Tensei Shitara Slime Datta Ken (NL)

Volumen 11

Capitulo 4: Conmoción en el Oeste

Parte 4

 

 

Leon no fue el único completamente confundido. Hinata estaba teniendo problemas similares para lidiar con este campo de batalla que cambiaba rápidamente. Pero incluso peor que eso, su oponente Granbell comenzaba a parecer inquietantemente diferente.

“¿Te parece extraño que no puedas robar mis habilidades?”

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“¿…?”

Había acertado. Hinata se puso nerviosa, a su pesar.

“Hmph. ¿Por qué la sorpresa? ¿Pensaste que nunca descubrí tu secreto? Un poco de observación, y fue bastante fácil de suponer. ¿Por qué crees que tenía a los otros seis peleando frente a mí?”

“Ah, ya veo”.

La habilidad única de Hinata, Usurpador, le daba una ventaja decisiva contra el más poderoso de los enemigos… y, sin embargo, evaluaba a Granbell como ‘inaplicable’. Anteriormente, Granbell ciertamente estaba por encima de ella, y cada vez que entrenaban, usaba constantemente a Usurpador hasta que lo lograba, aprovechando—o más exactamente en ese momento, copiando—sus habilidades.

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“Tienes alguna forma de quitarles habilidades y artes a tus oponentes, ¿no es así? Pero me imagino que solo funciona una vez en el mismo enemigo… y ya me lo has quitado, ¿no es así? Así que no funcionará dos veces”.

“Eso no podría ser…”

Hinata se encontró reaccionando a la declaración de Granbell—y luego se dio cuenta de su error.

“Je-je-je… ¿Entonces tenía razón? Hinata, eres una mujer calculadora, uno de los mayores talentos entre todos mis aprendices. Eres cuidadosa y astuta. De todos los paladines del pasado, nadie ha alcanzado nunca tu nivel. Deberías enorgullecerte de eso, pero aún eres joven. No estás familiarizada con oponentes de tu propio nivel”.

“¡¡Suficiente!!” La claramente provocada Hinata gritó en respuesta. Pero comprendió que Granbell la estaba incitando. Gracias a su reacción reflexiva, había admitido inadvertidamente que su habilidad estaba robando los poderes de otras personas. Granbell tenía sus corazonadas antes, sin duda, pero no podía estar seguro. Ahora, con sus habilidades en ingeniería social, lo sabía a ciencia cierta.

¡¿Quién es el astuto calculador aquí?!

A pesar de estar completamente dedicado a la batalla en ese momento, Granbell siguió hablando con Hinata. La facilidad despreocupada que él exudaba hizo que ella lo detestara aún más.

“Incluso si caí una vez, eso es todo lo que necesito. No me despreciaría tanto”.

No ocultó su hostilidad. Después de todo, tenía un truco más bajo la manga: Forzar Posesión. Ahora estaba haciendo algo más que copiar la habilidad de otra persona. Se lo estaba arrebatando a la fuerza, para siempre. Le permitiría quedarse con una de las cartas de Granbell, y casi garantizaría su victoria.

Para Hinata, los preliminares habían terminado. Ella comenzó un ataque implacable, cada espada golpeaba un golpe potencialmente letal. Al mismo tiempo, continuamente activaba a Usurpador, intentando minar el poder de Granbell. Pero:

No… ¡Mi habilidad tiene que funcionar en su contra! ¡¿Pero qué…?!

Los resultados: inaplicables. Eran prueba de que el poder real de Granbell estaba por debajo del de Hinata. En este momento, se había vuelto mucho más poderosa que antes. No sería extraño para ella superar a Granbell, por lo que estos resultados eran comprensibles. El único problema era que incluso cuando adquiría una habilidad con Forzar Posesión—su último salvavidas—Granbell volvería a usar esa habilidad en el siguiente instante. Sucedió una y otra vez, sin importar cuántas veces lo intentara.

Ahora era imposible ocultar su pánico. Definitivamente era capaz de tomar las habilidades y las artes de Granbell—pero para Hinata, eran inútiles. Ya los había tomado una vez y, por lo tanto, no ganaba nada con ellos. Si al menos pudiera quitarle algunas de las habilidades de Granbell, tendría sentido, pero…

¿Por qué? ¿Granbell anticipó esto y estableció algún tipo de sistema de respaldo?

