Heavy Object (NL)

Volumen 7

Capitulo 2: Mi trabajo es Transportar Pintura >> Batalla de Inteligencia en Oceanía

Parte 3

Después de obtener la información necesaria, garabatea un diagrama en general, dobla la nota formando un avión de papel, y lo lanza hacia Heivia.

Heivia lo revisa, introduce un enorme cuchillo militar al espacio de la puerta, y destruye el seguro con agresividad.

Quenser se oculta debajo del edificio durante una docena de segundos y después se acerca a la puerta. Se asoma al interior y ve que Heivia ya ha despejado la habitación.

“Ugh. Hay sangre por todos lados.”

“No planeo enviar esta imagen a las salas de estar de la gente. Más importante, es hora de ponerse a trabajar, Quenser,” dice Heivia mientras cambia el cartucho de su pistola.

La habitación prefabricada tiene mesas alineadas caóticamente dentro de sí. Varias piezas de equipo electrónico se encuentran encima, pero sólo hay dos que obviamente son computadoras. Lo demás seguramente sea equipo de audio antiguo y equipo fantasma que los entusiastas de radio buscarían dentro de un distrito de electrónicos.

“Ahh, ahh. Todo está empapado. Están cubiertos con tanto color rojo que no puedo leer las pantallas.”

“No te quejes, estudiante. Me esforcé bastante para evitar que mis balas destruyeran la maquinaria.”

Quenser ignora el equipo de radio especializado y se acerca a una de las computadoras. El Reino de la Legitimidad le entregó un chip del tamaño de una estampilla con el virus dentro. Una vez que infecte el sistema, su trabajo habrá terminado.

“¿Huh? ¿Cuál es la tecla Shift d esta cosa? ¿Esta es Esc, cierto?”

“Es una máquina de las Corporaciones Capitalistas. No será exactamente igual.”

“Pero si tiene espacios para chips, ¿cierto?”

Los dos idiotas intercambian una mirada y miran frenéticamente el contorno de la computadora. Afortunadamente, el tipo de media usado aquí parece ser común entre los sistemas. Hay una pequeña ranura para insertar el chip del tamaño de una estampilla.

“¿Hey, Quenser, en verdad puedes hackear?”

“Si pudiera, estaría trabajando en algo con mejor paga. Solamente tengo que dejarle todo el trabajo al programa.”

Mientras habla tranquilamente, Quenser utiliza el teclado poco conocido de las Corporaciones Capitalistas.

“Veamos… Si sólo necesito insertar el chip en modo normal, será rechazado, así que ignoraré esto. Necesito reiniciar, presionar la tecla de funciones para desplegar la pantalla de BIOS, y cambiar la prioridad de inicio para que se encienda en los medios externos.”

“¿Hey, cuánto tiempo llevará? Descubrirán a los soldados muertos por la falta de reportes periódicos. Necesitamos alistarnos para irnos.”

“Espera, espera. ¡Sólo necesito reiniciar otra vez! ¡¡Muy bien, ya está!! El virus ha comenzado a sobrescribir el sistema antes de que la seguridad militar pueda detectarlo. ¡Ahora podemos dejarlo!”

Después de ver el destello de la luz de acceso moviéndose del chip del tamaño de una estampilla al disco duro, Quenser retira el chip de la ranura.

Se acerca a Heivia, quien ha entreabierto la puerta para revisar el exterior. “Ahora sólo necesitamos irnos. ¿Cuál será nuestra ruta de escape?”

“No podemos simplemente salir caminando.”

Quenser y Heivia lograron evadir a los guardias arrastrándose debajo de una fila de camiones militares, pero todos excepto dos de esos camiones se han ido. No pueden usar esa misma ruta.

“¿Entonces qué hacemos?”

“Subamos a la parte trasera de uno de los camiones que quedan. Dudo que vayan a quedarse ahí toda la noche.”

Tan pronto como termina de hablar, Heivia se agacha y corre hacia la parte posterior del camión cubierta por un toldo. Quenser lo sigue y Heivia lo sube al camión.

La mitad del camión está lleno con cajas de madera, pero no tienen los signos de advertencia sobre inflamabilidad o cuidado que suelen tener las cajas con armamentos.

“¡Maldición! ¡Son bananas y leche! ¿¡Acaso prepararán un desayuno delicioso y nutritivo!?”

“¿Debería ir con el consejero de la base si esa combinación me suena un poco sucia?”

Los dos idiotas abren una de las cajas y apagan su sed con un poco de la leche que hay dentro de los contenedores refrigerados.

Entonces esperan.

Unos pasos se acercan al camión militar. Unos hacia el asiento del conductor y dos o tres hacia la parte posterior. Heivia se oculta detrás de las cajas y usa su cuchillo para atacarlos silenciosamente cuando han subido por completo al camión.

