Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 3

Capitulo 17: Los Experimentos Del Asesino

 

 

Dia, Tarte y yo íbamos a enfrentarnos al demonio que había aparecido.

Los carruajes tirados por caballos son tan lentos, pensé distraídamente. Quizás la próxima vez intente fabricar algún tipo de automóvil primitivo. Debería poder manejar eso. Sin embargo, las carreteras en mal estado serían un problema.

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“Este es nuestro primer trabajo, mi señor. Realmente quiero que sea un éxito”, dijo Tarte.

“Me siento igual. Tenemos que demostrarnos a nosotros mismos ante aquellos en el gobierno central que me ven como nada más que un cordero de sacrificio. Recuerde, si el campo de exterminio de demonios falla, eso significa que hemos perdido, y ustedes solo deben preocuparse por escapar”.

La regla universalmente aceptada era que solo el héroe podía matar demonios. Sin embargo, había producido magia que le dio la vuelta a esa ley. Era nuestra única oportunidad de lograr la victoria y, si no tenía éxito, tendríamos que huir.

Por supuesto, no dejaría que eso fuera el final. Volvería a mi investigación para averiguar dónde me equivoqué.

“Ah, eso me recuerda. Si bien solo puedo mantenerlo durante treinta segundos, también puedo producir el campo”, afirmó Dia.

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“¿En serio?” Cuestioné.

“Oye, ¿por qué dudas de mí? Te lo mostrare más tarde.”

Por breve que fuera, sería increíble si alguien más que yo pudiera lanzar el hechizo necesario para matar demonios. La construcción del campo requirió mucho maná, lo que disminuyó drásticamente mi capacidad de combate.

Si pudiera dejar la activación del campo a Dia, podría permanecer en la batalla. Incluso podría ser posible el asesinato.

“Eso es increíble. No tuve ninguna posibilidad de usarlo”, respondió Tarte.

“Eres mejor con la lucha marcial. Ambas tenemos diferentes especialidades. Ser capaz de hacer todo lo que hace Lugh no es normal. A decir verdad, quiero pelear en el frente como tú, Tarte, pero estoy atrapada con estos brazos sin importar cuántas flexiones haga”. Dia flexionó los brazos. Estaban delgados y suaves. Entrenó, pero su composición física le dificultaba desarrollar músculo. “Además, investigué un poco más sobre la fórmula para matar demonios, y siento que puedo hacer volar el campo”.

“¿Volarlo?” Yo pregunté.

Dia simuló una pistola con las manos e hizo un ruido de explosión. Adorable.

“Sí, de la forma en que construimos el hechizo, el campo se forma alrededor del lanzador. Pero podríamos comprimirlo para que pudiera ser propulsado como una bala. Puedo reconfigurar la fórmula para que eso suceda. Sin embargo, eso reduciría el tiempo de efecto del campo. Probablemente solo duraría unos dos segundos para mí. Es posible que puedas mantenerlo potente durante diez, Lugh”.

Ni siquiera podía empezar a imaginar cómo ella revisaría la ecuación para lograr tal cosa. Sin embargo, si Dia decía que podía, entonces confiaba en ella.

La reducción del tiempo de efecto se debió a que, en lugar de utilizarte a ti mismo como origen del hechizo, lo dispararías como un proyectil, que dependía de la descarga de maná instantánea.

“Eso suena bien. ¿Puedes intentar desarrollarlo para mí? Podría haber muchos usos para eso. Sería genial si pudieras terminarlo antes de que lleguemos”.

“Haré lo que pueda, pero no te hagas ilusiones”, respondió Dia. Luego extendió algunos documentos y comenzó a trabajar en algunos cálculos.

A pesar de que ella me dijo que no lo hiciera, no pude evitar sentirme emocionado. Dediqué el tiempo que teníamos hasta la llegada a pensar en una forma de matar a un demonio en dos segundos.

El asesinato tendría la mayor probabilidad de éxito. El problema fue la falta de información sobre el objetivo. Si bien el gobierno había proporcionado algunos documentos, no fueron especialmente útiles. No pude formar un plan de ataque solo con esta información. No podía hacer nada más que estudiar lo que estaba disponible y esperar aprender sobre la marcha.

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***

 

 

El viaje duró varios días, pero finalmente llegamos a nuestro destino, un pueblo que limitaba con un dominio vecino. Para ser un asentamiento provincial, era grande. Era un próspero centro comercial, así como un popular destino turístico. Muchos hermosos edificios de piedra deberían haberse alineado en la calle. Sin embargo…

“Este lugar parece una jungla”, comentó Dia. “No veo a una sola persona”, agregó Tarte.