No estaba descartado. Ninguna persona normal podía hacerlo, pero podía imaginarse a un ex héroe como Granbell haciendo algo así.

“¿Qué pasa, Hinata? Te ves pálida”.

Granbell, con una sonrisa burlona en su rostro, pareció leer la mente de Hinata. La irritaba muchísimo.

“Hmm… Parece que no entiendes lo que estoy haciendo. Lo más importante en la batalla es observar cuidadosamente a tu oponente. ¿Esperabas que no tomara ningún tipo de medida en tu contra? Si es así, me subestimaste mucho, Hinata”.

“¡Geh! Suficiente de ti”.

“Puedo ver por tu estilo de lucha que conservas una ventaja contra enemigos más fuertes que tú. Mientras tanto, hay pocos ejemplos de cómo aprovechas tus habilidades contra oponentes más débiles. Sin embargo, digo pocos y no cero, por lo que debes tener algún tipo de método para eso. Pero el esfuerzo debe agotarte, ¿no es así?”

“…”

“No tienes que responderme. Mirándote, ahora estoy convencido de que mis suposiciones son correctas”.

Ser vista tan completamente fue un shock para Hinata. En algún lugar de su mente, estaba mirando a Granbell como una reliquia del pasado—y ahora quería golpearse a sí misma por eso.

“Ngh… No, dudo que tenga algún sentido continuar con esto”.

No había ninguna razón para continuar con sus intentos de Forzar Posesión. Con esa decisión tomada, Hinata se retiró a cierta distancia de Granbell. Recuperando el aliento, buscó una oportunidad adecuada. Su ritmo cardíaco estaba estableciendo un nuevo récord, el sudor de su frente caía a raudales. Luego, con un golpe, pudo sentir un pequeño latido dentro de ella, profundamente dentro de su pecho.

… ¿Qué fue eso? Me he cansado más de lo que pensaba. Pero no porque calculé mal esto. Tal vez me estén atacando…

Observándose imparcialmente a sí misma, se dio cuenta de que su cansancio se estaba acumulando más rápido de lo habitual. Incluso todos los intentos de Forzar Posesión no la habrían gastado tanto—pero como señaló Granbell, su fatiga ya no podía ser ignorada.

“Pareces confundida. Eres poderosa, Hinata, muy poderosa. Debe ser por eso que tienes tan poca experiencia con técnicas de combate clandestinas como esta”.

“¿Qué dices?”

“Es simple. Mis acciones están diseñadas para hacerte trabajar demasiado. Poco a poco, hice que te desgastaras, creyendo que tus ataques tendrían éxito si solo empujabas un poco más, un poco más. Escúchame. Si te enfrentas a alguien en el mismo nivel que tú, el lado que cansa al otro primero gana. Cuanto más fatigado estés, más lentas serán tus decisiones y más abierta te dejarás… tal como lo estás experimentando personalmente en este momento”.

“¡¡…!!”

Quería negar las afirmaciones de Granbell, pero no podía.

Hinata había usado su habilidad única de Medidor para analizar con calma la situación de la batalla… o eso pensaba. Pero Granbell fue un paso más allá. Ella pensó que estaba demasiado en guardia. Sí, lo subestimó un poco, pero no bajó la guardia en absoluto.

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Entonces, ¿significa que este hombre es más fuerte que yo? Eso… Ese debe ser el caso. Es la diferencia de nivel aquí, provocada por la experiencia.

Ahora estaba convencida—convencida y lista para admitirlo. Incluso con Usurpador, no podía aprovechar la experiencia de Granbell.

“Ahora entiendo. Veo que tendré que ponerme seria si quiero derrotarte”.

“Eso es correcto. Dame todo lo que tienes. De lo contrario, tratar de superarme será un sueño más allá de un sueño para ti”.

Hinata desterró el ruido ambiental de su mente, enfocándose directamente en Granbell. El sonido desapareció. Eran las únicas personas presentes en el mundo.

“¡Aquí voy, Granbell!”

“¡Espero que aprendas de esto, Hinata!”

Por lo tanto, la batalla de Hinata y Granbell se volvió aún más acalorada a medida que pasaba el tiempo.

***

 

 

La desintegración de múltiples capas desatada por Diablo se estrelló contra la barrera defensiva de Rain, destruyendo pedazos en sucesión… y luego, el rayo final atravesó su pecho. Todo había salido como lo había calculado, incluido el hecho de que Rain todavía respirara.

