Otome Game no Hametsu Flag shika nai Akuyaku Reijou ni Tensei shite shimatta… (NL)

Volumen 10

Capítulo 1: La Vida En El Ministerio Mágico

Parte 3

 

 

Presidenta de la reunión: Katarina Claes.

Representante de la reunión: Katarina Claes.


Secretaria de la reunión: Katarina Claes.

“Que comience la reunión. Hoy discutiremos la información obtenida de nuestro último sueño.”

“Sí, señora. Me sorprendió mucho saber que el verdadero nombre de Pochi era Cerberus.”

“Un nombre así no encaja con ese lindo cachorro, ¿verdad? A mí no me parece un

Cerberus.”

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“Estoy de acuerdo, pero esto no es relevante en este momento. Por favor, traten de discutir cosas que realmente puedan ser útiles para nosotras.”

“Bueno, como Acchan estaba tan ocupada comiendo sus patatas fritas, pudimos ver toda la secuencia de apertura de Fortune Lover II.”

“Esas patatas fritas parecían deliciosas…”

“Lo hicieron, pero por favor, tratemos de concentrarnos. ¡Viendo la secuencia de apertura, pudimos averiguar que esta vez se supone que hay dos personajes ocultos en el juego!”

“¡Y uno de ellos es Cezar, el príncipe de Ethenell que se hizo amigo de Katarina!”

“¿Quién lo hubiera pensado?”

“La primera vez que nos encontramos con él, pensé que era tan guapo como los personajes románticos del juego… Resulta que había una buena razón para ello.”

“Hasta ahora no había ningún personaje escabroso para que María eligiera, así que tal vez por eso lo añadieron.”

“Podría ser. Si es así, podríamos teorizar que el otro personaje oculto también se ajusta a un arquetipo que no estaba presente en el juego anterior. ¿Quién podría ser?”

“Ya hemos conocido a Cezar. ¿Crees que ya hemos conocido al otro personaje oculto?”

“Eso es muy probable.”

“¿Podría ser alguien del Ministerio?”

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“Hmm… Si lo fuera, tal vez sería alguien del Departamento de Poderes Mágicos, ya que eso está lleno de gente genial y con talento.”

“Pero Cyrus y Dewey ya están allí. ¿No serían demasiados en un solo lugar?”

“¿Entonces podría ser el Laboratorio de Herramientas Mágicas? Pero la gente de allí es… rara.”

“Pero ese tipo narcisista es bastante guapo por derecho propio.”

“… ‘Por derecho propio’ no es suficiente. Todos los demás personajes románticos son totalmente guapos.”

“Claro, pero piensa en nuestros compañeros de departamento por un segundo. Hay gente con toneladas de maquillaje, gente que esconde su cara tras el cabello y gente que se cubre la cara bajo una capucha. Incluso la directora del departamento es una maestra del disfraz. ¡No sabemos nada sobre el aspecto real de ninguna de estas personas! Tal vez algunos de ellos sean en realidad mucho más guapos de lo que imaginamos. Incluso el que siempre lleva la camiseta de tirantes, ¿quién sabe?”

“Eso nos daría muchas opciones, pero actualmente no podemos ni siquiera suponer que este personaje es alguien que trabaja en el Ministerio.”

“¿Dónde se encontraría María con ellos? Como ya conocemos a Cezar, es probable que también sepamos del otro.”

“Quizá ya haya conocido a María, pero no a Katarina.”

“Ya veo… Eso también podría ser cierto. Eso nos dejaría completamente en la oscuridad.”

“En ese caso, lo mejor que podemos hacer es pedirle más información a María. En cualquier caso, ¿no se olvidan de la otra cosa importante que hemos aprendido hoy?”

“¿Eh?”

“¿Qué quieres decir?”

“¡Recuerda lo que dijo Acchan! ‘Sólo tengo que derrotar a Katarina y llevarla a las autoridades, y la ruta estará completa’.”

“Pero eso significa que Katarina también es la antagonista en la ruta de Cezar…”

“¡Exactamente! ¡Y lo mismo podría ser cierto para el otro personaje oculto!”

“¡¿Así que nos arriesgamos a que nos maten o encarcelen si interferimos en el romance entre María y cualquiera de los otros nuevos personajes?! ¡¿Cualquiera de esos cinco?!”

“¡P-Pero en FL1 Katarina siempre se metía con María cuando iba a por Jeord o Keith! ¡¿Ha alcanzado nuevas alturas como villana o algo así?!”

“Eso sería un terrible ascenso… De todos modos, todo lo que sabemos es que estamos en peligro.”

