Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 15

Capítulo 1: El Boom de Bebés del Reino

¡Wahhhhhhhh! Se escuchó un llanto en la distancia.

Si podíamos oírlo a ese volumen cuando estábamos aparentemente tan lejos, debía ser increíblemente fuerte. Cuando esa niña empezó a llorar, se lamentó absolutamente. Yo estaba en la oficina de asuntos gubernamentales manejando el papeleo, pero nunca pude ignorar esa voz.

“Oye… ¿Puedo ir a echar un vistazo?” Le pregunté a Hakuya, que estaba trabajando conmigo, y dejó escapar un suspiro.

“Ya hay mucha otra gente cuidando de ella, así que unirte a ellos no va a servir de nada. Concéntrate en tu trabajo.”

“P-Pero… está llorando muy fuerte.”

“La princesa Enju es ruidosa para empezar.”

Los llantos pertenecían a mi hija recién nacida con Juna. Era mi tercera, después de Cian y Kazuha, pero era la primera de Juna… y además era una niña. Su nombre era una mezcla de Juna y de su abuela Excel: Enju Souma.

Era una niña guapa, parecida a Juna, pero con el pelo más oscuro, y su voz fuerte era sin duda heredada de la Prima Lorelei. Lloraba tan fuerte que, si hubiéramos vivido en una zona residencial en mi antiguo mundo, nos habrían denunciado a la policía por posible abuso de menores.

Dicho esto, normalmente no lloraba tanto; sólo cuando tenía hambre, quería que le cambiaran el pañal o tenía sueño. Lo esencial, por así decirlo. A pesar de ello, era sorprendentemente fácil de cuidar. También percibí la maternidad de Juna en esa consideración natural por los demás.

“Si quieres ir a verlos, entonces termina tu trabajo rápidamente. Sir Julius se está tomando un tiempo para estar con su esposa, ya que pronto dará a luz, así que no tenemos suficientes manos por aquí.”

“Roroa está a punto de dar a luz también…”

“Estoy seguro de que está más que preparada. Ya se ha asegurado de que todo esté en orden, mi señor. Ahora, por favor, concéntrate en tu trabajo.”

“De acuerdo…”

Utilicé al máximo mi habilidad de Poltergeist Viviente para ordenar la montaña de papeles que tenía delante.

Las cosas eran inestables con el Reino del Gran Tigre desbocado en el norte, pero no nos oponíamos públicamente a ellos. Teníamos alianzas con el Imperio, la República y el Archipiélago del Dragon de Nueve Cabezas, y nuestras relaciones con ellos eran buenas. Si nos fijamos sólo en el propio Reino, las cosas eran notablemente estables, y yo podía centrarme en la política interna.

Gracias a ello, no hubo grandes problemas y el trabajo se desarrolló sin problemas.

Trabajando a un ritmo aún mayor que el habitual, llegué a la habitación de Juna, tropezando un poco debido a la sobrecarga de mi energía espiritual. Juna estaba allí, sosteniendo a Enju, y también Liscia, que las observaba con cariño.

Liscia me miró y se llevó el dedo índice a los labios. Eso significaba; Silencio.

Miré a la mecedora donde estaba sentada Juna y vi que ella también dormía. La forma en que abrazaba a Enju con cariño y con los ojos cerrados era tan divinamente bella que quise capturarla en vídeo, en una fotografía, y que el artista de la corte la pintara también.

“Se acaba de quedar dormida”, dijo Liscia en un susurro cuando me acerqué. “Juna se durmió con ella.”

Bajando la voz para no despertarlas, dije: “Buen trabajo. ¿Cómo están Cian y Kazuha?”

“Aisha y Roroa los están cuidando en la habitación de los niños. Ellas también se pusieron a llorar cuando escucharon los lamentos de Enju.”

Cian y Kazuha ya podían ponerse de pie tirando de sí mismos, y podían caminar con pies inseguros o arrastrarse con sorprendente rapidez. Kazuha, en particular, se movía por todas partes si la dejabas, incluso intentando salir de la habitación, por lo que no podíamos quitarle los ojos de encima. Me alegraba que creciera sana, pero era molesto que fuera tan marimacho como su madre.

“Gracias, Liscia. Por apoyar a Juna.”

“Ella estuvo ahí para mí, así que esto es lo menos que podía hacer.”

Dicho esto, Liscia me dio una palmada en el hombro y añadió: “Bueno, ahora les dejo a los tres solos. Tengo que ver cómo están Cian y Kazuha.”

Probablemente Liscia estaba tratando de ser considerada con el estado mental de Juna después de dar a luz, haciendo tiempo para que Juna, Enju y yo estuviéramos a solas.

