Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 13

Capítulo 4: ¿Puedo Quedarme Con Él?

Parte 1

Hablemos de Aisha por un momento.

La niña estaba bien. A pesar de las tragedias que había sufrido nuestra familia, parecía tan brillante y enérgica como siempre. Nunca la pillé mirando con tristeza por las ventanas como hacía a veces su madre. No se mordía el labio cuando miraba la espada de Paul, como hacía Norn. Hacía las tareas domésticas con alegría, como si nada hubiera cambiado.

Durante el día, cuidaba sus flores en el jardín y en su habitación; por la noche, se entregaba a mis lecciones de magia y se acurrucaba conmigo felizmente.

Casi parecía que tenía más energía que antes. Probablemente era la persona menos melancólica de toda la casa.

A veces, casi parecía que no lloraba a Paul en absoluto. No pude evitar preguntarme si él no había significado tanto para ella.

Dicho esto, Norn no recordaba mucho de nuestra época en la Aldea Buena, así que parecía posible que Aisha tampoco tuviera muchos recuerdos de Paul o del Zenith. Así como Norn había pasado muchos años de viaje con Paul, Aisha había pasado la mayor parte de su infancia con Lilia.

Teniendo en cuenta todo esto, no era justo que esperara que actuara de forma sombría. Tal vez su alegría por el regreso de Lilia a salvo pesaba más que su tristeza por la muerte de Paul. Si era así, probablemente era lo mejor.

Después de todo, no quería que mi hermana estuviera deprimida en lugar de disfrutar de la vida.

***

Un día, no tenía nada en particular que hacer.

Ese día no había clases, pero por desgracia Roxy y Sylphie tenían que trabajar. Pensaba cuidar de Lucie y pasar el día relajado.

Me sentía un poco culpable por holgazanear mientras mis dos esposas trabajaban… pero los adultos tienen que descansar cuando pueden, ¿no?

Hmm. Sin embargo, no estoy ganando nada de dinero en este momento. ¿Está bien eso? ¿Teniendo en cuenta que tengo un bebé y todo eso? Bueno… conseguir mi educación es la mejor manera de ganar más dinero después, ¿no? Sí, todo está bien.

Después de despedir a mis esposas, comprobé cómo estaba Lucie. Todavía estaba profundamente dormida, así que salí al jardín sin ninguna razón en particular.

Cuando nos mudamos aquí por primera vez, no había nada más que una parcela de tierra estéril y descuidada. Pero ahora, después de unos pocos años, se había transformado por completo.

En primer lugar, ahora teníamos tres grandes árboles de hoja perenne allí atrás. Uno de ellos florecía en primavera, el segundo en verano y el tercero en otoño. No es que los haya visto florecer por mí mismo todavía.

Cuando le pregunté a Aisha de dónde los había sacado, me explicó que había hecho un pedido al Gremio de Aventureros y los había traído desde el bosque más cercano.

Transportar árboles adultos parecía una verdadera molestia, así que le pregunté cuánto había costado. Dijo que Zanoba había ayudado, así que sólo tuvo que cubrir el coste de algunos guardaespaldas.

En un rincón del jardín había una sección de tierra separada del resto por separadores de ladrillo. Allí era donde Aisha había plantado las semillas de arroz que yo había traído. Ninguno de nosotros sabía cómo hacer un arrozal adecuado, así que intentábamos cultivar el arroz en tierra seca. Hasta ahora, la primera cosecha parecía estar brotando bien. Sin embargo, era difícil saber si al final obtendríamos algo comestible.

Aisha estaba en cuclillas junto a ese pequeño campo en ese momento. Para mi sorpresa, Zenith estaba sentado junto a ella.

“¿Qué están haciendo ustedes dos?” Llamé.

“¡Oh, hola, Rudeus!”, dijo Aisha, devolviéndome la mirada. “¡Estamos escardando el arroz!”

Por un segundo pensé que estaba bromeando, pero luego me acerqué y me di cuenta de que era verdad. Aisha estaba sacando las malas hierbas de entre los tallos de arroz, y Zenith también estaba ayudando en silencio.

Ahora que lo pensaba, tenía un vago recuerdo de Zenith arrancando malas hierbas en la Aldea Buena. Tal vez era una parte normal del cultivo de plantas, incluso en un clima frío como éste.