Después de asegurarse que todos están muertos, Quenser se acerca a la parte frontal del camión. Golpea dos veces el panel metálico dividiendo el compartimiento del conductor con la parte posterior.

El conductor lo malinterpreta por una señal de que todos los soldados están a bordo, así que arranca rápidamente.

“Necesitamos tener una seria discusión acerca de nuestro sueldo. Definitivamente hay algo malo si tú ganas lo mismo que yo.”

“Si tienes alguna queja, ve y háblalo con la gente que nos paga.”

Es en ese momento cuando escuchan un golpe extraño en la parte posterior del camión. “¿¡…!?”

“¡¡…!!”

Quenser toma una postura defensiva inmediatamente pero es incapaz de hacer mucho más que eso. Heivia usa un brazo y una pierna para derribar a Quenser al suelo y usa su otra mano para sacar su pistola militar. Ha visto movimiento detrás de una de las cajas de madera. Quienquiera que sea debe pensar que la caja no funcionará como protección porque se mueve rápidamente para eliminar a Heivia.

Los dos apuntan sus armas hacia el otro a una distancia menor a un metro, pero entonces ambos dejan de moverse.

Heivia frunce el ceño.

“¿Qué? ¿Acaso es una pistola del Reino de la Legitimidad?”

“¿No eres de las Corporaciones Capitalistas?”

La persona que murmura ese comentario confuso y se mueve desde detrás de la caja (sin bajar su arma) es una chica rubia un poco mayor a Quenser.

Su uniforme tiene un diseño de camuflaje un poco distinto al suyo, pero es el formato del Reino de la Legitimidad.

El uniforme tiene un emblema poco conocido bordado en el hombro. Mientras permanece tendido en el suelo sin más opciones, Quenser habla.

“Ahora que lo pienso, ¿qué no había un equipo de la división de inteligencia que salió antes que nosotros y desapareció?”

***

Ha pasado suficiente tiempo y seguramente el grupo de la barricada móvil ya se ha percatado de los soldados muertos. Sin embargo, el camión militar en el que van Quenser y los demás ya se ha alejado del área.

Después de que Heivia decidiera que ya se habían alejado lo suficiente, dispara unas cuantas veces hacia el asiento del conductor.

El camión se derrapa inmediatamente hacia el costado y choca contra una duna de arena.

Heivia baja de la parte posterior del camión, abre la puerta del conductor por la fuerza, y deja el cuerpo en la arena.

La mujer rubia revisa el cuerpo buscando municiones, raciones y cosas similares.

“Mi nombre es Lisa Deauville. Mi rango es segunda teniente. Apreciaría que me ayudaran en resolver el error de mi equipo.”

“Me impresiona que haya logrado escapar. ¿Qué hay de los demás?”

“No fueron tan afortunados,” responde la soldado del equipo de la división de inteligencia llamada Lisa.

Quenser no intenta preguntar más detalles. Hay personas en la base de mantenimiento que deben hacer eso. Ahora mismo, necesita alegrarse de que al menos una de ellos logró sobrevivir.

Señala hacia el camión con su pulgar.

“Nuestro vehículo se encuentra a unos diez kilómetros delante. Nos dirigiremos ahí, cambiaremos vehículos, y regresaremos a la base de mantenimiento.”

“Estoy seguro que a mí me tocará manejar. ¡Hey, Quenser! Te sentarás en el asiento del pasajero para guiar. No permitiré que tomes ventaja coqueteando sólo porque eres un inútil.”

Después de sentarse en el lugar del conductor, Heivia opera la palanca de velocidades y libera el camión de la duna de arena contra la que chocó. Antes de que el camión se detenga por completo, Quenser se acerca al lado del pasajero, abre la puerta y sube.

Y entonces Lisa la chica rubia también ocupa el lugar del pasajero sentándose sobre el regazo de Quenser.

En ese momento, Heivia saca su cuchillo militar. “¡¡Quenserrrrrr!!”

“¡¡Pregúntale a ella qué está sucediendo, no a mí!! (Aunque no negaré que esto me gusta).”

Incluso a través del grueso uniforme militar, Quenser puede sentir la suavidad única y calidez de una mujer.

Lisa, sin embargo, no parece mostrar señales de molestia por la situación.

“Solamente hay dos asientos aquí y no puedo apoyarlos desde la parte trasera del camión. Si me sentara en el lugar del conductor, estorbaría, así que el único lugar posible para mí es el asiento del pasajero.”

“¡¡Quenser, cambia el lugar conmigo!! ¿No tienes licencia? No hay nada más que desierto hasta donde la vista alcanza. Sólo tienes que pisar el acelerador y girar el volante. ¡¡Cualquiera puede hacer eso!!”

