Kami Tachi ni Hirowareta (NL)

Volumen 4

Capitulo 3: Edificio Perfectamente Utilizable

Episodio 17: El Taller De Artículos Mágicos De Dinome

Dos días después, llegué a la puerta de Keleban sin que me atacaran ni una sola vez en el camino.

“Disculpe, pero ¿sabe dónde está el Taller de artículos mágicos de Dinome?” Le pregunté al guardia de la puerta. “Creo que se supone que debe estar por aquí”.

“Dirígete hacia el este,” respondió el guardia. “Siga recto por esta carretera hasta llegar a la calle 24, y luego… Lo siento, las carreteras alrededor son bastante complicadas. Es difícil describir las instrucciones exactas con palabras”.

“Está bien, me dijiste suficiente. Gracias.”

“Ten cuidado entonces. ¡Oh, en realidad, ese carruaje podría llevarte allí en un santiamén!”

Agradecí al guardia por la ayuda y luego me acerqué al carruaje que me indicó. No tenía capota ni asientos, por lo que parecía un gran carro para transportar mercancías. En él no había nadie más que el cochero, así que no estaba seguro de que fuera el vagón correcto.

“Disculpe, ¿cuánto costaría un viaje a la calle 24?” Yo pregunté.

“¿24? Dos pequeñas monedas de bronce”, dijo el cochero.

“Aquí tienes, entonces.”

“Métete en la parte de atrás. Estaba a punto de irme”.

Una vez que subí, el cochero hizo que el carruaje se moviera. Observé cómo las calles pasaban lentamente a mí alrededor y escuché el ajetreo y el bullicio de la gente del pueblo. También había mucha gente en mi última visita, pero ahora la multitud parecía aún mayor.

“Entonces, ¿de dónde vienes, chico?” preguntó el cochero.

“Gimul”, respondí.

“Muy cerca, ¿eh? ¿Estás aquí para hacer turismo solo?”

“Soy un aventurero, pero cuando termine la solicitud por la que estoy aquí, me encantaría ver los lugares de interés. Pronto se abrirá un mercado especial, ¿no es así?”

“Sí, mañana. Esta vez es el mercado de artículos mágicos”.

“¿Hay más de un gran evento de mercado?”

“¿Qué, no eres de por aquí? Todos en Gimul, diablos, todos en toda la región conocen los mercados. Hay seis de ellos al año. El producto principal cambia cada vez, pero siempre se lleva a cabo en la plaza central. Siempre hay todo tipo de carritos de comida y cosas que se abren a su alrededor. No se sienten tan especiales después de que has vivido aquí unos años, con ellos arrastrándote cada dos meses. Sin embargo, nos aportan muchas ganancias”.

El carruaje se detuvo para dejar entrar toneladas de nuevos pasajeros. Estábamos bastante apretados.

“¿Hm? ¡Aférrense a algo, amigos!” Gritó el cochero. “¡Podría haber un poco de baches por delante!”

Los pasajeros se agarraron al borde del carruaje. Seguí su ejemplo, pero no tenía idea de lo que estaba pasando. Antes de que pudiera resolverlo, un carro más pequeño pasó lentamente de adelante hacia la derecha. Estaba lleno de barriles y el conductor era un hombre bastante mayor. Hombres jóvenes en otros carruajes gritaban obscenidades mientras lo rodeaban para pasar.

“Malditos, eso es peligroso”, murmuró nuestro cochero mientras fruncía el ceño. Tuve que admitir que incluso para un ojo aficionado, los jóvenes parecían algo agresivos con la forma en que se cruzaban con el anciano. Dicho esto, definitivamente fue lento y potencialmente obstructivo. No sabía exactamente a quién se refería el cochero como peligroso.

Los otros pasajeros empezaron a inquietarse cuando nos acercábamos a la siguiente parada y allí estaba una mujer de mediana edad con la complexión de un luchador de sumo. Pidió que la llevaran a la calle 24 y se subió al carruaje. Todo el mundo estaba consternado por esto, pero especialmente yo, porque ella tropezó y cayó sobre mí mientras subía. Se disculpó, pero le dije que no estaba especialmente herido. Luego se sentó a mi lado y el estrecho carruaje se sintió aún más estrecho.

***

La mujer fue lo suficientemente amable como para guiarme al Taller de artículos mágicos de Dinome después de que bajamos del carruaje. De lo contrario, nunca lo habría encontrado, así que me alegré de haber preguntado. Saqué mi equipaje y la publicación del trabajo de  Item Box, luego crucé la puerta y vi a una mujer corpulenta sentada en el mostrador. Habría sido difícil llamar a la tienda especialmente grande. Si tuviera que compararlo con algo, sería como una pequeña tienda que encontraría en el andén de una estación de tren.

“¡Bienvenidos!” dijo la mujer. “¿Oh? Qué visitante tan adorable tenemos. Nunca te había visto antes. ¿Eres un chico de los recados? Puedes conseguir lámparas o carbones aquí, si eso es lo que necesitas”. Señaló un estante debajo del mostrador. Llevaba pequeños objetos mágicos que presumiblemente eran mercancía. Pero, lamentablemente, no era cliente.

