Nejimaki Seirei Senki (NL)

Volumen 6

Capitulo 4: La Persona Para La Que Se Creo El Campo De Batalla

Parte 4

Siempre había creído que nadie desea sinceramente matarse entre sí. Todos tienen un profundo miedo a hacerse daño y dañar a los extraños.

Aun así, pelean. En aras de proteger a su nación, compatriotas y personas que no querían perder, entraron al campo de batalla con corazones como una liebre temblorosa. Se aferraron desesperadamente al ideal de un valiente que no temía a la muerte, y a la fantasía de que los héroes existen: intentan luchar contra la helada desesperación de la muerte con el falso fanatismo creado por estas ilusiones.

Eso fue lo que pensó Torway. Por lo tanto, el campo de batalla fue hecho para cobardes como él.

“……”

Cuando salió de su mareo, sus ojos se posaron en la pistola de viento en sus manos. El arma que podía matar a distancia había evolucionado una y otra vez, el arma hecha para cobardes estaba allí mismo.

No, Torway corrigió en su corazón. Ya se trate de pistolas de viento, ballestas, picas e incluso espadas. Había una gran variedad de armas en este mundo, ¿no fueron todas hechas para que la humanidad se distanciara de la muerte?

A pesar de eso, aquellos que eran hábiles en el uso de armas en el campo de batalla fueron aclamados como héroes, y esperaban continuar con sus hazañas heroicas en la próxima batalla. Cuando repitieron este proceso, probablemente olvidaron el hecho de que eran cobardes.

Por eso Torway estaba decidido a recordar esto. Y un día, dejaría que todos recordaran que todos los humanos eran criaturas débiles que temían la muerte. Que el verdadero rostro de la guerra era un grupo de cobardes disfrazados de héroes que se mataban entre sí. Y también.

“Quiero convertir esta forma de vivir en una reliquia de la historia.”

En el momento en que verbalizó sus pensamientos, el joven entendió su propósito como si fuera alcanzado por un rayo… y derramó una lágrima por la crueldad de este destino.

Si Ikta Solork estaba luchando para salvar a Yatori, entonces Torway Remeon tuvo que luchar por el fin de acabar con los Igsem. Tuvo que refutar el orgullo de los Igsem y privarlos de sus vidas.

Porque en su campo de batalla ideal de cobardes, no había lugar para que existieran los valientes con doble empuñadura.

“… ¿Es eso así? Ik-kun, por eso.”

Después de venir aquí, el joven entendió la razón por la cual el joven de cabello oscuro siempre lo había alentado, y el significado de la confianza y las expectativas que tenía de todas las personas amables en su vida, solo que la juventud era excepcionalmente estricta con él. Ese joven sabía que Torway era un cobarde no apto para la guerra, pero aun así lo empujó al frente.

Eso fue porque era crucial. El joven esperaba más de Torway Remeon que cualquier otra persona, con la esperanza de que él fuera su compañero para aliviar a la niña de pelo bermellón de la carga de sus dos cuchillas cuando llegue el momento.

Pensó en sus orígenes y entendió lo que tenía que hacer: mirando hacia adelante con su arma en la mano, el joven de ojos de jade dio pasos tranquilos hacia adelante.

“Comandante del batallón, ¡estás a salvo!”

“Solo quédate detrás de nosotros ¿Huh?”

“¿Comandante del batallón B?”

Sus subordinados le dijeron por preocupación. Torway sacudió la cabeza en silencio y pasó junto a ellos.

“¿…? ¡Oye, qué estás haciendo, Toruru! “¡Torway, no vayas allí!”

Sus hermanos también expresaron su objeción. Pero el joven no se detuvo. Empujó a un lado a los soldados en las primeras filas y dio un paso adelante, con los ojos de jade mirando al frente: la caballería enemiga ya había comenzado a darse la vuelta y estaba a punto de atacar nuevamente.

“¡Estoy por aquí! Yorunzaf!”

El símbolo del pasado que necesitaba superar. ¡Lanzó un desafío contra un solo Igsem armado con todas sus fuerzas…!

Por alguna razón, ese grito atravesó el ruidoso campo de batalla lleno de gritos y gritos, y alcanzó su objetivo.

“¿Oh…?”

El viejo general estaba sorprendido. Yorunzaf Igsem probablemente no sintió eso por el sonido, pero por la mirada burlona que se dirigió hacia él. Estaba muy contento. No recordaba que nadie lo desafiara así durante los últimos 20 años.