“Je-je-je-je… Qué débil. Fuiste incluso menos competencia para mí que Testarossa antes de su evolución”.

“¿T-Testarossa?”

“No importa. No tiene nada que ver contigo. Pero explícame por qué viniste aquí”.

“¡¿Por qué lo haría—?!”

Diablo estaba ladrando órdenes desde lo alto, pero Rain no vio ninguna razón para complacerlo. Su predecible rechazo le molestó un poco.

Claramente había vencido a Rain, pero eso no significaba que fuera viento en popa a partir de ahora. El insectoide perfectamente formado con el que estaban tratando a Shion y Ranga realmente era el némesis de todos los demonios.

Era una criatura inusual, una que vivía en el espacio entre el mundo material y el espiritual. Como una forma de vida semiespiritual, cada vez que se deslizaba hacia el reino físico, naturalmente asumía una forma palpable y se convertía en un invasor. Un grupo de ellos era extremadamente peligroso, requiriendo una rápida detección y exterminio.

Peor aún, un insectoide que alcanza la forma humanoide era bastante raro. La mayoría de los ejemplos se establecieron en alguna forma más primitiva, encontrándose que no eran del todo adecuados para la vida en el reino material. Pero Razul, este insectoide aquí, estaba en su estado final y completo—y Diablo podía ver por qué incluso Shion y Ranga lo encontrarían complicado.

Por supuesto, Shion-sama trabaja para Rimuru-sama. Tiene el potencial de hacer bien casi cualquier cosa para superar la fuerza de sus enemigos. Y con Ranga-dono alrededor, no hay necesidad de asumir que perderían. Aunque…

Diablo podría ganar. A Rimuru le vendría más que bien, lo sabía, si eliminaba todos los signos de interrogación de la batalla. En este momento, regresar y encargarse de Razul sería lo correcto…

… Pero entonces otro pensamiento cruzó por su mente. ¿Y si—razonó—si Rimuru dejó deliberadamente a Razul en manos de Shion y Ranga? Diablo estaba nervioso antes, cierto. Detectó la llegada de Rain y no quería que ella (o sus secuaces) se unieran a la refriega, y la distracción le había impedido concentrarse en la batalla.

En ese momento pensé que era mejor alejarla lo antes posible, pero…

¿Pero lo fue realmente?

¿Quizás Rimuru-sama quería que Shion-sama y Ranga-dono experimentaran una batalla contra alguien más fuerte que ellos? En ese caso, no estaría bien entrometerse…

Eso le pareció plausible a Diablo. En verdad, estos eran los pensamientos de alguien enloquecido por la batalla, una conclusión sin sentido que ninguna persona común podría imaginar. Pero para Diablo, quien ponía a Rimuru por encima de todo, hacer cualquier cosa que fuera en contra de las intenciones de Rimuru era un gran error. No era una simple criatura que asumía que luchar y ganar era lo único que importaba. Podía ver que, si Rimuru quería darles un enemigo tan poderoso, realmente quería que ganaran—y aprendieran de ello.

Una decisión difícil. Esto requerirá una cuidadosa consideración de mi parte.

Ahora los pensamientos de Diablo estaban empezando a girar en una dirección bastante equivocada. Frente a Rain, el nivel más alto de fuerza de combate en el mundo, Diablo estaba completamente confundido.

Rimuru, por supuesto, no pensaba en nada tan idiota. Lo que le importaba era poner fin a esta pelea, mientras mantenía a salvo a los niños y la orquesta. No tenía ninguna obligación de ver esto como una especie de situación de entrenamiento para Shion y Ranga.

Entonces Diablo estaba equivocado. Pero con esa idea equivocada en mente, ahora tenía un nuevo camino que tomar.

“Iba a matarte, pero decidí no hacerlo”.

“¿De qué estás hablando…? Las amenazas no funcionarán en mí—”

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“No hay necesidad de eso, gracias. Ya no necesito tu presencia, así que puedes irte”, le dijo a la demonio con un gran agujero en su pecho.

Rain no pareció entender esto. Sin embargo, en poco tiempo, su expresión se convirtió en pánico. No era el rostro pálido de antes cuando se enfrentó a la derrota, sino algo bastante más complejo—una mezcla de frustración y odio.

