Slayers (NL)

Volumen 2

Capitulo 4: ¿Quién Está Detrás de Todo?

Parte 4

Me quedé totalmente paralizada, y Gourry también.

La casa de Tarim se había convertido en una carnicería. Nada más entrar por la puerta nos entraron arcadas por el olor a muerte. La sangre de mercenarios muertos se había unido para formar un mar de sangre que cubría toda la planta baja. Me entraron ganas de vomitar. Había estado en muchos, muchísimos campos de batalla en mi corta vida, pero nunca te acostumbras a un olor así.

Si te encuentras con alguien que diga que no le molesta, ten mucho miedo.

Ver lo que quedaba de los mercenarios contratados por Tarim era suficiente para revolver el más resistente de los estómagos.

Parecía que se hubiesen enfrentado a una legión de esos homúnculos. No es una lucha que esperase que los mercenarios pudiesen ganar, pero jamás habría imaginado semejante… masacre.

– ¿Dónde está Lantz? – Preguntó Gourry, devolviéndome al presente.

– ¡Dentro! – Dije mientras avanzaba, con mis botas chapoteando en la sopa de tripas, como si andase por el barro.

Lantz… bueno, estaba tirado en el suelo en mitad de un montón de trozos de cadáveres y muebles rotos. Aún estaba entero y respirando, lo que era una situación mucho mejor que la del resto de sus compañeros.

Y allí, de pie sobre él, con la espada desenvainada y manchada de sangre: Rod.

– Esperaba que vinieses. Ahora sabremos quién es mejor. – Le dijo a Gourry.

– No lo entiendo. – Murmuré.

– No podía retarte mientras éramos aliados. – Explicó, volviéndose con la espada hacia nosotros. Gotas de sangre caían al suelo como si fuesen signos de exclamación.– Así que es eso. – Respondió Gourry. Estaba horrorizado, pero no sorprendido.

Había una ira silenciosa en sus palabras. Yo aún no entendía de qué iba todo eso.

– Sí. He cambiado de jefe para poder enfrentarme a ti. Ahora trabajo para Halcyform.

“¡¿Que qué?!”

Pensaba que los ojos se me iban a salir de las cuencas.

“Entonces, ¿ha hecho todo esto sólo por esa razón? Espera, entonces eso significa… ¡¡Oh, no!!”

– Siento tener que negarte algo que deseas con tantas ganas. – Dijo Gourry dando un paso adelante. Aún no había desenvainado la espada.

– ¿Negármelo? ¿Qué tengo que hace para… inspirarte? ¿Matar a la chica? – Preguntó Rod.

– Aunque fuese tan fácil, no sería necesario. No pienso negarte la pelea, sólo la victoria. – Respondió Gourry.

Di un paso atrás. La tensión en la sala era casi insoportable.

– Lina, ve a ver qué puedes hacer por Lantz. Yo me encargo de esto.

– De acuerdo. – Dije asintiendo. Me estaba pidiendo que no me metiese en lucha, pasara lo que pasase, y yo había accedido. No estaba muy segura de que pudiese vencer a Rod, pero los ojos de Gourry decían claramente que quería encargarse de él sin ayuda, por lo que yo me centré en Lantz.

El pobre chico estaba sufriendo, pero estaba segura de que podía salvarle.

Coloqué mi mano en la herida de su estómago y recité un hechizo curativo.

– ¿Lo hacemos aquí? – Preguntó Gourry.

– Donde sea. – Respondió Rod con brusquedad.

Gourry tomó su espada y, en un instante, el olor de la sangre, la carnicería… todo lo que no fuese la batalla había desaparecido, apartada de sus mentes por la tensión de su conflicto.

Gourry desenvainó y Rod cargó contra él. Dos flashes de luz gemelos chocaron con un sonido metálico. Gourry desvió un golpe e intentó colar su espada por el flanco de su oponente, pero Rod lo esquivó echándose a un lado mientras giraba la espada con suavidad. Su alcance era mayor. Echando la espada hacia atrás paró el golpe de Gourry al cambiar de dirección bruscamente.

