Otomege Sekai wa Mob (NL)

Volumen 9

Capítulo 7: Individuos Sospechosos

Parte 3

Cierto, estaban los cinco idiotas.

Voy a utilizarlos de la mejor manera posible como en ese juego otome.

—Llamen a Brad para que comande desde Einhorn. Haremos que Greg y Chris trabajen para nosotros. Atacaremos el escondite enemigo.

Cuando dije eso, Julian hizo un llamamiento descarado.

—Leon, todavía queda alguien, ¿no? El hombre en el que más puedes confiar.

—Oh, es cierto. Lo olvidé.

—Por favor sea firme, comandante general.

Asentí con la cabeza a Julian, que me pedía que confíe en él.

—También quiero usar a Jilk en una moto aérea, pero no conozco un grupo de personas dentro de mis conocidos que puedan montar una moto aérea. Él está cuidando de su casa, ¿no?

—…… Leon ¿y yo?

—¿Crees que puedo mandar al príncipe al campo de batalla? Mejor cállate.

Milaine miró a Julian con una expresión complicada cuando lo escuchó y dejó caer los hombros.

Cuando decidí hacer uso de Jilk, el Ministro Bernard hizo una sugerencia.

—Marqués, ¿cuántas motos aéreas quiere?

—Tantas como haya. Si lo pone a él a cargo, debería poder hacer un buen uso de eso. En un lugar como la capital real, una moto aérea es más maniobrable que una unidad armada.

—Entonces la familia Atlee cooperará.

—¿Está seguro? Jilk será quien esté al mando, sabe.

Existió una conexión entre Jilk y la familia Atlee. Jilk fue unilateralmente malo, ha abandonado su compromiso con Clarice-senpai, la hija de la familia Atlee.

Desde el punto de vista de la familia Atlee, Jilk es un hombre imperdonable. Aun así, al Ministro Bernard no le importó y me ofreció su ayuda.

—No me importa. ¿Y lo ha olvidado? Tenemos una pista de carreras de motos aéreas. Tengo muchos conocidos.

Está bien, pero ¿está bien dejar a esa gente con Jilk?…… Bueno, no soy yo sino Jilk quien tiene que preocuparse por las relaciones.

Acepté la propuesta del Ministro Bernard, esperando que Jilk sufra lo mayor posible.

—Por favor hágalo.

—Déjemelo a mí.

Entonces dirigí mi atención a Angie, la persona en la que más confío.

La familia Redgrave, el hogar de los padres de Angie, debe haber aportado mucha fuerza a la capital real. Sería de gran ayuda si nos ayudaran.

—Quiero que la familia Redgrave nos ayude. Angie, ¿puedes preguntarles? Sin embargo, Angie giró la cabeza a un lado cuando la miré a los ojos.

Ella apretó sus manos y negó frustrada con la cabeza.

—…… Lo siento, pero ni mi padre ni mi hermano mayor pueden movilizarse. Ahora se encuentran lejos de la capital real.

—¿Eh?

—No puedo mover el ejército del Duque bajo mis órdenes. Lo siento, Leon. Que extraño.

Vince o Gilbert siempre se quedan en la capital real.

Es posible que los dos regresen a su territorio al mismo tiempo, pero generalmente uno de ellos siempre estaba en la capital real.

Cuando estaba a punto de preguntar por qué estaban ausentes, el Ministro Bernard me puso la mano en el hombro. Mirando hacia atrás, el movió la cabeza de un lado a otro. Milaine también estaba mirando hacia abajo.

¿Es mejor que no pregunté?

—Si no podemos contar con ellos, nos encargaremos de esto con nuestra fuerza actual. En

cuanto al resto, si salgo con Arroganz……

Justo cuando iba a terminar de hablar, Milaine se opuso a que yo saliera.

—¡No debes! Leon…… No, Marqués Baltfault, usted debe quedarse aquí. ¿Le parece bien?

—¿Eh? Ah, sí.

Asentí con la cabeza al no poder decir nada frente a su poderosa persuasión. Entonces Julian se molestó estando a cierta distancia alejado de todos.

—Yo también quería salir.

Sé más consciente de que eres un príncipe.

***

Puente de Einhorn.