“Noir… Acabas de evolucionar hasta convertirte en un Duque Demonio después de todo este tiempo, y mírate…”

“Tan establecida en tus reglas como siempre, ya veo. La verdadera esencia de la fuerza no reside en la magia. Lo importante es tu nivel. Me enseñaron a creer que las diferencias en la energía mágica no hacen una diferencia decisiva en la capacidad de batalla”.

“Ridículo”, respondió Rain, con su voz ronca mientras su cuerpo comenzaba a desvanecerse. En el momento en que se fue por completo, nada más que polvo en el viento, un rayo de luz salió disparado desde más allá de los cielos, solo para desaparecer y revelar a dos personas—azul y rojo. Rain era la azul y estaba arrodillada ante Guy Crimson, el demonio más fuerte, que acababa de entrar en escena.

“¡Oye, Noir! Ha sido un tiempo”.

“Mm… ¿Rouge—o Guy Crimson ahora, creo? Entonces, ¿tú también estabas aquí?”

Diablo desconfiaba de Guy desde el principio, incluso cuando Guy parecía verlo con nostalgia.

“¿Entonces te diste cuenta de la Niebla Ubicua de Rain desde el principio? Entonces, ¿por qué ejecutaste una habilidad tan grande en ella?”

Diablo frunció el ceño, temiendo esta pregunta. Tenía la intención de fingir ignorancia de esta habilidad, permitiéndole dividir y regenerar su cuerpo con una segunda copia. Su plan original era hacer que Guy y Rain (en su cuerpo original) creyeran que había un hombre que no les causaría grandes problemas. Si Diablo destruyera el cuerpo en la Niebla Ubicua de Rain, se volviera arrogante y abandonaría la escena, Guy sin duda perdería la esperanza en él, así como también perdería interés en toda esta batalla. Se iría en el acto, y así, Diablo podría ganar más tiempo mientras le ocultaba todos sus poderes. Entonces podría ir a apoyar a Shion y al resto.

Ese plan ahora fue suspendido, gracias a los propios deseos de Diablo. Incluso él podía admitirlo— ahora no era el momento de montar un acto.

“La desintegración no sería suficiente para derrotar a los demonios progenitores como nosotros, ¿verdad? Este truco ni siquiera califica como una carta de triunfo”.

“Vaya, ¿eso es lo que tienes que decir? Si recibiera un golpe directo de eso, ni siquiera yo resultaría ileso”.

“En efecto. Lo mismo es cierto para mí… si fuera un golpe directo”.

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“Je-je… ¡Ja-ja-ja-ja-ja!”

“Keh-heh-heh-heh…”

La respuesta de Diablo hizo que Guy estallara en una carcajada de autosatisfacción. Diablo hizo lo mismo, todavía esperando parecer imperturbable. En este punto, Rain era casi invisible para ellos.





“Entonces, ¿por qué no evolucionaste hasta este momento? No tenías interés en arrastrar a otros hacia abajo, a diferencia de los otros tres”.

“Mm… Se podría decir que se están arrastrando unos a otros, sí, pero en realidad, es solo un juego que disfrutan. Sin embargo, tienes razón en que yo no participo de eso. En cuanto a mí, Guy, déjame preguntarte—¿hay alguien en este mundo más fuerte que nosotros?”

La pregunta fue similar a la de Testarossa. Era una opinión compartida por todos los Demonios Progenitores, incluido Guy. Sacar a relucir un terreno común como este hizo que fuera más fácil fomentar el parentesco entre ellos.

“No, seguro que no. Tal vez un Dragón Verdadero, si tuviera que mencionar un nombre, pero eso es más un fenómeno de la naturaleza, ¿sabes?”

Incluso un Dragón Verdadero no era una amenaza ante Guy. Si Veldanava, el Dragón Rey de las Estrellas, reviviera alguna vez, esa sería otra historia, pero a partir de ahora, Guy estaba diciendo la verdad.

Diablo asintió. “Precisamente. Entonces, si evolucioné sabiendo eso, cualquier batalla posterior me parecería muy aburrida. Muy unilateral, ¿no estás de acuerdo?”

Le sonrió a Guy. Su cerebro obsesionado con la batalla estaba trabajando tan duro como de costumbre.

“Hmm, ya veo”.

Guy, por su parte, parecía convencido. Tal vez él lo negaría, pero los dos eran en realidad bastante parecidos—dos almas gemelas, cuando se trataba de este tema.

