente lo tienes claro’. En la batalla de Zama, el general táctico de clase mundial fue finalmente derrotado.

(NOTA: El general romano conocido por derrotar a Aníbal.)

“En comparación con el perdedor Aníbal, me imagino que soy más como el vencedor Escipión―”

“Esto se determinará en el momento en que te encuentres con el Dios Hereje. Entonces me voy primero, y oraré por el día en que nos encontremos de nuevo después de tu supervivencia.”

El tío Paolo se levantó de su asiento y partió frente a los ojos de Erica.

— Tal vez fue pura coincidencia, pero esto sucedió el mismo día en que Kusanagi Godou de Tokio hizo su declaración de ir a Italia. Por supuesto, ella no podía saber esto.