“Interesante. ¿Un artillero de viento se atreve a desafiarme?”

El sentimiento nostálgico de euforia lo hizo levantar la esquina de sus labios. Su mano derecha que sostenía las riendas crujió ruidosamente, y sus piernas se cerraron sobre su silla como pinzas.

Se sintió medio siglo más joven y alzó la voz:

“¡Escuchen! ¡Desde que me llamó, ese mocoso es mío!”

“”””¡Sí señor!””””

“Puede que sea joven, ¡pero ese es probablemente el comandante! ¡Abre un camino para mí! ¡No dejes que personas desagradables se interpongan en mi camino!”

“”””¡Señor sí señor!””””

Sus subordinados entendieron la intención de Yorunzaf y respondieron como uno. Todos eran muchachos locos en primer lugar, y no tendrían reparos mientras pelearan con todo lo que tenían. La legendaria caballería de salto se formó para la próxima carga.”

“¿Qué demonios estás haciendo?”

Torway miró a su hermano mayor con una mirada más firme que nunca:

“Derrotaré a Yorunzaf Igsem.”

El joven anunció como si esto estuviera predeterminado. ¡En tus sueños! Sarihasrag quería gritarle, pero no pudo. Porque no podía ver una pizca de debilidad en los ojos de su hermano.

“Lo sacaré en una ronda. Sarihas-nii, Sushu-nii, por favor, aleja a los otros jinetes.”

Después de decir eso brevemente, el joven levantó su pistola de viento. Aparte del objetivo y de sí mismo, todo se desvaneció lentamente de su conciencia.

“¡Soy el único que puede hacerlo! ¡Porque esta es la razón por la que estoy vivo!”

Después de ver la cara de juego de Torway de un francotirador, Sarihasrag se quedó allí en estado de shock. El silencio cayó entre los hermanos.

Incapaz de soportarlo más, Sushuraf se acercó a su hermanito, pero después de luchar con la agitación en su corazón, el hijo mayor de la casa Remeon le agarró la mano con un clic de la lengua.

“… Déjalo ser. No puede escuchar nada de lo que decimos de todos modos.”

“Pero … hermano mayor.”

“¡Que lo haga! Hasta ahora, no importaba cuánto lo acosara, él se negaba a cambiar su forma de vida. ¡Un gran retrasado definitivamente perseverará en este momento crucial!”

Con ese grito, Sarihasrag usó toda la determinación en su corazón para darse la vuelta y partir. El hijo mayor de la casa Remeon regresó a su puesto y dirigió su unidad con los dientes apretados:

“¡Maldición! ¡Deja de bromear conmigo…! ¡Es solo Toruru, solo mi hermanito…!”

Llenó los huecos en su formación con su puñado de tropas, y se unió a las filas él mismo en preparación para la batalla que se avecinaba. Sarihasrag pudo ver que la caballería enemiga había comenzado su carga.

“¡Ahh, maldita sea…! ¡Nunca podré mostrar esos ojos tan locos de todos modos!”

Sarihasrag se limpió el líquido que le nublaba la vista con el dorso de la mano y ordenó a sus hombres que dispararan. El sonido del aire comprimido explotando se superpuso entre sí en un coro.

Por otro lado, después de entrar en el estado de enfoque de un francotirador, todo el sonido se volvió distante para los oídos de Torway. En el silencio de esta soledad, sus sentidos como cazador se elevaron a sus límites.

“… Uf”

Derrota a Yorunzaf. El joven sabía que la tarea que se había encomendado era casi imposible de hacer. Esto significaba desafiar a un Igsem y hacerle admitir su pérdida. Cada vez que recordaba las batallas que peleó junto a la chica de pelo bermellón, podía sentir esa destreza insondable que le impedía incluso sentir que la victoria era posible.

Si quería lograr esto con fuerza, había un problema fundamental que tenía que superar: las balas no pueden golpear a los Igsem que poseen formidables habilidades marciales. Según su observación, podrían esquivar las balas disparadas contra él desde decenas de metros de distancia.

Y, por supuesto, eso no significaba que pudieran ver la bala o moverse más rápido que ellos. El Igsem probablemente podría juzgar el tiempo y el objetivo de los disparos y evitarlos.

Su habilidad al borde del juego sucio hizo que cualquier intento de golpearlos pareciera inútil. Si alguien pudiera hacer esto, entonces la vocación de los artilleros no existiría. Afortunadamente, nadie fuera de la casa Igsem podía replicar esta técnica, por lo que tenía sentido la existencia de cañones de viento.