Gourry bajó la espada para bloquear el contraataque de Rod, colocando su espada bajo la de él, y elevándola después.

Pero no fue lo suficientemente rápido. Rod saltó hacia atrás para esquivar el contraataque, y los dos se separaron.

Eran tan rápidos que mis ojos apenas podían seguir sus movimientos.

Los dos se lanzaron contra el otro una vez más. Gourry paró un golpe de Rod por arriba. Rod entonces se echó hacia atrás para intentar atacar por el lado expuesto de Gourry, pero éste hizo girar su espada para parar el golpe de Rod una vez más. Rod se estaba impacientando.

Aunque Gourry estaba peleando a la defensiva, parecía volverse más fuerte, más decidido. Esperaba que tuviese un plan.

Demasiado listo para subestimar a su oponente, Rod no pensaba darle ni un momento. Entonces…

– ¡¡Ha!! – Gritó Gourry, distrayéndose lo suficiente para crear una oportunidad, y Rod era demasiado bueno para dejarla pasar. Su espada pasó junto a la de Gourry, y ninguno de los dos estaba en posición de esquivar.

“¡Se han golpeado a la vez!”

¡CLANG!

Un sonido metálico resonó por las paredes.

Gourry había cambiado su golpe a medio camino, golpeando hacia abajo y hacia su izquierda sobre la espada de Rod. El impacto resultante había partido el arma de Rod, enviando más de la mitad de la hoja al suelo. Gourry, inteligentemente, había apuntado a la espada. Si hubiese golpeado a Rod, él también habría recibido el golpe de su contrincante.

En cuanto Rod se dio cuenta de que su espada se había partido, alteró su ataque, y la punta de la hoja rota golpeó a Gourry. Un hilo de sangre empezó a correr desde un corte en el brazo dominante de Gourry.

– Parece que me he llevado la peor parte. – Dijo Gourry, riéndose.

– No cabe duda de que eres un oponente digno… – dijo Rod, sonriendo. Era la primera vez que le veía sonreír. Y era una sonrisa espeluznantemente amigable.

– Acabemos con esto. – Dijo Gourry cogiendo su arma con ambas manos, elevándola a la altura de los ojos.

Rod dejó su arma rota descansando sobre su hombro derecho, en silencio. Gourry cargó contra él. Rod relajó el cuerpo.

Los dos chocaron espada contra espada, voluntad contra voluntad, y se quedaron así, sin ceder. Entonces, sin perder ni un ápice de fuerza, se separaron de un salto. Creando un amplio espacio entre ellos.

Gourry perdió el equilibrio. Quizás la herida del brazo le estaba molestando, o su pie había resbalado en la sangre. Fuera cual fuese el motivo, por un momento titubeó.

Rod embistió, y la postura de Gourry no le permitiría esquivar o rechazar el golpe. Se cayó hacia delante, de rodillas. Rod levantó su espada dispuesto a hundirla en el hombro izquierdo de Gourry…

Es lo que pretendía. Y lo habría conseguido si la espada todavía tuviese su longitud original. Al usarla como si la espada conservase su hoja intacta, no había alcanzado su objetivo, y sólo había arañado la hombrera de Gourry.

En respuesta, Gourry introdujo su espada por el flanco de Rod.

– Eres… muy bueno. – Rod sonrió. Parecía sinceramente contento mientras elogiaba al hombre que acababa de matarle. Aun con algo de anhelo en su mirada, y con la sangre brotando de su herida, dejó caer su espada –. Me gustaría volver a hacer esto algún día. – Dijo con una expresión infantil en la cara, limpia de maldad.

– Me temo que eso no podrá ser. – Respondió Gourry con sinceridad, y la frente empapada en sudor.

– Ya veo. Sí, es una pena. – Dijo con un suspiro, mientras su vitalidad desaparecía. Cayó de rodillas pero, en una cruel demostración de ironía, no se desplomó en el suelo.

El hombre de negro se había empalado a si mismo con su propia espada.