Heavy Object (NL)

Volumen 14

Capítulo 2: Acción Independiente Tomada tan Casualmente como una Donación en una Tienda de Conveniencia >> Dominación de la Línea Desmilitarizada del Centro de Norteamérica

Parte 8

Él había sido dejado atrás.

El sheriff Thomas Goldenclipper se había quedado atrás por la rápida serie de eventos. Era cierto que esto era demasiado para él para manejarlo.
Un choque militar entre el Reino de la Legitimidad y la Organización de la Fe no era algo que él pudiera resolver con un revólver de seis disparos que no había disparado desde su entrenamiento. Con el miserable salario de un sheriff, él no podía aspirar a igualar la riqueza de ese noble adinerado que bombardeaba a las personas con cheques o a las administradoras trillizas del sitio de caridad.

¿Cuál era la verdad detrás de las sonrisas de la Organización de la Fe?

¿O de las fábricas temporales que apoyaban la vida de todos?

¿O del cromo hexavalente?

¿O del paradero del anillo que formaba pareja con el suyo?

Cuanto más se acercaba a la verdad, más difícil era de soportar. La esperanza no se podía encontrar en ninguna parte. Si era tan doloroso, podría haber sido más fácil detenerse y acurrucarse en una bola. Él realmente, realmente, realmente pensó en hacer eso. Él creía que solo estaba peleando una lucha sin sentido que no lo beneficiaría en lo más mínimo.

Pero. Incluso así… “…Cállense…”
Su voz era apenas audible.

Sus rodillas temblaban mientras hablaba con chicos y chicas que no tenían ni la mitad de su edad y solo podían llamarse niños. El calor se acumulaba profundamente en su cabeza y sus conductos lagrimales amenazaban con abrirse.

Pero él lo dijo.

Él se las arregló para decirlo. Y una vez que las primeras palabras salieron de su boca, él no pudo ver ninguna razón para contenerse.

“¿Las fábricas de la Organización de la Fe? ¿La verdad del cromo hexavalente? ¿Están esperando que

comencemos a creer que esos son sacrificios nobles y que las almas de esas personas viven en el Object? ¡¡No sé de qué están hablando!! …¡No me dejare influenciar tan fácilmente! ¡No los obedeceré! ¡¡Claro, la Organización de la Fe ha hecho algunas cosas malas pero eso no significa que me voy a aliar con el Reino de la Legitimidad!! ¡Maldita sea, no jueguen con nosotros! ¡Somos seres humanos! ¡¡No se metan con nuestras vidas!!”

El estado de derecho tendía a ser lento para actuar en zonas en blanco no gobernadas por ninguna de las cuatro potencias mundiales. Las emociones de las personas tendían a prevalecer sobre las reglas explícitas, por lo que era bastante común que las personas se vengasen después de que su amante fuera asesinado o de que los ricos les robaran a ciegas.

El idealismo era inútil aquí.

Él sabía eso. Él sabía todo eso bastante bien. Y aun así…
“¡¡Escuchen!! ¡¡No importa lo doloroso que sea, incluso si se siente como caminar descalzo por un sendero de cristales rotos, no me detendré!! ¡¡Es mi deber proteger a las personas de esta ciudad!!
¡Ríanse si quieren! ¡¡Sostengan sus costados y den una buena carcajada sobre lo impotente, frágil y poco realista que soy!! ¡Pero todavía llevo ese deber! ¡Soy un sheriff que lleva el orgullo de las personas de esta ciudad con esta insignia en mi pecho! Así que lo enfrentare sin importar lo doloroso que sea. ¡No voy a mirar hacia otro lado! ¿¡Me escuchan!? ¡¡¡¡¡No lo haré!!!!!”

Él había decidido que sería un sheriff.

Esa razón podría parecer patética para las personas que tenían que pensar en el destino del mundo, pero él aun así había decidido tomar este camino. Él no podía disparar un arma muy bien y su estómago había engordado con tanto café y donas, pero él había decidido hacer de esta una ciudad tranquila y había trabajado para ese fin hasta el día de hoy.

¿Cómo podría desechar eso ahora?

Si él no pudiera ser idealista, ¿quién en esta ciudad podría?

