Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 3

Capitulo 18: El Asesino Descubre Al Enemigo

Continuamos por el pueblo, buscando al demonio. También era probable que estuviera rastreando el área en busca de las personas que habían quemado su bosque carnívoro.

Para pasar desapercibido, estaba usando un hechizo de viento para enviar el dióxido de carbono que exhalamos al cielo, lo que evitaba que las plantas nos notaran. El demonio probablemente compartía los sentidos de los monstruos, por lo que probablemente estaba al tanto de todo lo que sucedía en este asentamiento.

Esto nos dio la ventaja. Los humanos normales no habrían podido evitar ser atacados por los árboles. Con suerte, este demonio estaba convencido de que no estábamos cerca de la vegetación.

Crear una falsa sensación de seguridad era común en el trabajo de asesinato. Si una cámara, guardias o un perro de ataque le daban a un objetivo la tranquilidad suficiente de que se sentía seguro, solo hacía que el trabajo del asesino fuera mucho más fácil.

“Lord Lugh, ¿cómo vamos a encontrar al demonio?” Preguntó Tarte.

“Estoy sondeando toda la ciudad usando un hechizo de viento. Si no puedo encontrarlo, lo sacare usando algo un poco menos elegante”.

Los tres continuamos tejiendo alrededor de las plantas, permaneciendo vigilantes de nuestro entorno mientras exploramos la ciudad. A medida que avanzábamos, dejé caer algunas cosas aquí y allá.

Tardaron unas dos horas en recorrer todo el asentamiento. Afortunados o no, ni siquiera vislumbramos un demonio.

“Estamos de vuelta a donde empezamos. Supongo que eso significa que es hora de un método más sucio”, dije.

“¿Tiene algo que ver con esas cosas que seguías soltando?” Preguntó Dia. “Sí. Esas son Fahr Stones especiales”.

Los había esparcido por todo el pueblo mientras caminábamos por él. Las veintidós piezas estaban todas especializadas para la combustión y las había colocado de la manera más eficaz posible.

Tarte se volvió hacia mí con la cabeza ladeada. “Um, Lord Lugh. Las Fahr Stones solo explotan si las llenas de maná hasta su punto crítico, por lo que dejarlas en el suelo no haría nada, ¿verdad?”

“Por lo general, sí. Sin embargo, estos están listos para la detonación. Les lancé un hechizo que Dia y yo desarrollamos. Hace que las piedras absorban el maná natural de la atmósfera. Al ajustar la fuerza de esa ingesta, controlo cuándo alcanzan su capacidad máxima. Funcionalmente, son bombas de tiempo. Esas veintidós Fahr Stones están listas para explotar simultáneamente”.

“Pero cada uno de ellos tiene un poder increíble. ¿Qué tan malo va a ser si tantos se disparan al mismo tiempo?” Preguntó Tarte.

“Quemará toda la ciudad hasta los cimientos. Ese es mi plan”.

Si hubiera habido sobrevivientes, no habría podido hacer esto. Sin embargo, dado lo invadido que estaba el asentamiento, no había forma de que alguien todavía estuviera vivo. También había recibido permiso del gobierno para tomar las medidas necesarias para matar al demonio. Arrasar una ciudad entera estaba bien.

“Lugh, ¿por qué estás haciendo esto? Matar demonios no tiene sentido si no usas Demonkiller. Esos monstruos de los árboles son definitivamente irritantes y peligrosos, pero esto se siente como un desperdicio de Fahr Stones”, dijo Dia.

“Es por acoso. Viste cómo esos monstruos vegetales se comen a las personas, las convierten en maná y lo almacenan. El demonio se apoderó de toda la ciudad porque necesita una gran cantidad de poder mágico para algo. También es posible que su objetivo sea simplemente producir más monstruos de árboles y formar un ejército. Al demonio no le agradará que todo su arduo trabajo sea destruido. Como no pudimos encontrarlo, voy a forzarlo a cabrearlo”.

Como expliqué, los tres nos aventuramos a salir más allá de los límites del asentamiento. Moriríamos si quedamos atrapados en la explosión. Es más, sería más fácil detectar al demonio desde un punto distante.

Cavé una zanja improvisada relativamente profunda a decenas de metros del árbol carnívoro más cercano, y nos escondimos dentro de ella. Luego saqué un telescopio especial que me permitió ver la ciudad incluso desde el interior de la zanja.

“Según mis cálculos, comenzará en un minuto”, dije.

Si bien había algo de margen de error dependiendo del grosor del maná ambiental natural, lo máximo que estaría fuera de lugar fueron diez segundos. Es probable que las Fahr Stones ya estuvieran empezando a agrietarse.

Estaba destruyendo una ciudad entera simplemente para erradicar el ejército de vegetación y la reserva de maná que el demonio había acumulado. Incluso la criatura más apacible del mundo se enojaría con tal desarrollo. Era menos probable que un objetivo furioso tomara decisiones inteligentes, por lo que enfurecer a tu oponente te dio la ventaja.

“Aquí vamos.”

A pesar de nuestra distancia, pude sentir el abrumador y poderoso aumento de maná.

“No saquen la cabeza de esta trinchera. Le he colocado una barrera contra el viento para mantener fuera el calor y el fuego, pero si empuja más allá, aunque sea un poco, morirá”, le advertí.

Incluso sin tener en cuenta las llamas, esto podría ser una explosión masiva, agotando todo el oxígeno en el área. Un soplo de ese tipo de aire significaría nuestra desaparición.

“S-Sí, mi señor.”

“Entiendo.”

Tarte se aferró a mí por miedo. Al ver eso, Dia hizo lo mismo.

