Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 17

Capítulo 5: El Acontecimiento De La Santa

Parte 1

Pasó algún tiempo, y pronto llegó el momento de que Rio y los demás partieran del Reino de Karasuki hacia la región de Strahl una vez más.

A lo lejos, en la región de Strahl, cinco personas caminaban por la capital comercial del Reino de Galarc, Amande, donde se encuentra la sede del Gremio Ricca. Todos iban vestidos con ropa de viaje; una de ellas era la Santa Erica, que había visitado el castillo de Proxia sola el otro día.

“Este es Amande. Parece una ciudad bastante bulliciosa”.

Erica miró el paisaje urbano a su alrededor, impresionada por lo que vio. Las expresiones de la gente con la que pasaba eran enérgicas y animadas, y los numerosos soldados que patrullaban significaban que el orden público en la ciudad también era bueno. O las calles estaban bien mantenidas o los vecinos eran muy conscientes de las apariencias, ya que no había basura en las calles ni olores extraños provenientes de los callejones, haciendo que la ciudad pareciera bastante hermosa.

“Los rostros de la gente son brillantes, aunque no tanto como los de nuestra nación. La dama noble que se rumorea que gobierna esta ciudad debe ser bastante buena en su trabajo, Lady Erica,” le dijo la espadachina que acompañaba a Erica. Los demás a su alrededor también dieron su aprobación a Amande con una agradable sorpresa.

Sin embargo, ninguno de ellos estaba dispuesto a dar marcha atrás en su postura de que su recién establecida patria era mejor. Parte de la razón fue por su orgullo, pero la principal razón fue porque adoraban a Erica como su santa. Como personas que fueron guiadas por la Santa Erica, sus vidas fueron naturalmente mejores; esto era algo en lo que creían sin ninguna duda.

Los cuatro que acompañaban a Erica eran seguidores voluntarios, aquí para protegerla como una guardia de élite. Entre ellos estaban los que nacieron como nobleza, personas que habían servido al reino original que Erica destruyó, que se convirtieron religiosamente después de ser guiados por los numerosos milagros y enseñanzas de Erica.

“No dudo que nuestra gente tampoco esté viviendo mejor. Sin embargo, esto no es solo el trabajo de un buen gobierno. Hemos viajado por muchas ciudades, pero ¿alguna vez se ha desarrollado una? Deberíamos referirnos a esta ciudad para el desarrollo de nuestra propia nación, ¿no crees?” Dijo Erica, corrigiendo el error que habían cometido sus seguidores.

“Por supuesto…”

“Si pudiéramos reproducir esta espléndida ciudad en nuestra propia nación…”

“Deberíamos hablar con la persona que desarrolló esta ciudad”.

Los seguidores no lo negaron. Siempre creyeron que las palabras del santo eran verdaderas, y todo lo que decían siempre se basaba en esta premisa. Erica los ignoró.

El estándar de esta ciudad está muy por encima del promedio de una ciudad de Strahl. No hay forma de que se haya desarrollado tanto sin la guía de alguien. Lo único que pensé que valía la pena usar era el Gremio Ricca y el título de su directora, pero… Liselotte Cretia, ¿eh? Se ha despertado mi interés.

Descubrió que tenía un interés personal en Liselotte, la gobernadora de Amande y presidenta del Gremio Ricca. Su boca se torció.

“¡Oigan, lindas damas aventureras… y la linda dama de cabello negro de allí!”

El dueño de un puesto llamó al grupo de Erica. Su ropa de viaje parecía haberle hecho asumir que eran aventureros.

“… ¿Yo?” Erica se señaló a sí misma. Las personas de cabello negro eran extremadamente raras en la región de Strahl. Su atención fue captada por la palabra ‘de pelo negro’, Erica miró alrededor del área en busca de alguien más que se ajustara a ese criterio, pero solo estaba ella. Calculando que el hombre estaba vendiendo su producto de puesto, Erica miró hacia otro lado con desinterés.

“¿Qué tal un poco de la famosa sopa de pasta de Amande?”

“¿Pasta, dices…? El producto que está vendiendo es… Hmm”. Erica pareció pensar algo después de escuchar al dueño del puesto pronunciar “pasta” y miró los ingredientes detrás del mostrador. Sus ojos se abrieron cuando vio los fideos secos en forma de varilla e inmediatamente se detuvo a pensar.