“Gracias, Liscia.”

“Hee hee, esto es parte de mi trabajo como primera reina primaria.”

“Ah, ahora que lo pienso, no la has mencionado, pero ¿dónde se ha metido Naden?”. Pregunté al recordar.

“Oh…” Liscia asintió. “Naden está hoy en los dominios de Magna. Ellos también tienen uno, ¿recuerdas?”

“Entiendo…”

Eso tenía mucho sentido para mí.

***

Un bebé dormía tranquilamente en su cuna. Cuando vio que sus manitas de bebé estaban formadas en puños y su boca colgaba un poco abierta, Naden no pudo evitar decir: “Es… es tan lindo.”

“Je, je, lo sé, ¿verdad?” Ruby estuvo de acuerdo, hinchando el pecho con orgullo.

“Espera, ¿por qué estás tan orgullosa…?” Naden la miró con desprecio.

Esta era la casa de los padres de Halbert, la mansión de la Casa de Magna. El bebé tenía mechones de pelo rojo y pequeñas orejas de zorro que salían de su cabeza. Este era el niño que había nacido de Halbert y Kaede. Y Ruby, la segunda esposa de la familia, también la quería.

“Es de Hal y Kaede. Eso la hace prácticamente mía también.”

“Sí… sé cómo te sientes.”

Naden quería a los hijos de Liscia y Juna como si fueran suyos también.

Como los dragones eran una de las razas más longevas, no eran muy fértiles. Además, como los dragones tenían una inclinación natural a valorar mucho la propagación de su especie, su amor por sus familias era intenso. Por eso, aunque los hijos nacieran de otra esposa, los adoraban igualmente.

“Es un niño, ¿verdad?”

“El tan esperado primer hijo de la Casa de Magna. Le llaman Bill.”

“Bill Magna… Eso es genial. Es un zorro místico, ya veo.”

Como Halbert era un humano y Kaede un zorro místico, sus hijos podían nacer con los rasgos de un humano, un hombre bestia o un medio hombre bestia. Sin embargo, los rasgos que definían a la raza del zorro místico eran sólo los de los semibestias (orejas y cola), así que la única diferencia era si el bebé tenía orejas y cola de zorro o no.

“El pelo rojo le viene de mí”, dijo Ruby.

“Más bien lo heredó de su padre. Si te dejas llevar y empiezas a hacer que te llame mamá, Ruby, su verdadera madre se va a enfadar… Muy enfadada.”

“Estás… hablando por experiencia, ¿eh?”

“No era sólo yo. Los cuatro (excluyendo a Liscia) lo hicimos.”

“¿Qué está haciendo nuestra familia real…?” dijo Ruby consternada. Entonces Bill empezó a mover las manos y los pies en sueños.

“”………””

Ambas sonrieron y volvieron a observar a Bill.

“Los bebés son geniales, ¿no?” dijo Ruby.

“Sí, lo son”, coincidió Naden.

“Yo quiero uno.”

“Yo también.”

“Tendré que hacer que Hal se esfuerce en ello.”

“Souma también.”

“Si le miras con ojos hambrientos de esa manera, tu marido se va a desanimar, ¿sabes?”, dijo Kaede, que acababa de regresar y estaba claramente extrañada por la forma en que los dos habían estado hablando. Los había puesto a vigilar a Bill un momento mientras ella iba a buscar algo de su ropa de bebé.

Naden se aclaró la garganta en voz alta, posiblemente por vergüenza. “Por cierto, ¿vas a volver al ejército, Kaede? ¿O te quedarás aquí en tus dominios?”

Kaede sonrió ante la pregunta de Naden.

“Veamos. Creo que volveré como oficial de Estado Mayor cuando Bill esté más crecido. Sir Ludwin, el vicecomandante de la Fuerza de Defensa Nacional, y Julius están en el castillo, y Su Majestad me ha dicho que puedo dejar a Bill en la guardería de allí.”

“Conmigo cerca, Hal puede desplazarse a su puesto desde cualquier lugar, después de todo”, añadió Ruby, golpeando con una mano su pecho, que había crecido considerablemente en los últimos años.

Era cierto que con un dragón rojo podían unirse a la Fuerza de Defensa Nacional desde el dominio de Magna, Parnam o cualquier otro lugar.

Kaede soltó una risita. “También podemos confiar en que el padre Glaive se encargue del dominio en nuestra ausencia.”

“¿Así que ustedes dos y Bill van a vivir en la capital? ¿No se sentirá solo su abuelo?”

“Bueno, sí, pero Madre le hará compañía… Aunque supongo que padre seguirá viniendo a visitarnos a la capital con regularidad…” La sonrisa de Kaede estaba un poco tensa al decir eso.

