Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 15

Capítulo 3: El Enviado

Parte 2

Con la expansión del Dominio del Señor Demonio, y los ataques de los monstruos que trajo consigo, habían perdido la Isla Padre. Se habían visto obligados a retroceder más y más con cada oleada de demonios. Ahora se habían retirado hasta la Isla Madre, e incluso habían perdido una parte oriental de la isla, pero estaban conteniendo a los monstruos allí.

“Queremos eliminar a los monstruos de la Isla Madre y retomar la Isla Padre.”

“¿Y exigen nuestra ayuda?”

“Hemos sido atormentados por los ataques de los monstruos voladores que llegan a través de las islas menores. Nos pululan como langostas, y carecemos de poder aéreo para manejarlos. Tenemos pocos wyverns, y su miedo al mar nos impide interceptar a los monstruos sobre él, permitiéndoles tocar tierra.”

El rostro de Gerula estaba distorsionado por el disgusto. Continuó hablando.

“Sin embargo, he oído que la Alianza Marítima… No, el Reino de Friedonia es capaz de utilizar wyverns en el mar. Su armada también supera con creces la del Imperio o la del advenedizo Fuuga Haan. Me han dicho que usaron ese poder naval para matar al gran monstruo que atacaba el Archipiélago del Dragón de Nueve Cabezas. Nos gustaría que apoyaras nuestra batalla para recuperar nuestra patria. Esa es la esperanza de Mi señor, Garula.”

“Entiendo lo que Sir Garula está pensando. Veamos…”

Miré a Hakuya y a Julius, y sus ojos me dijeron; No podemos tomar esta tarea a la ligera.

Sí… Teniendo en cuenta con quién estamos tratando, este no es un asunto en el que podamos asentir tan fácilmente, pensé.

“Todo esto suena muy conveniente para ti…”

Julius fue el que habló. Miró imperiosamente a Gerula.

“No es que nuestras flotas se muevan gratis. Supondrá una presión adecuada para las arcas de la nación. La razón por la que enviamos apoyo al Archipiélago del Dragon de Nueve Cabezas fue que no sabíamos cuándo podría atacarnos de nuevo el monstruo Ooyamizuchi. La situación significaba que era de nuestro interés nacional enviar la flota. Pero el Reino de los Espíritus está muy lejos. Incluso si los dejáramos solos, parece poco probable que nos ocurra algún daño en el futuro inmediato.”

“Pero—”

“Además, aunque la batalla sea contra monstruos, el objetivo es retomar su territorio, ¿correcto? Perdona mi descortesía, pero es tu propia culpa haber perdido esa tierra. Me pregunto por qué tenemos que ser nosotros los que la recuperemos por ti.”

“Urgh…”

Julius eligió ser el malo de la película. Gerula parecía haber mordido algo desagradable mientras lo miraba con desprecio. Puede que las palabras de Julius no fueran lo suficientemente educadas para un enviado de otra nación, pero en el fondo tenía razón. Y no parecía haber ningún contraargumento.

Cuando el aire se puso tenso, Hakuya habló: “Se pasa de la raya, Sir Julius. Está hablando con un enviado extranjero.”

“¡Hmph!”

“Me disculpo, Sir Gerula. Pero quiero que entienda lo que Sir Julius está diciendo. No es tan fácil para nosotros enviar la flota.”

Aunque se disculpó por la descortesía de Julius, siguió redoblando lo que éste había dicho. Los dos eran avispados y sabían trabajar juntos.

Julius estaba fingiendo estar molesto por la reprimenda. No sé… Es un poco escalofriante ver a estos dos trabajar juntos. No importaba cómo se esforzará, Gerula bailaba en las palmas de sus manos. Casi sentí pena por el tipo.

“Sir Gerula”, continuó Hakuya. “Si, como dices, has venido a negociar, me gustaría que nos ofrecieras algo que hiciera que esto valiera la pena. El otro día, cuando Sir Fuuga Haan nos pidió que le entregáramos material, nos ofreció ceder un puerto en la costa. ¿Puede el Reino Espiritual ofrecer una recompensa similar?”