“Vendo pasta para sopa aquí. ¡Ja, ja, apuesto a que esta es la primera vez que ves pasta!”

“Ese no es el caso, pero… Pasta, hmm. Si no le importa, ¿podría mostrarme la forma en que lo dice con más claridad?”

La atención de Erica seguía centrada en el sonido de la palabra “pasta”. Fijó su mirada en los labios del hombre para confirmar la palabra que estaba diciendo.

“¿S-Seguro? ¿P-Pasta?” Bajo su mirada atenta, el dueño del puesto repitió el nombre del producto confundida.

“Y solo para confirmar, ¿así es como se dice pasta…?”

Erica mantuvo los fideos secos en el puesto a su vista mientras miraba la boca del hombre y confirmaba el hecho una vez más.

“S-Sí. ¿Cuál es el problema? Eres bonita, pero eres rara, señorita”. La confusión del hombre solo aumentó con las preguntas repetidas y la mirada fija de Erica en su boca.

“Perdón por mi rudeza… Solo tenía un poco de curiosidad. ¿Puedo tener una orden de pasta para sopa? Es casi la hora del almuerzo, así que también podemos comer aquí. Por favor, haz una ración para todos”. Erica sonrió cálidamente para aliviar la precaución del hombre. “C-Claro. ¡Ya viene!” El hombre asintió, ligeramente sorprendido.

“¿Puedo verte hacerlo también?”

“Sí, adelante”.

“Muchísimas gracias.” Erica pasó junto al mostrador del puesto y miró todos los utensilios de cocina al lado del dueño del puesto. Luego fijó su mirada en los fideos secos una vez más.

“Por cierto, usted llamó antes a esta ‘pasta famosa’ de Amande. ¿Quién fue el que inventó esto?” le preguntó al dueño.

“¿Mmm? Oh, este ingrediente fue inventado por la gobernadora de Amande y presidenta del Gremio Ricca, Lady Liselotte Cretia. Comenzó a venderse en Amande hace varios años y ahora es un alimento básico tan común como el pan en esta ciudad. Los reinos vecinos también han comenzado a usar más este ingrediente”, respondió orgulloso el dueño del puesto.

“Ya veo. Hace solo unos años, eh…”

“¿Qué ocurre? Pareces extrañamente complacida”. Los ojos del dueño del puesto se abrieron un poco, mirando el rostro de Erica.

“Nada. Me alegro de haber hecho el viaje a esta ciudad. Gracias a eso, estoy a punto de ser bendecida con una muy buena reunión”, dijo Erica, las comisuras de su boca se alzaron en una sonrisa.

***

Aproximadamente una hora después, dentro de una oficina en el edificio del gobernador de Amande…

“Dime, Aria… ¿No hay una cantidad extrañamente grande de papeleo hoy?” Liselotte acababa de terminar su almuerzo y se sentó en su oficina para trabajar, cuando su expresión se crispó ante la montaña de papeleo en su escritorio.

“Son documentos para el inicio de la producción en masa de los productos de jabón que diseñó Sir Amakawa. Estamos deteniendo la producción de los productos de jabón actuales del Gremio y expandiendo las operaciones, por lo que los documentos se acumularon”, respondió Aria sin problemas, después de haber hojeado el papeleo con anticipación. Estaban descartando la antigua línea de producción y comenzando desde cero, por lo que todo, desde el empleo continuo de los antiguos trabajadores hasta los cálculos de costos de los nuevos empleados, tuvo que ser revisado.

“Ah, ya veo. No sé si estar feliz o triste…” Liselotte se río entre dientes con una sonrisa forzada. Debido a que dudaba ante la pila de papeles, estaba teniendo problemas para empezar.

“Ríndete y comienza tu trabajo ya”.

“Yo-yo sé…” Ante el suspiro de Aria, Liselotte hizo un puchero lindo. Normalmente actuaba con madurez, por lo que no era un gesto que mostraría ante los demás, pero cuando estaba frente a Aria mostraba expresiones infantiles apropiadas para su edad.

“Vamos a limpiar esto”. Dicho esto, Liselotte finalmente alcanzó la montaña de papeles. Fue en ese momento cuando alguien llamó a la puerta.