De cualquier forma pueden ser localizados con sensores de alta tecnología, pero aún así no tienen las agallas para conducir por el desierto nocturno con las luces encendidas.

Pero como se mencionó antes, el desierto no es plano. Hay dunas de arena con diferencia en altura de varios metros. Tal vez sea similar a detener el tiempo y conducir sobre un océano en una tormenta.

Así que…

“Ohh, ohhhhh, ohh. E-este es un camino muy irregular. Hey, chico. Deja de retorcerte debajo de mí. ¿Y por qué algo ha estado presionándose contra mi trasero durante un rato?”

“¡No subestime la adolescencia, cadete oficial! Podemos pasar el tiempo esperando por un elevador charlando sobre árboles que parezcan cintura de mujer. ¡¡Necesita estar preparada para este tipo de cosas antes de decidir sentarse en mi regazo!!”

“¡¡Al menos miren el mapa, idiotas!! ¡Están irritándome! ¿¡Acaso quieren ahuyentar a todos llenando de lágrimas y mocos el rostro de Heivia el noble súper genio, apuesto, rico y atlético que se infiltra a territorio enemigo, rescata rehenes, o hace cualquier cosa que necesites!? ¿¡Acaso eso es lo que quieren!?”

Sin embargo, hay algunas cosas que a las que no se puede renunciar incluso después de escuchar una súplica tan desesperada.

Quenser tiene la misma sensación de alguien negándose a entregar el poco helado restante al fondo del cono, así que comienza a reflexionar en sacar un explosivo plástico Hand Axe para evitar que Heivia cambie el lugar con él. También teme la posibilidad de que Lisa se siente en el lugar del conductor. Si eso sucediera, él se mordería su propia lengua.

“¿Huh? Espera, Heivia. Necesitamos contactar a la base de mantenimiento y la princesa para decirles que hemos inyectado el virus y cuál es nuestra ruta de escape. Una vez que tengamos el control de las barricadas móviles, el Baby Magnum podrá comenzar su ataque y necesitamos asegurarnos de que este camión no sea destruido en el proceso.”

“¡¡No seas estúpido!! ¡Tan pronto como el virus cobró efecto, envió un mensaje del servidor enemigo a nuestra división de simulación electrónica! ¡Además! ¡¡Mis dos manos están ocupadas conduciendo!!¡¡Si necesitas algo, hazlo tú mismo!!”

De cualquier forma, necesitan dar el reporte. Hay ocho puntos de las barricadas móviles. Se llevó a cabo una peligrosa misión de infiltración en cada una. Si reportan su éxito, los demás equipos podrán abandonar su peligrosa misión e irse. Él duda que sucediera, pero si otro equipo logró infectar el sistema al mismo tiempo (o un poco después), Quenser no quisiera que ellos hicieran el primer reporte y se llevaran todo el crédito.

Así que Quenser intenta tomar la radio. “¿Huh? Maldición, no puedo alcanzarla.”

“Por supuesto que no. Tus brazos están envolviéndome como si fuera equipaje. ¿Necesitas una radio? Puedes usar la que está en mi bolsillo. Está en el bolsillo del pecho.”

“Ngh… ¿Así que en tu pecho? …¿Es esto? ¿Huh? Es increíblemente suave…”

“¡Detente! ¿Por qué estás tocando mi-…? ¡No, no me hagas decirlo!”

“¿Por qué este camión no puede dividirse por en medio y dejar una bicicleta sólo para mí?” se queja Heivia en el asiento del conductor.

Después de algunas dificultades y algunos gritos ocasionales de Lisa, Quenser finalmente logra retirar la radio de su uniforme.

La sujeta frente a ella, coloca la frecuencia, e introduce la clave de encriptación. Una vez que asegura la banda ancha para misiones, se acerca la radio a la boca mientras su rostro se encuentra cubierto por el cabello rubio cayendo por la espalda de Lisa.

“Aquí el Equipo A. Misión cumplida. El virus ha infectado el sistema. Nosotros estamos, um…”

“Somos el camión de 8 toneladas Steel Father de las Corporaciones Capitalistas avanzando por la ruta 32 sin luces encendidas. Diles que se aseguren de no atacarnos con el Object,” dice Heivia irritado.

Quenser comienza a repetir la información. “Um, somos el camión d-…”

Pero otra transmisión lo interrumpe. Proviene de uno de los equipos infiltrándose a otra de las instalaciones de la barricada móvil.

“¡Esto es terrible! ¿¡Cuartel General, pueden oírme!?¡¡Por favor contesten!!”

“Equipo F, aquí el Cuartel general. Podemos escucharte bien. Si hay algún problema, se encuentra en tu habilidad para hablar. Dicho de otra forma: tranquilízate.”

“¿¡Cómo se supone que me tranquilice!? ¿¡Qué demonios está pasando!?”