“Soy un aventurero, de hecho, y estoy aquí para entregar algo”, dije. “¿Puedes firmar para esto, por favor?”

“Un momento, por favor,” respondió ella. “¡Papá!”

“¡¿Qué?! ¡Dame un segundo!” alguien gritó desde otra parte de la tienda.

“Tendrás que darle un momento. Estará aquí pronto”, explicó la mujer.

Unos minutos después, apareció un hombre barbudo. “¿Qué deseas?” preguntó.

“Él entregó algo”, dijo la mujer. “Es para ti, así que probablemente deberías ser tú quien lo tome”.

“¿Entregó algo?” repitió el hombre. “Oh, ¿las partes? Y aquí pensé que no llegarían a tiempo”. Firmó la oferta de trabajo y me la devolvió. Ahora solo tenía que informar al gremio.

“Gracias,” dije. “Me iré, entonces”.

“Espera”, dijo el hombre. “Trajiste esto de Gimul, ¿verdad? Si no tiene prisa, ¿qué tal si se queda a tomar una taza de té? Solo tenemos cosas baratas, si te parece bien. Oye, ¿puedes hacer el té?”

“Subiendo”, dijo la mujer. El hombre que realmente hizo la oferta regresó a la parte trasera de la tienda, dejando que su hija hiciera el trabajo. No quería que su trabajo se desperdiciara, así que me quedé. Cuando terminó el té, me paré en un extremo del mostrador para beberlo. Curiosamente, olía a café.

“¿Qué tal?” ella preguntó.

“Está delicioso”, respondí.

“Eso es genial. Este té es poco común, así que no estaba muy segura”.

“Me recuerda algo que he bebido antes. ¿Está hecho de frijoles tostados? ¿O las raíces de una flor?”

“Está hecho de las raíces de una flor de dante, aparentemente. No sé mucho al respecto, pero se supone que es bueno para ti”, dijo. Eso significaba que probablemente era café de diente de león, lo que me trajo algunos recuerdos. Solía beber esto todo el tiempo en la oficina, aunque con algunos toques extra.

“¿Dónde puedes comprar esto?” Yo pregunté.

“Te debe gustar mucho, ¿eh? El viejo que dirige la farmacia en el barrio siempre comparte algunos con nosotros, pero lo hace como pasatiempo. No está a la venta, no creo”.

Ahora sabía cómo llamaban a la flor, así que podía conseguir un poco y preparar el café yo mismo. Por lo que recordaba del café de diente de león en la Tierra, se suponía que debías lavar las raíces y dejarlas secar, luego tostarlas y hervirlas. No fue tan difícil.

“Muchas gracias por esto”, dije cuando mi taza estuvo vacía.

“No hay problema. ¿Ya te vas?” preguntó la mujer.

“Sí, tengo que encontrar una posada para esta noche. Sin embargo, gracias de nuevo”, dije y me volví para salir de la tienda. Pero justo cuando puse mi mano en el pomo de la puerta, alguien abrió la puerta desde afuera. Ambos nos quedamos paralizados para evitar chocarnos. Fue entonces cuando vi quién era y me congelé aún más. No era otro que Serge.

“Hola, Serge, qué coincidencia”, le dije. “Sabía que estabas en la ciudad por el mercado de objetos mágicos, pero aun así”.

“De hecho”, convino Serge. “¿Por qué estás aquí?”

“Entregué algo para el gremio de aventureros. Era urgente, así que tuve que apresurarme un poco”.

“Interesante. He ido de un lugar a otro para saludar. Estoy bastante cerca de este taller”.

El hombre de antes volvió al mostrador. “¡Serge! ¿Finalmente estás aquí?” él dijo.

“¡Oh! Cuánto tiempo sin verte, Dinome —dijo Serge.

“Solo han pasado un par de meses. Bueno, me alegra ver que te está yendo bien. ¿Conoces a ese chico?” preguntó el hombre y me miró con curiosidad.

“Soy Ryoma Takebayashi”, dije. “Serge ha hecho mucho por mí”. “Oh, no, has hecho mucho por mí”, dijo Serge. “Es tan joven como parece, pero te hace querer estar en buenos términos con él. A él también le interesan los objetos mágicos, aparentemente”.

“¿Es eso cierto?” dijo el hombre barbudo. “Me sorprende escuchar a Serge aquí elogiarte tanto. Soy Dinome. Puede echar un vistazo al interior, si está interesado”.

“¿Puedo?” Yo pregunté.

“Seguro que puedes, por eso te ofrezco. Iba a mostrárselo a Serge de cualquier manera”.

Antes de que pudiera decir algo más, Dinome se dirigió a la parte trasera de la tienda. Serge lo siguió como si estuviera acostumbrado a esto. Me incliné ante la hija de Dinome y luego la seguí.