Allí, en la misma silla donde suele sentarse Leon, Brad, con un uniforme extravagante, se sentó con las piernas cruzadas.

—Cielos, Leon es muy rudo con la gente dándoles trabajo. Pero a mi… ¡Sí, fue la mejor solución dejarme a mí a cargo de la aeronave! No odio el trabajo con lanza, pero este tipo de posición intelectual me queda mejor.

Del lado de Brad, que parecía divertirse solo, estaban Daniel y Raymond, que habían sido obligados en subirse a Einhorn.

Los dos miraban hacia afuera con consternación.

Aparte del Einhorn, había tres acorazados voladores acompañados de sus amigos. Daniel suspiró y habló con Brad, que está de buen humor.

—Entonces, capitán…

—Llámame comandante. Ahora mismo estoy al mando de cuatro aeronaves.

Raymond mostró una actitud negligente hacia Brad, quien señaló a Daniel su error y le pidió que se corrigiera.

—Comandante, ¿qué vamos a hacer ahora?

La tarea encomendada a Brad y los otros fue transportar tropas en las aeronaves. La función era dejar tropas y suministros en el lugar designado y, a veces, recogerlos y reubicarlos.

Los cañones de una aeronave no podían usarse en la capital real.

También se les encomendó la tarea de hacer sentir su presencia en los cielos de la capital real e intimidar a los alborotadores.

—Ya hemos encontrado el escondite del enemigo. Los rodearemos y los atraparemos en orden. Hay demasiados números, y eso es una molestia.

Daniel estaba descontento y se quejó.

—Si lo sabían, deberían haber entrado desde el principio.

Raymond estaba de acuerdo con él y no podía entender por qué los funcionarios de la capital no lo hacían.

—Así es. Este resultado se volvió así, y algunas personas serán destituidas de sus puestos, ¿no?

Al escuchar a Daniel y Raymond, Brad reflexionó mientras miraba el mapa que mostraba la ubicación del escondite enemigo.

Toda la capital real está bajo el control de Leon. La reina no puede permanecer tranquila tampoco. Y la familia Redgrave los ha abandonado.

La familia Redgrave y otros nobles no cooperaron con los disturbios en la capital real.

Entre ellos se encontraban los nobles que tenían una mansión en la capital real y estaban observando mientras sabían de esta situación. Muchos eran Lords aristócratas.

Era como si no les importara que la capital real estuviera ardiendo en llamas.

…… A partir de ahora, incluso si no le gusta, las cosas se pondrán duras alrededor de Leon.

Brad suspiró un poco, cambió de opinión y puso su mano derecha delante de él.

—¡Bien ya lo decidí, ataquemos en el sentido de las agujas del reloj! Así es más bello.

Tanto Daniel como Raymond se encogieron de hombros y se miraron sin comprender el deseo de belleza de Brad en el campo de batalla.

***

Un bar en la capital real.

Greg rompió la puerta de una tienda, que no tenía clientes debido a los disturbios, y entró. Él iba vestido como un soldado de infantería y llevaba un rifle.

Encabezando un grupo de soldados armados, ingresaron al lugar y lo examinaron.

—¡Es por aquí!

Greg entró con su rifle y encontró una escalera que conducía al segundo piso. El segundo piso del bar era una posada.

Cuando Greg encontró las escaleras, él las subió corriendo. Sin embargo, un soldado lo detuvo por detrás.

—¡Es peligroso!

—No pasa nada.

Con eso, Greg subió las escaleras y se apoyó contra la pared mientras miraba la puerta de una habitación.

Entonces, se oyó disparos desde el interior de la habitación y se vio varios agujeros en la puerta.

Greg utilizó el sonido de los disparos para determinar qué tipo de arma llevaba.

Es una pistola. ¿Solo uno la lleva?

Cuando la persona terminó de disparar, Greg derribo la puerta para ingresar adentro justo al momento en el que la persona estaba recargando, lo que había allí dentro fue una familia que parecía ser un ex-nobles.

—¡Quieto!

Un hombre barbudo, su esposa y su familia.

La familia bajó las armas y levantó las manos cuando los soldados se acercaron por detrás de Greg.

