Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 6

Capitulo 30: Verdad Expuesta

Parte 3

 

 

Mientras estaba en eso, nada le hubiera encantado más que dirigirse directamente a la puerta e irse. Apoyarse contra la pared cerca de la puerta era su forma de oponer resistencia.

Las reacciones de los funcionarios que habían escuchado llegaron de todas las formas. Algunos se pellizcaron entre las cejas, frunciendo el ceño, mientras que otros sacudieron la cabeza con las palmas de las manos en la frente. Todos ellos hicieron todo lo posible por recuperar la calma. Pero no había forma de que pudieran relajarse después de escuchar las palabras de Alus.

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Una vez que las cosas se calmaron, comenzaron las discusiones.

“Deberíamos reunir una fuerza combinada en Balmes.”

“Entonces deberíamos limitar los participantes a Dígitos Dobles y superiores.”

Comenzaron a surgir sugerencias, pero Cicelnia habló con brusquedad, como diciendo que aún había más de qué hablar. “Todos, estoy segura de que tienen muchas opiniones, pero primero deberíamos pedirle a Lord Holtal que aclare el panorama. Es mejor que compartamos información, sin mencionar que Balmes ha tenido conocimiento directo desde el primer incidente, así que estoy segura de que tienen información más detallada.”

Interpretando la falta de objeciones como aprobación para proceder, Cicelnia volvió a mirar al gobernante de Balmes. “Permítame preguntarle de nuevo, Lord Holtal. ¿Recuperaste los restos de los Maestros Mágicos que murieron luchando contra el Devorador?”

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Mientras Holtal gemía de resignación, todos los ojos se posaron en él al unísono. No fue como si lo hubieran arreglado de antemano, pero no hubo vacilación en su movimiento, como si estuviera perfectamente practicado.

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Por supuesto, todos iban en serio. Y no fue solo porque necesitaban información más detallada para formar un mejor plan. Incluso ahora deseaban que todo fuera solo una especie de malentendido. Incluso si eso no fuera cierto, al menos esperaban que dijera que recuperó todos los restos.

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Sin embargo… esa débil esperanza fue fácilmente aplastada.

Holtal se mordió el labio en el lúgubre silencio y murmuró en voz baja: “Solo hubo un repatriado. Perdimos contacto con la unidad enviada a recuperar sus restos hace dos semanas.”

“Aghhh…” Un gruñido desesperado sonó, pero era el único sonido en la habitación. Ni siquiera hubo alguien que atacara a Holtal. Algunos habían estado pensando en cómo recuperarse de esta situación, pero cuando se enfrentaron a esta verdad, todo fue inútil.

Sin mencionar que la mayoría de la gente aquí tenía poca experiencia en luchar contra Fiends. Solo estaban presentes dos gobernadores generales, incluido Berwick. Pero entre los asistentes…

Una voz suave rompió el silencio en la habitación. “Por cierto, ¿qué tan grande sería la fuerza que enviarías, Alus?” Esa voz pertenecía a Cicelnia, iluminando un solo camino en la oscuridad.

Alus miró la parte de atrás de su cabeza y se detuvo brevemente a propósito.

Era una pregunta unilateral y ni siquiera se volvió para mirarlo. Su voz tenía dignidad, pero su tono era terriblemente enérgico, casi como si estuviera disfrutando de la situación.

Probablemente no estaba mirando en su dirección porque quería ver la desesperación hundirse en las expresiones de los demás. Ya se encontraban en un estado en el que no les quedaba más remedio que confiar todo a Cicelnia y su voz. Parecía comprender plenamente cuánta influencia tenían sus palabras en su entorno y se deleitaba en gobernar la habitación.

Finalmente, Alus dejó escapar un suspiro exasperado y respondió a Cicelnia. “Necesitarás reunir y desplegar a los Únicos de cada nación como mínimo. Después de todo, hay una falta de información sobre el Devorador. Preferiblemente, agregarías los Dobles y Triples para rodear al Devorador mientras se desata un aluvión simultáneamente, y luego ver cómo reacciona.”


