Otome Game no Hametsu Flag shika nai Akuyaku Reijou ni Tensei shite shimatta… (NL)

Volumen 10

Capítulo 1: La Vida En El Ministerio Mágico

Parte 2

 

 

“¡¿Qué clase de nombre estúpido es Cerberus?!” Grité cuando me desperté con las caras de tres hermosas chicas mirándome fijamente.

“Lady Katarina… ¿Estás bien?” Preguntó María, preocupada por mi repentino arrebato.

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“¡Yo, eh, sí! Estoy bien.” Todavía estaba confundida, recién despertada del sueño, pero ver las caras de mis amigas me había calmado un poco.

“¿Qué acaba de pasar?” Se preguntó Sophia, confundida.

“¿Y qué querías decir con ‘Cerberus’?” Añadió María, perpleja.

“Oh, sólo he tenido un sueño raro. No quería decir nada en particular. Jajaja…” Intenté reírme ya que, desde luego, no podía contarles lo que acababa de ver, ni se me ocurría ninguna excusa creíble.

Ambas se quedaron mirándome de forma interrogativa. Me di cuenta de que mi mejor opción era cambiar de tema.

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“De todos modos, ¿qué están haciendo ustedes dos aquí?” Pregunté. Ni Sophia ni Mary trabajaban en el Ministerio (para ser sincera, era raro que alguna dama noble trabajara en el Ministerio), así que era raro verlas aquí.

“Lady Mary y yo estamos aquí para ayudar. Sólo queríamos pasar a saludarte.” Respondió Sophia, sin inmutarse por el repentino cambio de tema. “Pero luego nos enteramos de que estabas durmiendo, así que decidimos esperar a que te despertaras.”

“Ah, ya veo, así que por eso están aquí.” Respondí, aliviada por haber conseguido desviar la conversación de mi grito.

Tanto Sophia como María acudían a veces al Ministerio para ayudar en lo que podían cuando tenían tiempo libre. Decían que lo hacían para ampliar sus horizontes y mejorar como damas. Para alguien como yo, que prefería pasar su tiempo libre durmiendo, eso era increíble.

Sentí mucho respeto por ellas.

“¡Lo siento, estaba dormido! No sabía que habían venido.” Solté.

“En absoluto.” Respondió Mary con una sonrisa. “En realidad, estoy feliz de haber podido ver tu cara dormida por primera vez en tanto tiempo.”

Sophia asintió con la cabeza mientras también sonreía. Seguramente lo decían para que no me sintiera mal. Siempre fueron muy amables, mis amistades.

“¿Y ya han terminado de ayudar por hoy?” Pregunté.

“Sí, aunque todo lo que hicimos fue ayudar a ordenar algunos documentos. Ahora estamos listas para volver a casa.” Respondió Sophia.


“Ah, ¿ya se van a casa? Saben, en la academia, cuando vivíamos en el dormitorio, siempre estábamos juntas, pero últimamente ha sido muy difícil encontrarnos.” Comenté. Sabía que era una parte inevitable del crecimiento, pero: “Es un poco triste, ¿no?”

“¡Esperaré hasta que termines de trabajar! ¡Incluso pasaré la noche contigo! ¡Me encantaría!” Proclamó Mary, repentinamente entusiasmada.

“N-No podría pedírtelo, sabes.” Respondí a la oferta incómodamente apasionada de mi amiga.

“Por favor, cálmate, Lady Mary. Lady Katarina parece sorprendida por tu fervor. ¿Y no dijiste que tenías asuntos importantes que atender más tarde en la noche?” Comentó Sophia, apartando a Mary de mí.

“Uf, casi me olvido de eso. Es que ningún asunto en el mundo es tan importante como Lady Katarina…” Mary refunfuñó, inflando las mejillas con descontento.

A pesar de su reputación como modelo perfecto de dama elegante, Mary, cuando estaba con nosotras, podía actuar a veces de forma un poco infantil. Pero saber que lo hacía porque estábamos muy unidas me hacía feliz.