“¡La señorita Zenith también quería ayudar!”

“…”

Algo de lo de la señorita Zenith no me cuadraba.

“Um, Aisha, puedes llamar a la Madre Zenith ‘Mamá’ si quieres, ¿sabes?”

“No. Madre Lilia dijo que no puedo. Siempre dice que tengo que llamarla señorita Zenith o señora”.

Ah, así que era otro de los mandamientos de Lilia. Era muy estricta con estas cosas.

De todos modos, me pareció que Aisha no consideraba a Zenith como una madre. Para que conste, Zenith la había tratado como a uno de sus propios hijos cuando era un bebé, pero Aisha obviamente no podía recordar eso.

Bueno, da igual. De todos modos, no era para tanto.

“¿Desde cuándo Madre Zenith te ha estado ayudando así?”

“Desde hace un tiempo, en realidad. Madre Lilia intentó detenerla al principio, pero siempre viene a ayudar cuando empiezo a trastear en el jardín. Se le da mejor que a mí”.

Zenith había puesto mucho esfuerzo en el mantenimiento de nuestro jardín en la Aldea Buena, también. Tal vez eso tenía algo que ver con esto.

No iba a desanimarla de ninguna manera. Nunca se sabía qué podría ayudarla a recuperar sus recuerdos. En cualquier caso, era agradable verlas a ella y a Aisha sentadas una al lado de la otra. Parecían contentas con la compañía de la otra. Incluso si no eran parientes de sangre, supongo que Zenith seguía siendo la madre de Aisha.

“Oh, cierto. Rudeus, hoy estás libre, ¿verdad?”

Mientras los veía trabajar, Aisha se volvió para mirarme. Su mejilla estaba manchada de barro.

“Sí. Estaré en casa todo el día”.

“¡Genial! Hay algo que quiero enseñarte. ¿Puedes pasar por mi habitación más tarde?”

“Claro”, dije, agachándome para limpiarle la cara. Aisha sonrió dopada mientras la limpiaba.

Zenith la miraba desde su lado, observándonos a ambos con atención.

***

“Hay algo que quiero enseñarte. ¿Puedes pasar por mi habitación más tarde?”

Una frase muy sugerente, estoy seguro de que estarás de acuerdo.

Aisha era una niña muy precoz. Cabía la posibilidad de que se levantara la falda y tratara de mostrarme sus partes íntimas o algo así.

Bueno, tal vez no, pensándolo bien. Ya nos bañábamos juntos regularmente. No tenía nada ahí debajo que yo no conociera.

Sin embargo, la niña era tan descarada que empezaba a preocuparme por su futuro. Tal vez debería darle algunas lecciones básicas de educación sexual en este punto.

Espera, ¿no dijo que Lilia había repasado todo eso con ella?

Bueno… pero ¿y si le enseñó un montón de tonterías? Realmente debería dar un paso al frente…

Frunciendo un poco el ceño mientras consideraba el curso de acción adecuado, entré en la habitación de Aisha.

Me había dicho que me pasara “más tarde”, pero no había especificado la hora. No debería ser un problema si la espero aquí, entonces.

No es que quisiera echar un vistazo a la habitación de una joven o algo así. Aunque tenía un poco de curiosidad, tal vez.

“Bueno, parece que mantiene el lugar limpio, al menos…”

La habitación de Aisha estaba impresionantemente ordenada. Todo estaba guardado en su sitio, y no pude ver ni una mota de polvo en ninguna parte. Su cama también estaba bien hecha.

Aquí y allá, noté algunos toques ligeramente femeninos. El peluche que había sobre su cama era especialmente llamativo. Era un tipo pequeño, de unos veinte centímetros de altura, con pelo castaño claro, una túnica y un bastón. Se suponía que era un mago, presumiblemente.

En esta ciudad no se vendían juguetes de este tipo, por lo que sabía. ¿Lo había comprado a un vendedor ambulante o algo así? Ni siquiera creo que Zanoba tuviera algo así en su colección, y eso significaba que tenía que ser un hallazgo bastante raro.

¿Tal vez lo había hecho ella misma? No, seguramente no.

