Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 17

Capítulo 4: Nuevas Reuniones, Nuevos Encuentros

Parte 2

Las chicas aprietan los dientes mientras miran a Rio, luego miran a Shin para interrogarlo. Shin asintió con la cabeza en confirmación.

“Oh, ahora lo recuerdo. Cuando este tipo estaba en el pueblo…”

Los jóvenes recordaron las dificultades de cuando todas las jóvenes estaban enamoradas de Río. Lo miraron como para maldecirlo con sus miradas.

“Te he dicho que tengo una hermanita adoptada, ¿verdad? Y a mi maestra a quien le debo mucho también. Las otras empezaron a vivir conmigo debido a varias circunstancias, así que regresé a la aldea para presentarlas a todos…” explicó Rio, mirando a Celia y Latifa para hacerles señas para que se acercaran. Pero cuando se dio cuenta de que los chicos del pueblo lo estaban mirando, cerró la boca vacilando en llamarlos.

“H-Huh, ¿en serio?” Ruri miró a Latifa y Celia felizmente. Sin embargo…

“¡Oye, Rio!”

“¿Estás viviendo en serio con todas estas chicas lindas?”

“¡Tienes que estar bromeando!”

“¡¿Por qué siempre eres tú?!”

“¡Eso es, es injusto! ¡Preséntanoslas ya!”

Los chicos se acercaron a Río con sus protestas.

“Se las presentaré a todos, así que esperen. ¡Esperen un momento!” Rio trató de detenerlos con sus manos, pero fue un intento inútil.

“Bien, vayan por él. Shin animaba a sus amigos mientras Sayo lo regañaba nerviosamente.

“¡No los estimules, Shin!”

“Está bien. Este es el último paso de aceptación hacia Rio”, dijo Shin a sabiendas. En realidad, los chicos tenían sonrisas burlonas en sus rostros, así que estaba claro que solo estaban jugando. Como dijo Shin, esta era su forma de darle la bienvenida a Rio de regreso a la aldea.

“R-Ruri, sálvame…” dijo Rio, buscando algún tipo de red de seguridad.

“Sabes que no puedo detenerlos una vez que se ponen así. ¡Lo siento! Les mostraré a todos el camino a la casa de la abuela, ¡así que ponte al día con nosotros una vez que estés libre, Rio!”

Ruri parecía estar disfrutando de la situación, mientras hablaba con una voz alegre. Juntó las manos e inclinó la cabeza hacia Rio. Luego, se acercó a Miharu y los demás y los llamó de manera amistosa.

“Hola a todos. Te mostraré el camino a mi casa, así que síganme. ¡Vamos!”

“Umm… Pero…”

Miharu y las chicas miraron a Rio vacilantes, preguntándose si estaba bien dejarlo atrás. Rio estaba atrapado entre los chicos de la aldea y estaba siendo sacudido violentamente por respuestas a sus preguntas.

“Está bien, está bien. Sucedía con frecuencia cuando estaba en el pueblo. Y no te quedes atrás, Sayo”. Ahogando una risita, Ruri animó a las chicas a moverse.

“Hmph. Nosotros también vamos, Sayo”. Shin resopló triunfalmente y empujó a Sayo.

“Hmm… Sería una falta de tacto evitar que los aldeanos dieran la bienvenida. Tampoco es que nadie salga herido. Vámonos también”.

Sería fácil para Rio escaparse de ese círculo si quisiera. El hecho de que no quiso decir que no estaba tan descontento como uno pensaría. Con ese pensamiento, Gouki, Kayoko y su sirviente Aoi también siguieron a Ruri.

Para cuando Rio finalmente fue liberado, los demás estaban completamente fuera de la vista.

***

Después de eso, Miharu y los demás fueron llevados a la casa del jefe de la aldea Yuba por Ruri. Acababan de llegar a la casa cuando Rio los alcanzó y entraron juntos a la casa.

Yuba estaba tan sorprendida como los otros aldeanos por los invitados inesperados, pero cuando vio a Rio y Gouki entre ellos, se sorprendió aún más. Pero pronto recuperó la compostura e intercambió saludos de reencuentro con Rio y Gouki, luego escuchó un resumen de lo que había sucedido desde que llegaron al pueblo.