“¡Y ni siquiera hemos jugado a FL2, así que no sabemos qué situaciones impedir y qué finales catastróficos evitar! Al menos la última vez tuvimos años para prepararnos…”

“¿Q-Qué pasaría si nos volviéramos realmente buenas en Magia Oscura y fuéramos capaces de contraatacar?”

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“¿Contraatacar …? No querrás decir…”

“Sí, justo eso quiero decir. Lo siento por María y los demás, pero podríamos aprender un hechizo que lo oscurezca todo y luego huir mientras nadie nos ve.”

“¡Cobarde! ¡Ni siquiera una villana debería caer tan bajo!”

“¡Di lo que quieras, pero voy a huir! ¡Correré y correré hasta que pueda establecerme como granjera en algún lugar lejano!”

“Aunque no puedo decir que sea un buen plan… Por el momento no tenemos otra opción. Deberíamos al menos aprender el mínimo de Magia Oscura que nos permita hacer una huida rápida y luego seguir viviendo como una granjera. Necesitamos practicar. ¿Alguna objeción?”

“¡No señora!”

“¡No señora!”

Estaba tan cansada de la reunión que tenía en la cabeza que pensaba dormir hasta llegar a casa, como hacía habitualmente… Sin embargo, inesperadamente, no pude dormir.

Recordé mi sueño, y pensé en las cosas que María y Cezar dijeron dentro del juego, y la forma en que miraban a Katarina,

No eran desconocidos, pero distaban mucho de ser amigos… Eran enemigos. El miedo en los ojos de María y la ira en la cara de Cezar me llenaron de soledad. Sabía que lo que veía no era más que el juego tal y como se desarrollaba normalmente, pero no podía evitar sentirme triste.

Además, iba a empezar a estudiar Magia Oscura. Como lo único que podía hacer hasta ahora era invocar a Pochi, y eso tampoco funcionaba todo el tiempo, era optimista de que no me convertiría en la Katarina de FL2… Pero ahora me habían ordenado que aprendiera a utilizar realmente los hechizos oscuros, lo que me acercaba a ser una verdadera villana.

Hace algún tiempo, cuando hablé con mis amigos de que temía que la oscuridad se apoderara de mí, me dijeron que se quedarían a mi lado pasara lo que pasara, y que me detendrían si iba a hacer algo malo. No podía estar más contenta.

Pero, ¿y si hago daño a los que estaban a mi lado, o a María, que no estaba allí esa vez? Mis amigos amables, trabajadores y genuinos… No quería hacerles daño.

Si me convertía en la antagonista de María, acabaría haciendo exactamente eso. Tenía miedo de convertirme en malvada y acabar muerta o en la cárcel, por supuesto, pero mucho más que eso tenía miedo de convertirme en malvada y hacer daño a cualquiera de ellos.

Sentada sola en el carruaje, me hice un ovillo y me abracé con fuerza a mis propias piernas.

***

 

 

“Lady Katarina, hemos llegado.” Anunció el cochero, y yo, todavía abrumada por el miedo y la ansiedad, bajé del carruaje y entré en la mansión.

Mi estado de ánimo era tan sombrío que mi cuerpo se sentía pesado. Quería irme a la cama. Si esta casa fuera más pequeña… Esta mansión es tan grande que llegar a mi dormitorio es una eternidad… Pensé mientras arrastraba los pies por el pasillo.

“Bienvenida, Nee-san.” Me saludó Keith, saliendo de la habitación opuesta a la mía.

Normalmente me alegraría de verle, pero hoy simplemente no he podido reunir ningún entusiasmo para devolverle el saludo como es debido.

“Oh. Keith. Hola…” Es todo lo que logré decir con una voz profunda y cansada.

Keith, que me conocía tan bien, obviamente se dio cuenta inmediatamente de mi estado de ánimo. “¿Qué te pasa? ¿Estás cansada?” Preguntó preocupado, mirándome fijamente. Había estado trabajando con papá, yendo de aquí para allá durante todo el día, y estaba segura de que él mismo debía estar bastante cansado. Sin embargo, encontró la energía para preocuparse por mí. Qué hermano tan dulce tengo…

“Sí, un poco. Hoy el trabajo ha sido muy agitado. Pero estoy segura de que una buena noche de sueño lo arreglará.” Afirmé con mi mejor intento de sonrisa.

“No, te ha pasado algo. Ven, cuéntamelo todo.” Insistió, llevándome a una habitación cercana antes de que pudiera responder.

Me sentó en una silla, con él frente a mí.

“Entonces, ¿qué pasó?” Preguntó. Sus ojos azules, que miraban directamente a los míos, me dijeron que no tenía sentido mentir. Keith siempre sabía lo que yo pensaba.