Si un volcán hacia erupción o un huracán de tamaño sin precedentes atacaba, no había forma de que un sheriff pudiera detenerlo. ¿Pero acaso podía abandonar su deber solo porque no había nada que pudiera hacer? Él todavía tenía que subirse a su automóvil de policía abollado que había sido reparado tantas veces hasta que estuviera apenas presentable, tenía que conducir y tenía que buscar a alguien que no hubiera evacuado o que aprovechara la situación para saquear o robar.

“…Esta es nuestra ciudad.”

¿Cómo podría abandonar su deber?

Alguien importante para él pudo haber sido envenenado hasta la médula por una sustancia tóxica y después enterrado en el desierto como un peón reemplazable. Cuanto más pensaba en eso, más horroroso era, pero él todavía no podía abandonar su deber.

¿Quién recogería sus huesos?

¿Quién podría buscar la verdad?

Eso obviamente no era un trabajo para algunos soldados forasteros. Tenía que ser la policía o los sheriffs con raíces en esa ciudad.
“¡¡No me importa el destino del mundo o la fricción entre las potencias mundiales!! ¡Esta Ciudad Silo
– la Pizza Gigante es una ciudad pacífica que promete a sus residentes respetuosos de la ley una vida feliz! Escuchen, no dejaré que algunos soldados forasteros pisoteen la verdad. ¡¡No dejaré que esto lleve a la guerra!! Preservaré la escena del crimen, revelaré la verdad y arrestaré al perpetrador.
¡¡¡¡¡Porque ese es mi trabajo!!!!!”

Su opinión puede haber sido completamente irrealista.

Es posible que él solo haya estado deteniendo la serie de eventos a su alrededor.

Por un lado, no había garantía de que las reglas habituales se aplicaran aquí cuando el Reino de la Legitimidad y la Organización de la Fe habían llegado con un poder extraordinario. Si alguien aquí sacara su arma y disparara entre los ojos del tonto sheriff, probablemente todo terminaría sin que se responsabilizara a nadie.

…Él podría morir aquí.

Solo era hasta ahora que se daba cuenta de eso, pero él no retiraría lo que había dicho.

“Ya veo. Solo puedo asumir que estás preparado para respaldar esas palabras con acciones.”

La mujer de largo cabello plateado, que parecía ser la líder de estos soldados, se volteó hacia él. Y entonces algo inesperado sucedió.
Ella juntó sus talones, enderezó su espalda y levantó en silencio su mano derecha.

Alguien que vivía en un mundo completamente diferente saludó al obeso sheriff con una expresión totalmente seria en su rostro.

“No tenemos tiempo para preparar el papeleo oficial, por lo que desafortunadamente solo puedo hacer un acuerdo verbal. No obstante, el 37mo Batallón de Mantenimiento Móvil del Reino de la Legitimidad ahora otorgará plena autoridad para evacuar la Ciudad Silo – la Pizza Gigante con la policía local.”

“¿Eh? ¿Ah?”

“Aquí están los documentos sobre el estado de la ciudad basado en imágenes de satélites y drones. Y aquí están los documentos sobre la población que necesita evacuación. Asumo que la policía local

conocería esta tierra mejor que nosotros, pero podría ser un material de referencia útil.”

A Thomas le sorprendió por completo este giro de los acontecimientos y la comandante de cabello plateado le guiñó un ojo mientras seguía saludando.

Y con el aroma ligeramente dulce del humo, sus labios encantadores formaron una sonrisa.

“Si quieres hacerlo a tu modo, entonces sigue hasta el final. Si crees que puedes evacuar a diez mil personas bajo tierra sin la ayuda del ejército, entonces ponte a trabajar. Puedes usar eso para sacar lo mejor de nosotros.”

Dicho esto, ella se dio la vuelta.

Ella hizo un gesto para que sus soldados se fueran con ella y entonces sujeto la oreja de su hermano que se había quedado observando como si él no formara parte de esto. Entonces ella realmente se fue, arrastrando a su hermano con ella.

“…”

Durante un tiempo, el sheriff se olvidó de intentar siquiera comprender lo que acababa de suceder. Pero él no podía quedarse parado para siempre.
Esta era una batalla. Era una batalla crucial que decidiría si la población de esta ciudad silo podría o no vivir orgullosa y sin inclinarse ante nadie.

Él tenía que preservar su dignidad para que no se rieran y dijeran “te lo dije”. “¡¡N-no creo haber estado nunca así de ocupado!!”