“En el caso de que Su Majestad recupere la Isla del Padre, hace tres promesas como recompensa por su cooperación. Tengo una promesa escrita aquí.”

Gerula sacó una carta de su bolsillo y comenzó a leer.

“Primero, permitirá el comercio con la Alianza Marítima.”

“Oh hoh…”

Fue una declaración corta, pero me impresionó un poco. El Reino de los Espíritus estaba cerrado al mundo en la actualidad, sin vínculos con el mundo exterior, y mucho menos con el comercio exterior. Eso hacía esencialmente que esto fuera un anuncio de que estaban abriendo el país. El informe decía que el Reino de los Espíritus tenía acceso a especias que probablemente podrían usarse para hacer curry. No se podía pedir mejores productos comerciales.

“En segundo lugar, perdonará los crímenes de Merula, a quien están dando cobijo, y le permitirá volver a nuestro país.”

 Así que sabían de Merula, entonces, ¿eh? Bueno, estaba siendo tratada como una hereje por el Estado Papal Ortodoxo Lunarian, y después de los problemas que habíamos tenido con ellos, por supuesto que se darían cuenta de que estaba aquí. Tenía gente que la custodiaba, y no había puesto ninguna restricción a sus movimientos dentro de Parnam, después de todo. Merula era una de nuestras mejores ingenieras, igual que Genia. Si esto evitaba que la persiguieran, sería bueno.

“Y tercero, el Reino Espiritual se unirá a la Alianza Marítima en lugar de a la Declaración de la Humanidad o a la nueva facción de Fuuga Haan.”

Levanté una ceja ante la última promesa. Era una propuesta interesante.

Si el Reino Espiritual se unía a la Alianza Marítima, habría una ruta marítima que iría República de Turgis → Reino de Friedonia → Unión del Archipiélago del Dragón de Nueve Cabezas → Reino Espiritual de Garlan. Tendríamos el control de todas las islas del continente, e incluso podríamos rodear al Imperio y al Reino del Gran Tigre. El Dominio del Señor Demonio seguiría siendo un comodín, pero podríamos enviar tropas a cualquier lugar de la costa.

Así que si la Alianza Marítima se encontrara en una competición por la supremacía con el Imperio y el Reino del Gran Tigre, esta propuesta podría parecer atractiva. Sin embargo, teníamos una postura de cooperación con el Imperio, y tratábamos de evitar el conflicto con Fuuga. Como resultado, no me sirvió de nada.

Suspiré, apoyando el codo en el reposabrazos de mi trono y la mejilla en la palma de la mano.

“Sí, ni siquiera merece la pena discutirlo.”

“¡¿Qué?!”

“La primera propuesta es buena. Beneficia a ambas partes. Pero en cuanto a la segunda, Merula ya es uno de mis vasallos. Su país no tiene nada que decir al respecto, y si haces algún intento de dañarla, no tendré piedad. Será mejor que se lo digas a Garula.”

Cuando lo fulminé con la mirada, Gerula me devolvió la mirada… Un poco desconcertante, pero tuve que mantenerme firme.

“Y en cuanto a la tercera, respecto a unirse a la Alianza Marítima… me niego.”

“¿Por qué?”

“Nuestros valores son demasiado diferentes.”

El Reino Espiritual de Garlan esencialmente prohibió a todos, excepto a los elfos, entrar en el país. Incluso entre esos elfos, decían que los altos elfos eran los más grandes, con los elfos claros y oscuros por debajo de ellos, y los medio elfos por debajo de todos. Todas las demás razas de ese país eran tratadas como esclavos. No sabía cómo eran las cosas ahora, pero ése era el tipo de sociedad clasista que había cuando Merula vivía allí.