“A decir verdad, hace un momento estábamos discutiendo el mismo tema. A nosotras también nos entristece que el tiempo que podemos pasar contigo sea tan escaso. Pasar el resto de la noche contigo hoy no es una propuesta realista, pero nos encantaría reunirnos contigo en tu próximo día de descanso del trabajo.” Explicó Sophia mientras la tristeza se manifestaba a través de su ceño fruncido.

Escuchar que Sophia sentía lo mismo simplemente aumentó mi alegría.

“¡Por supuesto! Quedemos todas.” Declaré, entusiasmada con la idea de poder jugar con mis amigas en mi próximo día libre.

Las tres y María acordamos hacer una fiesta de té la próxima vez que todas tuviéramos un día libre, y si teníamos días libres consecutivos, hacer una pijamada. Entonces llegó la hora de que María se ocupara de sus asuntos, que resultaron ser ayudar a Alan a preparar un concierto.

¡Ve con tu prometido, Mary! ¡Es mucho más importante que yo! Pensé mientras veía partir a mis dos amigas. Justo después de que se fueran, Larna volvió, trayendo a Cyrus con ella.

Cyrus era tan genialmente guapo como siempre, como cabía esperar del director del Departamento de Poderes Mágicos, el departamento más respetado de todo el Ministerio. Por cierto, también era una de las opciones románticas de FL2. Sin embargo, a pesar de su buena apariencia y su actitud distante, en realidad era un pueblerino de corazón puro al que le asustaba hablar con las chicas. Incluso resultó ser mi mentor agrícola secreto.

Se puso delante de nosotras y habló con seriedad. “Katarina Claes, me gustaría agradecerte tu excelente trabajo descifrando el Pacto Oscuro. Estoy aquí para solicitar tu cooperación en una tarea adicional. Me gustaría que estudiaras la Magia Oscura.”

“¡¿Estudiar Magia Oscura?! ¡¿En serio?!”

“Sí. Gracias a los hallazgos de tu colega María, ahora sabemos que es imposible transmitir el contenido de los pactos a otras personas. Para avanzar en nuestra investigación, nos gustaría que tu misma pudieras utilizar Magia Oscura de alguna manera. Por supuesto, sólo hasta un punto en el que nadie corra peligro. ¿Nos ayudarías?” Preguntó, confirmando la sospecha que tenía desde que María me explicó que sólo el dueño del pacto puede aprender sus hechizos.

Ya tengo bastantes problemas para descifrar las cosas, ¿y ahora tengo que aprender Magia Oscura? Eso sería aún peor. Pero, como empleada del Ministerio, no puedo negarme a la petición de un superior. Me quedé mirando en silencio durante un momento.

“Lo haré.” Asentí a regañadientes.

Tal vez otras personas no lo notaran, pero yo había pasado suficiente tiempo en el campo con Cyrus como para darme cuenta de que su expresión había cambiado ligeramente, mostrando que lamentaba haberme impuesto este nuevo calvario.

Larna, por su parte, sonaba casi vertiginosa al pedir: “¡Pruébala conmigo en cuanto puedas usarla!”

Personalmente pensé que usarla con ella sería una idea terrible, pero tenía que admitir que su amor por la magia no tenía límites.

“Pero, ¿quién me va a enseñar?” Pregunté, haciendo un mohín.

“¡Eso es obvio!” Contestó Larna, sorprendida de que lo preguntara. “Ahora mismo sólo hay otra persona que puede usar Magia Oscura en el Ministerio. Vas a aprender de él.”

“¡Oh! ¡Ya sé de quien!”

A diferencia de otros tipos de magia, la Magia Oscura no es algo con lo que se nace. Sólo se podía obtener a través de un ritual espantoso y prohibido, y, como resultado, los Usuarios de Magia Oscura eran pocos y distantes. Raphael, que se graduó en la Academia un año antes que yo, solía manejarla, pero ahora había perdido ese poder.

Las únicas dos personas del Ministerio que aún podían utilizar la Magia Oscura eran yo, que había obtenido ese poder completamente por accidente, y Sora, que fue contratado por los nobles de Sorcié y obligado a someterse al ritual de sacrificio humano. Por supuesto, él era el único que podía enseñarme. Guiado por Larna y Cyrus, fui a ver a Sora, mi colega, compañero de Magia Oscura y personaje elegible como interés romántico en FL2.