Unos segundos más tarde, el mundo se convirtió en un torrente de carmesí arremolinado. El fuego recorrió la trinchera como agua.

Una explosión producida por veintidós Fahr Stones, el maná de seis mil seiscientos magos regulares, pintó el mundo de rojo.

Las llamas no perdonaron nada, consumiendo a medida que crecían, haciendo que todo a su paso se desvaneciera como si nunca hubiera existido en primer lugar.

Había llenado las Fahr Stones con maná del viento para suministrar oxígeno, pero incluso eso se quemó en un instante. Al momento siguiente, la falta de aire en la ciudad creó un vacío con olas de una fuerza tan abrumadora que incluso los edificios de piedra se derrumbaron.

Fue como la escena de una pesadilla. Nos hubieran disparado si no hubiéramos estado en la zanja.

Una vez que todo terminó, eché un vistazo afuera usando mi telescopio. Las dos chicas todavía parecían asustadas de asomar la cabeza.

“La ciudad se ha ido”, dije.

“… Nunca había oído hablar de un solo mago que hiciera algo así. No solo destruiste una ciudad entera; lo hiciste desaparecer por completo”, se maravilló Dia.

Una ciudad entera había sido borrada del mapa por completo. Todo lo que quedaba ahora era terreno baldío. Esto era lo que se podía lograr con el uso eficiente de veintidós Fahr Stones.

“Entonces, Lugh. Si te apeteciera, ¿podrías hacer lo mismo con la capital real?” preguntó Dia.

“Sí. Todo lo que tenía que hacer era colarme en la capital, colocar las Fahr Stones en los lugares adecuados y escapar antes de que explotaran. Ni siquiera sería difícil. Así que no le digas a nadie que soy capaz de esto. Seré considerado una persona peligrosa”.

Tenía la intención de atribuir esta devastación al demonio. El gobierno me dijo que podía hacer lo que quisiera, pero no podía estar seguro de cómo reaccionarían al saber que yo había causado esto.

“Sí, probablemente darías más miedo que un demonio a los que están a cargo. Es bueno que esta vez no se haya asignado ningún vigía”, comentó Dia.

“Si hubiera existido, habría utilizado un método diferente”.

Desde la perspectiva de un político, un ser humano que podía hacer desaparecer un pueblo entero en cuestión de horas era solo algo de temer. Mientras permaneciera la amenaza de los demonios, se me permitiría vivir, pero una vez que se fueran, los que tenían el control querrían que muriera.

Si alguna vez perdiera la cabeza, me comprara una potencia extranjera o deseara gobernar el reino yo mismo, Alvan estaba acabado.

Obviamente, no estaba planeando destruir el país, pero el mero hecho de poder hacerlo era peligroso. Eliminar una amenaza como yo antes de que ocurriera algo fue solo un pensamiento proactivo.

Lo mismo podría decirse de Epona una vez que también mató al Rey Demonio. Si realmente quería salvar el mundo sin matarla, tenía que encontrar una forma de quitarle su poder. Había descubierto un método que permitía a otras personas matar demonios, por lo que no estaba más allá del ámbito de lo posible.

“Me pregunto si el demonio todavía está vivo”, reflexionó Dia.

“Probablemente murió, pero revivirá. Muy bien, veamos cómo reacciona el demonio. No estoy seguro de qué hacer si permanece escondido. Quizás continúe intentando lo mismo con los árboles de otra ciudad. Si es así, tendremos que seguir haciéndolos explotar hasta que pierda la paciencia. Sin embargo, preferiría no hacer eso”.

Con cuidado, eché un vistazo a las cosas fuera de la zanja, buscando movimiento en lo que solía ser el asentamiento. El juego ahora estaba encontrando al enemigo antes de que nos descubriera a nosotros. La paciencia fue clave.

Solo tuve que esperar dos o tres minutos.

Otra explosión rugió desde el centro de la antigua ciudad. Incluso tan lejos como estábamos, Dia, Tarte y yo sentimos el temblor.

“¡GAAAAAAAHHHHH, HUMANOOOOOOOOOOOOS! ¡LO DESTRUISTE!¡DESTRUISTE EL BOSQUE YO TRABAJÉ TAN DUROOOOOOOOO!¡SOLO NECESITABA UN POCO MAAAAAAAS! ¡TE MATAREEEEEEEE!”

El demonio estaba furioso, gritando y agitándose.

Tenía forma humanoide, pero lucía un cuerno negro y un caparazón verde que recordaba a un escarabajo rinoceronte. El caparazón masivo y afilado en la mitad superior de su cuerpo lo hacía lucir increíblemente agresivo.

Esperaba que el demonio se pareciera a una planta debido a su conexión con el bosque carnívoro, pero parecía más un cruce entre un hombre y un insecto.

Poseía una enorme defensa, fuerza y velocidad. Luchar contra esta criatura iba a ser molesto.

Sin embargo, ya había ganado la primera batalla. Lo encontré y todavía no tenía idea de dónde estábamos. Eso simplificó las cosas: todo lo que teníamos que hacer era matarlo.

“Dia, Tarte. A mi señal, acercarse al demonio desde el frente. Voy a rodearlo”, le dije.

“Así que vamos con ese plan”.

“¡Protegeré a Lady Dia!”

Dia expandiría el campo necesario para matar al demonio mientras Tarte la protegía. Yo iba a dar el golpe mortal fuera de la vista. Trabajar en equipo nos dio las mejores posibilidades de éxito.

Esta iba a ser la primera prueba real del campo de matar demonios. Eso fue por el hechizo que iba a usar para matarlo también. Aun así, no estaba preocupado en absoluto. No había nadie que los tres no pudiéramos asesinar. Así de profundamente confiaba en Tarte y Dia.