“Entiendo que cada país es diferente. Cada uno tiene su propia historia — su propia cultura. Pero su visión de sí mismos como el pueblo elegido es demasiado fuerte. Si permitiéramos la entrada de un país como el suyo en la Alianza, algunos podrían interpretarlo como si yo apoyara sus opiniones. El pueblo lo rechazaría. Puede haber diferencias de clase en nuestra sociedad, pero no toleramos la discriminación racial.”

Me levanté y caminé hasta situarme junto al asiento de Aisha, colocando mi mano en su hombro como para mostrarle a Gerula. Aisha puso su mano en la mía y sonrió para mostrar la profundidad de nuestro amor. Estábamos totalmente sincronizados cuando se trataba de cosas como ésta.

Gerula se mordió el labio y nos miró con frustración.

“Por eso no puedo admitirlos en la alianza. Si su país quiere enmendar sus políticas de supremacía racial, les daría la bienvenida, pero… ¿va a ocurrir eso?”

“………”

Dejé sin mencionar el hecho de que no los creía capaces de hacerlo, pero Gerula no respondió. Hubo un largo y pesado silencio, y entonces Gerula me miró con odio una vez más.

“En el caso de que se niegue… llevaré esta misma propuesta a Madame Maria del Imperio y a Sir Fuuga del Reino del Gran Tigre.”

¿Si nos negábamos, iban a ir a una de las otras dos potencias? Eso no era ni siquiera una amenaza.

“Has lo que quieras. La Declaración de la Humanidad tampoco tolera el racismo. Madame María debería llegar a la misma decisión que yo. Y en cuanto a Sir Fuuga del Reino del Gran Tigre… le aconsejo que no intente utilizarlo. Es el tipo de hombre que define una generación. Se aprovecha de los que intentan aprovecharse de él — utiliza a cualquiera que intente utilizarlo, y descarta a los que pensaban que lo iban a descartar. Atrae cualquier cosa y todo a su propio mundo. Ese es el tipo de hombre que es. Tócalo sin cuidado y te quemarás.”

“Lo tendré en cuenta…” Dijo Gerula, mirándome fijamente.

Las negociaciones se habían roto. Le indiqué que se fuera, y él giró sobre sus talones… luego tropezó un momento.

“¡Ngh!”

“¿Hm? ¿Qué pasa?”

“No es nada… Ahora, si me disculpas.”

Esta vez Gerula se pavoneó fuera de la sala de audiencias. No hubo ningún compromiso en esta reunión, sólo una declaración de demandas y compensaciones. Me ponía de los nervios hablar con alguien tan seguro de que tenía razón en todo. 

Hombre, estoy agotado…

“Ugh. Esparce un poco de sal en el suelo.”

“¿Sal? ¿Vas a comer algo? Me uniré a ti.”

Sentí que la tensión se deshacía de mis hombros al ver la sonrisa en la cara de aquella glotona elfa oscura.

Sí… Olvídate de ese tipo. Vamos a comer con todos.

***

“…Y, bueno, más o menos así fue.”

Les conté a Kuu y a Shabon mi encuentro con el enviado del Reino Espiritual del otro día. Ambos sonrieron con ironía ante la historia.

“Parece que lo has pasado mal, hermano”, dijo Kuu, y yo me encogí de hombros.

“No podría estar más de acuerdo. Me hizo perder el tiempo, y la cantidad de trabajo que aún tengo que hacer no ha disminuido lo más mínimo.”

“Aun así, ese enviado del Reino Espiritual… ¿Gerula, era? Han tenido, como, un tercio de su tierra tomada por los monstruos, ¿verdad? Si quería ayuda, ¿no debería haber sido más servil?”

“Sí, estoy de acuerdo. Insinuó alianzas con otras potencias, pero ¿tiene el Reino Espiritual los medios para ser considerado una amenaza ahora? Todo parece bastante incómodo”, dijo Shabon, ladeando la cabeza. Estuve de acuerdo con ella.