“Entonces, ¿el slime te dio un cambio de opinión?”

“Rimuru-sama. Te pediré que no te refieras a él como slime, por favor”.

“… Está bien. Entonces, ¿ese tipo Rimuru es la razón por la que evolucionaste?”

El hecho de que Diablo ajustara el ritmo de esta conversación para satisfacer sus gustos, irritó a Guy, pero quejarse no ayudaría a avanzar las cosas. Odiaba tocar al ritmo de un director diferente, pero esta vez, eligió hacer una excepción.

“Muy bien”, murmuró Diablo. “Verás, el crecimiento de Rimuru-sama es una constante sorpresa para mí. No tendría miedo de llamarlo verdadera evolución en acción. Su apariencia es encantadora; su alma rebosante de refinamiento. Y lo que es más—”

“¿Esto va a continuar por un tiempo?”

“¿…?”

Diablo se encontró con la mirada de Guy, como diciendo ¿Qué esperabas?

“No necesito escuchar sobre Rimuru. Hablemos de ti, ¿de acuerdo?”

Esto molestó un poco a Diablo—pero tal vez recordando la urgencia de la situación a su alrededor, accedió.

Tch… Bueno, está bien. Volvamos al tema que nos ocupa. Los compatriotas de Rimuru-sama también están cambiando rápidamente de un día a otro… y creo que ver eso me ha influido”.

“… Mmm. ¿Tanto?”

Esta charla parecía estar cansando a Guy, pero aún tenía los medios para escudriñar lo que Diablo acababa de decir.

“En efecto. Temo que, si no hago un esfuerzo honesto, incluso yo podría quedar en el polvo. Y en ese tipo de entorno, ya no hay ninguna razón para poner límites a mi crecimiento”.

Guy, fascinado, asintió. Ahora las cosas volvían a ir a su ritmo. Él desató una sonrisa maligna.

“Parece que Rimuru tiene las Naciones Occidentales bajo su control ahora, sí. Pero siento decirlo, creo que mi propia gente está arruinando el lugar ahora mismo”.

Para Guy, esto era solo un acoso juguetón a la raza humana. Esa era su intención, al menos—pero para Rimuru, tan impulsado a jugar bien con la humanidad, debe haber sido una crisis seria. Eso fue lo que hizo que Guy lo mencionara. Podía ver que nada de este comportamiento hosco funcionaría en Diablo, pero si podía meterse bajo la piel de Rimuru, sabía que eso también tendría su efecto en Diablo. Por lo tanto, si sus secuaces estaban jugando en las naciones occidentales en este momento, pensó que podría aprovecharlo.

La imagen de Diablo—alguien que luchó de manera equilibrada con Guy en el pasado—llamando a alguien su maestro desanimó un poco a Guy. Así que quería meterse con él, agitarlo un poco. Con Razul fuera de su puesto habitual en el norte, las naciones occidentales eran vulnerables. Gran parte de ellas, como advirtió Guy, sin duda ya parecía un infierno en la tierra. Diablo no podría hacer nada al respecto y, como Guy lo vio, ni siquiera Rimuru podría actuar.

Pero Diablo solo le dio su característica risita en su lugar.

“Keh-heh-heh… ¿Pensaste que Rimuru-sama no lo vio venir? Todo ha sido arreglado. Su sabiduría, como ves, es más profunda que el océano, su percepción le da una idea de todas las cosas—”

Guy pensó que eso agitaría a Diablo al menos un poco. Pero no fue así. De hecho, eligió este momento para volver a alabar a Rimuru.

Debe estar enfermo de la cabeza, pensó, sin tener más remedio que aceptarlo. “… Ah. Sí, muy interesante. ¿Crees que superará incluso mis expectativas?”

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“Sí, por supuesto. Para Rimuru-sama, eso es un hecho”.

Diablo continuó burlándose verbalmente de Guy sobre Rimuru por un tiempo, a pesar de que Rimuru no estaba realmente allí. Si estuviera, sin duda gritaría: ¡¿Qué diablos estás haciendo?! Solo Rain estaba escuchando, mordiéndose el labio—pero Guy y Diablo la ignoraban por completo mientras continuaban.

………

……

Mientras tanto, las naciones occidentales se enfrentaban a un peligro sin precedentes en su historia.