“Ah ha ha, eso fue desafortunado”.

Yuba se río cuando escuchó que Rio había sido aplastado por los chicos del pueblo.

“Wow, la abuela está de buen humor”, murmuró Ruri, adivinando que era porque Rio había regresado.

“Aparte de eso… has traído a un grupo bastante grande contigo”. Yuba miró a los rostros de las chicas que Rio había traído, tarareando de asombro. Todas las chicas parecían estar nerviosas, ya que estaban arrodilladas en el suelo rígidamente.

“Y para empezar, todas son bellezas. No es de extrañar que los aldeanos más jóvenes estuvieran armando un escándalo”.

“¿Cierto? Yo también me sorprendí”. Ruri asintió con la cabeza en señal de aceptación de la risa sofocada de Yuba.

“¿Bien? Date prisa y preséntalas,” presionó Yuba.

“Bueno, comenzando con las dos que mencioné mientras estaba aquí… Esta es mi ex maestra Celia y mi hermana menor adoptiva Latifa”, dijo Rio mientras gesticulaba con las manos.

“Oho.”

“Junto a Latifa, comenzando por la derecha están Sara, Orphia y Alma. Las tres son del mismo pueblo, y siempre me ayudan a diario”, dijo luego, presentando a las tres del pueblo espiritual.

“Luego están Miharu y Aishia, quienes comenzaron a vivir juntos después de varias circunstancias. Los siete son tan importantes como mi familia para mí”, dijo, rascándose la mejilla tímidamente mientras explicaba su relación con él.

“En otras palabras… ¿son personas con las que estás saliendo con la intención de contraer matrimonio?”

“N-No, eso no es lo que quise decir…” Rio agachó la cabeza avergonzado.

“Hee hee, solo estoy bromeando. Parece que pudiste conocer buenas chicas. Tienes una expresión mucho mejor en tu rostro… Me recuerda a Zen cuando sacó a hurtadillas a Lady Ayame para visitar el pueblo”, dijo Yuba, burlándose de Rio con una mirada gentil en sus ojos y una sonrisa. “Ha ha ha, fue todo un calvario en ese entonces”.

Gouki y Kayoko también sonrieron ante sus buenos recuerdos de esos tiempos, sus emociones se mostraban intensamente en sus rostros.

“Todas. Nunca he podido hacer algo como abuela por Rio, pero gracias por tratarlo bien”.

No había señales de la forma habitual de hablar de Yuba mientras inclinaba la cabeza hacia las chicas cortésmente.

“N-No, ¡debería estar diciendo eso!” Miharu, Celia y Sara bajaron la cabeza con nerviosismo.

“Rio es el que siempre nos cuida”.

Orphia y Alma devolvieron la reverencia. Aishia imitó a los demás; la chica habitualmente taciturna tenía una suave sonrisa en su rostro.

Mientras tanto, Latifa seguía siendo tímida frente a alguien que no conocía, inclinándose dócilmente junto con todas en silencio.

“Oye, tengo mucha curiosidad por todas y cada una de ustedes, pero… si Latifa es la hermana adoptiva de Rio, entonces eso los convierte en mi prima también, ¿verdad?” Preguntó Ruri. “También la convertiría en mi nieta”, agregó Yuba.

“¿Eh? Ah, sí… me encantaría que pensaras en mí de esa manera”. Latifa asintió tímidamente, manteniendo la mirada baja.

“Aww, que adorable. Siempre quise una hermana pequeña. Encantada de conocerte, Latifa… ¿Puedo llamarte así por tu nombre? Quiero decir, ya te estoy llamando así, pero…”

“Por supuesto. ¿Puedo simplemente llamarte ‘Ruri’ también? Y… Abuela Yuba…”

“¡Definitivamente! ¡Por favor, hazlo!”

“Por supuesto.”

Ruri y Yuba estuvieron de acuerdo felices.

“Eh heh heh, muchas gracias.”