“Debe de tener muy poca experiencia en la negociación. Así lo vieron Hakuya y Julius. Su país está cerrado al mundo exterior, después de todo, como estoy seguro de que ambos saben”, dije, cruzando los brazos. “Si vas a negociar con un país con el que no tienes relaciones cordiales, al final tienes que ser prepotente y sacar concesiones, o servil y tratar de minimizar las tuyas. Pero Gerula no pudo hacer ninguna de las dos cosas.”

“¿Por eso le falta experiencia?” murmuró Shabon para sí misma y yo asentí.

“Una situación que exige la búsqueda de ayuda de otro país, y largos años de creencia en la superioridad de su pueblo. Su actitud fue el resultado del conflicto entre esas dos cosas.”

“Sir Souma. Eso es horrible…”

“¡Ja! Así que el Reino de los Espíritus está en una mala situación, ¿verdad? ¿Se negaron a hablar con nadie, y ahora están tan jodidos que no tienen más remedio que negociar con otros países?”

Shabon se mostró compasiva, mientras que Kuu se mostró indignado. Siendo ellos mismos gobernantes, debían de tener sus propias ideas al respecto. Yo también la tenía.

“Como rey, hay veces que tienes que ensuciarte las manos… Veces que tienes que meterte en el fango. Momentos en los que tienes que soportar la humillación. Aquellos cuyos líderes no pueden hacer eso cuando llegan esos momentos… serán los primeros en morir.”

“Tienes razón.”

“Sí, en efecto.”

Ambos asintieron con firmeza.

Kuu había venido a nuestro país para aprender. Debía parecer casi un rehén para los demás. Pero no dejó que eso le molestara, y aprendió mucho, creciendo más de lo que cualquiera de nosotros había esperado de él. También se había presentado ante mí Shabon, que creía ser el rey de una nación hostil, dispuesta a ofrecer su propio cuerpo mientras se inclinaba, raspaba y suplicaba ante mí.

Me había ensuciado las manos por mi familia, y por el pueblo, y había manchado mi propio nombre antes también. Gerula no estaba dispuesto a hacer eso.

Dejé escapar un pequeño suspiro. Si Gerula se fue al Imperio, va a ser doloroso para María…

Era demasiado amable para su propio bien. Iba en contra de la naturaleza del Imperio, como país que pide un frente común entre todas las naciones de la humanidad, aceptar la oferta de Gerula, pero aún así se imaginaría a toda la gente que sufriría por no tenderle una mano. Ella aceptaba cosas de las que queríamos apartar la vista. Era la razón por la que la llamaban santa, pero… aún así tenía que ser duro para ella. Esperemos que no se castigue demasiado por ello…

 Quizá haga que Hakuya se ponga en contacto con Jeanne más tarde y organice una reunión en la que María pueda desahogar sus frustraciones conmigo.

Entonces, Shabon dio una palmada para cambiar de tema.

“Por cierto, he oído que el Reino, la República y el Imperio tienen una alianza tripartita para las reformas médicas.”

“¿Eh…? Oh, sí, es cierto, ¿eh?”

“La Unión del Archipiélago del Dragón de Nueve Cabezas también quiere trabajar por un tratamiento médico adecuado. ¿Podríamos unirnos a ese pacto y aprender de sus avances médicos?”

Hace un rato, había sacado el tema de la cooperación en investigación médica con la Unión del Archipiélago del Dragón de Nueve Cabezas. Al fin y al cabo, cuantas más cabezas trabajen en este tipo de cosas, mejor. El campo de la medicina popular no debe tomarse a la ligera, y los cultivos del Archipiélago de los Dragones de Nueve Cabezas podrían ser ingredientes clave para la cura de algo. Era mi política ser abierto con este tipo de información con los países que eran amigos nuestros.

Aunque… todavía me preocupaba lo que debía hacer con respecto a la facción de Fuuga.

“Para empezar, te lo planteé a ti. Por supuesto que no me importa”, le dije a Shabon. Kuu ladeó la cabeza.

“¡Ookya! Por cierto, ¿cómo es la medicina en el Archipiélago del Dragones de Nueve Cabezas?”