La trastienda era más grande de lo que podía haber imaginado desde la propia tienda. Había cuatro vehículos que parecían cajas con ruedas pegadas. Es de suponer que se trataba de móviles magnéticos. También vi piezas variadas y mesas de trabajo en los bordes de la habitación. En el lado opuesto de la habitación, había una puerta grande que debía haber sido para aceptar envíos de suministros, y también una ventana bastante grande. La habitación era luminosa y se sentía espaciosa.

“No andes tocando todo, pero siéntete libre de mirar”, dijo Dinome. Serge, ven conmigo. Serge hizo lo que me pidió, y no sabía qué más debía hacer, así que seguí a Serge. Le estaban hablando de los magimóviles.

“¿Entonces este es el último modelo?” Preguntó Serge. “No se ve tan diferente”.

“Quizás no en el exterior, pero tiene más potencia y un marco más ligero”, explicó Dinome. “Sin embargo, todavía no resuelve el gran problema”. “¿No puede transportar mercancías?”

“Puede siempre que sean ligeros. Estamos en una posición un poco incómoda. Si hace el marco más ligero, tendremos que preocuparnos por la durabilidad. No vale la pena sacrificar la seguridad”.

“Sí, ese es el problema. Las carreras siempre tendrán colisiones”.

El tema de las carreras de coches eléctricos surgió varias veces, así que pensé que podrían estar planeando participar en una. Como si Dinome fuera el mecánico y Serge fuera el patrocinador, algo así. Al principio pude seguir la conversación, pero finalmente comenzaron a activar elementos mágicos y a entablar discusiones profundas y fanáticas. Cuando empezaron a hablar sobre la cantidad de revoluciones que podía hacer la fuente de energía, me escapé a otro lado.

Miré alrededor del taller, pero para ser honesto, no sabía lo que estaba mirando en su mayor parte. Finalmente encontré algo un poco más normal. En medio de todos los magimóviles con forma de caja, había lo que parecía ser un carruaje ordinario. La única diferencia era que no había forma de atar un caballo a este carruaje, pero había un lugar para un cochero. No parecía ser un magimóvil, pero pensé que podría ser algún otro tipo de objeto mágico. Quería saber más, así que esperé la oportunidad de interrumpir la conversación de Dinome y Serge.

“Dinome, ¿qué tipo de objeto mágico es ese?” Yo pregunté.

“¿Ese? No tiene nada de mágico, es solo un carruaje. Un vecino me pidió que lo arreglara”, dijo Dinome.

Eso tenía sentido para mí, pero Serge estaba ladeando la cabeza. “Es extraño que estés dispuesto a reparar un carruaje normal”, dijo.

“Sí, bueno, ya sabes”, murmuró Dinome.

Antes de que pudiera preguntarle qué quería decir, Serge bajó la voz y me lo dijo. “Se ha ablandado mucho desde que nació su nieto hace unos años, pero en el pasado siempre se negó a tocar nada que no fueran objetos mágicos. Si alguien tenía un carro roto, le diría que acudiera a un especialista para eso”.

“Para decirte la verdad, quería algo de dinero. Es para mi nieto”, dijo Dinome, con la cara enrojecida.

“¿Le vas a comprar un regalo? Entonces déjame ayudarte con eso”, ofreció Serge.

“Lo siento, pero no, es dinero de matrícula”.

“¿Para la academia en la capital?”

“Correcto. En cuanto a por qué, bueno, déjame decirte”, dijo Dinome con orgullo, claramente ansioso por hablar de esto. “¡Mi nieto podría ser un genio! Todavía tiene solo cuatro años, pero viene a escucharnos hablar mucho sobre el trabajo, ya sabes. A mi discípulo más joven le gusta actuar como un hermano mayor y simplemente explicarle cada pequeña cosa. Él apenas sabe nada, pero de todos modos, ¡mira esto!”

Dinome apenas pudo contener su entusiasmo cuando sacó algunos engranajes de un cajón de una mesa de trabajo. Cogió uno de ellos, lo puso en su palma y dejó que la energía mágica fluyera dentro. Comenzó a girar como el engranaje que Serge me dio el otro día. Sin embargo, en comparación con ese, este giraba extremadamente lento y se detenía periódicamente antes de comenzar de nuevo.

“A juzgar por la conversación hasta ahora, supongo que su nieto hizo esto”, dije.

“¡Lo tienes, chico!” Dijo Dinome. “¿No es algo? No es lo suficientemente bueno para vender, pero recuerde, solo tiene cuatro años”. “¿Entonces es bueno para su edad?”

“¡Puedes apostar! Lo cargué en mi espalda mientras trabajaba cuando él era un bebé, así que tal vez aprendió de eso en algún momento, pero aun así fue una gran sorpresa”.

“No puedo usar magia encantadora, así que estoy un poco celoso”.

Nunca podías hablar con gente así, pero era bastante fácil tratar con ellos siempre que dejaras en claro que estabas escuchando. Seguí esa regla general que aprendí en la Tierra, y finalmente lo escuché alardear de su nieto por un tiempo más.