Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 3

Capitulo 5: El Asesino Se Va De Viaje Familiar

Dia y yo estuvimos encerrados en el taller durante dos días enteros. Habíamos estado investigando apasionadamente sin parar.

“Y está hecho”.

“Uf. No puedo creer que hayamos llegado tan lejos en solo dos días”. Volví a mirar la fórmula del hechizo que acabábamos de completar.

Pasamos las últimas cuarenta y ocho horas trabajando en una fórmula para recolectar maná natural en la proporción ideal. Si hubiera hecho esto solo, supuse que me habría llevado medio mes. Fue gracias a Dia que descubrimos rápidamente cómo funcionaba la ley para recolectar maná natural. Aunque poseía una eficiencia terrible, ahora teníamos un hechizo que cumplía con los requisitos mínimos.

“La siguiente parte depende de mí”, dije.

Con el hechizo completado, lo único que quedaba por hacer era practicar. El campo solo se formaría si pudiera reunir con éxito los cinco colores de maná natural en la distribución ideal, agregar la longitud de onda correcta de maná físico y usar energía para combinarlos. Controlar todo eso se redujo a la habilidad.

“No te preocupes. Sé que podrás hacerlo. El verdadero problema es que en realidad no podemos probar que funcione. No dudo de tu teoría, pero no sabremos cuán efectivo es esto sin un demonio real”, comentó Dia.

“Tienes toda la razón”.

Al final, todo lo que hicimos fue darnos cuenta de una teoría basada en mis recuerdos de lo que había visto en una batalla. Solo podríamos probarlo en combate real, y el fracaso significaba la muerte.

Si llegara el momento de luchar contra un demonio y esta fórmula no funcionara, no tendríamos más remedio que huir. Correr no había sido una opción en la academia, pero saber cuándo escapar era un talento como cualquier otro.

“Ahora podemos ir a nuestra cita, como prometiste. Espero ver adónde me llevarás, Lugh”. Dia envolvió alegremente su brazo alrededor del mío. Su olor y la suavidad de su piel me estaban mareando. El incidente con Tarte hace unos días todavía me hacía sentir un poco incómodo.

Una cita, ¿eh? Estoy seguro de que podría encontrar tiempo para uno cuando no estemos para mi ceremonia de premiación.

“Te garantizo que lo pasaremos genial. Sé una cantidad decente sobre la capital real”, respondí.

Si bien la academia estaba en un área más suburbana, seguía siendo parte de la ciudad. Siempre investigué a fondo los lugares donde vivía. Saber cómo usar la tierra era vital para un asesino.

Dia se frotó los ojos.

“¿Estás cansada?” Yo pregunté. “Un poco, sí”.

Apenas había dormido estos dos últimos días. Una vez que Dia entró en modo de investigación, se olvidó por completo del agotamiento. Tenía Rapid Recovery, así que eso no fue un problema para mí, pero ella necesitaba descansar.

“Te llevaré a tu habitación”.

“Está bien, eso sería genial”.

Cogí a Dia en mis brazos como una princesa y ella puso sus manos alrededor de mi cuello. Luego nos dirigimos a su habitación.

Como siempre fue el caso, su habitación estaba llena a reventar con varios implementos y libros relacionados con la magia y no lucía ningún tipo de afectación femenina. La acosté en la cama.

“Estamos aquí, Dia. ¿Puedes soltarme?”

Aunque ya no la cargaba, ella no parecía en absoluto dispuesta a soltarme.

“Oh, Lugh, nunca aceptas mis invitaciones”. Dia suspiró, mirándome con ojos traviesos.

Tragué saliva. “Algún día. Todavía es demasiado pronto”.

“Te estoy esperando. Estoy lista en cualquier momento… Hacer esto es vergonzoso, sabes. Pero me temo que si soy demasiado pasiva, alguien más llegará a ti primero”.

Ella realmente es adorable. Escuchar su sonido tan ansioso casi me hizo perder el control.