El hombre barbudo empezó a llorar y lamentarse.

—Maldita sea. ¡Maldita sea! ¿Cómo pude dejar que esto sucediera? En ese tiempo, si no hubiera huido, yo también…

Él hombre empezó a poner excusas, pero Greg no tuvo tiempo para escucharlo.

—Es demasiado tarde para llorar ahora. Deberías haber utilizado esa energía hace mucho tiempo.

Frente a él había una familia que había sido despojada de su nobleza tras huir del enemigo durante la guerra con el antiguo Principado de Fanoss.

Esta familia, mientras dirigía un bar y una posada, invitaba a mercenarios y criminales a la capital real para que pudieran ayudar con los disturbios.

Greg dejó la detención de la familia a los soldados.

—Cielos, estos tipos son siempre así.

Greg salió de la tienda con su rifle y se encontró con un Chris con su unidad armada frente al bar.

—Chris, ¿has terminado?

Cuando lo llamó, Chris, dentro de su unidad armada, estaba harto.

[Hemos terminado aquí, pero Brad de nuevo nos dio la orden de dirigirnos al siguiente lugar pronto. Ese tipo también es rudo haciendo trabajar a los demás.]

Hasta ahora, Chris había estado lidiando con mercenarios y criminales que el bar había estado escondiendo.

A ellos se les proporcionaron armas, y entre ellas había unidades armadas.

El grupo blindado, dirigido por Chris, estaban reprimiendo a los enemigos que estaban saqueando la zona.

—Tú también lo tienes difícil.

[Irás al siguiente cuando termines aquí, ¿verdad?]

—Sí, así es. Después de entregar a los criminales, iremos al siguiente escondite. Entonces, unas unidades armadas se juntaron alrededor de Chris.

Una unidad armada volando en el cielo le informó a Chris que habían terminado de despejar la zona.

[Lord Arkwright, hemos terminado con entregar a los mercenarios.] La unidad armada de Chris flotó hacia arriba, y se despidió de Greg. [Bien, entonces dirijámonos al siguiente lugar.]

Greg vio al grupo de unidades armadas voladoras y llevó su rifle al hombro.

—Yo también debo dirigirme al siguiente.

***

Un área donde los edificios de la capital real están densamente poblados.

Mujeres con equipaje en ambas manos corrían por los estrechos callejones creados entre los edificios.

Los representantes y ejecutivos del Bosque de las Damas se estaban escapando.

Detrás de ellas estaban los miembros del Bosque de las Damas y sus familias con equipajes grandes.

Todo equipaje pesado era de gran valor.

Estos pertenecían a la representante y a las ejecutivas, y se les ordenó estrictamente que no los tiraran.

La representante estaba huyendo desesperadamente mientras ensuciaba su vestido.

—¡Dense prisa y huyan! Cielos, ¿Como que “dejen que nosotros nos hagamos cargo”? Los hombres de Rachelle realmente no son confiables.

La representante estaba enojada con Gabino, quien rompió su promesa y se escapó rápidamente.

Una compañera miembro de otra organización que también odia el reino actual descubrió que estaban en peligro cuando vinieron a pedir ayuda al Bosque de las Damas.

—Que el reino asalte en cada lugar los escondites de nuestros compañeros… ¡Nunca escuche

algo como esto! ¿Quién? ¿¡Quién nos ha traicionado!?

Como no querían ser descubiertas, se apresuraron en recoger sus pertenencias y huyeron.

Una ejecutiva que corría detrás habló de una compañera que había abandonado a la representante.

—¿Está segura de eso? ¿No sabe que Zola y los demás a los que usted les encargo trabajo abandonaron el escondite?

Desafortunadamente, Zola y los demás no estaban en el escondite cuando las cosas empeoraron y decidieron huir.

Ellas salieron debido a las órdenes de la representante, pero es por eso que llegaron tarde en escapar.

—¡No me importa! Es por su familia que estamos en este lío. Espero que los atrapen. El Bosque de las Damas estaba huyendo por el callejón.

Intentaban escapar de la capital real, pero cuando salieron del callejón, fueron iluminadas por una luz.

—¿C-Como……?