La Fuerza de Defensa de la Frontera Cidre, siempre ocupada manejando la amenaza del demonio, de repente descubrió que su ofensiva principal había desaparecido. Al no poder hacer retroceder a los demonios que visitaban su territorio con regularidad, enviaron una solicitud de emergencia de refuerzos.

“¡Ridículo! ¡¿Las fuerzas demoníacas están avanzando hacia el sur?!”

“¡¿Qué podría estar haciendo Marqués Cidre?!”

“No podemos pensar en eso ahora mismo. ¡Cada nación necesita desplegar sus tropas y construir un conjunto de bases de defensa en capas! De lo contrario, ¡tendremos un ejército de demonios merodeadores aquí mismo, en la capital de Ingrasia!”

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Todos los representantes en esta sesión de emergencia del Consejo estaban alborotados.

Al estar compuesto por concejales de todas sus naciones miembros, el Consejo de Occidente tenía una gran cantidad de poder político—pero cuando se trataba de crisis repentinas, siempre se iba a perder el tiempo. Esa era la mayor desventaja de un sistema de voto mayoritario.

La defensa de las regiones del norte quedó enteramente en manos del Marqués Cidre de Ingrasia. Era un reino grande y poderoso, y todavía una buena mitad de su fuerza militar estaba estacionada en el norte, formando un escudo contra Guy Crimson. A ellos se unieron varios miembros de los Cruzados, así como un equipo de aventureros de rango A del Gremio Libre, que funcionaba como una subsidiaria del Consejo. Así de importante era esta línea defensiva. Perderla podría ser una cuestión de vida o muerte para la humanidad y, por lo tanto, el pánico en la sala del Consejo era comprensible.

Actualmente, apenas se aferraban a la base definida como su última línea de defensa, e incluso eso era gracias a los paladines y aventureros estacionados allí. Teniendo en cuenta la situación, necesitaban desplegar tropas allí de inmediato, pero el tiempo no lo permitía. Esta no era una dictadura monolítica; era una federación de naciones independientes y cada representante necesitaba el permiso de su estado de origen.

Lo único que el Consejo podía hacer de inmediato era pedir refuerzos de emergencia del Gremio Libre. También podrían pedir a la nación anfitriona del Consejo, Ingrasia, que desplegara sus fuerzas regulares, pero es probable que la solicitud caiga en oídos sordos, ya que dejaría la capital más expuesta. Además, Ingrasia ya estaba soportando la carga de defender el norte; nadie los culparía por pedir apoyo a otras naciones en caso de emergencia.

Como gritaban los miembros menos conocidos del Consejo, era hora de crear una fuerza multinacional confederada. El problema, sin embargo, era que todos estos ejércitos dispares serían liderados por la nueva nación miembro, Tempest, la tierra de los monstruos.

El Consejo lo había votado unánimemente, por lo que ahora no había lugar para quejarse—pero dejar valiosos recursos militares en manos de monstruos presentaba un dilema espinoso para muchos concejales.

“¡Orden, todos ustedes, por favor!” gritó el presidente. El ruido se fue apagando gradualmente cuando todos los ojos se giraron hacia él.

“En este momento, no podemos permitirnos perder un solo minuto. En lugar de debatir entre nosotros, debemos ponernos en contacto de inmediato con nuestras naciones de origen y hacer que nos envíen fuerzas. La representante del rey demonio Rimuru, Testarossa-sama, está presente hoy, y tengo entendido que está bien versada en asuntos militares. Si Rimuru-sama la nombró, estoy seguro de que dejar nuestras fuerzas en sus manos no será un problema”.

Las palabras del presidente fueron recibidas con algún desacuerdo esporádico, pero nadie se levantó y habló en su contra. Sin mejores ideas, presentar quejas ahora solo empeoraría las cosas.

Ahora todos los ojos estaban puestos en Testarossa. Si el Consejo estuviera formando un ejército, ella sería su comandante de facto—solo se esperaba que todos estuvieran evaluando sus habilidades ahora. Era una mujer joven, una rareza entre los concejales, y una belleza como la que rara vez se ve.

Muchos concejales tenían la impresión de que Tempest presentaba muchas caras bonitas, pero nadie fue tan tonto como para decir tanto aquí. La atención de todos estaba en si esta mujer, Testarossa, realmente tenía algún poder.

Puede que haya sido una exageración decirlo, pero en este debate no solo dependía el futuro de cada concejal, sino el futuro de la humanidad misma.