***

Temprano al día siguiente, mi papá y yo sacamos los caballos y el carruaje y les proporcionamos vestimentas caras y bridas chillonas que no usábamos con regularidad.

Recibir una medalla en la capital real exigía cierto nivel de etiqueta. Eso se extendió incluso al carruaje. Llegar en un medio de transporte en mal estado provocaría que la gente se burlara de la Casa Tuatha Dé y nos llamara pueblerinos, por lo que esta preparación era esencial.

“Esto debería bastar”, murmuró mi padre mientras completaba la decoración impecable.

Un asesino necesitaba poder lidiar con cualquier situación. Como tal, mi papá y yo podíamos hacer casi cualquier cosa. Incluso el carruaje era casero.

“Tienes talento para esto, papá. Sin embargo, si tuviéramos un poco más de tiempo, habría podido conseguir algunas cosas de Milteu para hacerlo realmente elegante”, dije.

“Está bien como está. Lo hicimos lo suficientemente bueno. Cualquier otra cosa sería inútil”.

Como dijo papá, esto fue suficiente para evitar el desprecio. Si fuéramos más llamativos, la gente podría empezar a pensar que nos hemos vuelto más llenos de nosotros mismos a pesar de nuestra humilde posición como familia de barones. La aristocracia era verdaderamente voluble y molesta.

“Cian, Lugh, también estamos listos”.

“Vaya, no hubiera pensado que la siempre práctica Casa Tuatha Dé tuviera este tipo de carruaje”.

Mamá y Dia se acercaron a nosotros, su cabello plateado bailando en el viento detrás de ellos. Ambos llevaban grandes maletas que contenían ropa interior de repuesto y vestidos para fiestas. Me estaban reconociendo por mis logros y, como mi familia, necesitaban lucir la vestimenta adecuada.

“Espera, Dia, ¿qué vas a usar?” Yo consulté.

Había venido aquí desde el dominio de Viekone con nada más que la ropa que llevaba puesta. Se le proporcionaron todas las necesidades diarias, por supuesto, pero no tenía ningún vestido formal para las fiestas en la capital real.

“Estoy usando algunos de Esr… er, los vestidos viejos de mamá”, respondió Dia.

“Le quedan perfectamente. Quería que Tarte usara algunos de ellos, pero le quedan demasiado apretados en el pecho”, explicó mi madre.

“Estoy seguro de que Tarte estará bien con ropa de sirvienta”, respondí.

A cada casa se le permitió traer uno o dos sirvientes a las festividades. Hubo excepciones, pero la mayoría de ellos vestían atuendos de asistentes en lugar de vestimentas formales.

Hablando de Tarte, ¿dónde está?

Tan pronto como el pensamiento cruzó por mi mente, ella vino corriendo hacia nosotros, cargando una gran canasta.

“¡Lo siento, llego tarde!”

“No hay necesidad de apresurarse. Todavía tenemos mucho tiempo antes de que tengamos que irnos”, dije.

“Eso es un alivio.”

“¿Qué es eso?”

“Hice para todos algunos almuerzos en caja. Planeaba terminarlos un poco antes, pero esta mañana, el Sr. Hans trajo algunos huevos como regalo de agradecimiento por curar a su vaca. Pensé que sería un desperdicio no comerlos hoy mientras están frescos, así que los agregué a nuestras comidas”, explicó Tarte.

“Ah gracias. Eso fue muy amable de tu parte”, le respondí.

Hans se había tomado la molestia de venir tan temprano porque quería darme los mejores huevos. Tarte sabía que dejarlos para después de que regresáramos de la capital real sería desperdiciar esa buena voluntad. Siempre había sido del tipo que mostraba una profunda consideración por los demás.

“Estoy seguro de que son de muy alta calidad, así que espero que todos estén ansiosos por comerlos. Hice el faloodeh que amas, Lord Lugh”, agregó Tarte.

“Eso suena maravilloso. Si no hay nada más, entonces deberíamos estar en camino”, declaré.