Esta fue la primera mención de medidas reales que podrían usarse contra el Devorador, y todos los presentes agudizaron sus oídos y escucharon atentamente.

“Dicho esto, no hay mucho tiempo. Si se acerca a las líneas defensivas, habrá bajas masivas incluso si es eliminado. Tendrían que prepararse para la destrucción parcial de Balmes. Sin mencionar que, según lo que se puede esperar, es probable que más de la mitad de los Únicos no regresen con vida.”

Al enterarse de que Balmes podría sufrir una destrucción parcial, Holtal sudaba profusamente y era incapaz de pronunciar una palabra entre respiraciones entrecortadas. Había mantenido las cosas en silencio por preocupación por Balmes, pero nunca esperó que sus acciones lo llevaran a esto. No pudo evitar temblar ante su propia estupidez al negarse a pedir ayuda.

Sin embargo, los funcionarios de las otras naciones estaban igualmente conmocionados. Después de todo, incluso después de usar todos los Maestros Mágicos de Dígito Único, posiblemente perderían la mitad de ellos. Incluso si salieran victoriosos, cambiaría el equilibrio entre humanos y Fiends, y se verían obligados a concentrarse en la defensa durante los próximos años. No, ni siquiera había una garantía de que solo serían unos años…

Los Maestros Mágicos de Dígito Único eran indispensables para una nación. Si los perdieran, es posible que no encuentren a otros de ese nivel por el resto de sus vidas.

Sin embargo, incluso en esta situación, Cicelnia lucía una sonrisa casi anormalmente tranquila. “Pero Alus, tu ejemplo no te incluye a ti, ¿verdad?”

“…”

Ella tomó su silencio como una confirmación y continuó: “Podrías eliminarlo, ¿no es así?”

“No, si superara un Clase S, nos mataría sistemáticamente, así que…”

Berwick vio su oportunidad e interrumpió a Alus, intentando descaradamente que pareciera que acababa de recordar esto. “Eliminaste a los Fiends de Clase S por tu cuenta durante la recuperación de Zentley. No perderías tan fácilmente.”

Sus palabras sacudieron a los presentes en la sala.

“¡¿Qué?! ¡Eso es…!”

“¡Necesitarías al menos un batallón para enfrentarte a un Clase S! Hacerlo por tu cuenta simplemente no es…”

Varias personas alzaron voces dudosas y les resultó difícil de creer, pero pronto perdieron impulso. Sabían que incluso si tuvieran sus dudas, sospechar la verdad detrás de esas declaraciones sería lo mismo que rechazar su única posibilidad.

Como si representara la atmósfera de la habitación, un hombre se volvió hacia Alus. En sus ojos estaba la sincera esperanza de que lo que se había dicho fuera cierto. Tragó saliva y habló de su idea. “E-Entonces, ¿la eliminación no sería un éxito total si tuviéramos los ocho Dígitos Únicos?”

Las voces de apoyo llegaron una tras otra.

“E-Eso es correcto, si formamos la fuerza más fuerte de la humanidad…”

“¡También necesitaríamos formar una unidad de apoyo!”

“Pero si realmente puede derrotar a Fiends Clase S por su cuenta, ¿por qué mantenerlo en secreto hasta ahora…?”

“¡Eso no importa! ¡Necesitamos establecer una cadena de mando y un cuartel general de la misión!”

Las figuras clave de las naciones asintieron con la cabeza entre sí, sus ojos brillaban con una nueva esperanza. Pero en el momento siguiente llegó una voz que empapaba esa esperanza en agua fría.

“¿Quién dijo que participare? Lo siento, pero paso.” Dijo Alus en un tono distante.

“¡¿Estás hablando en serio?!” El gobernante de Iblis, Haorge, exclamó en voz alta, hirviendo de rabia, mientras los otros participantes estaban igualmente asombrados por lo que Alus acababa de decir.