“T-Testarossa-sama”, comenzó un concejal, finalmente reuniendo el coraje para hablar. “Um, reconozco plenamente que preguntar esto podría considerarse de mala educación, pero ¿es usted capaz de comandar una fuerza militar?”

Testarossa le dedicó una sonrisa brillante. “No se desesperen, señores concejales. Mi maestro, el rey demonio Rimuru-sama, me ha ordenado defender a todas las naciones que pertenecen al Consejo de Occidente. De hecho, mi propio personal ya se ha desplegado por todo el país. Y también… ¿Moss?”

“Sí. Según la información más reciente, ahora han llegado refuerzos confiables al norte”.

“¡¿Q-Qué?!”

“¿Es eso cierto?”

Los concejales ni siquiera tuvieron tiempo de darse cuenta de que probablemente Moss era uno de los asistentes de Testarossa. Lo que tenía que decir envió al salón a otro furor.

“E-Entonces, ¿qué refuerzos son estos, Testarossa-sama?”

“¿Moss?”

“Si mi señora. Un dirigible dragón de la dinastía hechicera de Sarion se encuentra en camino hacia la zona. Estoy seguro de que las fuerzas de esa elfa mayor son más que capaces de eliminar a los demonios de bajo nivel que amenazan la región”.

“Lo escuchó, presidente. Y, Moss, ella es más que una elfa mayor. Ella es una amiga jurada de nuestro señor Rimuru-sama”.

“¡Ah…! Mis—mis disculpas…”

“No vuelvas a cometer ese error, ¿de acuerdo? De ahora en adelante, tendrás que referirte a ella como Elmeshia-sama”.

“S-Sí, mi señora”.

Moss se marchitó bajo la mirada de los ojos carmesí de Testarossa. Se puso pálido, dándose cuenta de que ya no podía comportarse como el príncipe del mundo de los demonios que alguna vez fue. Enfadar a Testarossa lo llevaría a la ruina—y peor aún, faltarle el respeto a alguien que Rimuru reconocía como amigo, era un error que no podía perdonarse a sí mismo. Testarossa, probablemente dándose cuenta de eso, lo dejó ir con solo una advertencia esta vez. Si Moss no corregía sus modales insolentes, sin duda lo castigaría por ello al instante. Eso se aplicaba incluso a él, un gran demonio que había servido a Testarossa durante siglos. Ella era una mujer que poseía bondad y crueldad a partes iguales.

El Consejo era un escenario de caos. Las palabras que ella y Moss intercambiaron proporcionaron una descripción general de la situación, pero aún no había evidencia que las respaldara. La opinión estaba claramente dividida sobre si confiar en ellos.

“Hablaré en nombre de mi nación cuando diga que confío en Testarossa-sama”.

“De hecho, nuestra nación tiene la misma opinión. ¡Quiero que Testarossa-sama comande nuestras fuerzas!”

“¡Sería el colmo de la irresponsabilidad! ¡Si algo sucediera, entonces sería demasiado tarde!”

“¡Exactamente! Si esta charla de refuerzos resulta ser una artimaña, ¡los demonios pisotearán toda la civilización humana!”

La unidad ahora escaseaba en todo el Consejo mientras el debate seguía calentándose. Testarossa observó con calma cómo se desarrollaban las cosas, escuchando en lugar de ofrecer su propia opinión. Sin embargo, después de que pasó un poco de tiempo, de repente habló.

“Ah, ¿fuiste tú? Pensé que podrías estar aquí”.

La repentina declaración provocó confusión entre los consejeros, muchos sin entender de qué estaba hablando. Solo uno de ellos—la persona a la que sus ojos estaban dirigidos en ese momento—rompió en un sudor frío, el color desapareció de su rostro. Era el príncipe Johann Rostia del Reino de Rostia.

“¿Q-Qué estás diciendo de mí?” preguntó, haciendo todo lo posible por ocultar su consternación. Pero Testarossa simplemente arqueó los labios hacia arriba. Lo que le hizo perder la paciencia.

“¡Yo—yo sabía que no se podía confiar en monstruos! Solo nosotros podemos dar un paso al frente para defender a la humanidad. ¡Guardias! ¡Guardias, salgan ahora!”

Ahora estaba gritando dramáticamente, el sudor corría por su rostro en un retrato de desesperación.

Mientras tanto, la sonrisa de Testarossa solo se ensanchó.