“No es muy diferente a la de otros países, sospecho. Los magos de luz se encargan del tratamiento de las heridas externas. Aunque, como cada isla tiene una rica historia de tradiciones populares, no están todas concentradas en una sola iglesia.”

“¿De verdad? Eso debe facilitar la gestión del país.”

“Antes habría sido difícil, pero con el cambio hacia la centralización, ahora debería ser posible. En cuanto a las enfermedades, también utilizamos hierbas medicinales. Más variedades que en el continente, sospecho. También tenemos ejercicios que hacen circular las energías del cuerpo para prevenir enfermedades.”

Lo primero sonaba parecido a la medicina tradicional china, mientras que lo segundo era como el tai chi o el kanpu masatsu. Había pensado en su país como una mezcla entre la China de los Tang y el Japón de los Edo, pero se inclinaban un poco hacia la medicina oriental. Eso era interesante a su manera.

“Me gustaría enviar un equipo del Reino para estudiarlo también. Puede que tengan experiencia y conocimientos que nosotros aún no tenemos.”

“¡Oh! Enviaré también a algunos hombres de la República. Traerán equipo médico de regalo.”

“Hee hee. Lo estaré esperando.”

Y así la Unión del Archipiélago del Dragon de Nueve Cabezas se sumó al pacto médico del Reino, el Imperio y la República.

***

Pasaron algunos meses después. El Reino se centraba en el estudio del magicium, del que habíamos empezado a comprender la verdadera naturaleza. Los tres países de la Alianza Marítima trabajaban cada uno por separado en el fortalecimiento de sus políticas internas y en la construcción de su poder. Mientras el sur del continente se estabilizaba, parecía haber un cambio importante en el norte.

En primer lugar, tras ser rechazada por la Alianza Marítima, Gerula Garlan había acudido a María, del Gran Imperio del Caos, para buscar allí una audiencia. El contenido de las negociaciones no había cambiado en absoluto, aparte de ofrecerle unirse a la Declaración de la Humanidad en lugar de a la Alianza Marítima.

María nunca les dejaría entrar en la Declaración de la Humanidad mientras mantuvieran su política de supremacía racial, así que ahí terminó la reunión.

María me lo contó a través de una transmisión, con aspecto agotado. “Me doy cuenta de que su estado se siente acorralado, y su pueblo está sufriendo. Sin embargo… si no puedes pedirlo adecuadamente, no puedo tenderles la mano.”

Como esperaba, María lo encontró frustrante. También expresó su descontento por el hecho de que Fuuga nos diera un puerto en la costa oeste a cambio de entregar sus suministros.

“Confío en usted, Sir Souma, pero parece que la gente de abajo no lo hace. Algunos de ellos desconfían de que el Reino de Friedonia y el Reino del Gran Tigre se acerquen… Están presionando mucho para convencerme de que el Imperio debe moverse para recuperar tantas tierras del Dominio del Señor Demonio como la facción de Fuuga.”

“¿Estás bien?”

“Los lúcidos se dan cuenta de que tomar las ruinas del Dominio del Señor Demonio no es ninguna ventaja para nosotros. Sin embargo, el número de personas que se preocupan más por la fama que por el beneficio real ha aumentado. Deben haber sido incitados por Sir Fuuga, que ha sido capaz de reunir a todos usando su renombre.”

El círculo de influencia en torno a la moda de Fuuga crecía día a día.

En fin, volvamos a hablar de Gerula Garlan. Habiendo sido rechazado por el Imperio también, fue al Reino del Gran Tigre de Fuuga a continuación, y buscó una audiencia. Fuuga aceptó inmediatamente. Gerula se sintió aliviado por haber cumplido su misión, y se quedó en el Reino del Gran Tigre como su contacto con el Reino Espiritual.

Cualquiera que conociera cómo era Fuuga se habría dado cuenta de que nunca actuaba de forma conveniente para los demás. Habrían sospechado que había algo más detrás de su decisión. Pero Gerula no lo sabía.