Todas las estructuras estaban cubiertas de hiedra y las calles estaban inundadas de árboles. Curiosamente, no parecía haber vida animal.

Los tres nos detuvimos en la entrada de la ciudad, contemplando este espectáculo desfavorable.

Volví a mirar los documentos. Aparentemente, inicialmente solo había un árbol, y luego se extendió increíblemente rápido y envolvió a toda la ciudad.


Los que habían huido al principio sobrevivieron, pero no hubo noticias de nadie que se hubiera quedado. Se envió un contingente armado al asentamiento para investigar, pero ni uno solo regresó.

Después de eso, se intentó eliminar las plantas parásitas quemándolas con fuego. Eso también salió mal. Solo el calor más intenso quemó los árboles. Incluso si se incendiaran, rápidamente regeneraron cualquier daño. La operación militar fracasó y no sobrevivió ni un solo soldado involucrado. El informe decía que la vegetación se los comía.

Entonces se decidió que esto tenía que ser obra de un demonio, y me enviaron a ocuparme de las cosas.

“Oye, Lugh. ¿Entramos en la ciudad? Si estos árboles realmente se comieron a la gente, entonces tendremos enemigos a nuestro alrededor”, dijo Dia.

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“Hay algo que tengo que hacer antes de que nos mudemos. Pónganse detrás de mí, ustedes dos”.

Cuando acepté este trabajo, me aseguré de confirmar una cosa: si necesitaba salvar a los tragados por los árboles. El gobierno respondió que incluso si había sobrevivientes, rescatarlos era un esfuerzo inútil. Por lo tanto, podría usar cualquier método que quisiera.

Por supuesto, quería ayudar a los civiles atrapados, pero no entendía qué era este bosque y correr de cabeza hacia él parecía una mala idea. Por esa razón, necesitaba realizar algunos experimentos desde una distancia segura.

“Puedes verlo, ¿verdad, Dia?” Yo pregunté. “Estas plantas son todas una entidad”.

“Sí. Tienen maná y están conectados a un grado antinatural. Lo único que lo explica es que sea una criatura”.

“Estoy pensando lo mismo. Hagamos algunos pinchazos. Vigila su maná por mí”.

Mi primer experimento fue arrojar un poco de carne cocida a la ciudad convertida en bosque. No hubo respuesta. A continuación, envié un cerdo doméstico que había comprado de camino aquí.

“¡SQUEEEEEEEE!”

Cuando se acercó lo suficiente a un árbol, las enredaderas se extendieron desde un lugar invisible y atraparon al animal. Varias ramas se clavaron en el cerdo y este comenzó a marchitarse hasta que solo quedó piel y huesos.

“Esa es una manera desagradable de hacerlo, pero explica cómo desapareció la gente”, comenté.

“Un árbol carnívoro… Si están por toda la ciudad, eso significa que ya se han comido a todos”, se dio cuenta Tarte con un grito ahogado. Se llevó una mano a la boca.

Como dijo Tarte, con la vegetación que cubre todo el asentamiento, no podría haber sobrevivientes. Eso significaba que podía seguir adelante con mi próxima prueba sin preocupaciones.

“¿Ves algo, Dia?” Cuestioné. Ella había estado observando de cerca, como le había pedido, haciendo uso de sus ojos Tuatha Dé.

“Hubo una oleada de maná cuando se consumió el cerdo. Los nutrientes se están convirtiendo directamente en energía”.

En resumen, estos árboles habían sido liberados en la ciudad por alguien que quería acumular energía mágica.

“Okay, mi primer experimento fue un éxito. Aprendí dos cosas. En el siguiente.”


Tiré un barril lleno de aceite a la ciudad. Rodó hasta chocar contra una rama en medio de la carretera. No hubo respuesta.

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Apunté al contenedor y le disparé una flecha de fuego. Estalló, liberando el aceite del interior, que luego se encendió. Esta sustancia en particular era incluso más inflamable que la variedad típica, capaz de producir grandes pilares de llamas.

Como en el caso del cerdo, las ramas se extendían hacia la columna de fuego. Era como si quisieran ser incendiados.

“Sabía que tenían una gran capacidad regenerativa, pero esto es una locura”, comenté.

“Sin embargo, sigue siendo el tipo típico de restauración. Esta no es la absurda habilidad que los demonios tienen para reconstituirse a sí mismos que describiste, Lugh. Veo que se está gastando mucho maná, así que estas cosas no son inmortales”, respondió Dia.

Las puntas de las ramas volvieron a crecer incluso mientras ardían. Cuando las llamas finalmente desaparecieron, los árboles parecían como si nada hubiera pasado.

“Ese es un descubrimiento significativo. Ahora para quemar realmente estas cosas”, declaré.