Sin embargo, Alus no les prestó atención, ya que parecía murmurar para sí mismo como si ordenara sus pensamientos: “… Dicho esto, si la Torre de Babel cayera, los preciados materiales académicos de las naciones podrían verse envueltos en las batallas y ser destruidos. Supongo que no podría soportarlo del todo.”

Su murmullo no tenía nada que ver con la respuesta airada que había recibido. Simplemente era él priorizando lo que era conveniente y beneficioso para él, de principio a fin.

Se escuchó el sonido de rechinar de dientes. La suya fue una respuesta increíblemente inapropiada en ese momento. Uno debe hacer todo lo que esté en su poder por el bien de la humanidad, e incluso arriesgar la propia vida si es necesario.

Las palabras de Alus diferían mucho de la resolución y mentalidad que todos esperaban de un Maestro Mágico. A los gobernantes y figuras de autoridad les resultó difícil comprender su desapego. Sin mencionar la gravedad de la crisis… No podían juntarlo con los Maestros Mágicos ordinarios. Era casi como un elemento extraño.

Como Alus no se disculpó ni mostró ningún remordimiento, las miradas hostiles comenzaron a dirigirse hacia él. Parecía estar a punto de mirarlos con calma, pero ese no era el caso. Con una expresión fría, su mirada pasó junto a ellos y se desvió hacia un lado, pasando e ignorando por completo a Haorge, que había sido el primero en alzar la voz con ira. Sus ojos se detuvieron dos asientos más allá de él.

Allí vio a Jean de pie detrás de la gobernante de Rusalca, Lithia. Normalmente, Jean se exasperaba y miraba al techo, pero su lado serio salía a la superficie en este tipo de situaciones, y se las arregló para reprimir su impulso con solo un tic en la mejilla.

La siguiente persona en hablar fue la propia Lithia. “Bueno, Sir Alus. ¿Sería posible negociar su participación con dinero?”

“… Lady Lithia, ¡no sea tonta! D-Disculpe. ¡Pero un orgulloso Maestro Mágico de Digito Único no es nada como una espada en venta!”

Alus respondió a Lithia, ignorando la franca opinión que alguien había soltado: “Lady Lithia, no tengo interés en el dinero.”


“Entonces, ¿qué haría falta…?” La mirada seria de Lithia tenía un extraño atractivo.

“Bueno…” Dijo Alus, y puso una sonrisa sarcástica, al darse cuenta de que estaba siendo arrastrado a una negociación con Lithia. O quizás sería más exacto decir que lo habían guiado allí.

Lithia lo miró fijamente, su expresión era la definición misma de seriedad, aunque había espacio para la compostura en sus ojos. Esos ojos firmemente clavados en la otra parte brillaron con una visión para los negocios que era casi un desperdicio para un gobernante. Una sola mirada dejó en claro que tenía absoluta confianza en su capacidad para negociar cualquier cosa.

Fue entonces cuando intervino Cicelnia. Pudo hacerlo, teniendo el mismo estatus que Lithia. “Em. Lithia, ¿puedo pedirte que nos dejes esto a nosotros? A fin de cuentas, Alus es el Maestro Mágico Alpha.” Había una sonrisa en su rostro, pero su boca estaba escondida detrás de su abanico. Cuando se trataba de política, siempre se mantenía puesta la máscara, por lo que era raro ver una muestra de rivalidad hacia Lithia oculta a plena vista.

“Este es el momento perfecto.” Afirmó. “¿Qué tal si le dejan este asunto completamente a Alpha?”

“¡…!”

Los asistentes a la reunión abrieron los ojos de par en par y Alus la miró como si le preguntara qué demonios estaba pensando.





