Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 13

Capítulo 2: Tercer año

Parte 2

En ese momento, Pursena se metió en la conversación. “Nos enteramos de lo que pasó por Zanoba. Luchaste contra una hidra que era inmune a la magia, ¿verdad? Decía que debería haber estado allí. Pensó que podría haber evitado que te hirieran”.

“Así es, mew. Pero estábamos impresionados de que hubieras podido vencer a esa cosa. Así que pensé que podíamos asegurarnos de que todo el mundo supiera lo malo que eres…”

“Gracias, pero no gracias”.

Definitivamente me he vuelto un poco más fuerte con los años. Pero cuando realmente importaba, todavía me quedaba dolorosamente corto. No quería que la gente tuviera una opinión inflada de mí. No la merecía.

“Pero ya sabes, jefe… aunque no digamos nada, la gente ya se está inventando cosas. Todo el mundo puede ver que tienes una mano artificial ahora”.

“Ella tiene razón, mew. No habrá mucha diferencia si también contamos nuestra historia”.

“…”

Por lo visto, yo era una figura semidesconocida en el campus, así que era inevitable que la gente especulara. Sin embargo, quería mantener a los Siete Grandes Poderes fuera de esto. Era un territorio peligroso. Todavía tenía un recuerdo muy vívido del día en que Orsted casi me mata.

“¿Qué otros rumores has escuchado por ahí?”

“Hay un montón. Déjame ver…”

Linia procedió a enumerar una serie de historias. Algunos decían que había luchado a muerte contra un guerrero Superd, otros que me había enfrentado solo a una horda de cien monstruos. Otros decían que había lanzado con éxito un antiguo hechizo prohibido, pero que había perdido la mano en el proceso.

Ninguna de ellas sonaba especialmente creíble, así que tuve que asumir que desaparecerían antes de que pasara mucho tiempo.

“Hmm…”

Ahora que lo pienso, los Siete Grandes Poderes probablemente también estaban acostumbrados a que la gente inventara historias sin sentido sobre ellos. Eran increíblemente famosos por su destreza en la batalla. Tal vez no le darían importancia a una historia tonta que circulara por una universidad, aunque se enteraran de alguna manera.

“Bueno, está bien. Siento lo de la cola”.

“Ustedes, los humanos, no pueden empezar a entender cuánto duele eso, mew. Es imperdonable tirar de la cola de una dama”.

“Bien, bien. Te compraré algo de pescado un día de estos, ¿de acuerdo?”

“¡He hee, dulce! Debería intentar quejarme más a menudo…”

“Haz que el mío sea carne en su lugar”.

Los tres nos dirigimos al pasillo una vez más.

***

Nuestra clase era la misma de siempre.

Los otros cinco estaban sentados en un grupo suelto alrededor de mi mesa. Zanoba jugaba con sus figuritas, con su fiel ayudante Julie a su lado. Linia se ocupaba de limar sus garras, Pursena mordisqueaba algo de carne y Cliff estudiaba seriamente algún grueso libro. También estaba Ginger, que permanecía en silencio en el fondo de la sala, aunque no era realmente una estudiante.

Hacía mucho tiempo que no estaba en esta clase, pero todo me resultaba inmediatamente familiar. Era difícil imaginar que íbamos a perder a dos de los nuestros en tan solo un año. Suponiendo que Linia y Pursena consiguieran graduarse, claro.

“Por cierto, Rudeus…” Cliff levantó la vista de su libro y me lanzó una mirada. “¿Hay alguna razón por la que no te hayas pasado a saludarme, junto con todos los demás?”.

Podía entender el malhumor. No había podido ir a verlo.

“Lo siento, Cliff. Me pasé por tu casa nada más volver, pero me pareció que tú y Elinalise estabais ocupados en otra cosa”.

“Eh… ya veo. Supongo que estuve con ella esa noche, sí. Muy bien, no importa entonces. Mis disculpas”.

Cliff se echó atrás rápidamente, afortunadamente. Pero, aun así, estaba empezando a tener la sensación de que la gente de este espectro de la sociedad era realmente particular sobre este tipo de formalidades. Ariel también se había disgustado por la forma en que me fui sin decir nada.

Cuando yo era un aventurero, todo el mundo era mucho más informal con estas cosas.