Saqué una Fahr Stone de mi bolsa. Como el cerdo y el barril de aceite, lo había preparado para hoy.

Por lo general, llenaba Fahr Stones con una proporción establecida de maná de fuego, viento y tierra. De esa manera, podría usar una gran cantidad de aire para aumentar la fuerza explosiva de las llamas y dispersar fragmentos de hierro al impactar, creando potentes bombas.

Esta Fahr Stone, sin embargo, solo contenía maná de fuego y viento. Prioricé la combustión sobre la capacidad explosiva. Podría producir un infierno mucho más allá de lo que el aceite era capaz de hacer, incluso mi variedad modificada. Después de todo, estaba lleno del maná de trescientos magos ordinarios.





Solo se necesitó un poco más de energía mágica para empujar la Fahr Stone a su punto crítico, y luego comenzó a agrietarse. Lo arrojé al bosque y, un momento después, liberó todo ese poder almacenado.

Las llamas carmesí se extendieron instantáneamente y consumieron una sección completa del asentamiento. La vista era como el infierno.

“Da miedo pero es muy bonito”, dijo Tarte, mirando las llamas aturdida.

Cuando el fuego disminuyó, ni siquiera quedaron cenizas de los árboles que consumieron. Los edificios sobrevivieron porque estaban hechos de piedra, aunque ahora estaban adornados con marcas de quemaduras negras de las enredaderas que se habían adherido a ellos.

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“Así que la vegetación no es parte del demonio en sí”, dije.

“Sí, probablemente fueron producidos por algún tipo de habilidad”, agregó Dia.

Inicialmente, no podía estar seguro de si la extraña vegetación era el demonio. Sin embargo, ese resultó no ser el caso. Este bosque no era más que un monstruo que poseía un poderoso factor regenerativo. Su naturaleza le permitió crecer mediante injertos, lo que explicaba por qué el mismo maná fluía por todas las plantas.

Estas fueron buenas y malas noticias. Dado que esta vegetación no era el demonio, sería mucho más fácil eliminarla. Desafortunadamente, eso también significaba que tendríamos que buscar en esta gran ciudad para encontrar al demonio.

“Dia, Tarte, estamos entrando en la ciudad. Vamos a buscar el objetivo”, declaré.

“¡Si mi señor! ¿Pero no es peligroso?”

“Sí, quemaste un área bastante grande, ¡pero la ciudad todavía está llena de esos árboles devoradores de hombres!”

“Manténganse cerca de mí y ambas estarán bien”.

Avancé sin miedo mientras Dia y Tarte me seguían, luciendo inquietos. Incluso cuando pasamos por el área que había incinerado, no fuimos atacados. Los árboles ni siquiera se inmutaron.

“Mi señor, ¿por qué no nos atacan?” Preguntó Tarte.

“Has estado usando un hechizo. ¿Tiene algo que ver con eso?” Dia cuestionó.

“Sí. ¿Recuerdas el experimento que hice antes de entrar en la ciudad? Lanzar un simple trozo de carne hacia los árboles no provocó ninguna reacción. Pero respondieron al cerdo. Los árboles no tienen ojos, por lo que no pueden localizar a sus presas visualmente. Eso deja a la vibración, el sonido, el calor y la respiración como las cosas a las que podrían responder. No notaron la carne cuando cayó cerca de ellos, por lo que podemos eliminar la vibración y el sonido. Me aseguré de calentarlo también, y las plantas tampoco respondieron a eso. Eso solo deja respirar. Más específicamente, lo que sienten es el dióxido de carbono que exhalamos”.

El propósito de mi primer experimento había sido probar cómo la vegetación buscaba alimento. La respuesta fue el CO2 que emitían los animales. Mi teoría se confirmó cuando las ramas de los árboles se extendieron hacia la columna de fuego.





“Así que estás quitando el aire que nos rodea y enviándolo al cielo”, dedujo Dia.

“Eso es correcto. De esta manera, podemos pasar desapercibidos”.

Estaba diluyendo nuestro aliento y soplándolo hacia arriba. Mi recuperación de maná superó este hechizo, por lo que mantenerlo no fue un problema. Tener que defenderse de los ataques desde todas las direcciones mientras buscamos al demonio nos habría dejado exhaustos para cuando finalmente encontráramos a nuestro oponente.

También existía la posibilidad de que las plantas compartieran información con el demonio. Si quisiéramos la ventaja, no podríamos permitirnos el lujo de luchar contra ellos.

Tuvimos que encontrar a nuestro enemigo antes de que nos localizara. Afortunadamente, parecía que la carta de triunfo que había preparado iba a ser muy eficaz.

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