Cicelnia le quitó la mirada y se puso de pie con elegancia. Luego se acercó a Alus de aspecto hosco y escondió su boca detrás de su abanico mientras le susurraba: “No va a ser tan malo. Si no estás interesado, dilo, pero habrá una recompensa… Estoy segura de que el Ojo de la Providencia será muy capaz de estimular tus impulsos de investigación.”

“¡…!” Alus frunció el ceño ante la propuesta algo seductora.

Al ver a Cicelnia alejarse de inmediato, Alus pensó que probablemente no esperaba una respuesta. Ella ya sabía que él no tenía más remedio que aceptar su oferta.

Rinne no estuvo presente en la reunión, pero el ojo mágico que tenía seguramente sería de gran ayuda para la investigación de Alus. Sin mencionar que para empezar los ojos mágicos eran extremadamente raros, lo que los convertía en un campo de estudio muy atractivo.

Berwick, que tenía más o menos una idea de qué tipo de trato había ofrecido Cicelnia, animó a Alus a seguir adelante. “Si no aceptas, el Torneo Mágico Amistoso, por supuesto, tendrá que ser cancelado.”

No pasó mucho tiempo para que alguien criticara a Berwick. “Lord Berwick, ¿qué estás diciendo? ¡No podemos mantener el torneo en marcha independientemente en esta situación!”

Berwick era muy consciente de lo irracional que sonaba. Pero tanto él como Cicelnia sabían que era una carta valiosa que jugar al negociar con Alus. Después de todo, Berwick había prometido una recompensa bastante convincente si Alus contribuía a la victoria del torneo. Si se cancelaba el torneo, esa promesa lo acompañaría.

Cualquier persona con sentido común no podía imaginarse una recompensa personal que valiera la pena enfrentarse al peor tipo de Fiend, pero por alguna razón pesaba en la retorcida balanza de Alus.

Al darse cuenta de la vacilación momentánea de Alus, Cicelnia tiro a matar. “En efecto. Que el torneo continúe… esa es la condición para que Alpha se enfrente a este incidente. Yo, por supuesto, prometo asumir la responsabilidad y eliminar al Devorador. Sin embargo, si todos estuvieran en desacuerdo, Alpha no enviará a ninguno de nuestros Únicos para eliminar esta amenaza.”

“Pequeña mocosa, ¿quién te crees que eres?”

“Hay dos opciones.” Dijo Cicelnia, ignorando la voz indignada de alguien. “La primera es la eliminación del Devorador sin Alus Reigin y Lettie Kultunca. La otra es que Alpha maneje esto solo con Alus. No es que subestime a los Maestros Mágicos de sus naciones, es solo que creo que la segunda opción tiene más probabilidades de resolver esto. Son libres de interpretar esto como el consenso de Alpha.”

Después de escuchar la explicación y el análisis de la situación de Alus, en realidad solo había una opción. Pero eso por sí solo no fue suficiente para sofocar las objeciones. Por eso Cicelnia decidió comprometerse. “Sin embargo, estoy segura de que eso no es suficiente para disipar sus preocupaciones. Por eso, como garantía, establezcamos una línea defensiva a medida que Alpha avanza. Y allí se reunirán los otros seis Maestros Mágicos de Digito Único restantes.”

Quizás abrumado por la conversación ininterrumpida de Cicelnia, nadie planteó objeciones.

En cambio, hubo susurros preocupados.

“Sin embargo, si Sir Alus fuera devo… no, si fallara en la eliminación…” El hombre que susurraba casi soltó ‘devorado’, pero se detuvo apresuradamente.

Pero otra voz habló. “Aun así, pensar que solo se movería con las condiciones adecuadas… se supone que el Maestro Mágico No. 1 es el guardián de la humanidad, pero es más como una espada en venta.”

“No sería extraño si lo fuera.”

“¡¡…!!”