“Adelante.” Liselotte miró hacia la puerta y le dio permiso a quien fuera para que entrara. Era la asistente en formación más nueva, Chloe.

“Ha llegado una visitante sin cita previa, diciendo que quiere visitar a la directora del Gremio Ricca. Ella está en la puerta del distrito noble en este momento, y… nunca había oído hablar de ella antes, pero dice que es la Santa Erica”.

Hubo bastantes grandes figuras a lo largo de la historia a las que se hace referencia como santos, pero cuando se trata de los vivos en la actualidad, ese número se redujo significativamente. Si una persona desconocida era un santo autoproclamado, era casi seguro que sería una mentira.

Liselotte le había ordenado a Chloe que siempre informara sobre cualquier visitante que llegara, pero las palabras: “Hay una dama sospechosa aquí que se hace llamar santa. ¿Qué vas a hacer?” estaban escritas en su rostro con tinta invisible. Mientras tanto…

“Santa Erica… No es eso…”

Creo que es el nombre de la persona que incitó al pueblo de una pequeña nación vasalla del Imperio de Proxia a la revolución no hace mucho tiempo. Liselotte y Aria reconocieron el nombre.

“¿Podría ser la misma persona? Si es así, ¿quiere el Reino de Galarc de su lado después de convertirse en enemigo del Imperio de Proxia? Pero entonces, ¿por qué vendría a Amande en lugar de a la capital…?” Liselotte ladeó la cabeza, considerando las posibilidades.

“Podría ser otra persona que haya confundido el Gremio Ricca con una organización benéfica”, dijo Aria. De hecho, esa era la posibilidad más probable.

“Hmm, pero ¿no te da un poco de curiosidad?” Dijo Liselotte, colocando el papel en su mano de nuevo sobre la pila en su escritorio.

“Incluso si escapas de la realidad, el trabajo no irá a ninguna parte…”

“E-Esto también es trabajo. Sí, trabaja. ¡Recopilación de información! ¡La información es el sustento tanto de los comerciantes como de los nobles! ¡Es mejor ver esto por mí mismo que escuchar rumores!” Liselotte dijo, como para convencerse a sí misma, luego se puso de pie.

“Trátala como a cualquier visitante primerizo y muéstrale la propiedad, Chloe”, le ordenó.

“Comprendido.” Chloe hizo una reverencia y salió de la habitación.

“Como de costumbre, estarás presente conmigo. Trátelo como un almuerzo prolongado”.

“Como desees.” Aria asintió con resignación con una sonrisa en su rostro.

***

Y así, aproximadamente media hora después…

Con Aria como guardia, Liselotte entró en la sala de reuniones del edificio del gobernador de Amande. Sentada en el sofá dentro de la habitación estaba Erica.

Cuando Liselotte entró en la habitación y la vio por primera vez, se congeló por un momento para tragar el aliento.

Ella es japonesa, ¿verdad…? No importa cómo lo mires…

Los rasgos faciales de Erica eran claramente los de una persona japonesa. Llevaba un vestido que definitivamente sería descartado como cosplay en Japón. Era un diseño normal para aquellos en posiciones sagradas en este mundo, pero tuvo un gran impacto en Liselotte, quien tenía recuerdos de su vida en Japón… Especialmente porque venía de una santa autoproclamada.

Entonces este es la santa que destruyó un reino… ¿El sexto héroe? No ha habido información sobre ella hasta ahora… Fue la decisión correcta conocerla.

Ya que ella estaba haciendo todo lo posible para hacer contacto, debe haber algo que quería discutir con Liselotte. Quizás ella también podría sacarle alguna información útil. Debido a que estas cosas podían suceder, no ignoraba a los visitantes sin citas. Esa era la forma de hacer las cosas de Liselotte.

“¿Ocurre algo? Me echaste un vistazo a la cara y parecías sorprendida… Eres Liselotte, ¿verdad?”

Erica se puso de pie en silencio cuando Liselotte entró y se inclinó de manera educada. Miró el rostro de Liselotte con una risita y preguntó qué le pasaba.

“No, no es nada… Debes ser Santa Erica. Como dijiste, soy la presidenta del Gremio Ricca, Liselotte Cretia. También soy la gobernadora de esta ciudad”.