“Sí, mi señor”, respondió Tarte.

Toda la familia se subió al carruaje y los caballos se pusieron en movimiento.

“Este es nuestro primer viaje familiar en tres años. No hemos tenido ninguna oportunidad desde que fuiste a Milteu, Lugh”, comentó mi mamá.

“Sí. La última vez fue cuando fuimos a la fiesta de Margrave Gullanar”, respondí.

Sin duda, había sido una aventura desagradable. El Margrave Gullanar era un noble prominente que administraba toda la región y tenía el mismo poder político que un duque. Desde la posición de la familia de un humilde barón, bien podría haber estado viviendo en las nubes.

Junto con todas las demás familias nobles de la zona, se le pidió a mi familia que asistiera a la boda de su heredero. A pesar de nuestra obstinada persistencia habitual en evitar funciones sociales tan importantes, ni siquiera nosotros pudimos negarnos.

“Te veías tan lindo con ese atuendo que te pedí que te pusieras”, dijo mi mamá con un suspiro mientras recordaba.

“… Eso fue traumático para mí”.

Como de costumbre, mi mamá me había obligado a ponerme la ropa que ella misma había hecho. Si bien ese atuendo en particular, afortunadamente, tenía pantalones en lugar de una falda, todavía se veía innegablemente femenino. Los adultos en la boda se habían enamorado de lo lindo que me veía, y los niños se burlaron de mí por parecerme una niña. Era mejor que no me importara lo que otras personas pensaran de ti, pero no quería nada más que derretirme por el suelo en ese entonces.

“Te has estado volviendo tan malo últimamente, Lugh. Hice todo el esfuerzo de confeccionar tu atuendo para esta ceremonia y te negaste a usarlo”.

“Lo siento, mamá, pero ya elegí uno que me gusta”.

Como joven ejecutivo de la Compañía Balor, Illig Balor necesitaba un atuendo formal regular, así que tenía muchos atuendos para elegir. Naturalmente, el conjunto que seleccioné fue uno que nunca había desgastado antes, para evitar que la gente sospechara que Illig y yo éramos la misma persona. Maha me lo había enviado con anticipación porque había anticipado que mi mamá intentaría ponerme algo casero.

Mientras conversaba con mi familia, noté una presencia y le hice una señal a mi papá. El clan Tuatha Dé posee una técnica que nos permite comunicarnos hasta cierto punto sin usar nuestras voces.

Papá, nos están siguiendo. Dos personas.

Yo también los detecté. A juzgar por sus movimientos, están aquí para observar.

¿Deberíamos ir tras ellos? Tienen una habilidad decente, pero no nos supone ningún problema.

Dejémoslos en paz. No creo que sean enemigos por ahora.Probablemente, estén aquí para evaluar.

Ni siquiera estábamos en la capital real todavía, y ya nos seguían. Mi ceremonia de premiación había ensillado a la Casa Tuatha Dé con mucha atención.

Aunque nuestro trabajo como asesinos se mantuvo en secreto, mi familia seguía siendo famosa gracias a sus logros en el campo de la medicina. Como heredero de Tuatha Dé y sustituto en funciones del héroe, iba a destacar, me gustara o no.

Solo podía adivinar para quién trabajaban estos perseguidores. Mi papá y yo habíamos decidido no involucrarnos con ellos, pero si mostraban alguna intención de hostilidad, los exterminaría sin contenerme.

***

Después de un largo viaje en nuestro carruaje tirado por caballos, llegamos a la capital real. En el camino pasamos por la academia y vimos que la reconstrucción avanzaba rápidamente. Por lo que pude ver, podría reabrir antes de lo planeado.

Algunos caballeros de la Real Orden de Alvaniana vinieron a guiarnos después de que pasamos por la puerta de la ciudad y anunciamos nuestra identidad. Íbamos a dirigirnos al palacio de inmediato. Nos habían preparado una vivienda.

