Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 4

Capitulo 6: Después Feliz Para Siempre

Parte 1

Una vez terminada la batalla en las antiguas ruinas de los elfos, regresamos a Zoltan al día siguiente.

“Ahhhhh”. Bostecé perezosamente frente a la tienda. “Ares, idiota…”

Al regresar a casa, Rit y yo descubrimos que nuestra querida pequeña tienda había sido completamente saqueada. Me había indignado, pero la rabia de Rit era algo digno de contemplar. Afortunadamente para Ares, ya estaba muerto, por lo que Rit convirtió su ira en motivación. A pesar de que acabábamos de regresar de una de las peores peleas de nuestras vidas, ella había corrido por todo Zoltan arreglando las reparaciones.

“Pondré el dinero para ello, pero lo repararemos de inmediato”. Por su expresión me di cuenta de que no escucharía ninguna disidencia, así que asentí en silencio.

Afortunadamente, los planes se resolvieron rápidamente y el trabajo estaba programado para comenzar hoy. Tuvimos que cerrar para los artesanos, que llegarían pronto. Estaba afuera, limpiando antes de su llegada.

“Ah, nieve”.

Por el rabillo del ojo, noté un copo de nieve blanco flotando en el cielo.

Ráfagas dispersas flotaban aquí y allá, sin llegar nunca a la tierra, ya que el viento las mantenía a flote. Si bien nunca cubrió el suelo, la nieve en las regiones del sur tenía su propio encanto único.

“Hermano.”

Al darme la vuelta, vi a Ruti con un vestido de alabastro y un sombrero blanco a juego. Ella había elegido el atuendo cuando la acompañé en un viaje a una tienda cercana. No había espada en su cintura, ni piezas de armadura mágica que la envolvieran. Ella ya se había quitado todos sus anillos, amuletos y otros accesorios encantados. Ruti era una chica normal ahora.

Sin embargo… “Achoo”.

“Hace frío aquí”.

Incluso en Zoltan, llevar un vestido sin chaqueta en la nieve obviamente iba a hacer frío.

“Eh-heh-heh”. A pesar del estornudo, Ruti parecía contenta. “Estoy tan feliz. No puedo recordar cuánto tiempo ha pasado desde que sentí frío”.

“Te enfermarás así, ¿sabes?”, Le reprendí.

“Nunca me había enfermado antes. No puedo esperar”. Me quité la chaqueta y se la puse sobre los hombros.

“Aquí. Mi chaqueta chocará horriblemente con tu atuendo, pero tómalo de todos modos”.

“… Tan cálido…” Ruti no sonaba diferente a cualquier otra mujer joven, y sonrió dulcemente.

Ella no había perdido la Bendición del Héroe. Todavía estaba allí dentro de ella, pero ese sin nombre que había nacido dentro de ella había ganado un nombre: Nueva Verdad.

Según Ruti, en el sentido más estricto, no fue realmente una Bendición Divina. Aparentemente, no podía sentir la presencia de Demis cuando se conectaba con ella, algo que todas las personas sintieron cuando se acercaron a sus Bendiciones Divinas.

Eso significaba que Dios no se lo había concedido. Si la iglesia se enterara, seguramente causaría un alboroto. Nueva Verdad tampoco poseía impulsos, lo que parecía significar que no cumplía ningún papel.

Aparte de esos dos puntos, sin embargo, era fundamentalmente lo mismo que cualquier Bendición Divina. Tenía niveles y habilidades, y derrotar a los oponentes con una bendición le permitiría crecer. Sin embargo, Ruti dijo que las habilidades eran muy diferentes. No podía elegir libremente las que aprender al subir de nivel. En cambio, tuvo que cumplir con requisitos específicos para desbloquearlos.

Hasta ahora, tenía una habilidad, llamada Ruler. Era una habilidad bastante loca que le permitía anular o activar por la fuerza las habilidades de cualquiera que tocara. En un mundo donde las bendiciones determinan la gran mayoría de las habilidades de combate, tal poder no solo es injusto; fue básicamente una trampa.

En este punto, ni siquiera los señores demoníacos más poderosos de la leyenda podrían poner un dedo sobre Ruti. Sin embargo, la mejor noticia de todas era que podía usar esta habilidad en sí misma. Actualmente, Ruti estaba usando eso para controlar la Bendición del Héroe, anulando casi todas sus inmunidades.

“Achoo”.

“Red, Ruti, ¿cuánto tiempo vas a quedarte afuera en el frío?” Rit había venido a ver cómo estábamos porque habíamos estado fuera durante tanto tiempo. “Oooh, nieve tan hermosa y esponjosa. Pero vas a coger un resfriado”.

“Deberíamos ir adentro. Aún no has desayunado, ¿verdad, Ruti? Iré a hacer algo, así que relájate”.