“¡Oooh! ¡Eres tan linda! Hablemos mucho, ¿de acuerdo?” Abrumada por las emociones ante la timidez de Latifa, Ruri la abrazó felizmente. Luego se volvió para dirigirse a las demás. “¡Y todas las demás también!”

“Entonces, ¿cuánto tiempo estarás en el pueblo, Rio? Celebraremos una fiesta de bienvenida para todos ustedes esta noche, pero parece que estas chicas podrían hablar eternamente a este ritmo”, dijo Yuba.

“Estoy pensando en ir a la capital en un futuro cercano con la familia de Gouki, pero ¿Latifa y los demás podrían quedarse en la aldea durante ese tiempo? Me temo que hay demasiadas personas para realizar una visita sin previo aviso…”

“Naturalmente.” Yuba asintió cálidamente.

“Muchísimas gracias. Creo que regresaré después de una estadía de dos semanas allí, así que por favor cuídelos durante ese tiempo”.

“Esta es tu casa también. No hay necesidad de ser tan reservado”.

“Bien…” La cara de Rio se arrugó en una sonrisa tímida.

“Entonces está decidido. Shin, Sayo. Mientras ustedes dos van a saludar a los otros aldeanos, ¿pueden informarles que hay una fiesta esta noche?”

“Si seguro.”

“Inmediatamente.”

A pedido de Yuba, los hermanos se pusieron de pie.

“En ese caso, ayudaré a cocinar. También he traído muchos ingredientes y alcohol”, ofreció Rio, lo que provocó que Miharu y Orphia también ofrecieran su ayuda de inmediato.

“¡Hurra! Podemos comer tu comida de nuevo,” Ruri vitoreó felizmente.

Por lo tanto, al igual que cuando visitaron la aldea espiritual, se iba a celebrar otro banquete de bienvenida.

***

Esa tarde…

Todavía era un poco temprano para comenzar la fiesta, pero los aldeanos ansiosos ya estaban comenzando a reunirse en la plaza central.

Rio había terminado de cocinar con todos y estaba visitando la colina en las afueras del pueblo. Su propósito era, por supuesto, presentar sus respetos en la tumba de sus padres.

Alrededor de Río estaban las personas con las que había llegado al pueblo. Antes, cuando les informó a Gouki y Kayoko que iba a visitar sus tumbas, los demás habían expresado su deseo de ir también. Moverse en un grupo tan grande llamó la atención, pero Ruri fue con ellos y les dijo a los aldeanos que pasaban que ella les estaba dando un recorrido rápido antes del banquete. Así, llegaron al cerro sin que nadie se diese cuenta.

Rio fue el primero en caminar lentamente hasta el monumento de piedra.

Los demás mantuvieron una distancia por consideración hacia él. Cuando Rio notó su discreción, su boca se curvó en una leve sonrisa mientras avanzaba.

Este lugar no ha cambiado en absoluto…

Miró el paisaje desde la colina. Cuando miró el sol casi poniente sobre el pueblo, sintió como si no hubiera pasado el tiempo desde la última vez que estuvo aquí.

Sin embargo, el chico de ese entonces era diferente en comparación con quien era ahora. Algo dentro de su corazón definitivamente había cambiado… el mismo Rio podía sentir eso profundamente.

Mamá. Padre. Logré mi objetivo. Maté a Lucius…

¿Se regocijarían los dos al saber eso? Quizás les entristezca. Los muertos no podían hablar, por lo que no había forma de que él supiera la respuesta.

Pero eso estuvo bien. No había decidido buscar venganza por la aprobación de otra persona. No había logrado vengarse de otra persona.

Hace dos años, Rio había jurado venganza en esta colina por nada menos que él mismo.

Es por eso que si algo hubiera cambiado dentro de Rio, sería que el reloj congelado dentro de él hubiera comenzado a moverse una vez más. Quizás no se movía a la velocidad adecuada, pero estaba comenzando a hacer tictac lenta y ciertamente. Sin embargo…

Probablemente no sería así solo por vengarme, pensó Rio para sí mismo. Y la razón era porque él mismo no lo había aceptado, es decir, el hecho de que se había vengado. Entendió que la venganza era una mala acción, y lo hizo de todos modos… Rio habría seguido odiándose a sí mismo de esa manera.