Puede que forme parte del carácter nacional de este país el hecho de que el padre adorara a su familia, y la esposa lo mantuviera firmemente bajo su pulgar.

Eso pensaron Naden y Ruby al recordar a sus propios maridos.

***

La Escuela Vocacional de Ginger tenía una granja experimental cerca de la capital. Al ser todavía principios de año, aún no se había chapado nada. Sin embargo, los objetos se agitaban en el suelo ligeramente cubierto de nieve. Esos “objetos”, con sus pieles firmes pero mutables, eran las gelins que habían desempeñado un papel tan activo al convertirse en udon durante la crisis alimentaria. Sin embargo, estos gelins eran de color rosa — conocidas popularmente como gelins agrícolas.

Poncho, el Ministro de Agricultura y Silvicultura del Reino; y Ginger, el director de la escuela de formación profesional, observaron cómo las gelins agrícolas se arrastraban por un campo en el que se habían cultivado tomates.

“¿Creen que esos gelins agrícolas evitarán los daños de cultivar repetidamente la misma cosecha, sí?”. preguntó Poncho y Ginger asintió.

“Sí. Serán una carta para la agricultura del Reino.”

Si se siguen plantando los mismos cultivos en los mismos campos, no es bueno para el suelo. Altera el equilibrio de nutrientes, y los patógenos e insectos que se alimentan de esos cultivos se propagan. El primer problema puede solucionarse con abono y tierra nueva, pero el segundo sigue siendo un problema. En el antiguo mundo de Souma, los patógenos y los bichos se eliminaban mediante el uso de productos químicos agrícolas, pero ese tipo de cosas aún no existían en este mundo.

Ginger se agachó y puso la mano en el suelo.

“Gracias al microscopio que Su Majestad dirigió el desarrollo, que demostró los conocimientos que tenía la raza de los tres ojos, nos enteramos de la existencia de las bacterias y otros microorganismos. Así como el hecho de que pueden causar enfermedades.”

Poncho asintió con la cabeza.

“Su Majestad difundió ideas sobre ‘sanidad’ que antes sólo tenía la raza de los tres ojos. He oído que, gracias a que hemos aprendido a lavarnos las manos y a limpiarnos la boca con agua de pozo, el número de personas que han enfermado ha disminuido, sí. Cuando las comadronas empezaron a centrarse en el uso de agua limpia, el número de muertes durante el parto disminuyó considerablemente, sí. Me da escalofríos pensar en lo que podría haber pasado si Serina y Komain hubieran dado a luz antes de que lo supiéramos, sí.”

“Yo pienso lo mismo.”

Poncho y Ginger dejaron escapar un suspiro conjunto de alivio.

Si sus esposas hubieran dado a luz cuando la tasa de mortalidad en el parto era alta, habrían estado fuera de sí por la preocupación. No, podrían haber estado jugando a los dados con la muerte de sus esposas e hijos sin siquiera saberlo, y las probabilidades se acumulaban en su contra. Era horrible pensar en ello.

Ginger sacudió la cabeza para disipar los pensamientos desagradables antes de cambiar de tema. “Hemos aprendido que las bacterias, los microorganismos y los insectos son la causa de los problemas del monocultivo. Y se sabía que plantar las mismas plantas en el mismo lugar repetidamente hacía que crecieran peor, pero ahora parece que por fin entendemos la razón.”

“Eso es cierto. Los campesinos parecían tener una comprensión instintiva de ello aunque no fueran conscientes de la causa, sí.” Poncho asintió. “Lo manejaban cambiando el suelo, dejando los campos en reposo o cambiando los cultivos, sí.”

Este mundo tenía un sistema de rotación de cultivos igual que el viejo mundo de Souma. Un ejemplo famoso sería el sistema de cuatro cursos de Norfolk, en Inglaterra, que alternaba trigo, nabos, cebada y trébol. Sin embargo, la rotación de cultivos requería una superficie considerable de tierra, y diferentes métodos de cosecha cada año. Lo mismo ocurría en este mundo.

“Si pudiéramos criar los mismos cultivos en campos pequeños, nos permitiría desarrollar mejores técnicas para cultivarlos. Podríamos producir trigo y arroz con mayor rendimiento, y verduras más resistentes a los insectos y al frío, sí.”

“Tienes razón. Ahora nacen muchos bebés sanos en el Reino. Podemos esperar que la población crezca. Y con Fuuga Haan recuperando tierras del Dominio del Señor Demonio en el norte, la gente está empezando a volver allí. La demanda de alimentos va a aumentar aún más.”