***

 

 

Me esperaba en una sala especialmente preparada para que aprendiera Magia Oscura.

“Gracias por enseñarme.” Le dije al entrar.

“Sera un placer.” Respondió, bajando ligeramente la frente. Me di cuenta de que actuaba con toda la cortesía posible porque Cyrus estaba allí.

“Las leyes de este reino prohíben el uso de Magia Oscura.” Explicó Cyrus. “Así que recuerda que lo que estás haciendo aquí es exclusivamente para fines de investigación como miembro del Laboratorio de Herramientas Mágicas. Lo más importante es que nunca lo usarás fuera de aquí a menos que tengas una muy, muy, muy buena razón. Ahora, lo siento, pero tengo mucho trabajo esperándome. Vendré a verlos a ambos más tarde.”

Salió de la habitación, apurándose a cualquier otra tarea que tuviera que atender. No sólo era director de departamento, sino que también tenía algunas tareas administrativas en el Ministerio, por lo que siempre estaba ocupado. El hecho de que encontrara tiempo suficiente para mantener un huerto era más impresionante que cualquier poder mágico. Debería aprender de él.

“Entonces bien, Sora. ¿Listo para enseñar algo de magia?”

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Esta pregunta no la hice yo, sino Larna. Parecía muy entusiasmada con la idea, pero era tan directora de departamento como Cyrus y, en teoría, debería estar igual de ocupada.

“Disculpe, Lady Larna, pero… ¿está bien que esté aquí?” Me pregunté.

“¡No te preocupes! Mis talentosos subordinados se encargan de todo mi trabajo.” Respondió con una sonrisa.

Por un segundo, me imaginé a sus talentosos subordinados trabajando hasta la extenuación, con ojeras bajo sus ojos inexpresivos. No era nada agradable, pero sabía que convencer a Larna de que se fuera sería imposible si estaba tan entusiasmada con ello. En mi corazón, pedí disculpas a todos mis colegas.

“En ese caso será mejor empezar.” Declaró Sora. Ahora que Cyrus se había ido y que en la sala solo había miembros del departamento del Laboratorio de Herramientas Mágicas, había vuelto a su tono informal habitual. Larna era nuestra superior, por supuesto, pero a ella no le importaban mucho ese tipo de cosas.

“¡Por favor, hazlo!” Respondió con entusiasmo (de nuevo, ella en vez de yo).

“Verás, cuando usas Magia Oscura, tienes que concentrarla en tu mano, como buzzzz, y luego soltarla como whoosh, todo a la vez.” Explicó, extendiendo su mano derecha.

Supuse que debía seguir sus instrucciones, pero… “Lo siento, Sora, no tengo ni idea de lo que quieres decir.” Refunfuñé. Admito que no soy especialmente inteligente, pero que me digan que para hacer magia tengo que hacer buzzzz y whoosh no tiene ningún sentido para mí.

“Hmm, es la primera vez que pienso en cómo enseñar a alguien a usar magia…” Reflexionó Sora, rascándose la cabeza mientras pensaba en una solución.

La mayoría de los usuarios de magia del mundo pertenecían a las familias nobles de Sorcié. Las excepciones eran muy raras, pero existían. Sora era una de esas excepciones. Cuando un niño de nuestro reino utilizaba magia por primera vez, se informaba de su capacidad para hacerlo a la Academia de Magia, a la que el niño debía asistir durante dos años en cuanto cumpliera los quince años.

Sin embargo, Sora, al no ser de Sorcié, nunca fue a la Academia. Además, no había conocido a ningún otro usuario de magia mientras crecía. Aprendió a usar Magia de Fuego completamente por su cuenta.

“¿Cómo aprendiste a usar Magia Oscura?” Le preguntó Larna.

“Cuando me obligaron a usar esa magia, sólo me dijeron que la usara. No sabía cómo hacerlo, pero insistieron tanto que intenté hacerlo de la misma manera que la Magia de Fuego, sólo para que se callaran. Y eso funcionó.” Fue su respuesta, muy poco convincente.