“Un placer conocerte. Soy Erica. Me preocupaba que mi título de santa sonara demasiado sombrío para que me conocieras, así que me complace poder conocerte”, dijo Erica, bromeando sobre cómo pensaba que su propio título también era sospechoso.

“De hecho, he escuchado tu nombre antes, así que quería conocerte yo misma. Por favor, siéntese”, dijo Liselotte, sentándose frente a Erica.

“¿Por qué, en serio? ¿Has oído hablar de mí?” Erica tenía una sonrisa falsa de alegría en su rostro mientras se sentaba.

“Escuché un rumor en el viento no hace mucho. Se produjo una revuelta en un pequeño reino, que dio origen a una nueva nación en desarrollo. La persona que dirigía a la gente en ese momento se llamaba Santa Erica, creo”.

Esa eres tú, ¿no? Liselotte miró a Erica como para insinuar eso.

“Oh, ¿es así? Me sorprende que la información viaje tan rápido en un mundo como este. Sí, soy Erica”.

“Ya veo…”

Confesó la verdad tan fácilmente que Liselotte perdió el equilibrio por un momento. El reino que cayó era una nación menor sin importancia ubicada en la frontera remota, por lo que no había atraído mucha atención. Pero no esperaba que Erica reconociera que llevó a una nación a la ruina tan fácilmente. Admitirlo podría resultar en que se la considere un riesgo para la seguridad.

“¿Estabas en guardia porque pensabas que yo era quien conducía un reino a la destrucción?” Erica preguntó en broma, habiendo visto a través de Liselotte.

Liselotte respondió después de una breve pausa. “Si juzgara las cosas centrándome únicamente en los aspectos negativos de los resultados, ese sería el caso. Sin embargo, hay razones detrás de todo lo que sucede. No podré dar una evaluación adecuada sin considerar tanto el proceso como los resultados”.

“Oh, qué vista tan maravillosa tienes”. Erica río elegantemente.

“Para nada… Entonces, ¿por qué querías conocerme hoy?”

“Veo que tienes interés en mí. Eso me hace muy feliz. Y lo mismo me pasa a mí también. Me interesé en el Gremio Ricca que ganó tanta fama en nuestra nación y en ti personalmente. Vine aquí porque quería conocerte”.

“¿Entonces viniste a verme por curiosidad?” Liselotte preguntó indirectamente si estaba aquí solo para conocerla y no para ningún otro objetivo.

“Conocerte no es mi único objetivo, por supuesto. Quería reclutarme”.

“¿Reclutarme?” Liselotte pareció confundida ante la inesperada respuesta.

“Sí. Me encantaría que se mudara a nuestra nación y prestara su fuerza para desarrollarla. Justo como lo hiciste con Amande aquí”, dijo Erica, comenzando con un tema completamente errático.

Liselotte era la hija del Conde Cretia, el principal noble del Reino de Galarc, y también era la presidenta del Gremio de Ricca. Pedirle que se mude a una nación remota y desconocida normalmente sería impensable. De hecho, era tan absurdo que su invitación sonaba como una broma… Pero Erica no parecía estar bromeando.

“Soy un noble del Reino de Galarc. No puedo hacer tal cosa”, dijo Liselotte con una mirada seria.

“Oh querida. Entonces, ¿qué tengo que hacer para que lo aceptes?” Erica no parecía darse cuenta de lo ridícula que era su petición; sus preguntas estaban redactadas bajo el supuesto de que Liselotte podía estar convencida.

Es difícil decir qué tan seria es… De un vistazo, tiene una sonrisa educada, pero…

Se sentía como si estuviera hablando con alguien que llevaba una máscara. Ser invitada a algo tan tremendo inmediatamente después de la reunión hizo que Liselotte se sintiera cautelosa con Erica.

“Una cosa sería visitar temporalmente reinos con los que tenemos relaciones amistosas, pero ¿pensaste que un noble podría aceptar una invitación de una nación desconocida tan fácilmente? Pedirme que migre es igual a pedirme que abandone mi país. En el peor de los casos, sería visto como una incitación a una pelea con mi patria”, dijo Liselotte, enfatizando su fuerte desaprobación de la situación. La invitación de Erica era pedirle que traicionara a su tierra natal.