“Bueno… Tuve un sueño. Un sueño en el que utilizaba la Magia Oscura para hacer cosas malas a mis amigos.” Expliqué, ignorando todos los detalles sobre el juego.

“Para ser honesto, no puedo imaginarme que le hagas daño a una mosca, pero ahora que lo pienso, una vez mencionaste algo similar.”

“Sí… Todo el mundo me dijo que estaría bien, y me alegré de ello… Pero en realidad, a partir de mañana, tendré que aprender a usar hechizos de Magia Oscura…” Continué, y luego pasé a explicarle cómo había llegado a eso, y cómo me asustaba que conocer esos hechizos pudiera resultar en que yo hiciera daño a mis amigos. Él escuchó atentamente mi larga explicación con una expresión seria en su rostro.

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“Lo entiendo. Como te dijimos aquella vez, pienso… no, todos pensamos quedarnos a tu lado, pase lo que pase, y también nos aseguraremos de que no hagas nada malo. Lo que quieres decir es que tienes miedo de que, al quedarnos a tu lado, eso te dé la oportunidad de hacernos daño.” Me preguntó, resumiendo perfectamente mis sentimientos.

“Sí. No quiero que le pase a ninguno de ustedes.” Respondí.

“Hmm… Sabes, no me importaría enfrentarme al daño por tu culpa, pero eso te entristecería a su vez, ¿no? En ese caso, me aseguraré de poder luchar contra la Magia Oscura. Tanto yo como todos los demás. Si hacemos eso, no podrás dañarnos aunque quieras. Entonces, no habrá ningún problema.” Declaró, sonriéndome.

Keith fue casi demasiado amable. Cuando mis amigos me decían que todo iría bien, en lugar de confiar en ellos y olvidarme del problema, seguía pensando en cómo podían ir mal las cosas, haciendo recaer la carga sobre ellos. A pesar de ello, mi hermano siguió escuchándome, haciendo todo lo posible por encontrar una solución. Saber que estaba ahí para mí me hacía feliz… increíblemente feliz.

“¡Keith!” Grité, saltando de mi silla para abrazarlo. Como él seguía sentado, acabé abrazando su cabeza contra mi pecho. “¡Keith! ¡Muchas gracias! ¡Te quiero, Keith!” Seguí gritando, pero sé que nada de lo que dijera podría expresar completamente la gratitud que sentía por él.

Me dejó hacerlo durante un tiempo, pero finalmente… “Nee-san… ¿Podrías soltarme…?”

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Inmediatamente retrocedí, notando que su cara se había puesto roja. ¡Oh, no! ¡Debo haberle abrazado demasiado fuerte!

“¡Lo siento mucho, Keith! Te abracé tan fuerte que no podías respirar, ¿verdad? No te preocupes, te traeré un poco de agua.” Ofrecí, apresurándome hacia la puerta, pero él me agarró rápidamente de la mano y me detuvo.

“Está bien. No necesito agua.” Me dijo, todavía con la cara completamente roja.

“¡Pero…!”

“Podía respirar bien.”

“¿Hmm?”

“No te preocupes. Ahora ve a descansar.” Me ordenó, llevándome a mi dormitorio.

Me daba pena expresar mi felicidad abrazándolo tan fuerte, pero por otro lado seguía sintiendo un inmenso alivio gracias a las cosas que me había dicho. Cada vez que el recuerdo de aquel sueño aparecía en mi cabeza, sólo tenía que pensar en que Keith me había dicho que no habría ningún problema. De vuelta en el vagón, a pesar de estar tan cansada, no había conseguido dormir. Pero esta vez, en cuanto me acosté, mi mente se desconectó inmediatamente y disfruté de varias horas de buen y tranquilo descanso.

***

 

 

Yo, Keith Claes, estaba solo en mi habitación tratando de recuperar algo de control sobre mi cara, que seguía ardiendo. Sin embargo, cada vez que recordaba cómo se había sentido el abrazo de Katarina y las palabras que me había susurrado al oído, podía sentir cómo la sangre volvía a subir a mis mejillas.

Katarina no parecía entender que era una mujer, con todo lo que ello implicaba. Si lo hiciera, seguramente se lo pensaría dos veces antes de abrazar a un hombre contra su pecho mientras le dice que le quiere.

Si hubiera sido Jeord en vez de yo, ¡quién sabe lo que habría hecho! Y sinceramente, ¿quién sabe lo que podría haber hecho? Expresé mi desprecio por las acciones de mi hermana dentro de mi corazón, sacudiendo la cabeza como si quisiera borrar la sensación de su cuerpo contra ella.