“Sin embargo, tu primer hijo ha nacido, ¿no? Podrías haberte puesto en contacto con él, al menos. Todavía estoy en formación, pero podría haberle ofrecido la bendición, al menos”.

“…Sí, supongo”.

“Ah, claro. No perteneces a la Iglesia de Millis, así que supongo que no es necesario. Aun así, casi parece que me has estado evitando. Estoy seguro de que estás ocupado con tu hijo, pero ¿no podrías haber encontrado el tiempo para pasarte por mi laboratorio al menos una vez?”

Tenía razón. Quizá le había estado evitando.

Pero había una razón para ello. Una razón llamada Roxy. Yo tenía dos esposas ahora, y Cliff era un miembro devoto de la Iglesia Millis. Probablemente no iba a reaccionar muy favorablemente a la noticia.

“¿Hay alguna razón por la que no querías verme, tal vez? Si es así, me gustaría escucharlo de ti personalmente, si no te importa”.

Hoy estaba siendo extrañamente tenaz con esto. Tuve la sensación de que Elinalise ya lo había puesto al corriente. Conociéndola, probablemente también le había hecho trabajar un poco. Me la imaginaba diciendo algo así como “Sé que eres un apasionado de tu fe, Cliff, pero si le perdonas sus faltas, demostrarás a todo el mundo lo tolerante y amable que eres”.

Por supuesto, no necesitaba el perdón ni el permiso de Cliff para casarme con Roxy. Pero eso tampoco significaba que quisiera arruinar nuestra amistad. Probablemente era mejor seguir la corriente. Podía confesar la verdad, dejar que Cliff me perdonara y luego felicitarle por su apertura mental. Él tendría su ego acariciado, y nosotros dejaríamos el asunto atrás. En realidad, todos salimos ganando.

De acuerdo entonces. Supongo que bailaré en tus cuerdas, Elinalise…

“En realidad, Cliff…”

“Perdóname.”

Sin embargo, antes de que pudiera terminar mi frase, alguien abrió la puerta de nuestro salón.

Dos personas entraron. Una de ellas era el profesor a cargo de nuestra clase, que normalmente dirigía nuestras aulas.

La otra era una adorable joven en bata, con ojos soñolientos y expresión seria, que parecía ligeramente nerviosa. El tipo de chica que, obviamente, se esforzaba al máximo en todo momento, y a la que no podías evitar querer abrazar. Es decir… era Roxy.

“Hola a todos. Me gustaría presentarles a la profesora asistente que me ayudará con la Clase Especial”.

“Encantada de conocerlos”, dijo Roxy, dando un paso adelante e inclinando ligeramente la cabeza. “Soy Roxy M. Greyrat”.

Zanoba y los demás se quedaron mirando sorprendidos, pero nuestra profesora siguió adelante. “La profesora Roxy puede parecer bastante joven, pero eso es simplemente un rasgo de su pueblo en particular. En realidad, tiene más de cincuenta años. Parece que ya tiene conexiones personales con algunos de ustedes, así que decidimos colocarla aquí. De momento actuará como mi ayudante, pero tenemos la intención de que se haga cargo de la clase por completo a partir del año que viene.”

“¿¡Mew!? ¿Qué va a pasar con usted, profesor Samson?”

El profesor asintió ante esta pregunta. Al parecer, ¿se llamaba Samson? Eso era nuevo para mí. Era casi impresionante la poca entidad que tenía.

“Volveré a mi tierra natal el próximo año. Después de todo, ya no tengo un pariente que cuidar en esta clase”.

“Ah, sí. ¿A dónde fue Ren después de graduarse, de todos modos?”

“Mi hermana pequeña está sirviendo como caballero mágico en el Ducado de Neris. Parece que le va bastante bien por ahora, pero no se sabe qué hará si no estoy cerca para vigilarla”.

“Ooh. Te entiendo”.

Sólo me enteraría de todo esto más tarde, pero aparentemente era común que el asesor de la clase especial fuera un instructor con alguna conexión personal con uno o más de los estudiantes. Probablemente tenía algo que ver con lo imprevisibles que eran. Se quería a alguien que pudiera controlarlos un poco, o al menos que sirviera de voz de contención.