“No puedo esperar”, respondió.

Nos apresuramos para salir del frío, pero Ruti y Rit se dieron la vuelta, reacios a entrar todavía, queriendo ver la nieve blanca bailando en el cielo un poco más.

***

Después de la batalla en las ruinas, Theodora había dejado a Zoltan con Albert a cuestas. La pareja había decidido viajar por áreas acosadas por las fuerzas del señor demonio.

“Esto es una despedida”.

Con ese adiós final, Theodora se fue y nunca miró hacia atrás. Ruti había intentado darle la armadura y el equipo que había usado en su viaje, pero Theodora se negó.

“Si alguna vez llega el día en que decides que quieres volver a pelear, es posible que lo necesites”.

Estaba seguro de que nunca volveríamos a ver a Theodora en Zoltan.

En cuanto a Danan, se quedaría en una enfermería local para concentrarse en recuperarse durante medio año. Realmente se había esforzado. El impetuoso Artista Marcial iba a tener que comportarse bien por un tiempo.

Dejamos ir a Godwin. Ruti ya no necesitaba la Bendición del Diablo y sus esfuerzos habían sido cruciales para nuestra victoria sobre Ares. Ruti decidió hacer la vista gorda ante sus crímenes como expresión de gratitud por todo lo que había hecho. Si ella todavía hubiera sido la Heroína, eso habría sido imposible para ella. Le dio a Godwin una buena cantidad de dinero para viajes. Dijo que planeaba dirigirse al reino del archipiélago donde la iglesia tenía menos control.

“Por ahí, apuesto a que incluso un hereje perseguido como yo puede sobrevivir”, afirmó, luego me miró y se rio. “Sí, tal vez debería intentar llevar un boticario”.

***

“El desayuno de hoy es una sopa de tomate con tocino y frijoles blancos, una pequeña pizza con salsa con los tomates sobrantes y jugo de naranja recién exprimido”.

“”¡Gracias por la comida!”” Todos me dijeron al unísono.

“Tu comida siempre es tan deliciosa”, comentó Ruti con una sonrisa brillante. Realmente se estaba divirtiendo, como si toda la alegría que había sido reprimida por la bendición del Héroe finalmente estuviera siendo liberada.

“¿Vas a salir con Tisse más tarde?” Yo consulté. “Sí.”

Las dos buscaban comprar una granja en el norte de Zoltan. Su plan era cultivar hierbas medicinales. Muchos tenían una gran demanda, pero no había mucha oferta porque la producción de tales cultivos producía poco. Esa ineficiencia del retorno impidió que la mayoría de los agricultores plantaran hierbas medicinales, pero Ruti quería probar suerte.

“Vamos a buscar a alguien que esté dispuesto a vendernos un terreno”.

Nunca soñé que vería el día en que Ruti tuviera una expresión ambiciosa en su rostro. Después de ser obligada a ser la Heroína durante tanto tiempo, finalmente estaba asumiendo un desafío que ella misma había elegido. Como su hermano, no podría estar más feliz por ella.

***

“¡Oye, Red!” Gonz gritó mientras entraba a la tienda. “Sé que estás cerrado por el día, pero Tanta se resfrió”.

“¿Entonces necesitas algo de medicina? Dame un minuto”.

Saqué una semana de remedio para el resfriado de un montón de otras medicinas en el mostrador que habían sobrevivido a la rabieta de Ares.

“¿Las cosas salieron bien con tu hermana pequeña?” Preguntó Gonz. “Sí, todo eso está arreglado ahora”, respondí.

Pareció aliviado al escuchar eso cuando le pasé la bolsa de la medicina. “Bien, deberías darme una presentación adecuada en algún momento.”

Mi incapacidad para dar una explicación adecuada la última vez debe haberlo preocupado. Aun así, a diferencia de todos los demás que vivían en Zoltan, Gonz no fisgoneó. Disfrutaba de sus chismes, pero sabía que no se debían cruzar ciertos límites.

Independientemente, quería darle a Ruti la oportunidad de conocer a todos como es debido. La parte del héroe tendría que mantenerse en secreto, pero mis amigos merecían la oportunidad de conocerla.

“Sí, todos podemos salir juntos en algún momento”.

Y tampoco era solo Ruti. Quería que la gente también conociera a Tisse y Danan. Eran verdaderos aliados que habían luchado a mi lado.

***

Por la tarde, Ruti, Tisse, Danan y yo nos reunimos en la iglesia en el centro de Zoltan.

“Todopoderoso Demis, te encomendamos a tu fiel hijo en esta, su primera y última peregrinación a tu lado. La vida que llevó está grabada en su Bendición Divina junto con los pecados que cometió. Te encomendamos su bendición. Si su Bendición Divina está llena de virtud, por favor guíelo al nirvana. Y si todavía no está listo para pasar por las puertas, entonces, por favor, concede a tu hijo Ares descanso a tu lado hasta el día en que le concedas una nueva bendición divina”.