“Bueno, entonces, ¿por qué no intentas hacerlo como si estuvieras usando Magia de Tierra?” Me dijo Larna.

Ladeé la cabeza, preocupada.

“Cuando uso Magia de Tierra me concentro en la tierra, como ziiip, y luego la libero como kaplow.” Expliqué.

“Eso debería funcionar. En lugar de la tierra, concéntrate en, digamos, esos papeles de ahí y luego haz ziiip y kaplow. Tal vez eso funcione.” Sugirió Larna de forma casual.

Lo probé, por si acaso, pero desgraciadamente no pasó nada. Incluso intenté mirar mejor los papeles para ver si habían cambiado de alguna manera, pero no. Nada.

“No está funcionando…”

“Sabía que acabaría siendo difícil. ¿Cómo se cambia entre la Magia Oscura y otros tipos de magia?” Larna se dirigió a Sora.

“Oh, cuando quiero usar Magia de Fuego hago whoosh, y cuando quiero usar Magia Oscura hago whoosh.” Respondió.

A mí me suena que acabas de decir exactamente lo mismo…

“Saber cómo suenan no ayuda mucho.” Señaló Larna, que probablemente había pensado lo mismo. “¿No puedes explicarlo con más detalle?”

“Lo siento, pero nunca se lo he explicado a nadie… ¿Cómo usas la Magia de Viento, Larna?” Preguntó Sora.

Se quedó pensando un rato antes de responder. “Básicamente busco hacer swish.”

“¡Eso es igual de inútil!” Grité, sin poder contenerme.

“Pero tu explicación también era sólo una lista de sonidos.” Replicó Larna, aunque con una expresión ligeramente incómoda en su rostro.

Tiene razón. pensé, y la expresión de mi cara también se volvió incómoda.

“Convengamos en que los tres no somos los mejores profesores del mundo…” Comentó correctamente Larna.

Para empezar, nunca había usado tanto la magia en mi vida. Apenas podía hacer nada con ella. Larna era ligeramente mejor, pero era autodidacta. De hecho, ninguno de nosotros estaba en condiciones de explicar magia a nadie más. Necesitamos a alguien que tenga una comprensión más lógica y sistemática de la magia, pensé, y justo cuando lo hice, oímos que alguien llamaba a la puerta.

“Entra.” Dijo Larna, y la puerta chirrió al abrirse.

“La he buscado por todo el Ministerio, señorita Larna. Necesito su firma en este documento.” Dijo Raphael, con un aspecto terriblemente cansado cuando entró en la habitación. Como vicedirector del Laboratorio de Herramientas Mágicas, era el encargado de cubrir a Larna cuando ella no estaba en el despacho, y como ese era el caso la mayor parte del tiempo, estaba constantemente agotado.

“Oh, claro…” Pero entonces empezó a mirarle en silencio.

La expresión de Raphael se volvió más y más preocupada.

“¡Alguien que sabe de Magia Oscura y es bueno enseñando a la gente! ¡Aquí está!” Estalló Larna emocionada, mirando el rostro aún más preocupado de Raphael.

“Y por eso necesito que le enseñes Magia Oscura a Lady Katarina, Raphael.” Concluyó Larna su explicación de lo que nos había llevado a este punto.

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Raphael reflexionó un rato antes de responder. “Bueno.” Finalmente habló. “Yo también soy autodidacta y, por tanto, no sé hasta qué punto podré enseñarle. Si, sabiendo eso, aún desea que lo haga, aceptaré. Sin embargo…”

“¿Sin embargo…?” Repitió Larna, curiosa por lo que iba a decir.

“Podré pasar menos tiempo en la oficina, lo que significa que no podré cubrirte. Tendrás que trabajar como se supone que debes hacerlo. ¿Te parece bien?”

“Tsk.” Respondió Larna, entristecida. “Estaba deseando ver la Magia Oscura y preguntar por ella… pero no tengo elección. Los superiores ordenaron que debía aprender Magia Oscura, así que esa es nuestra máxima prioridad… Aun así, después de que terminen, quiero verlo.”