El profesor Samson, que había estado a cargo de nosotros hasta ahora, era el hermano de un estudiante que se había graduado el año anterior a que Cliff se inscribiera aquí. Formaba parte de la familia ducal de Neris, una de las tres Naciones Mágicas, y supuestamente tenía un notable talento para la magia.

En cualquier caso, Roxy tenía conexiones personales tanto conmigo como con Zanoba. En esencia, era la elección perfecta para el trabajo.

Volviendo a dar un paso adelante, Roxy miró a la sala y luego comenzó a hablar. “Sé que ya he sido presentada a algunos de ustedes, pero una vez más, mi nombre es Roxy M. Greyrat. Soy la segunda esposa de Rudeus Greyrat. Intentaré que eso no influya en mis acciones como profesora, pero espero que sean comprensivos.”

“…”

Cliff estaba haciendo un mohín en este punto.

Probablemente hubiera querido escuchar lo de la “segunda esposa” directamente de mí. De esa manera, podría haber aceptado la situación con gracia, y ganarse mi gratitud. Pero ahora sus planes estaban arruinados.

“Um, Cliff-”

“Hmm. Una segunda esposa, ¿verdad? ¿La palabra fiel no forma parte de tu vocabulario, Rudeus?”

Cuando le hablé, inmediatamente se puso en modo lectura.

“Lo sé, lo sé. Admito que he demostrado mi falta de lealtad”.

“Bendije tu matrimonio con Sylphie porque me dijiste que la amarías, y sólo a ella. Lo recuerdas, ¿verdad?”

“Por supuesto. Y te estoy muy agradecido”.

“Bueno, supongo que sabía desde el principio que no compartes mi fe. No insistiré más en el tema. Si te sirve de algo, tienes mis felicitaciones. Espero que sean felices juntos”.

“Gracias, Cliff”.

Cliff resopló ante eso. “Sabes, me he encontrado con tu hermana Norn en la ciudad varias veces. Me dijo que esperaba tener un matrimonio feliz como el tuyo algún día. ¿Me pregunto si te dijo algo cuando trajiste a tu segunda esposa a casa?”

“Estaba muy disgustada conmigo”.

“Me lo esperaba. Ella había estado rezando en la iglesia casi todos los días por tu regreso a salvo, y el de tu padre. Normalmente, tu regreso a casa debería haber sido una ocasión de alegría para ella”.

“Pero al final, me perdonó”.

“Bueno, por supuesto que lo hizo. Debía temer que la echaras de tu casa si se resistía demasiado.”

“…No le haría eso, pase lo que pase”.

“Por supuesto, sé que no lo harías. Pero ponte en el lugar de la parte más vulnerable aquí. La chica acaba de perder a su padre. Tú eres la única persona de la que puede depender ahora, ¿entiendes? Creo que deberíais intentar ser más considerados con sus sentimientos, como familia”.

“Tienes razón.”

“Además, tomar nuevas parejas sólo va a complicar tus relaciones. Las mujeres no son objetos para coleccionar, ya sabes”.

Hombre, me estaba golpeando donde me dolía. Me sentí como si estuviera siendo interrogado por un viejo sacerdote severo o algo así. El hombre podía ser intenso cuando quería.

“Bien… um, ¿Cliff?”

“¿Qué pasa, Rudeus?”

Sin embargo, había una parte de esta historia que era nueva para mí, y le debía algo de gratitud.

“Estuviste vigilando a Norn mientras yo no estaba, ¿verdad? Gracias. Te lo agradezco”.

“Me fijé en ella un día en la iglesia, así que empezamos a hablar un poco, eso es todo. Ah, y en cuanto a eso, no deberías dejar que una chica tan joven se pasee por la ciudad tan libremente. Esta zona es bastante segura, pero he oído hablar de secuestradores que acechan en los callejones”.

“Tienes razón. Tendré más cuidado”.

“Muy bien entonces. Parece que estás debidamente arrepentido, así que supongo que te perdonaré tus errores. San Millis nos enseñó a ser indulgentes, después de todo”.

“Te lo agradezco, Cliff”.

Bueno, me habían perdonado. Quizás esto había sido una confesión más que una conversación.