Siguiendo las órdenes de Johann, los soldados empezaron a llegar al salón del Consejo. Algunos de los guardias personales de Johann estaban entre ellos, y su presencia lo tranquilizó más. Testarossa jugaba elegantemente con su cabello mientras los otros consejeros se sentaban allí, desconcertados.

El comportamiento de Johann era más que ilógico. Incluso si Testarossa tuviera alguna intención malévola, nunca se permitiría violencia ilegal en un salón de leyes como el Consejo. No importa cuán importante fuera la figura de Johann aquí, nunca tolerarían un comportamiento tan arbitrario.

“Tu nombre era Johann Rostia, ¿verdad? ¿Príncipe de Rostia? Una posición muy alta, ¿no es así?”

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“¿Q-Qué con eso? Los halagos no te llevarán a ninguna par—”

“Johann-dono, ¿con quién estaba hablando en una llamada mágica hace un momento?”

“¡¿Qué…?!”

“¿Y por qué envió una orden para destruir la barrera defensiva de esta nación?”

“¿C-Cómo supiste…?”

“¿Le importaría explicarme?”

Testarossa estaba relajada, como charlando durante la hora del té, mientras acorralaba a Johann. Los otros concejales miraron con asombro. Ahora no era momento de confusión. Todos ordenaron inmediatamente a su personal que verificara el estado de la barrera de Ingrasia. Pero antes de que tuvieran una respuesta, toda la tierra a su alrededor comenzó a rugir.

“¿Es—es verdad…?”

“¿Destruir la barrera? Si haces eso, no hay defensa contra los monstruos. ¡Perderemos innumerables ciudadanos!”

“¡¿Cuál podría ser el significado de esto, Johann-dono?! ¡Respóndame!”

Cuando se enfrentan a alguien en pánico, la mayoría de las personas están programadas para caer en un pánico similar o dar un paso atrás y calmarse. Johann fue el último. Al darse cuenta de que sus planes estaban completos, dejó que una sonrisa relajada se dibujara en su rostro.

“Girard-sama, la barrera se ha ido. Es hora de llamarlos…”

Los concejales, al ver la figura a la que se dirigía Johann, se sobresaltaron. “Es—Es el jefe de los Hijos del Veldt, esa banda de mercenarios…”

“… ¡Girard!”

“… ¿El Veldt también está conectado con Johann? ¡¿No solo a Gaban?!”

“Pero ¿qué va a hacer Johann-sama con ellos?”

Ignorando estos gritos, Girard se acercó a Johann, que estaba a su lado.

“Sí”, dijo, “nuestro contrato ya está ratificado. Gracias por su cooperación”.

“Oh, para nada. La última esperanza de nuestro maestro Granbell Rozzo coincide también con su misión. No hay necesidad de reprimirse ahora. Si vas a arrasar esta tierra, ¡sé tan llamativo como puedas al respecto!”

Ahora la risa de Johann sonó fuerte a través del pasillo, la luz de la razón ya no era visible en sus ojos. Su rostro se transformó en algo diabólico cuando reveló sus verdaderos colores a todos. Por fin, los concejales se dieron cuenta de que Johann los había traicionado—pero la barrera de defensa del reino ya estaba destruida. Y a medida que fueron entendiendo esto gradualmente, la desesperación comenzó a reinar.

“Hazlo, Ayn”.


“¡Sí!”

La mujer que Girard llamó Ayn comenzó a lanzar un hechizo—un hechizo de invocación.

Ayn era un elementalista y la líder de Furia Verde, el equipo que llegó muy lejos en el Laberinto no hace mucho. Pero este no era un espíritu al que estaba convocando esta vez. De hecho, era la misma deidad que los Hijos de Veldt adoraban como su líder espiritual.

Apareció una gran puerta de transporte de forma ovalada, y una personificación de poder viviente la atravesaba. Era una chica hermosa con cabello verde y un traje de sirvienta rojo carmesí—pero todos los que lo presenciaban podían sentir lo peligrosa que era. Después de todo, a pesar de su atractivo aspecto, el aura que desataba sumió a todo el salón en desesperanza. Los inquisidores mágicos que entraron corriendo, sintiendo el peligro, se congelaron en su lugar; sus instintos les decían que cualquier movimiento podía muy bien matarlos.

Esta era Misery, la duquesa demonio, saliendo de la oscuridad.

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