Fue en este momento que Erica finalmente frunció el ceño. “Entonces, el obstáculo es su país, está diciendo. Eres un noble del Reino de Galarc, por lo que no puedes mudarte a otro”.

“Incluso si no fuera un noble, no puedo pensar en una razón para mudarme a tu nación. Amo este país y estoy orgullosa de esta ciudad que gobierno”.

“Ya veo. Sin embargo, la realeza y la nobleza gobiernan al pueblo como clase privilegiada. ¿No crees que esto podría crear una cadena de infortunios?”

“¿De qué estás hablando ahora de repente…?” La pregunta de Erica era demasiado arriesgada para tomarla como humor negro, por lo que Liselotte la interrogó con una expresión inquisitiva.

“Estoy diciendo que la realeza y la nobleza solo se interponen en el camino del desarrollo del mundo”.

“Yo también soy parte de la realeza y la clase noble…”

Liselotte frunció el ceño al escuchar esas cosas en su cara. Estaba a punto de sentirse harta de esta conversación.

“Sin embargo, cuando te mudes a nuestra nación, descartarás tu rango de nobleza. Como no tenemos realeza ni nobleza en nuestro país”, dijo Erica, como si la conclusión ya estuviera fijada. Liselotte tenía mucha experiencia hablando con personas que tenían su propia conclusión decidida sin intención de escuchar, pero Erica los superó a todos por mucho.

“Y digo que no tengo ninguna intención de migrar…”

La conversación no encajaba bien, lo que hizo que Liselotte agregara más emoción detrás de su tono mientras negaba a Erica.

Un sonido de traqueteo se escuchó en la habitación; la fuente estaba inmediatamente detrás de Liselotte, procedente de Aria. Ella había dejado caer su bolígrafo.

“Disculpe.” Aria se inclinó con esas palabras, pero no fue la asistente principal por nada. Había hecho un sonido inesperado a propósito, consiguiendo que su maestra restableciera sus pensamientos. Sintiendo eso, Liselotte dejó escapar un pequeño suspiro y agradeció a Aria en su corazón.

Gracias, Aria.

“Estabas diciendo que la realeza y la nobleza solo dañan el desarrollo del mundo, ¿verdad?”

Intentó corregir la trayectoria del tema. La conversación estaba dispersa por todo el lugar, por lo que se centró en un aspecto de la misma.

“La clase privilegiada desangró a la gente de mi pequeña nación durante muchos, muchos años. ¿Sabes la razón?” Preguntó Erica de nuevo.

“No fueron bendecidos con buenos gobernantes, supongo…”

Ella no estaba equivocada. Pero Liselotte frunció el ceño de todos modos, creyendo que no había una respuesta perfecta.

Mientras tanto…

“Pareces tener comprensión. Si tuviera que reformularlo más a fondo, sería porque una monarquía basada en el estatus es un sistema social extremadamente imperfecto”.

Erica sonrió satisfecha, profundizando en la respuesta de Liselotte con sus palabras.

“Debes enfrentarlo: el hecho de que aceptar el marco de una clase privilegiada crea un sistema en el que se llenan más los bolsillos. Mientras se dé rienda suelta a la clase dominante, los ciudadanos deben confiar la estabilidad de sus vidas a la buena voluntad de los gobernantes. Como resultado, se crea un mundo donde la gente es continuamente explotada. Este es un problema común en muchos de los reinos de este mundo. ¿No estás de acuerdo?”

Le hizo una pregunta a Liselotte que puso a prueba su lealtad como nobleza. Si Liselotte respondiera que no era un problema, sus palabras serían percibidas como la clase de la realeza y la nobleza que no está dispuesta a perder su privilegio y tener igualdad con la clase común.

Si ella le hubiera hecho la misma pregunta a Nidoll Proxia, él podría haber respondido que no tenía ningún problema con eso.

“Incluso si eso fuera cierto, no es algo que pueda arreglar”, dijo Liselotte.

“¿No es eso porque te niegas a deshacerte de tu privilegio como noble? Deseas usar a la gente como un trampolín para obtener dulces beneficios. ¿Me equivoco?”

“No negaré que me crie en un entorno bendecido. Pero eso no significa que pisaré a los ciudadanos para explotarlos. El gobierno Amande pensando en las personas, con el objetivo de crear la mayor igualdad posible”.