Aisha también tenía unas cuantas plantas en maceta junto a las ventanas, desde flores tipo tulipán hasta aloes y un pequeño cactus. Había unas diez plantas alineadas en macetas de distintos tamaños. En comparación con la habitación de Norn, el lugar se parecía un poco más a lo que se esperaría de la habitación de una niña.

Me acerqué a la esquina, abrí el armario de Aisha y eché un vistazo. Había tres trajes completos de sirvienta dentro. Todos ellos estaban obviamente bien usados y tenían algunos parches llamativos aquí y allá. Parecía más la ropa de una criada veterana que la de una niña de once años. Aisha había crecido mucho últimamente, así que probablemente no tardaría en dejar de usarlas. A menos que Lilia pudiera modificarlos de alguna manera.

Volviendo a mirar a mi alrededor, me fijé en un bonito conjunto femenino colgado en el otro extremo del armario. Tenía muchos volantes y todo. ¿Quizás lo estaba guardando para una ocasión especial?

Esperaba que no fuera esto lo que quería mostrarme. Tendría que fingir que no lo había visto.

Cerrando el armario, abrí el cajón que había debajo.

Uno de los lados estaba lleno de bragas cuidadosamente dobladas. Para cualquier chico enamorado de ella, esto habría sido un verdadero tesoro.

Junto a su ropa interior había varias camisas… y ahora que las veía de cerca, también unos cuantos sujetadores. Mi hermana pequeña estaba bien desarrollada para su edad, y ya era capaz de equipar una “armadura de pecho”. Aun así, probablemente era el equivalente a una copa A en este momento. El Viejo Ermitaño Sabio ya la había clasificado como una rara joya en ciernes, pero aún era pronto.

Mientras contemplaba la ropa de mi hermana, un pequeño golpe por detrás hizo que mi corazón diera un vuelco. Activando mi Ojo Demoníaco de Previsión, canalicé maná en mis dos manos y giré, asegurándome de cerrar el cajón detrás de mí.

“¿Quién está ahí?” grité, señalando con los dedos hacia la puerta.

No había nada. No podía ver a nadie.

Aisha y Zenith todavía estarían ocupadas con el jardín en este momento, y Lilia debería estar ocupada preparando el almuerzo.

¿Era nuestro armadillo mascota, entonces? No, había acompañado a Roxy cuando se dirigió a la Universidad. Probablemente estaba durmiendo la siesta en algún establo de por allí.

Matsukaze, el caballo que compré antes de ir a Begaritt, estaba en un establo de la ciudad. A veces iba allí a ver cómo estaba, pero dudaba que pudiera llegar hasta aquí por sí mismo.

Eso sólo dejaba a Lucie, y aún no estaba gateando.

¿Fue alguien totalmente inesperado, entonces? ¿Un ladrón? ¿Un pervertido buscando robar el primer sujetador de una joven inocente?

Bajando cautelosamente en cuclillas, miré alrededor de la habitación.

No veía a nadie. Y tampoco había buenos escondites.

Sin embargo, algo me resultaba extraño. Mi aguda intuición me decía que no estaba solo aquí.

¿Podría ser un enemigo invisible? ¿Tal vez alguien con un implemento mágico que proporcionaba un camuflaje perfecto? En ese caso, el efecto tendría que desaparecer tarde o temprano.

“…Supongo que tendremos que ver quién parpadea primero, entonces”, murmuré en voz baja.

Espero que no sea sólo el crujido de la casa o algo así. Me sentiría como un auténtico idiota.

No… definitivamente hay algo raro. Puedo sentirlo.

Mira más de cerca, Rudeus. ¿Qué ha cambiado aquí? ¿Qué está fuera de lugar?

¿El juguete de peluche? No, no es eso.

La puerta sigue cerrada. La cama sigue hecha. El techo está impecable como siempre.

Eso deja… las plantas en maceta. Sí. ¿Hay más que antes?

No lo creo. Pero siento que me estoy calentando aquí…

“…”

Mientras miraba las plantas, tratando de encontrar algo fuera de lo común, el sol salió de detrás de una nube. Un rayo de luz entró por la ventana de Aisha.

¡Pum! ¡Thump!