Fue Berwick quien silenció a quienes ridiculizaron a Alus. Estaba aquí como Gobernador General de Alpha y no toleraría que se burlaran del Dígito Único de su nación, pero lo más

importante era que sabía qué tipo de persona era Alus y por eso habló para defenderlo. “Originalmente se suponía que Alus se había retirado para vivir la vida como quisiera. Si hubiera obtenido lo que deseaba, sería un civil en servicio militar. Aunque por ahora todavía se mantiene en el ejército como reserva…”

Alus escuchó amargamente a Berwick. Hablar en su defensa fue una buena manera de describirlo, pero también le confirmó a Alus que todavía era un soldado.

“Es por eso que esta es la mejor opción que Alpha puede ofrecer. Si Alus perdiera, conduciría a la desaparición no solo de Balmes sino de todo el dominio humano, estoy seguro. Pero una eliminación sin él solo tendría una probabilidad del cincuenta por ciento en el mejor de los casos, y terminaría si incluso uno fuera devorado. Y no es como si estuviéramos planteando esto como una simple comparación en el poder de lucha.”

Con una pasión rara vez vista en Berwick, continuó: “Es verdad que logró la eliminación de un Clase S hace varios años. Sin embargo, una de las razones por las que lo logró fue porque su estilo de lucha es único y se centra en moverse solo. Además, no hay garantías de que los Únicos puedan exhibir todos sus poderes si estuvieran todos reunidos.”

Berwick se detuvo brevemente. No estaba mintiendo, pero no era necesariamente la verdad…

aunque parecía tener sentido en el papel.

Alus no exudaba exactamente una atmósfera de cooperación, pero afortunadamente los gobernantes y los oficiales de alto rango no estaban bien versados en combate. Los otros gobernadores generales presentes podrían tener sus dudas, pero era difícil hacer objeciones claras sobre la forma en que iban las cosas.

“Teniendo en cuenta la compatibilidad entre las afinidades y su coordinación, existe una buena posibilidad de que los Maestros Mágico solo puedan usar la mitad de su fuerza. No tenemos mucho tiempo, y aparte de nuestra propia Lettie Kultunca, no hay tiempo para que Alus se sincronice con otros Uncidos. Por eso creo que sería mejor que una de las naciones que posee dos Únicos, Alpha o Rusalca, envíe una fuerza por su cuenta. Simplemente comparando rangos, lo siento Rusalca, pero Alpha es más adecuada. En cualquier caso, el que puede moverse más rápido para resolver esta situación no es Balmes ni Iblis, sino Alpha.”

Afortunadamente, nadie se opuso al largo discurso de Berwick. Eso fue un alivio para él. No era como si Alus no tuviera experiencia trabajando con otra nación, pero era difícil decir que había sido un buen emparejamiento.


Además, los logros de Alus fueron abrumadores. Tenía una peculiaridad única que lo hacía destacar del resto, con suficientes resultados y confianza para derrotar cualquier argumento. Pero no podían sacar eso a colación por la verdadera razón por la que él no podía trabajar con otros… no querían revelar la habilidad especial de Alus.

Berwick miró por encima de la habitación. Todavía necesitaban un empujón para que los demás estuvieran de acuerdo, pero el flujo definitivamente estaba a favor de Alpha.

La sugerencia que Berwick necesitaba para asegurarse de que todos estuvieran de acuerdo salió directamente de la boca de Cicelnia. “Entonces digamos que mientras reunimos a los otros Maestros Mágicos en Balmes, Alpha envía a Alus y Lettie hacia el Devorador como un grupo de exploración. Investigarán su fuerza y si concluyen que pueden derribarlo, cambiarán su misión de reconocimiento a eliminación. Estoy segura de que Alus podrá escapar en el peor de los casos. Y la información que traigan será utilizada por los otros Únicos para interceptar al Devorador. ¿Eso estaría bien?” Añadió al final, como diciendo que se había comprometido hasta ese punto.

Para todos estaba claro que esto era solo falacia. Había una posibilidad muy alta de que con la fuerza de Alus ellos ‘concluyeran’ que el Devorador podría ser eliminado al entrar en contacto. Pero si estaban de acuerdo, las otras naciones no se verían presionadas a asumir la responsabilidad.