“Probablemente ya ha olvidado la confesión que le hice… Y pensar en el esfuerzo que me costó.” Murmuré para mí mismo con un suspiro, entristecido por mis propias palabras.

Durante mi segundo año en la academia, por fin había conseguido transmitirle los sentimientos que había guardado durante muchos años, pero poco después, la ceremonia de graduación, el comienzo de su trabajo en el Ministerio y todos los demás acontecimientos relacionados parecían haber borrado mis palabras directamente de su memoria, para mi consternación.

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De todos modos, estaba en desventaja. La única manera de dejar claros mis sentimientos a alguien tan poco familiarizada y desinteresada en el romance como Katarina sería insistir en ella, tal y como hizo Jeord. Por desgracia, no me sentía muy cómodo haciendo ese tipo de cosas.

Sin embargo, actualmente Katarina debía tener cosas más importantes en mente. Desde que había entrado en el Ministerio, estaba claramente preocupada por algo; intentaba ocultarlo, pero era dolorosamente evidente. Recordé que había parecido preocupada de una manera similar antes de comenzar su estancia en la academia, así que era posible que sus recientes problemas fueran de un tipo similar.

Me gustaría saber más, pero teniendo en cuenta cómo había esquivado mis preguntas, probablemente quería guardarse los detalles para sí misma.

Dicho esto, basta con ver su expresión de terror para saber lo serio que era su miedo a hacer daño a los demás con la Magia Oscura. Por mi parte, no podía imaginarme a Katarina haciendo daño a nadie ni a nada, con Magia Oscura o sin ella. Yo también la había consolado sobre ese hecho en el pasado, pero su miedo, que debía ser realmente intenso, aparentemente no había disminuido del todo. Este miedo probablemente estaba motivado por algo que ella me ocultaba.

Por mucho que deseará que revelara este secreto, me preguntaba si alguna vez lo haría. Incluso ahora, mientras trabajaba para el Ministerio, su compromiso con Jeord seguía en pie. Este año también tendría dieciocho años, edad suficiente para casarse. Yo quería estar a su lado el resto de mi vida, pero no estaba seguro de poder hacerlo. Si Katarina acababa casándose con Jeord, yo tendría que casarme con otra persona como futura cabeza de la familia Claes.





Mi madre se opone a su matrimonio, diciendo que nunca podría ser de la realeza, pero no sé lo que piensa mi padre. Tengo demasiado miedo de preguntarle y escuchar una respuesta que podría no gustarme.

Pensar en estas cuestiones tan serias había hecho que el rubor remitiera por fin. Sin embargo, mi alivio se vio pronto interrumpido por el sonido de unos golpes en la puerta.

“Lord Keith, el señor le ha convocado.” Oí decir a un criado desde fuera. No sin una pizca de nerviosismo, dado lo que acababa de pensar, salí de mi habitación y me dirigí al despacho de padre.

***

 

 

Llamé a la puerta.

“Padre, soy yo, Keith.”

“Perdona que te moleste. Pasa.” Me saludó en tono animado. Entré y lo encontré detrás de su escritorio, mirando papeles.

Cuando me gradué en la Academia, padre empezó a enseñarme su trabajo, y pronto aprendí que siempre había mucho que hacer. Sin embargo, esto no era un problema para él, ya que era tan agudo en su trabajo al punto de parecer aburrido cuando descansaba. No era de extrañar que la gente le tuviera tanto respeto.

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“Sé que es tarde, pero tengo que pedirte un favor. Por fin he recibido estos documentos que tendré que utilizar mañana. Ya los he leído, pero me gustaría que hicieras lo mismo antes de que acabe el día, por si acaso.” Me explicó, entregándome un montón de papeles. Me impresionó el hecho de que ya hubiera leído y comprendido tanto material en tan poco tiempo, y pensé que debía mostrarme digno y hacer lo mismo.

Empecé a salir para poder leer detenidamente los documentos en mi habitación, pero padre me llamó. “Por cierto, he oído que has vuelto a prestar tu hombro a Katarina.”

La sorpresa al saber que él ya sabía lo que había pasado me golpeó al mismo tiempo que el miedo a que también supiera cómo me había abrazado. Padre era una persona inteligente y racional, pero cuando se trataba de su mujer y de su hija a menudo se dejaba llevar por sus emociones.

“Sólo escuché sus preocupaciones ya que parecía algo cansada. No he hecho mucho.” Respondí con cuidado.

“No, lo has hecho. Tu apoyo significa mucho para Katarina, especialmente ahora que está trabajando. Gracias, Keith.” Respondió con una sonrisa.