“¡Gaaaah!”

La planta de la maceta más pequeña reaccionó al instante. Se retorcía allí dentro, intentando que le llegara más el rayo de sol, retorciendo sus hojas hacia la ventana.

Con cada uno de sus movimientos, la maceta golpeaba ligeramente contra el alféizar de madera.

Obviamente, esto era lo que había oído hace unos momentos también.

“¿Qué diablos es esta cosa?”

Le di a la planta un empujón cauteloso, y se sacudió con algo parecido a la sorpresa. Sin embargo, al cabo de un momento, se inclinó para frotarse contra mi dedo y empezó a enroscar lentamente un brote a su alrededor.

Un poco sorprendido, retiré el dedo. La planta volvió a bañarse en el sol.

“¿Una planta que se mueve…?”

Qué extraño. Esperemos que no empiece a bailar por la habitación y a cantar o algo así.

“…”

Con toda seriedad, sin embargo, tenía alguna idea de lo que esta cosa podría ser. Después de todo, había visto su tipo muchas veces antes.

Esta cosa era un Treant.

***

Las criaturas conocidas como Treants podían encontrarse en todo el mundo. Eran una de las categorías de monstruos más comunes y conocidas. En ese sentido, podrían compararse con los slimes de Dragon Quest.

Había viajado mucho para mi edad, con viajes por el Continente de los Demonios, el Continente de Millis, el Continente Central y el Continente de Begaritt. Desgraciadamente, aún no había tenido la oportunidad de visitar el Continente Divino, pero aun así eran cuatro de los cinco principales.

En cada uno de los continentes que había visto hasta ahora, había Treants de algún tipo.

Los había en casi todos los bosques, y tampoco eran raros en las llanuras y los desiertos. La mayoría eran de madera, pero no todos parecían árboles andantes.

Los treants de piedra parecían patatas grandes y abultadas. Los treants de cactus parecían plantas verdes con pinchos. Y también había muchas otras especies. Por ejemplo, había oído hablar de los Treants Ancianos, capaces de utilizar la magia del agua.

Sin embargo, nunca había visto un Treant tan pequeño. La cosa medía unos quince centímetros de altura. Tal vez veinte, si se contaban sus raíces. Tenía cuatro hojas grandes y dos brotes en forma de zarcillo. Todavía no vi ninguna flor o fruto. Parecía un arbolito muy joven, tal vez. Por lo tanto, decidí llamarlo Baby Treant.

No es que realmente importara. Sólo necesitaba alguna forma de referirme a él.

Ahora bien. Mi principal pregunta en este momento era qué hacía un bebé Treant en la habitación de Aisha.

“Bien, Aisha. ¿Qué pasa con esta cosa?”

“Um, bueno, se empezó a mover de repente”.

Aisha, que había venido corriendo ante mi grito de alarma, no parecía sentirse especialmente culpable por la situación.

“¿Cuándo ocurrió eso?”

“Justo después de que volvieras de tu viaje, en realidad. ¿Qué te parece? Está muy bien, ¿verdad?”.

En todo caso, parecía orgullosa de su pequeña… mascota.

“Sí, es realmente algo. Pero, ¿por qué no me lo habías contado?”

“¡Quería hacerlo! Pero has estado muy ocupado últimamente, ¿sabes? Pensé que podía esperar un tiempo. Y ahora fuiste y lo encontraste por tu cuenta”.

Aisha hinchó las mejillas con mal humor. El efecto era adorable, no hace falta decirlo. Ahora sabía lo que quería mostrarme, al menos.

“Bueno, de todos modos… no puedo creer que una de esas semillas que traje fuera realmente un Treant. ¿Cuáles son las probabilidades de eso?”

“¿Eh? No, no. Estoy bastante seguro de que creció a partir de algunas semillas de Vatirus que conseguimos en Asura”.

“Oh. ¿En serio?”

“Sí. Tiene hojas y zarcillos, ¿ves? Debería tener unas bonitas flores púrpuras dentro de poco”.

Reconocí el nombre de la planta. Sus flores eran el ingrediente principal de un poderoso afrodisíaco, y también podía usarse para hacer ciertos perfumes. La cultivaban en ciertas partes del Reino de Asura.