Larna y Raphael habían llegado a un acuerdo, pero como la jornada laboral estaba a punto de terminar y a Raphael aún le quedaba trabajo en la oficina, decidimos que me daría mi primera lección al día siguiente. Salió de la habitación, arrastrando a Larna con él, y yo me quedé con Sora, que me acompañó hasta el carruaje que había venido a buscarme a las puertas. “Siento no haber podido enseñarte nada.” Se disculpó mientras caminábamos juntos.

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“No te preocupes. Yo tampoco sería capaz de enseñar magia a nadie. Creo que es un talento que sólo tienen algunas personas.” Le dije.

“Sí, yo también. Y definitivamente no me gusta enseñar. Quiero decir, tampoco me gustó que me enseñaran.”

“¡¿Qué?! ¡¿No?!” Pregunté, sorprendida de que a alguien con tanto talento e ingenio como Sora no le gustara que le enseñaran las cosas.

“Quiero decir, estoy a favor de aprender cosas que me interesan. Pero si es algo que no podría importarme menos, simplemente no me molestaré.”

“¡Soy exactamente igual! Mis profesores siempre me decían lo mismo.” Exclamé, feliz de descubrir inesperadamente que tenía algo en común con una persona que había supuesto que podía hacer casi todo.





“Ja, ja, ja, me lo imagino. La persona que me enseñaba también me regañaba todo el tiempo.”

“¿Qué persona?”

“Cuando vivía en los barrios bajos, había un adulto que me enseñó a leer y a hacer cuentas.” Respondió, y recordé que Sora se había criado como huérfano en los barrios bajos de Ethenell. El hecho de que tuviera tanto talento a pesar de no haber ido nunca a la escuela lo hacía mucho más impresionante.

“Ya veo. ¿Qué clase de persona era?” Le pregunté, viendo el brillo de la nostalgia que había iluminado sus ojos.

“¡El adulto más raro de la historia! Nunca se podía saber qué iba a hacer a continuación ese chiflado. Cuando era niño, pensé que tal vez se debía a que era de un país diferente al mío, pero incluso después de crecer y viajar por el mundo, nunca encontré a nadie como él.” Respondió, sonando como si se divirtiera recordando aquello. Incluso pude ver un atisbo de sonrisa en su rostro.

“Debes quererlo de verdad.” Le dije, y me miró sorprendido. Eso fue tan inesperado que le devolví la misma mirada. Sora era menos consciente de sí mismo de lo que había pensado. “¡Vamos! Lo llevas escrito en la cara.” Añadí con una carcajada.

Después de pensarlo, aceptó: “Supongo que tienes razón.” En un tono plano. Luego murmuró algo más en voz baja. “¿Cómo puedes ser tan densa cuando se trata de un romance y luego leer tan bien a la gente en momentos como este…?”


“¿Hmm? ¿Qué has dicho? No te he oído bien.”

“Nada.” Respondió, y empezó a revolverme el cabello mientras yo chillaba para que parara. “Ahora que lo pienso… me recuerdas a esa persona de entonces.” Continuó, riéndose para sí mismo.

“¿Es la cara de villana?” Pregunté, confundida.

“¿Qué significa eso? Pero no, no es la cara. Sólo tu comportamiento en general.”

“¿Cómo es eso?”

“Los dos son muy raros.”

“¿Hmm? Creo que soy bastante normal…” Discrepé. Era una noble de alto rango, claro, pero aparte de eso era una chica normal y corriente.

Me miró como si tuviera problemas con lo que acababa de decir, pero seguí convencida. Si no fuera por esta cara de maldad, sería la definición de una chica normal.

“Sabes.” Le dije. “Me sorprendió oír que no te gusta estudiar ni que te enseñen, pero supongo que puedo imaginar que no prestas atención a las cosas que no te interesan.” En el fondo de mi mente, me imaginé a un Sora más joven durmiendo durante una lección aburrida. “Por cierto, ¿qué edad tenías cuando aprendiste a leer y escribir?” Pregunté, tratando de definir mejor la escena que me imaginaba en mi cabeza.