Incluso sin eso, los otros oficiales no querrían nada más que Alpha eliminara al Devorador por su cuenta. Arriesgar sus propios Únicos era una tontería. Pero, por otro lado, también sería una tontería reprimirse si algo sucediera. No tenía sentido mantener la fuerza en reserva si el mundo estaba condenado.

Los gobernantes y altos funcionarios de las distintas naciones estaban atrapados entre la espada y la pared, ya que sus dos opciones estaban en conflicto. Todavía les faltaba información para declarar una opción mejor que la otra. Las naciones que no tuvieran presentes a sus Gobernadores Generales simplemente tendrían que estar de acuerdo con la opinión de la mayoría.

En otras palabras, solo una persona tenía la llave. Aparte de Cicelnia y Berwick, todos miraron a Alus, preguntándose qué tan fuerte era realmente el chico, para ellos todavía era un niño. Esa había sido una de las principales razones por las que, en primer lugar, habían venido a Iblis. Habían venido de todas partes solo para vislumbrar el poder de Alus en el torneo.

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A diferencia de los Dígitos Dobles e inferiores, el rango de un Único representa una diferencia en la fuerza. No había un rango más alto que el No. 1, razón por la cual querían ver su fuerza con sus propios ojos. ¿Estaba en una liga propia incluso comparado con el No. 2 del ranking, o la diferencia no era tan grande?

Al ver que tenían estos pensamientos, ya tenían esperanzas para el futuro. Los presentes en la conferencia de gobernantes el otro día, así como los funcionarios, habían oído hablar de la demostración de fuerza de Alus contra Galgnis de Halcapdia.

Y las palabras del gobernador general de Alpha tenían peso, así que, si decía que Alus había eliminado a un Clase S por su cuenta, probablemente lo había hecho.

Sin mencionar que Cicelnia había arrastrado a la luz lo que Balmes mantenía oculto cuando nunca habían sospechado nada, por lo que sus capacidades eran dignas de su confianza.

Los VIP intercambiaron miradas y, finalmente, todos cerraron la boca con firmeza y asintieron con la cabeza a Cicelnia.

“Entonces supongo que todos estamos de acuerdo.”

Mientras Cicelnia sonreía triunfalmente, la otra gobernante habló sin demora un momento después. “¿Puedo decir algo sobre este asunto? Rusalca tiene a Jean. Si lo agregamos al grupo de exploración, creo que las posibilidades de éxito serían mucho mayores. ¿Qué le parece, Lady Cicelnia?”

Parecía ser una oferta hecha con buena voluntad, pero nadie conocía las verdaderas intenciones de Lithia. Según la propuesta original de Cicelnia, el grupo de exploración haría un juicio rápido en el lugar si iban a cambiar al modo de eliminación para eliminar al Devorador. Exponer al Único de su propia nación al peligro obstaculizaría todos los beneficios que la sugerencia tenía para ella.

“Agradezco la oferta, Lady Lithia. Sin embargo, como dijo el gobernador general Berwick, debemos tener en cuenta la posibilidad de que no puedan cooperar… y sin mencionar, sería una pérdida de tiempo poner a todos en el mismo nivel… así que me gustaría rechazar la oferta.”

Quizás porque Lithia la había interrumpido en el momento perfecto, o quizás porque era su rival, pero el hermoso rostro de Cicelnia se distorsionó en una clara muestra de disgusto. Todos tragaron saliva ante la repentina transformación, pero nadie se atrevió a hablar.

“¿Oh? ¿No sabías que Sir Alus y Jean han trabajado con anterioridad juntos en una operación conjunta? Como sabrá, fue un gran éxito. Entonces, ¿no estaría de acuerdo en que no hay necesidad de preocuparse por su cooperación?” Lithia dijo en un tono despectivo, echando más combustible a las llamas.