Sin embargo, ya no se detestaba tanto a sí mismo. Hubo personas que afirmaron que querían estar al lado de alguien como él, por lo que pudo agradarse un poco a sí mismo. Aunque todavía no tenía mucha confianza…

No quiero perder las cosas importantes para mí. Por eso traté de dejarlos ir. Después de que intenté hacer algo tan egoísta, todos me tendieron la mano. Por eso me toca a mí devolverles su gratitud.

En la colina por la que una vez juró venganza, Rio tomó una nueva decisión en su corazón. Juntó las manos ante las tumbas anónimas de sus padres como si hiciera un voto.

Esta tumba secreta fue construida en memoria de las dos personas que nunca volverían al Reino Karasuki por los pocos que estaban al tanto de las circunstancias. Como tal, no había cadáveres descansando aquí. Ni siquiera Rio sabía dónde estaban sus cuerpos, pero aun así trataba este lugar como sus tumbas, juntando sus manos para llorarlos.

Después de un momento, Rio bajó las manos y levantó la cara, dándose la vuelta para dirigirse hacia los demás.

“Muchas gracias a todos.” Sonrió deslumbrantemente mientras miraba hacia la puesta de sol, llamando a todos con una voz suave.

Después de eso, Gouki y Kayoko, Miharu y Celia, luego Latifa y los demás se turnaron para presentar sus respetos a los padres de Rio. Luego, se dirigieron a la fiesta, donde recibieron una cálida bienvenida con entusiasmo de los aldeanos y festejaron hasta altas horas de la noche.

***

Dos días después de llegar a la aldea del Reino de Karasuki, Rio se dirigía a la capital Karasuki con Gouki, Kayoko, Komomo y Aoi. Con la ayuda de Orphia, esa mañana los transportaron a todos a la capital. Aterrizaron en una colina junto a la carretera en las afueras de la ciudad.

“Nos reuniremos aquí en tres días al mediodía”.

Hicieron la promesa de encontrarse y despedirse de Orphia, quien regresó a la aldea.

Luego, los cinco entraron a la capital y se dirigieron primero a la residencia de Gouki. Parte de la razón por la que no fueron directamente al castillo fue para que Gouki y los demás pudieran visitar su casa nuevamente, pero también porque Gouki estaba actualmente retirado y se consideraba desaparecido.

Para perseguir en secreto a Rio, él y su familia se habían escapado sin previo aviso. Si aparecían repentinamente en el castillo ahora, crearían un escándalo e inevitablemente tendrían que pasar por una serie de formalidades; Era un plan mucho mejor ponerse al día con Hayate y hacer que organizara una reunión con el rey Homura y la reina Shizuku en secreto.

Hayate se sorprendió por el repentino regreso de su familia, pero tan pronto como entendió las circunstancias, se puso en acción. Regresó antes del mediodía con una cita programada para la tarde siguiente.

Por lo tanto, Hayate los llevó al castillo real lo más silenciosamente posible. Rio fue llevado a la habitación donde había conocido al rey y la reina una vez antes.

“Gracias por hacerme tiempo el día de mi repentina llegada, Rey Homura, Reina Shizuku”. Rio se sentó en el asiento opuesto a sus abuelos e inclinó la cabeza.

“Regresaste con nosotros, por supuesto que ajustaría nuestros planes para priorizar esto. Sin mencionar que te acompañaron Gouki y Kayoko, quienes fueron tras ti. No podría tener invitados más importantes que este”. Homura parecía realmente feliz de ver el recuerdo de su hija Ayame una vez más.

“¿No te refieres a ‘nosotros’, no a ‘yo’, querido?” La esposa de Homura, Shizuku, hinchó las mejillas en un puchero. La abuela de Rio tenía casi cuarenta años de diferencia con él, pero su rostro enfurruñado era terriblemente lindo.

“Ha ha ha. Perdóname.” Homura se río y se disculpó sinceramente.