La cansada representante se derrumbó de rodillas en su lugar, ella estaba rodeada de soldados en motos aéreas.

Mirando hacia atrás en el camino se podía ver a unos soldados en sus motos aéreas bloqueando los callejones estrechos. Ellos les estaban apuntando con su arma y no había forma de huir.

Dejando caer los hombros, una de las motos aéreas descendió.

Cuando el soldado se quitó el casco, el ex-noble, a quien también conocía la representante, estaba sonriendo.

—Lord…… Jilk.

Jilk, que fue llamado por su nombre, quedó un poco consternado.

—Oh, me conoces. Lamentablemente, no me acuerdo de ti.

La representante le suplicó a Jilk, aferrándose a una mínima salvación.

—Lo he visto desde lejos antes y he sido fanática de usted durante mucho tiempo. Por favor.

¿Podrías dejarnos huir de este lugar?

Cuando Jilk la escuchó, él sonrió y le contestó.

—Lamentablemente no puedo hacer eso. A mí también me cuesta perder un fan, pero también seria tratado como criminal si las encubriera a ustedes, que causaron disturbios en la capital real. Eso es algo que mis fans no desean, ¿verdad? Así que las arrestaré. ……

Arréstenlas a todas.

***

Cuando Jilk dio instrucciones a las personas que le rodeaban para capturar a la representante y las demás, las motos aéreas bajaron una tras otra.

Sin embargo, ellos le mostraron una actitud fría.

—¿Cómo que “arréstenlas”?

—Maldito bastardo.

—Maldita escoria que abandonó a la señorita Clarice.

Los motociclistas aéreos, que estaban insultando a Jilk, obedecieron las órdenes con frustración.

Entre ellos había un hombre que formaba parte del séquito de Clarice.

Es un hombre excelente que fue derrotado por Leon en una carrera de motos aéreas y fue subcampeón, él ahora estaba trabajando en una moto aérea.

No estaba satisfecho con las órdenes de Jilk, pero las siguió.

—Estoy agradecido por su ayuda, Dan-senpai.

Al senpai—A Dan—sintió que se le revolvía el estómago al ver a Jilk, que mostraba una sonrisa sospechosa.

—…… Solo sigo tus órdenes porque Lord Bernard y el Marqués me lo pidieron. En realidad, ¿quién obedecería tus órdenes?

Las personas que los rodeaban sintieron lo mismo, asintiendo profundamente y deteniendo al Bosque de las Damas.

Los motoristas aéreos que el Ministro Bernard había reunido seguían aferrados al hecho de que Jilk había roto su compromiso con Clarice. Ellos solo cumplieron sus órdenes debió a esta emergencia.

Su consenso es que prefieren matarlo a tiros con las armas que tenían. Sin embargo, Jilk sonrió sabiendo eso.

—En otras palabras, debido a que es una orden de esas dos personas, ustedes, que me odian, también obedecen mis órdenes. Eso es algo bueno de escuchar. Creo que puedo usarlos a mi antojo.

El hecho de que comprenda todo esto y diga eso lo hizo aún más irritante.

Dan estaba molesto al pensar en Jilk, por lo que decidió concentrarse en su misión.

—Aun así, tus predicciones acertaron bien. Para poder acorralar a tipos que huyen alrededor con tanta precisión, dejando a un lado la personalidad, ciertamente tienes habilidad. Pero solo eso, habilidad.

Aunque Dan odia a Jilk, quien tiene una gran habilidad en vano, le dio una evaluación.

Lo mismo ocurría con los que le rodeaban, que se quejaban y cumplían porque Jilk era competente.

Sus sentimientos son de que él es competente y que no tienen más remedio que obedecerlo a petición de Bernard y Leon.

—Es algo complicado de decir, pero te perdonaré esta vez. Y este tipo de trabajo es para mí. Puedo predecir aproximadamente por dónde escaparán estas personas y lo que piensan. Mi talento da miedo.

Dan puso una expresión de sincero disgusto en su rostro hacia Jilk, quien se alaba a sí mismo.

—Eso es porque eres igual de escoria que ellos, solo tienes que poder anticipar su psicología, ¿no es así?

La gente que le rodeaba asintió con la cabeza a la opinión de Dan.