“De hecho, Amande es una ciudad preciosa. La gente está rebosante de vida. Pero eso es solo porque gobiernas esta ciudad. ¿Qué pasaría si alguien más se hiciera cargo del gobierno de esta ciudad en el futuro, causando que la vida de la gente se deteriorara? ¿No crees que deberíamos crear un sistema para prevenir tal cosa?” Erica hizo una pregunta tras otra, todas las cuales fueron hechas para sonar justas. Cualquier realeza o nobleza con valores virtuosos tendría problemas para responderlos. “Incluso si lo hiciera, sería difícil. Como dije, no es algo que pueda arreglar”. Liselotte respondió con una mirada de dolorosa resistencia.

Erica inclinó la cabeza con curiosidad. “¿Por qué crees que es difícil? Es fácil. Solo tenemos que ceder el derecho de tomar decisiones de la ciudad a la gente en forma de consejo. ¿Estás diciendo que no puedes hacer eso?”

“No es tan simple en absoluto. Si quisiera hacer eso, primero tendría que desarrollar la educación de la gente. Cuando las personas involucradas en la toma de decisiones políticas no son confiables, el grupo se autodestruirá. Alternativamente, los que saben se aprovecharán de esa tontería para doblar la política a su conveniencia. Eso solo dará a luz a una nueva clase privilegiada. Hay problemas para imponer la democracia a las personas desde arriba, por lo que incluso si se desarrolla la educación, esos obstáculos nunca se eliminarán por completo”. Liselotte enumeró los problemas con el asunto que Erica llamó simples, dando una refutación lógica.

“Eres realmente inteligente. Entiendes que las personas son en realidad bestias de corazón. Y el hecho de que eso nunca cambiará por mucho que avance la sociedad. Lo entiendes perfectamente. Qué maravilloso. Sí, es por eso que yo…” Los ojos de Erica se abrieron levemente. Algo pareció apuñalarla en el corazón, ya que la máscara sonriente que tenía puesta hasta ahora se deslizó, mostrando una expresión dolorosa debajo. Ella apretó los dientes como si estuviera reprimiendo un fuerte rencor hacia algo. Esa fue la primera expresión humana que Liselotte vio en ella. “¿Qué estás diciendo…?” Liselotte miró a Erica inquisitivamente.

“Perdóname. La idea de que alguien tan inteligente como tú no esté en nuestra nación me enfureció”. Erica pegó su máscara sonriente en su rostro una vez más. La máscara de una santa…

“Creo que entiendo cómo dirigió a su gente y creó una nación basada en nuestra conversación de ahora”, resumió Liselotte con un suspiro.

“¿Oh? ¿No es tan impresionante? ¿Estarías dispuesta a compartir eso conmigo?” Preguntó Erica con los ojos muy abiertos.

“Es porque piensas en la gente, ¿no?” Liselotte respondió.

“Heh. Heh heh heh. Ha ha ha.” Erica se río a carcajadas.

“¿Qué es tan gracioso?”

“Oh nada. Simplemente deseo crear un mundo donde los débiles no existan. Para empezar, creé una nación democrática para la gente, por la gente… Para decirlo de otra manera, es mi gran plan de venganza”.

“Venganza, dices…”

“Sí. Es por eso que crear un mundo donde los débiles no existan es simplemente un medio. Mi objetivo es la venganza”.

“No estoy segura de seguir lo que dices…” Así como ella pensaba que podrían tener una conversación inteligente, esto sucedió. Liselotte tenía una mirada cansada en su rostro.

“Nuestra charla ha sido muy significativa. Por eso me gustaría invitarte una vez más. Liselotte Cretia, deseche su estatus y venga a mi nación… para crear un país donde todos sean iguales”.

“Me niego… Estoy segura de que un país donde todos sean iguales sería maravilloso. Pero crear un lugar así es imposible. Criticas el gobierno de la realeza y la nobleza, diciendo que la gente debería ser la que gobierne el país, pero hay una montaña de problemas que deben abordarse para que eso funcione. Creo que el sistema actual es mejor en comparación. Si las cosas necesitan cambiar, ese cambio se producirá lentamente. En mi opinión, incitar al pueblo a una revolución repentina no es lo correcto”.

Eso solo conduciría a la destrucción.