El rostro de Cicelnia estaba helado, pero sus labios se crisparon visiblemente ante los comentarios. Solo pudo evitar devolver el golpe porque vio a Jean susurrar algo al oído de Lithia. Puso énfasis a propósito en ciertas palabras, lo suficientemente alto como para que Cicelnia las oyera.

Al final, todo lo que Cicelnia necesitó para rechazar con regocijo la oferta de Lithia fue captar la palabra ‘AAR’ y parte del contexto que la rodea. “Parece que Sir Jean necesitará tiempo para prepararse para la batalla, entonces, ¿por qué no terminamos esta discusión aquí, Lady Lithia? Realmente estamos presionados por el tiempo.”

Para Alus, que seguía siendo un observador, era una vista ridícula. Desde su punto de vista, Lithia tenía algunas ideas al respecto, ya fuera por bondad o por ambición. Estaba claro que no era solo acoso por su parte.

Dicho esto, de hecho, sería inconveniente que Jean los acompañara, ya que la habilidad especial de Alus tenía que mantenerse oculta. Incluso un viejo amigo como Jean no lo sabía, y tampoco tenía necesidad de saberlo ahora. Seguramente Cicelnia también había tenido noticias de Berwick.

Mientras Alus estaba perdido en sus pensamientos, el gobernante lo estaba llamando. Mirando a Cicelnia, observo que su expresión oscura había sido reemplazada por una renovada, su boca escondida detrás de su abanico ligeramente abierto.

“Alus, te estoy nombrando el capitán de esta misión. ¿Y… al gobernador general Berwick?” Cicelnia pasó el testigo al alto oficial militar mientras el resto pasaba por su área de especialización.

“Reuniremos al escuadrón de Lettie para que sirva como base para su fuerza. Además de ellos, tenemos unas pocas docenas de Maestros Mágicos de alto rango en camino aquí como reservas.”

Alus todavía no había estado de acuerdo, pero al escuchar las palabras de Berwick, dejó escapar un suspiro exasperado. Pensó que sabían que él nunca diría que sí por nada, y había hecho planes con anticipación. El proyecto de investigación sobre el Ojo de la Providencia, el Torneo Mágico Amistoso procediendo según lo planeado, y quién sabía qué más tenían reservado si eso no hubiera sido suficiente. Aunque era cuestionable si estos eran suficientes para enfrentarse a un Devorador.

En cuanto a la investigación de Alus, cualquiera que poseyera un ojo mágico serviría. Pero cuando se trataba de alguien capaz de ayudar activamente en su investigación sin riesgo de correr desenfrenado, Rinne era probablemente la única buena opción.

Además, la investigación sobre ojos mágicos tenía una prioridad más alta que la investigación que estaba haciendo ahora. Eso era natural, considerando que estaba relacionado con su propia vida. A decir verdad, la investigación de Alus sobre su propia habilidad especial no estaba llegando a ninguna parte. Nunca se había encontrado con nadie que tuviera una habilidad especial como la suya, y no solo aquellos con ojos mágicos eran extremadamente raros, muchos de ellos eran únicos.

Alus chasqueó la lengua con tristeza ante Berwick, sin ocultar más cómo se sentía. “No te molestes, no necesito refuerzos. Tomaré algunos del escuadrón de Lettie. Y haré que la Sra. Rinne también coopere.” Esta última parte estaba dirigida a Cicelnia.

“Estoy bien con eso. Después de todo, las habilidades de detección de Rinne son las mejores de todo Alpha. Aceptaré en su nombre.”

Cicelnia mantuvo su sonrisa, como si todo estuviera dentro de las expectativas. Tal vez incluso la demostración de artes marciales mágicas había sido parte de sus planes. Si el torneo se encendiera aún más, distrayendo a la población en general del grave incidente, sería más difícil cancelarlo. No habría ningún beneficio para los ciudadanos que disfrutaban de la paz dentro de los muros, estos siempre entraban en pánico cada vez que pasaba algo, y más aún al enterarse de que se acercaba un verdadero peligro.