“Por cierto, padre, ¿cómo piensas afrontar el compromiso de Katarina?”

Las palabras se me escaparon de la boca. Oírle hablar de Katarina y de su trabajo me obligó a preguntárselo… ¿Y si me dice que quiere que se case con el príncipe lo antes posible?

Ladeó la cabeza y consideró brevemente qué decir, justo cuando yo contemplaba la posibilidad de salir corriendo antes de escuchar la respuesta a la pregunta que yo mismo había formulado. “Creo que no voy a interferir en su decisión, sea cual sea. Si quiere cancelar el compromiso, es libre de hacerlo.” Afirmó.

Me quedé totalmente sorprendido, ya que era la respuesta que menos esperaba. Por mucho que no quisiera, no pude abstenerme de hacer otra pregunta a padre: “Pero, ¿el compromiso con un miembro de la realeza no es un asunto muy importante?”

“En realidad no. La familia Claes no necesita urgentemente esa conexión política, y el actual rey, a diferencia de su predecesor, no es el tipo de persona que guarda rencor por esas trivialidades.”

“Pero cuando Katarina recién se comprometió con el príncipe, parecías especialmente entusiasmado con ese hecho.” Observé, consciente de lo desconcertante que debía parecer mi expresión.

“Por supuesto.” Respondió padre, sin notar mi confusión. “Porque tu hermana parecía estar muy encariñada con él en ese momento. Sin embargo, diría que esos sentimientos parecen haberse desvanecido con el tiempo.” Aquel razonamiento era tan típico de él que casi me decepcioné por preocuparme.

“Aun así, me preocupa que cancelar el compromiso pueda dañar su reputación.” Añadí, sin saber por qué diría algo así a pesar de lo mucho que deseaba que se liberara de Jeord. Debía de estar tan sorprendido por la despreocupación de padre que empecé a decir la opinión de la masa.

“Eso tiene sentido, sí, pero hoy en día cancelar un antiguo compromiso para casarse por amor ya no es tan raro. El matrimonio del rey tampoco fue político. Y luego está el canciller… Esa historia casi se ha olvidado, pero se casó con una mujer que ya estaba comprometida con otro. Fue todo un escándalo en aquella época.” Reveló.

Había visto al canciller, el padre de Nicol, unas cuantas veces, pero siempre me pareció una persona mansa y tranquila. No podía imaginarlo robando la prometida de otro hombre. “Y, bueno, eso también se aplica a mí. Estoy unido a alguien a quien amo, y deseo lo mismo para mi hija.” Concluyó, sonriendo. Después de preocuparme durante tantos años por los planes que tenía para el matrimonio de Katarina, escuchar su respuesta despreocupada me había dejado boquiabierto. Padre me miró entonces a los ojos y volvió a hablar. “Y , por supuesto, también para mi hijo.”

De alguna manera, sus palabras encendieron mi corazón. Hacía ya casi diez años que había entrado a formar parte de la familia Claes, y este hogar me había hecho más feliz de lo que jamás hubiera podido esperar. Durante todo ese tiempo, ni una sola vez me habían presionado para que buscara una cónyuge por motivos políticos.

“Gracias, padre.” Respondí, dispuesto a irme con el corazón por fin en paz.

“Oh, para que sepas.” Me detuvo. “De quien sea que se enamore Katarina, tendrá mi bendición. No tienes nada de qué preocuparte.” Hizo un gesto con la mano, mostrándome una sonrisa traviesa.

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Me fui, sin poder creer lo que acababa de escuchar.

Si he de tomarlo al pie de la letra, él sabe de mis sentimientos por ella. Claro, esperaba que alguien tan inteligente como él se diera cuenta, a diferencia de Katarina y su madre, que no son tan inteligentes. Pero escucharlo así, de su propia boca, me pone nervioso. Por otra parte, eso también significa que no tengo que renunciar a ella.

Hasta ahora, había asumido que Katarina, obligada a seguir adelante con su compromiso, iba a casarse finalmente con Jeord, y que lo único que podía hacer era aceptar esa realidad. Sin embargo, después de plantear mis dudas a padre, llegué a creer que aún había una posibilidad de convertirla en mi esposa, siempre y cuando pudiera ganarme su corazón. Después de imaginar ese futuro más feliz, aquel en el que ella estaba a mi lado, ya no podía rendirme aunque quisiera.

Y no me rendiré, pensé, sintiendo que mis labios se curvaban en una sonrisa.

El trabajo me esperaba al día siguiente, pero ya sabía que mi cerebro no me dejaría dormir hasta la mañana.

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