“¿Quién sabe? He sido huérfano desde que tengo uso de razón, así que no tengo ni idea de mi edad real.” Respondió.

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“¡¿En serio?! ¡¿Así que ni siquiera sabes tu cumpleaños?!”

Sabía que había nacido en los barrios bajos, pero había supuesto que de alguna manera sabía cuándo había nacido.

“Exactamente. Ni idea.” Respondió con indiferencia.

“Pero entonces, ¿cuándo lo celebras?” Le pregunté, más curiosa que nunca.

“¿Celebrar qué?”

“¡Tu cumpleaños, por supuesto!”

“Oh, claro, supongo que algunos lo celebran.” Dijo, sin interés, pero para mí era un tema crucial.

“Aw… Pero quería celebrar tu cumpleaños, ya que has hecho tanto por mí hasta ahora.” Me hubiera gustado prepararle una gran fiesta sorpresa, pero no podía imaginar que ni siquiera sabía su cumpleaños.

“No es necesario hacer nada de eso.”

“¡Ya lo tengo! Si no sabes tu cumpleaños, ¡puedes inventarte uno!”

Me miró confuso. “¿Eh?”

“Entonces, ¿cuándo debería ser? ¿Qué fecha te gusta?” Mi entusiasmo parecía confundirlo aún más.

“No, de verdad, yo…” Espetó, pero al ver que no me retiraba, acabó concediendo: “No sé. Escoge uno por mí, ¿quieres?”

“¿Qué? ¿Yo?” Me quedé boquiabierta. “En ese caso, de acuerdo… Vamos a hacer que sea el día en que los dos nos conocimos. Fue durante el Festival Escolar del año pasado, a finales de septiembre. El día fue… er…”

“El veinticinco.” Sora seguía sonando desinteresado, pero me alegraba mucho que se acordara de ese día.

“¡Perfecto! ¡Entonces tu cumpleaños será el 25 de septiembre! ¡No está tan lejos! Y cuando llegue, ¡espera una bonita celebración!” Anuncié con una sonrisa, pero él evadió mi mirada y volvió a alborotar mi cabello.

¡Otra vez no! Pensé, pero la felicidad de poder celebrar el cumpleaños de Sora se impuso a la leve molestia de que me despeinara. Después de caminar y charlar así, finalmente llegamos a las puertas del Ministerio, donde me esperaba el carruaje. Cuando comencé a cabalgar hacia mi casa, vi la cara de Sora teñida completamente de rojo por el atardecer.

En el viaje de vuelta, por fin pude descansar un poco después de un largo día de trabajo. Estaba cansada, pero también me alegraba que Sora tuviera un cumpleaños que pudiéramos celebrar. Me pasé un rato soñando con las distintas formas en que podría sorprenderle el 25 de septiembre, pero finalmente recordé que tenía un asunto mucho más urgente: La Magia Oscura.


Al día siguiente, Raphael empezaría a enseñarme a usar hechizos de Magia Oscura, y tenía que concentrarme en eso. No era la primera vez que Raphael me enseñaba algo, ya que también me había ayudado a preparar los exámenes en la Academia.

Sus explicaciones de entonces eran siempre detalladas y fáciles de entender, así que imaginé que mis lecciones del día siguiente no implicarían ningún whoosh o kaplow.

Pero también tenía miedo de que aprender Magia Oscura me llevara un paso más cerca de ser una villana. Al no haber jugado a FL2, no tenía ni idea de cómo se suponía que funcionaban las cosas en el juego. Necesitaba más información al respecto…

¡Claro! ¡El sueño que tuve antes!

Justo después de despertarme, hablé con Mary y Sophia por primera vez en mucho tiempo, y luego Larna y Cyrus me dijeron que tenía que tomar clases de Magia Oscura. Estaba tan preocupada por esas cosas que casi me había olvidado de mi sueño. ¿Por qué soy así? Pensé, entristecida por mi constante falta de concentración, y luego comencé a recordar todo lo que pude sobre lo que había visto durante mi corta siesta.

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