Sin embargo, el hombre hizo un montón de buenos puntos. Definitivamente me sentía mal por cómo había tratado a Norn ahora. Tendría que ser el doble de amable con ella a partir de ahora.

“Parece que hemos terminado con nuestras discusiones personales, ¿no? Procedamos a los avisos de la Universidad, entonces…”

Con la lectura de Cliff terminada, el profesor Samson volvió a poner en marcha la clase con delicadeza. Roxy había estado de pie a su lado todo el tiempo, pareciendo sumamente incómoda.

Le di un beso, lo que me valió una pequeña risa, seguida de un ceño de desaprobación.

***

Durante el siguiente tiempo, mi vida siguió la misma línea familiar.

Me ocupé de Zanoba y Cliff con regularidad, me dejé caer para ayudar a Nanahoshi en su investigación y utilicé mis horas libres para trabajar en mi libro o estudiar las piedras absorbentes de magia que había traído de mi último viaje. Como siempre, tenía mucho en qué ocupar mi tiempo. Sentía cierta nostalgia por los días en que podía dedicar un día entero a una sola tarea, o tal vez dos.

Una cosa que sí cambió fue la forma de emplear mi tiempo inmediatamente después de terminar las clases. Antes ayudaba a Norn con sus estudios, pero ahora la entrenaba en el uso de la espada.

Me preocupaba un poco que este cambio pudiera tener un efecto negativo en sus resultados académicos, pero ella me había prometido que se esforzaría por mantenerse en el camino, así que estaba dispuesto a darle una oportunidad. Lo mejor era dejar que se dedicara a las cosas que le apasionaban mientras estuviera más motivada.

Por el momento, no voy a profundizar en nada de eso.

Una vez que estaba preparada para salir del campus, buscaba a Sylphie y a Roxy, y nos dirigíamos juntos a casa.

Cuando Sylphie tenía un turno de noche, éramos sólo Roxy y yo. Y cuando Roxy tenía una reunión de la facultad por la tarde, a veces sólo estaba yo. De vez en cuando, Norn también venía.

Una noche en particular, me encontré volviendo con sólo Sylphie. Nos cogimos de la mano mientras paseábamos y hablábamos, sobre todo de los últimos acontecimientos en la Universidad de la Magia. Al parecer, el consejo estudiantil iba a incorporar a uno o dos nuevos miembros este curso.

“¡Tú también deberías unirte, Rudy!”

“No creo que tenga tiempo libre; lo siento”.

No era una gran conversación, pero estábamos disfrutando de la compañía del otro. No demasiado descaradamente, por supuesto. Estábamos en público.

“Estamos en casa”.

En el momento en que entré por la puerta, Aisha saltó hacia delante y me abrazó.

“¡Bienvenido, Rudeus! ¿Quieres cenar? ¿O un baño? ¿O tal vez… yo?”

¿Dónde aprendió esa frase? Qué cliché. Oh, espera, ¿se la había enseñado yo? No… recuerdo habérsela enseñado a Sylphie, pero no a mi propia hermana pequeña.

Declarando “¡Tú!”, procedí a hacer cosquillas sin piedad en las axilas de Aisha hasta que huyó, riéndose a carcajadas, y recibió un golpe en la cabeza de Lilia.

Después de este pequeño interludio, me dirigí directamente al baño.

Aisha lo había incluido en su lista de opciones, pero no estaba listo y esperándome ni nada. Además, seguían trabajando en la cena. En otras palabras, “Tú” era la única opción real disponible.

Oh, bueno, lo que sea. Por suerte, Aisha siempre nos limpiaba el baño durante el día, así que lo único que tenía que hacer era poner el agua a correr.

No me bañaba mucho por mi cuenta estos días. En algún momento, habíamos empezado a usarlo de dos en dos. Era casi una regla tácita en este punto. Nunca había oído hablar de una costumbre como esa, pero da igual.

Hoy, Aisha me siguió al baño. La niña ya tenía once años, pero aún parecía no tener ningún sentido de la vergüenza. Si alguna vez se metiera en una conversación con un chico joven y hormonado, el pobre niño probablemente se haría una idea equivocada en cuestión de minutos.

“Te sigo diciendo que te cubras con una toalla cuando entres en el baño, Aisha”.