Además, incluso Alus se mostró reacio a arruinar la primera vez que sus alumnas subieron al gran escenario. Podrían ganar o perder, pero sería lamentable que el torneo se cancelara sin darles una oportunidad. Sin mencionar que Tesfia le había hecho una promesa a Frose, la cabeza de la familia Fable. Era en el escenario del torneo principal donde se pondría a prueba su verdadero valor y podría cumplir su promesa mostrando cuánto había crecido. Todo dependía de ella.

Aparte de las sugerencias de Cicelnia y Berwick, Alus ya estaba en una posición en la que no podía retirarse. Incluso si estaba bailando al ritmo de su melodía, al menos estaba obteniendo algo por ello.

Alus rápidamente cambió de marcha. Aunque no le importaba cuántos extraños murieran, estaba intrigado por un Devorador que podía hacer que eso sucediera.

Los gobernantes y funcionarios de las otras naciones se habían ido, y Alus estaba ahora en otra habitación del hotel que servía como cuartel general temporal, dando órdenes. “Uno no se puede mover por el Mundo Exterior con una fuerza inútilmente grande, así que vamos con los números mínimos. Partiremos en…”

Se detuvo allí y dejó escapar otro suspiro al darse cuenta de algo. Al final, no podría participar en el escenario principal del Torneo Mágico Amistoso.

Sorprendidos por sus órdenes, los comandantes de las reservas que llegaron hace poco se levantaron y hablaron. “Espera un minuto. ¿No estás subestimando demasiado la situación?”

“Tiene razón, hemos traído con nosotros una fuerza de élite. Son solo alrededor de una docena, pero utilícelos.”

Sus palabras vinieron de buena voluntad, orgullo e inquietud, pero Alus simplemente negó con la cabeza. “No gracias. No puedo traer a nadie que se interponga en el camino. Un escudo de carne puede ser útil a veces, pero depende de la situación. Francamente, no importa cuántas personas inútiles haya, simplemente morirán en vano. Tal vez los militares quieran reducir sus números, pero honestamente, ustedes son una molestia. Sin mencionar que la operación a gran escala de Balmes debería haber reducido bastante el número de Fiends de clase baja. Por lo tanto, sería más eficiente colocar personal alrededor de las líneas defensivas y explorar las áreas cercanas.”

Alus había ido directo al grano, pero los comandantes se negaron a retroceder. Buscaron a tientas por un momento ser llamados escudos de carne, pero estaban dispuestos a dar sus vidas por el bien de la humanidad.

Justo cuando Alus realmente se estaba hartando, sonó un fuerte snap repentino, y los comandantes se volvieron para mirar en esa dirección.

La responsable del sonido era Cicelnia, que rápidamente cerró el abanico. Dijo con voz digna: “He confiado este asunto por completo a Alus. ¿De verdad tienen tiempo para objetar esa decisión?”

“…”

“…”

Los comandantes guardaron silencio ante su voz, bajaron la cabeza y volvieron a sentarse.

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Cicelnia los miró, y luego al resto de la habitación, antes de asentir con satisfacción cuando vio que no había más objeciones. “Yo también cuento con usted, Lady Lettie.”

Lettie asintió con la cabeza, con una expresión inusualmente rígida.

Pensando en ello, Alus recordó que la habían llamado en medio de una misión en el frente. Ella le había hablado de su descontento con eso una vez cuando los dos estaban solos. Había estado tan cerca de completar el reclamo por el que habían trabajado tan duro, con montones de cuerpos de sus subordinados acumulándose.

Por supuesto, alejarse de eso fue mortificante. Pero en cuanto a qué tipo de sentimientos estaba escondiendo en su interior…

Alus, que ignoraba la psique femenina, no tenía forma de saberlo.

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