“Estoy tan contenta de poder verte de nuevo, Rio. Hiciste bien al regresar con vida. Es tan reconfortante verte saludable”. Shizuku suspiró aliviada, con una mirada suave en sus ojos. Su expresión era exactamente la misma que la de Ayame en los recuerdos de Rio.

“Han pasado muchas cosas desde que dejé Yagumo, pero todo fue gracias a otras personas”. Rio tenía una mirada algo distante en sus ojos mientras asentía con una sonrisa gentil.

“Hayate nos ha informado de la situación general, pero ¿nos contarás los detalles tú mismo?” Preguntó Homura.

“Sí. Eso es lo que vine a hacer. Empezaré por lo que pasó primero”.

Rio resumió los eventos que sucedieron desde el momento en que se fue de Karasuki en busca de venganza hasta su regreso al castillo ahora. Redujo los asuntos a los hechos mínimos y completó su informe en cuestión de minutos. Finalmente, terminó transmitiendo su intención de viajar junto con la familia de Gouki a partir de ahora.

“Parece que ha sido bendecido con todo tipo de reuniones. Quizás por eso pensé que tenías una expresión bastante positiva en tu rostro cuando entré por primera vez a la habitación”. Homura miró el rostro de Rio y sonrió, complacido.

“Oh, ¿tú también? Yo pensaba lo mismo”, asintió Shizuku felizmente con su esposo.

“Heh heh heh. Todos los que conocen a Sir Rio dicen lo mismo. De hecho, yo pensaba lo mismo”, dijo Gouki con orgullo.

“¿Está claramente escrito en mi cara?” Rio se tocó las mejillas con la mano, ladeando la cabeza con curiosidad.

“Hmm… No se ha ido del todo, pero es como si la sombra sobre ti se hubiera desvanecido mucho. Quizás fue la manifestación de tu fuerte voluntad…” Homura describió la diferencia en la expresión de Rio con tacto; no era el gobernante de un reino por nada.

“¿Quizás es porque mi venganza está hecha?” Rio se preguntó tímidamente.

“Ha ha ha. De hecho, hay quienes hacen muecas después de lograr su venganza. Sin embargo, estas personas también tienden a tener indicios de agresión en sus expresiones, como si estuvieran mostrando su legitimidad. No tienen indicios de culpa en sus expresiones como tú”.

Debido a que creían que tenían razón, tenían rostros brillantes sin signos de culpa. Esa fue la refutación instantánea de Homura: el análisis preciso de un rey que había mirado a muchas personas antes.

“Si así es como mi cara mira al Rey Homura en este momento, entonces es exactamente como dices. Creo que fui bendecido con buenas reuniones”, acordó Rio.

Shizuku parecía tan feliz como si le hubiera pasado a ella. “Debes tener gente maravillosa a tu alrededor…”

“Sí… Esa gente se mantuvo cerca de mí, diciendo que querían estar conmigo a pesar de mi decisión de vivir para vengarme. Eso es lo que me hizo darme cuenta de que había ganado tantas cosas preciosas como las que había perdido”. Rio sonrió suavemente mientras expresaba el cambio en su corazón.

“La verdad es… cuando mencionaste por primera vez perseguir la venganza, me preocupaba que devolvieras un caparazón vacío si lo lograbas. Sin embargo, no podría aconsejarte que no lo hagas… Pero en cualquier caso, parecía ser un miedo infundado”. Homura tenía una expresión de dolor al pensar en el pasado de Rio, pero relajó su cuerpo tenso al final.

“Sé que esto puede sonar conveniente, pero ahora que he logrado lo que me propuse, quiero vivir sin perder lo que es importante para mí”.

Por mi bien, y lo más importante, por el bien de todos los demás… La expresión de Rio se tensó con su resolución.

“Entiendo. Por eso accediste a aceptar a la familia de Gouki”.

“Sí…”

“¿Pero qué planeas hacer ahora? ¿Te quedarás en Karasuki?”

Homura parecía un poco nervioso por alguna razón, observando la expresión de Rio por cualquier cambio.