De todos modos, un tiro desde el frente sería esquivado. En lugar de que eso fuera un problema, era más como una condición previa.

El primer plan que viene a la mente sería disparar desde la distancia, donde ni siquiera podía detectar la presencia del tirador. Sin embargo, la situación actual de Torway no lo permitió. Debido a la burla que hizo, el objetivo era consciente de su existencia. En cualquier caso, es difícil esperar la oportunidad de un disparo a larga distancia en una batalla caótica como esta.

Estaban uno frente al otro, lo que significa que cualquier disparo normal sería esquivado. El movimiento del enemigo podría limitarse a la espalda del caballo, pero la parte superior de su cuerpo era libre de moverse e incluso podía usar el caballo como escudo. Para un Igsem, esto fue lo suficientemente bueno como para esquivar esta toma.

Con estas condiciones en mente, se le ocurrió un plan. Primero, Torway cerró los ojos. “       ”

El sonido volvió a él. Su audición mejoró después de cerrar los ojos, y el cerebro del joven comenzó a analizar todo lo que escuchó. Realizó cálculos al mismo tiempo. Con la velocidad de la carga de caballería y la distancia entre ellos, cuánto tardarían en llegar. Era más consciente de cuánto tiempo quedaba antes de la huelga.

Solo había un punto clave en su plan. No abrir los ojos hasta el último momento cuando el caballo estaba delante de él. Una vez que recupere la vista, no podrá evitar mirar al objetivo. Si disparaba así, el disparo sería evadido. Si quería golpear a un Igsem desde el frente, no podía darle a su oponente la oportunidad de leer el lugar al que apuntaba.

Solo podía apuntar en el último momento… Pero había tres incertidumbres con este plan. Uno, su disparo podría ser esquivado de todos modos. Dado que Torway podría apuntar en un instante, Yorunzaf también podría esquivar en el mismo instante.

Dos, el disparo impacta, pero ambos perecen. Torway, que solo abriría los ojos en el último momento, no podría evadir la carga. Un pequeño error, y perdería la cabeza en el momento en que abre los ojos.

Tres, podría disparar al objetivo justo en frente de él sin ningún temor.

“¡       !”

No podía vacilar. Como superar estas incertidumbres era el único camino hacia la victoria, no tenía sentido dudar de sí mismo. La suerte había sido echada. Si obtuvo el rollo que quería solo se sabría cuando todo terminara.

Los temblores frente a él se acercaron. Torway ajustó su respiración y comenzó a contar los segundos según sus cálculos.

Cinco segundos…. imagina la escena del disparo. Haciendo el ajuste de última hora a

partir de sus cálculos e imaginación.

Cuatro segundos. Usa su cerebro tanto como sea posible para dibujar la escena que vería en los detalles más claros.

Tres segundos. Prepárate tanto en cuerpo como en alma. Sintiendo el arma agarrarse con la punta de los dedos.

Dos segundos…. Pensé en rezarle a Dios, pero descarté esa idea.

Un segundo… Pensé en todos los de la Orden de Caballeros.

Cero segundos………… Abre mucho los ojos.

Durante el último tramo de la carga, Yorunzaf quedó desconcertado por una sensación extraña. La razón era su oponente que estaba parado en su camino con los ojos cerrados.

Definitivamente no se resignó al destino, o perdió sus canicas. Un comandante que sea competente en la batalla nunca mostraría un lado tan desagradable en el crisol. Por lo tanto, se estaba preparando. Preparándose en un disparo para enfrentarse a la carga de caballería… la idea de eso hizo que el viejo general fuera aún más feliz.

Se dispararon tiros a los elementos principales de sus subordinados. El enemigo probablemente tenía grandes tiradores con ellos, y siete jinetes cayeron en los primeros 100 m.

A cincuenta metros del enemigo, sus fuerzas disminuyeron a solo trece, incluido él mismo. Pero no le importaron estos números. Todo terminaría cuando él cortara la cabeza del comandante enemigo. El tiempo regresó a cuando era un nuevo recluta, y el viejo general cabalgaba como un simple jinete.

““““““¡Uwooahh!”””””””

La caballería cargó contra la formación de infantería. Choque de carne contra carne, huesos rotos cuando los gritos de ambos lados se ahogaron. Su fanatismo estaba en su apogeo cuando los jinetes infernales arrasaron sin ningún respeto por sus vidas.