“Necesitamos aumentar nuestra capacidad de producción de alimentos, sí. Y para eso están las gelins agrícolas.”

Ginger asintió con la cabeza, señalando a los gelins agrícolas.

Eran una subespecie de la subespecie de gelin conocida como gelin médico que los miembros de la raza de los tres ojos, como la doctora Hilde, utilizaban para producir la tripeedina. El gelin agrícola había sido criado selectivamente a partir del gelin médico, que vivía en lugares con altos niveles de toxinas.

“Nuestro equipo de investigación agrícola trabajó con la raza de los tres ojos para crear estos gelins, ajustándolas para que se alimentaran del exceso de insectos y bacterias patógenas en el suelo. En combinación con el fertilizante que el Imperio nos enseñó a fabricar, podemos limitar el daño causado por el monocultivo, y acortar el tiempo que los campos necesitan para estar en reposo.”

Estas gelins agrícolas mataban bacterias e insectos específicos que, en cierto modo, funcionaban como productos químicos agrícolas. Sin embargo, a diferencia de los productos químicos líquidos, los gelins mantenían su forma hasta cierto punto, por lo que incluso después de que terminaran de arrastrarse no quedaban partes de ellas en el suelo. Aunque todavía estaban en estado experimental, Souma tenía la esperanza de que no hubiera ningún efecto en las personas que comieran los cultivos terminados.

“Todo esto suena bien, pero ¿hay algún inconveniente, sí?”

“Sería fácil hacer un gelin que se comiera todos los bichos y bacterias del suelo, pero mucho más difícil hacer que sólo se coman algunos específicos. Las plagas y bacterias que crecen sin control también varían de un cultivo a otro, así que también tenemos que hacer un gelin para cada tipo.”

“Hmm… eso suena a que lleva mucho tiempo, sí.”

“Los únicos para los que tenemos resultados hasta ahora son los gelins para los tomates, y los gelins para el trigo, que ha sido nuestra principal prioridad.”

Los gelins agrícolas aún se estaban probando. Definitivamente, las necesitaban para los cereales, que se conservaban fácilmente. Las de otros cultivos no se introducirían hasta después. Era frustrante, pero debían seguir esforzándose por alcanzar el sueño de aumentar algún día su capacidad de producción de alimentos a pasos agigantados.

De repente, se oyó una voz en la distancia.

“¡Lord Gingeeer!”

Era la voz de la mujer que saludaba desde lo alto de una colina cercana. Era la esposa de Ginger, el hombre bestia mapache Sandria. Su vientre estaba cargado de niños; actualmente está embarazada de nueve meses.

“¡Ya es hora de comer, ustedes dos!”

“¡Esta bien, San!” respondió Ginger, devolviendo el saludo. “Pongámonos en marcha entonces, Sir Poncho.”

“Sí, sí.”

Ambos se dirigieron hacia donde estaba Sandria, y había otras dos mujeres con ella. Eran las esposas de Poncho. Había una sábana en el suelo y una cesta de pan con verduras, queso y jamón para hacer sándwiches.

En medio de la sábana había dos grandes cestas, cada una de las cuales contenía un adorable bebé de caras redondas, profundamente dormido.

Poncho preguntó a sus esposas: “¿Están durmiendo Marín y Marón, sí?”

“Sí, querido. Se han dormido en cuanto hemos terminado de darles el pecho”, respondió Komain con una sonrisa.

Marin y Maron eran las hijas que Serina y Komain habían dado a luz casi al mismo tiempo. Como habían nacido tan cerca, decidieron ponerles también nombres de sonidos similares.

Parecían gemelas, ya que ambas habían heredado la cara redonda de Poncho, pero la hija de Komain, Maron, tenía un tono de piel ligeramente más rojizo, por lo que nunca las confundieron.

Serina se llevó una mano a la mejilla y suspiró. “Es bueno que coman bien y duerman bien, pero me preocupa que crezcan con la complexión de mi marido.”

“¡Ulp! E-Estarán bien, sí. Creo que serán tan hermosas como usted y la señora Komain.”

“Hee hee, está bien, Serina. Poncho fue capaz de perder peso cuando lo intentó.”

Komain se rió, quizás pensando en el demacrado Poncho de no hace mucho tiempo. Serina también soltó una risita.

“Tienes razón. Ya ha recuperado su forma original, así que ¿por qué no lo adelgazamos de nuevo? Je, je, creo que esta vez me gustaría un niño.”

“Oh, a mí también me gustaría un niño, cariño.”

Con sus hermosas esposas presionando hacia él con sonrisas, Poncho sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral al recordar cómo había perdido tanto peso antes.

Ginger y Sandria observaron a los tres con sonrisas irónicas en sus rostros.