Esa fue una revelación inesperada. Mi familia y yo teníamos la intención de quedarnos en una de las posadas de la ciudad hasta el día de la ceremonia de premiación.

“No puedo creer que nos vayamos a quedar en un castillo. Mi pequeño Lugh se ha convertido en un joven increíble”, dijo mi madre con un suspiro.

“Esto es increíble. Estoy seguro de que la estructura tiene muchas habitaciones para los visitantes, pero la familia de un barón normalmente no tiene esta cortesía”, comenté.

“Nunca dejas de impresionar, mi señor… Aun así, me pone nerviosa la idea de quedarme en un palacio”, admitió Tarte.

Mi mamá y Dia estaban muy animadas. Sin embargo, no se podía decir lo mismo de mi padre, que parecía preocupado.

“Este es probablemente un indicador de cuánto esperan de Lugh”, afirmó.

“No sabemos si esa es su intención. Puede que sea solo una fachada para que los molestos por mantener al héroe en la capital no pierdan la fe en mí”, respondí.

Nuestro carruaje rodó por las calles de la ciudad hasta los terrenos del castillo de alabastro. Como cabría esperar de la sede del poder de la nación, era un edificio impresionante. Altos muros y un profundo foso lo rodeaban, e innumerables ballestas y mecanismos para verter hierro fundido salpicaban los parapetos. Los soldados estaban apostados en cada torre, constantemente al acecho.

A pesar de tales características, logró lucir resplandeciente. En este lugar convivieron la violencia y la belleza. De hecho, me gustó bastante.

Más allá de la puerta del castillo había un jardín increíble que tenía que tener varios cientos de metros de ancho. Cada flor estaba en floración y los árboles fueron podados de manera ingeniosa. Fuentes decorativas llenaron el área.

“Wow… es tan bonito. Este tipo de jardín sería imposible incluso en Viekone”, comentó Dia.

“Me pregunto cuánto dinero cuesta todo esto”, reflexioné distraídamente.

La cantidad de dinero gastada cada mes en el mantenimiento de este jardín podría alimentar a cientos. Dicho esto, este recinto no existía solo por placer. También sirvió como símbolo del prestigio de la nación, por lo que no podría declararlo un desperdicio total.

Nuestro carruaje y caballos fueron llevados al cuidado del personal del palacio, y mi familia y yo fuimos llevados a nuestras habitaciones por un grupo de sirvientes. Nos pidieron que nos relajáramos hasta que nos llamaran.

Las habitaciones eran prácticamente un hogar en sí mismas, con una cocina completamente amueblada, una sala de estar, algunos baños y seis dormitorios. También había un frigorífico sencillo con abundante agua y una impresionante colección de frutas extranjeras. Si hubiéramos necesitado algo más, había una campana para convocar a los sirvientes en cualquier momento del día. Fue palaciego en todos los sentidos de la palabra.

Tarte se quedó estupefacta. “Todas estas pinturas y jarrones son increíbles”.

“Si rompías uno de esos, terminarías esclavizada de por vida tratando de pagarlo”.

Cuando las sirvientas cometían errores por descuido, ocasionalmente se veían obligadas a pagar con sus cuerpos. Sin embargo, romper cualquiera de las piezas caras aquí le generó una deuda que incluso toda una vida trabajando en burdeles no podrían pagar.

“¡Eek!” Tarte se apartó de un jarrón y se encogió de miedo. Entendí el sentimiento.

Cada uno de nosotros eligió una habitación. Temblando, Tarte me preguntó si era apropiado que ella estuviera aquí, pero le aseguré que no me importaba. Dependiendo de la situación, la preferiría como mi sirvienta a cualquiera del personal del castillo.

Tan pronto como nos cambiamos a la cómoda ropa de dormir que nos proporcionaron, llegó un asistente. Me informaron que Epona había solicitado mi presencia.

Evidentemente, había llegado el momento de que Epona me legara parte de su poder usando su habilidad My Loyal Knights. Me preguntaba exactamente cuánto podría darme.