“Estoy aquí, mocoso.”

Yorunzaf barrió todo eso en el fondo y sacó el sable en su cintura. El joven estaba justo delante de él, a menos de dos segundos de distancia. Pateó el vientre del caballo sin dudarlo.

Su oponente todavía tenía los ojos cerrados. Un Igsem armado intentó cortarse la cabeza al pasar, pero a mitad de su swing, y sus ojos bien abiertos miraron al viejo general.

“¿……?”

Su oponente levantó su arma en un instante. Cuando la oscuridad dentro del hocico lo señaló, Yorunzaf frunció el ceño, este era el momento equivocado para contrarrestar. En el mejor de los casos, se matarían entre sí, y el joven no señalaba ninguna parte crítica de su cuerpo.

Su espada se cerró sobre el cuello indefenso. Yorunzaf estaba seguro de que la delicada cara del joven sería separada de su cuerpo. Porque incluso el viejo general no podía cambiar esta cara.

Sin embargo, el cazador que enfrenta un destino así simplemente apretó su gatillo una vez.

“¿Ughh?”

Un calor abrasador brilló en el brazo derecho del viejo general, y la empuñadura de su sable tuvo una reacción rígida. Miró más de cerca y encontró al joven agarrando la espada con su arma. Una última lucha final… pero no fue un problema. La espada Igsem que se balanceaba con la fuerza de la carga del caballo era imparable. Incluso podría cortar el acero y luego cortar la cabeza detrás de él.

El viejo general no tenía dudas sobre eso… y al momento siguiente, fue traicionado por su mano derecha.

“¡Qué…¡”

Un destello de acero voló hacia el cielo. El arma que sostuvo toda la vida de Yorunzaf se le escapó de la mano antes de cosechar la cabeza del enemigo. Nunca relajó su agarre. La increíble vista lo hizo mirar con los ojos bien abiertos, mientras el cuerpo de un solo Igsem armado avanzaba con su caballo de guerra.

“¡Ugh!”

Después de pasar aturdido a su enemigo por unos segundos, el viejo general se dio cuenta de su error fatal. Este no era el momento de quedarse parado. Su espalda estaba abierta para el cazador que no pudo matar antes.

“¡Wooahh!”

Yorunzaf giró la espalda de su caballo inmediatamente, pero ya era demasiado tarde. Era el turno del cazador para atacar.

“¡Shyaa!”

Los gemelos ilógicos e irracionales sonrieron. Un último beso de despedida al viejo general al que acompañaron todo este tiempo.

La sensación de plomo golpeando su cuello llegó a él. Un escalofrío helado que podría congelar su corazón ardiente lo abruma, dejando que Yorunzaf Igsem sepa que su momento de derrota había llegado.

Cuando la caballería iza la bandera roja y blanca, el coro a través del campo de batalla se desvaneció.

Puede que sea así, pero el enfrentamiento no se detuvo inmediatamente después de que se ordenó el alto el fuego. La lucha caótica de tres facciones diferentes causó que la estructura de comando cayera en confusión. Bien había pasado la etapa en la que un comandante podía detener la pelea con un grito. Muchos de los soldados perdieron el tiempo para detener la pelea, y resultaron en muchas bajas innecesarias.

Sin embargo, la batalla terminó antes de que las fuerzas fueran aniquiladas. Como ya habían discutido la posibilidad de que esto ocurriera durante las negociaciones, la señal que decidieron antes de tiempo para un alto el fuego fue efectiva. Pero a juzgar por los resultados, los jinetes que cabalgaban con banderas rojas y blancas gritando “¡alto el fuego!” Produjeron los mejores resultados.

La figura de ellos dando vueltas con banderas en lugar de sus sables era muy prominente y no dejaba lugar a malentendidos.

A diferencia de los cañones de viento de dos lados diferentes, todos sabían que la caballería probablemente pertenecía a la facción Igsem, por lo que no había necesidad de sospechar si este “alto el fuego” era un consenso común. Al aceptar que la facción Igsem había perdido la voluntad de luchar, los soldados de infantería soltaron sus cañones de viento uno tras otro.

A medida que la batalla tardó un tiempo en llegar a su fin, los soldados se separaron de acuerdo con sus fuerzas, reorganizándose y atendiendo a sus heridos.

Torway también dirigió como comandante, sin embargo…

“Ah, Uwah…”

“Yo eso duele…”

“Comandante B-batallón…”