Nishino (NL)

Volumen 5

Extra 1: Un Día en un Bar. (Nishino y Gabriella)

Fue un poco después de las 6 p.m. Fue en un bar reducido instalado en el sótano de un edificio de varios inquilinos en las afueras de la concurrida zona del centro de Roppongi, en un espacio reducido de poco más de 2,3 metros cuadrados. Había un hombre y una mujer sentados uno al lado del otro en el mostrador, discutiendo entre ellos.

Son Gabriella y Nishino.

— ¿Por qué no está Onee-sama contigo? Escuché que dejaron la escuela juntos.

— ¿No te dije antes que nos separamos en la carretera? Dijo que iba a parar en la tienda de comestibles.

El primero mira con desaprobación las palabras del segundo.

Aparentemente, Gabriella visitó el mismo lugar en busca de Rose. Sin embargo, mientras la persona que buscaba no estaba allí, se encontró con su enemigo natural, el futsumen, y así mostró su dificultad.

La posición en el mostrador está a dos asientos de Nishino.

— ¿Por qué no te vas a casa?

— Onee-sama podría venir aquí a perseguirte.

— Ya veo. Bueno, haz lo que quieras.

Gabriella parece frustrada con su instinto. Nishino respondió a esto inclinando su vaso. El sonido del hielo rodante que resonó con un estruendo hizo que sus nervios se pusieran en su contra. Es una atmósfera muy sensible en el lateral.

Esto hizo que Marquis, que estaba allí, se sintiera incómodo.

— Chicos, no peleen en la tienda, ¿bien?

— No tengo intención de hacerlo. Por supuesto, si la otra parte lo insta, entonces no será el caso.

— No tengo ninguna disputa, pero tengo una idea para ti.

Gabriella dijo, mirando a la vuelta de la esquina del bar. Parece ser un destello de inspiración.

— ¿Qué?

— Juguemos un juego de dardos por ahí. Si gano, tendrás que alejarte de Onee-sama en el futuro. Por supuesto, tienes prohibido usar tus poderes en cualquier tipo de competición.

— ¿Qué pasa si gano?

— … Te invito a un trago.

— Bueno, está bien.

Con un pequeño asentimiento, Nishino se levantó de su silla. Sacó unos dardos de la diana de la esquina del mostrador, que todavía estaba pegado allí, y se dirigió al fondo de Gabriella. Luego colocó la mitad en su mano delante de ella.

— Lancemos tres cada uno y el que anote más, gana.

— Lo entiendo.

La distancia entre ellos y la diana es de unos dos o tres metros. No es muy diferente de una típica competición de dardos. Se levantó para mirar esto y dijo.

— Es aburrido a esta distancia. Demos un poco más de espacio.

— Está bien, pero ¿estás tan segura de los dardos?

— ¿Tienes miedo de perder?

— De acuerdo, bien.

Unas palabras para la venta. Asegurándose de que Nishino asentía, Gabriella colgó la diana sobre la puerta del restaurante y se la mostró. Al ver esto, el camarero habló desde el otro lado del mostrador.

— Oi oi, ¿qué se hará si un cliente entra?

— ¿No importa si es sólo unos minutos después de que oscurezca?

— …

Marquis, que es notoriamente débil con Gabriella, no puede evitar callarse.

A eso, Gabu-chan se volvió hacia Nishino y agarró un dardo de la encimera.

— Ahora bien, empecemos.

— Tu invitaste. Te daré el primer movimiento.

— Veamos cuánto tiempo puedes permitirtelo.

Murmurando brevemente, Gabriella lanzó un dardo.

Entonces, justo cuando sus dedos se soltaron, ocurrió lo que Marquis temía.

La puerta de la tienda donde estaba colgada la diana se abrió de repente.

Rose entró en la tienda, con una bolsa de compras del supermercado.

— Hola, Nishino-kun, estoy…

Un dardo lanzado por Gabriella fue clavado en su frente con un empuje crujiente.

Los ojos de Rose se abrieron de par en par al recibir un estímulo inesperado.

Lo que se reflejaba en esos ojos era Gabriella, que acababa de lanzar el dardo, y Nishino, que esperaba su turno con una flecha en la mano a su lado. Ambos miran a Rose, una expresión indescriptible en sus rostros.

Marquis decidió abandonarlo todo y retirarse a la parte de atrás de la tienda.

-FIN DEL VOLUMEN 5-