Si… Si elige permanecer en el Reino de Karasuki…

Quizás podrían proporcionarle una vida tranquila, pensó Homura, pero…

“Estoy pensando en regresar a la región de Strahl nuevamente”, respondió Rio sin dudarlo.

“Ya veo… Las cosas se volverán solitarias de nuevo, entonces”. Homura frunció el ceño con decepción.

“Tengo que volver a Strahl por el bien de aquellos que son importantes para mí. Lo lamento.”

Había que considerar el futuro de Miharu, Satsuki, Aki y Masato… Y también estaba Celia. En cuyo caso, pensó que no tenía más remedio que establecerse en la región de Strahl. “No es nada por lo que disculparse”.

“Gracias… Sin embargo, aunque pasaré más tiempo en Strahl, también me gustaría aumentar la frecuencia de mis visitas aquí. Si no es un problema para ti, ¿me permitirás visitarte así de nuevo?”

Rio pudo hacer el viaje de Strahl a Yagumo y regresar en un mes. A menos que hubiera alguna emergencia que requiriera su presencia, podría concertar visitas periódicas.

“Por supuesto.”

“Nunca te rechazaríamos”.

Las voces de Homura y Shizuku se superpusieron.

“Muchas gracias…” Rio se relajó.

“Nos hubiera gustado conocer a las personas que te cambiaron y agradecerles nosotros mismos…” Shizuku suspiró decepcionado, sintiendo curiosidad por ellos.

“Me temo que no puedo traerlos a todos a este castillo. Sus números llamarían la atención”.

Sería un poco sospechoso si una multitud de extraños se presentara en el castillo para visitar al rey y la reina. Mientras que Miharu de cabello negro podría pasar por un residente de Yagumo, Celia, Aishia, Latifa, Sara, Orphia y Alma tenían rasgos faciales diferentes a los de los lugareños. Aunque las chicas del pueblo espiritual actualmente tienen sus rasgos raciales ocultos a través de artefactos y de manera similar podrían cambiar el color de su cabello si lo desean, aún se sospecha que son extranjeras.

“Será difícil encontrarlos dentro del castillo, pero si fuera del castillo…” Homura reflexionó con un zumbido. Luego se volvió hacia Rio y le preguntó: “Por cierto, ¿cuánto tiempo piensas quedarte en el pueblo de Lady Yuba?”

“Alrededor de dos semanas, diría…” Los ojos de Rio se agrandaron ante la posibilidad implícita de encontrarse fuera del castillo. Había restricciones estrictas sobre cuándo el rey y la reina podían salir, pero…

“Si es por un período de tiempo muy breve, entonces no es imposible. Aunque quizás necesitemos pedirle ayuda a Lady Orphia…” Gouki sonrió y miró a Rio.

“¿Es esa la verdad?” Preguntó Homura.

“Cuéntanos más, Gouki,” agregó Shizuku.

“Es posible ocultar tu paradero durante unas horas, ¿verdad? Solo necesitas terminar tu cita dentro de ese tiempo. ¿No es así, Sir Rio?” Dijo Gouki con una sonrisa maliciosa. Con su conocimiento de Ariel, eso fue suficiente para que Rio entendiera la idea de Gouki.

“Estoy dispuesto a intentarlo, pero ¿está bien que Sus Majestades se escapen del castillo?” Rio preguntó, considerando los riesgos.

“Cruzaremos ese puente cuando lleguemos allí. Si es cuestión de unas horas, puedo inventar una mentira. Si pasa algo, asumiré la responsabilidad como rey. Entonces, ¿cómo salimos del castillo?”

Homura declaró su resolución, los ojos brillando con la juventud recuperada. Debía haber querido conocer a la gente preciosa de Rio, ya que estaba rebosante de entusiasmo.

“Oh, cielos, me recuerda a cuando Ayame solía escabullirse del castillo para visitar la aldea de Zen. Nunca pensé que podría hacer lo mismo”. Shizuku también estaba a bordo.

Así, la operación para la visita secreta siguió adelante bajo el liderazgo del propio rey y la reina. Llegaron al pueblo tres días después con la ayuda de Orphia, sorprendiendo a Yuba y a todos los demás.