“¿Por qué?”

“Es sólo por cortesía”.

“Okaaay”.

Al menos en este aspecto, empezaba a desear que Aisha aprendiera de su hermana.

Aun así, era agradable tener una hermana pequeña. Le gustaba meterse entre mis piernas y exigirme que le lavara la espalda o le enjuagara la cabeza, y siempre era muy bonito. Menos mal que era mi hermana, y también una niña escuálida, porque si no habría acabado con otra esposa.

Si Sylphie o Roxy intentaran alguna vez el mismo truco, estaba seguro de que perdería el autocontrol en cuestión de segundos. No es que realmente necesitara controlarme, en esa situación.

De todos modos. Me acomodé para disfrutar de un agradable tiempo de unión familiar con mi hermana. Los dos nos lavamos mutuamente mientras Aisha me contaba los acontecimientos del día. Eran sobre todo pequeñas cosas triviales. Lucie había hecho algo adorable, Zenith había ayudado a desherbar, Lilia se había quedado dormida junto a una ventana, había plantado algo nuevo en nuestro jardín… ese tipo de cosas.

Oh, eso me recordó. Le había confiado a Aisha esa semilla de arroz que había conseguido, y le había pedido que viera si podía cultivarla. Me había prometido que lo intentaría una vez que el clima fuera un poco más cálido. La niña era un genio, así que me sentía optimista de que tendría mi propio suministro de arroz en poco tiempo. Tenía muchas ganas de hacerlo.

Para cuando salimos del baño, Roxy estaba llegando a casa, así que pasamos directamente a la cena.

Hoy teníamos un guiso de pescado de agua dulce, pan, judías y patatas. Lo mismo de siempre, más o menos.

Después de la comida, observé atentamente cómo Lucie mamaba furiosamente del pecho de Sylphie. Teniendo en cuenta lo tranquila que era nuestra niña, seguro que tenía mucho apetito. Era difícil imaginar que la hija de Sylphie creciera demasiado gorda, pero tendría que asegurarme de que hiciera algo de ejercicio una vez que creciera lo suficiente.

Después de la cena, nos relajamos un rato en familia. Le enseñé a Aisha un poco de magia y Roxy se dirigió a su habitación para preparar las clases de mañana.

Sylphie estaba ocupada atendiendo a Lucie, pero a veces sacaba tiempo para practicar un poco su propia magia.

Dillo, nuestro armadillo mascota, se acercó a mí, así que le presté algo de atención.

Por cierto, Aisha se encargaba de cuidarlo. Lo había entrenado a conciencia, y estaba empezando a actuar más como un leal perro guardián que otra cosa.

“Muy bien entonces, creo que es hora de ir a la cama. Buenas noches a todos”.

Lilia y Zenith solían ser las primeras en acostarse.

“¡Buenas noches!”

Sin embargo, Aisha también se fue a la cama temprano. Una vez que terminaba su sesión de tutoría, normalmente se iba directamente a dormir.

“Bueno, entonces… ¿Estás lista, Sylphie?”

Y después de que la casa quedara en silencio, invité a mi esposa a nuestro dormitorio.

“Sí”, respondió ella, sonrojada y agarrando ligeramente la manga de mi camisa.

Naturalmente, esto fue más que suficiente para incitarme a actuar. La levanté y la llevé a la cama al estilo de una princesa.

Después de eso, bueno… disfrutamos de nuestro tiempo privado.

Mental y físicamente satisfecho, caí en un sólido sueño con mi esposa en mis brazos.

***

Sin embargo, unos minutos antes me había deslizado silenciosamente fuera de la cama, con cuidado de no despertar a Sylphie.

Bajé de puntillas al sótano lo más silenciosamente posible. Una vez allí, miré detrás de mí con cautela varias veces antes de abrir cierta puerta oculta.

Dentro, había colocado un pequeño altar. Mis ídolos sagrados estaban consagrados allí.

Para los no iniciados, podrían parecer nada más que pequeños fardos de tela. Pero yo sabía que los espíritus divinos de Roxy y Sylphie habitaban en ellos.

Esta noche, como todas las demás, ofrecí mis oraciones de gratitud.

Leyendas de la Universidad #2: El jefe puede hacer que sus ojos se iluminen.