El sacerdote roció aceite fragante sobre el rostro de Ares mientras yacía en el ataúd. El leve aroma de la nieve, un símbolo universal en todo el continente de Avalon, llenó el aire. Era un olor agradable, pero como era un elemento básico de los funerales, el aceite de rosa nevada siempre se asociaba con la imagen de la muerte. Como las iglesias lo usaban con tanta regularidad, cada una tenía un lecho de flores, reforzando la conexión.

Se decía que todos los bardos de Avalon compondrían una balada a la nieve en algún momento de su vida. No tenía ningún talento musical, pero no podía negar que las imágenes y la fragancia conmovieron algo en mi corazón.

Nosotros cuatro, el sacerdote y sus dos ayudantes éramos los únicos presentes. Fue una simple despedida, pero Ares no tuvo ninguna queja mientras yacía en el ataúd, con los ojos cerrados en silencio.

Según la doctrina, los pecados de uno se registraban en su Bendición Divina, y esas transgresiones serían devueltas a Demis junto con la Bendición Divina, dejando el alma de la persona libre de maldad, pura y lista para renacer en su próxima vida cada vez que se le concediera un nueva Bendición Divina.

Sin embargo, si el en cuestión renunciaba a las enseñanzas de Demis en vida, entonces Dios no aceptaría su bendición y su alma pecadora sufriría por la eternidad como esclava en los siete infiernos junto con los señores demonios. Eso es lo que enseñó la iglesia, de todos modos.

El sacerdote tocó una campanilla. “Red”, instruyó. “Okay.”

De acuerdo con la costumbre, coloqué una sola pieza de leña en el ataúd de Ares. Ruti, Tisse y Danan siguieron en sucesión, cada uno haciendo lo mismo. El sacerdote ofreció una última oración para transmitir a Demis lo fiel que había sido Ares.

“El servicio está completo. Estoy seguro de que lo sabe, pero será incinerado el séptimo día después de su fallecimiento. Puede visitarlo entonces si desea conocerlo por última vez…”

“… No, esto es suficiente.” Estaba un poco inseguro, pero al final, lo rechacé. Ares finalmente se liberó de sus luchas. Fue todo lo que pude hacer para desearle un descanso tranquilo.

“Muy bien.” El sacerdote sonrió gentilmente y volvió a tocar su campanilla. Fue así que el funeral de Ares el Sabio llegó a su fin.

Las Bendiciones Divinas moraban dentro de todas las criaturas vivientes, pero no existían en los muertos. Ares ya no estaba a merced del Sabio.

Si bien no simpatizaba con el hombre, todavía rezaba para que su próxima vida fuera más pacífica.

***

El crepúsculo ya se había puesto y el sol arrojaba rayos rojos al hundirse en el horizonte.

“Haaah”.

La última vez que pedí prestado un traje adecuado fue para la fiesta de celebración de la finalización de mi tienda. Ahora llevaba uno para el funeral de un camarada. Algo en eso me dejó sintiéndome extraño.

“Hermano.”

“¿Qué pasa?”

“Siento haberte hecho soportar tanto”.

Acaricié la cabeza de Ruti. “Gracias por preocuparte por mí”.

Matar a Ares no me había dejado con remordimientos. Aun así, no quería volver a matar a uno de mis aliados.

“Creo que realmente estoy más preparado para una vida tranquila aquí en Zoltan”.

No había ningún arma en mi cintura. No me había molestado en conseguir un reemplazo para mi espada de bronce rota. Por alguna razón, no me atreví a comprarme uno nuevo hasta después del funeral de Ares.

“Tal vez haya cambiado un poco”.

Cuando me instalé por primera vez en Zoltan, había evitado la batalla, pero todavía me sentía incómodo sin un arma. Cuando Gonz acudió a mí en busca de ayuda para curar el ojo blanco de Tanta, me había puesto una espada antes de salir de mi casa. Ir con una espada de bronce en lugar de una de acero había sido mi forma de rebelarme contra los instintos de combate que aún no había logrado sacudir.

“¿Regresamos?” Yo pregunté.

Ruti me tomó del brazo con una sonrisa. Tampoco tenía un arma en la cadera. Le devolví la sonrisa y los dos paseamos por Zoltan, buscando a todo el mundo como un par de hermanos normales y corrientes.

Abrirse camino en este peligroso mundo desarmado fue una tarea difícil. Tenía planeado comprar una nueva espada de bronce mañana. Sin embargo, eso no fue por mi bendición. Si alguna vez volviera a desenvainar, sería porque quería proteger a mis seres queridos.