Quenser y Heivia intercambian una mirada. Lisa estira la mano desde el regazo de Quenser y usa una mano para señalar a Heivia que no aparte la vista del camino.

(¿Acaso uno de los equipos cometió un error y fueron descubiertos?)

El virus ya ha sido inyectado en la red militar de las Corporaciones Capitalistas. No hay más razones para continuar con la misión de infiltración. Quenser ajusta el agarre sobre la radio para asegurarse de que no hayan muerto sin razón.

Pero entonces se detiene.

El Equipo F continúa su reporte desde otro punto de las barricadas móviles.

“Encontramos al equipo de la división de inteligencia desaparecido. ¡Los contamos, y están todos aquí!¡¡Todos están muertos!! Malditos. Reunieron a todos los soldados capturados en un lugar y los ‘prepararon’. ¡¡Ignoraron todo tratado de guerra y torturaron a los prisioneros!!”

Quenser siente un escalofrío recorrer su espalda.

Siente como si acabara de descubrir que el lindo gatito sobre su regazo es una extraña bestia carnívora. Heivia pisa los frenos tan fuerte como puede.

Mientras el camión se detiene repentinamente como si se hubiera atorado en algo, Heivia saca su arma.

Pero antes de poder apuntar, Lisa ya ha presionado con precisión su propia pistola contra la sien del chico.

A diferencia de Quenser y Heivia, ella no está fija en su sitio al no llevar cinturón de seguridad y el freno repentino bien pudo haberla lanzado por parabrisas, pero aún así se mueve rápidamente.

“¿Quién demonios eres?” grita Heivia casi desconcertado.

Lisa obviamente es más habilidosa. Heivia debe haberlo sentido porque comienza a sudar.

Lisa no parece mostrar señales de preocuparse sobre Quenser quien se encuentra atrapado bajo su trasero. Debe pensar que puede contrarrestar cualquier movimiento que él haga.

“Ese reporte decía que el Equipo F encontró los cuerpos del equipo de la división de inteligencia. Dijeron que los contaron. ¿¡Entonces quién diablos eres!?”

“Soy soldado del Reino de la Legitimidad. No mentí cuando les dije mi nombre y rango.”

“¡Hah! ¿Hablas en serio? Si fueras tan inocente, no hubieras fingido ser quien pensamos que eras.¿¡Había algo que no querías que nosotros supiéramos, cierto!?”

“Incluso si revisaran la base de datos militar, no encontrarían ninguna información sobre mí. ¡Ese es el tipo de unidad al que pertenecía! Si nos hubiéramos quedado ahí, hubiéramos sido descubiertos por las Corporaciones Capitalistas y la Alianza de la Información que protegían esa barrera móvil. ¡¡Pensaba decirles la verdad una vez que estuviéramos a salvo!!”

“¿¡Sí!? ¿¡Y cuál es esa verdad!?”

“Yo… ¡¡Mi unidad fue…!!”

Lisa – o la chica rubia usando ese nombre—comienza a temblar mientras empieza a hablar. Pero entonces un gigantesco proyectil cae cerca del camión.

Cae a la izquierda desde la perspectiva de Quenser. Son alcanzados por un impacto tremendo.

Quenser piensa que el vidrio reforzado en la puerta se destrozará instantáneamente, pero toda la puerta se separa. El pesado camión militar es una masa de metal protegida por equipo antibalas, pero el vehículo entero se eleva por el aire. Sin exagerar, gira horizontalmente en el aire dos veces. Cae sobre los neumáticos, pero su velocidad provoca que se voltee a un costado.

“¿¡Gh…bh!?”

“Quenser no puede respirar ya que prácticamente está colgado de su cinturón de seguridad. Pero no está estrangulando su cuello. El dolor proviene de la presión en sus costillas y pulmones.

“¿Qué…demonios?”

Quenser escucha el fuerte sonido de algo quebrándose. Una vez que concentra su visión inestable, ve a Lisa Deauville rompiendo el parabrisas. Dobla su flexible cuerpo, pasa a través del agujero, y escapa por el desierto nocturno.

“¡¡Re…regresa!!”

Heivia quiebra el parabrisas y también sale. Quenser es dejado atrás, batallando con su cinturón de seguridad.

“Maldición… ¿¡Qué diablos fue lo que pasó!?”

Debido al inusual peso sobre él, el cinturón no se desabrocha incluso después de que el chico presione el botón. Busca en su uniforme y saca el kit de supervivencia. Dentro hay un pequeño cuchillo de cocina.

(Eso fue una explosión de proyectil… ¿Un proyectil? No estaba apuntando contra el camión, pero dudo que haya algún otro objetivo en este desierto vacío. ¿Entonces fue una bala perdida? ¿¡Pero de quién!? Espera… ¡¡No puede ser!!)

El chico recibe una respuesta casi inmediatamente.