Musume Janakute Mama ga Sukinano! (NL)

Volumen 5

Prologo: Arisa Odaki.

Puede que no sea necesario decir esto a estas alturas, pero yo, Takumi Aterazawa, he estado enamorado de una mujer desde que tenía diez años.

De la madre de mi amiga de la infancia que vive al lado.

Siempre he estado enamorado de ella, que acogió a la hija de su hermana fallecida y la crió.

No es normal, supongo.

Si se piensa objetivamente, debe ser muy raro que un chico se enamore como yo lo hice.

Desde que tenía diez años, es decir, durante toda mi adolescencia, he pasado mis días pensando solo en ella.

En secundaria y preparatoria, cuando mis compañeros de clase en plena adolescencia hablaban de las chicas del grado y de lo hermosas que eran las de último año, yo solo podía pensar en la mujer que vivía en la casa de al lado.

“Le confesaré mi amor a Ayako-san cuando crezca”.

He vivido con esa determinación en mi corazón desde que tenía diez años y nunca he salido con otra mujer, ni siquiera me he enamorado de otra mujer.

Nunca aparté los ojos de ella y continué amándola sin pestañear.

Para decirlo de forma bonita, era un amor puro.

Para decirlo de forma mala… bueno, no se puede negar que era un comportamiento un poco acosador.

De todas formas.

Estaba tan enamorado de Ayako-san, soñando con un amor inalcanzable, que pasé mi adolescencia sin tener una novia, lo que desde fuera podría parecer una adolescencia gris.

Sin embargo.

No es que nunca me haya pasado nada interesante.

Por supuesto, lo juro por Dios, por el Cielo y la Tierra, que nunca he estado enamorado de otra mujer que no sea Ayako-san y nunca he tenido novia.

Es solo que… si tuviera que decir que nunca ocurrió algo por lo que sentirme culpable, es posible que esté mintiendo.

Cuando estaba en preparatoria, nunca tuve una novia.

Pero si se hablamos de algo parecido, entonces…

“Aterazawa-kun.”

Fue después de clases en mi segundo año de preparatoria.

El camino a la estación estaba teñido por el atardecer.

Hubo un silencio durante un rato después de que saliéramos por la puerta de la escuela y entonces ella abrió la boca mientras caminaba a mi lado.

Era una voz con una leve tensión.

Me preguntaba si el silencio le era incómodo, o si solo quería hacerme hablar.

“¿Alguna vez… has regresado de la escuela con alguien de esta manera?”

“No.” Sacudí ligeramente la cabeza. “Hoy es la primera vez.”

“Ya veo… Esta también es la primera vez que regreso a casa con un chico.”

Se sonrojó, pareciendo avergonzada. Ella vestía el uniforme de la escuela.

“Ha habido veces en las que he ido a casa con un grupo grande de personas, pero nunca a solas con alguien. Ajaja, estoy un poco nerviosa.”

“Eso no me lo esperaba. Más aún cuando eres tan popular, Odaki.”

“¿Eh? Yo no soy popular en absoluto.”

“Eso es lo que dice la mayoría de la gente popular.”

“¿Entonces qué es lo que dicen las personas que no son populares?”

“…Bueno, dirían que no son nada populares.”

“Ajaja. Es lo mismo, ¿no?”

Entrecerrando los ojos, se río alegremente.

Sentí que la tensión se había relajado tanto para ella como para mí.

Arisa Odaki.

Una chica de mi clase.

Tiene una cabellera lustrosa que le llega un poco más largo que los hombros y ojos brillantes. Siempre tiene una sonrisa en la cara y un aire acogedor y florido sobre ella.

Tiene una personalidad relativamente amigable y parecía llevarse bien con todos en la clase, independientemente del género. También era muy popular entre los chicos del grado.

Pero también tiene un aire como que de alguna manera dibuja una línea.

Se lleva bien con todo el mundo, pero tiene un aura única que evita que alguien se pase de cierta distancia.

Estábamos en la misma clase en nuestro segundo año, pero eso no significa que fuéramos particularmente cercanos. Creo que nuestra relación era tal que si teníamos algo que hacer, al menos nos hablábamos.

Era solo una compañera de clase, ni más ni menos.

Hasta que se me planteó aquel tema…

“Oye. Por cierto, ¿cómo debería llamarte?”

“¿A qué te refieres?”

“A la forma de referirme a ti”, dijo Arisa Odaki. “Es difícil pronunciar ‘Aterazawa-kun’, así que ¿puedo llamarte por tu nombre?”

“Como quieras.”

“Vaya, qué falta de interés. Para que lo sepas… tú también tienes que hacerlo. Te llamaré por tu nombre, así que llámame por mi nombre también.”

“¿Por qué yo también…?”

“Porque sí.”

“…No quiero.”

“¿Por qué no?”

“Porque no quiero”, me rehusé.

Es un poco embarazoso ahora, pero en aquella época había una parte de mí que intentaba no relacionarse con las chicas más de lo necesario.

Porque pensaba que si lo hacía… estaría siendo desleal.

No quería ser el tipo de hombre que se dejaría encaprichar por otras mujeres mientras tuviera el corazón puesto en Ayako-san.

Por eso, de alguna manera, evitaba llamar a las chicas de mi clase por su nombre de pila de forma amistosa.

…Pero bueno, pensándolo con calma, creo que fue una postura muy desagradable.

Estuve apartando a las mujeres egoístamente por mi propia cuenta.

Hay un límite a cuán engreído se puede ser.

“No me importa cómo me llames.”

“Si no te importa cómo te llamo, entonces por qué… Hmm. Me parece muy sospechoso que te pongas así por esto.” Ella sonrió con picardía. “¿Eh? ¿Es eso? En realidad, ¿eres bastante consciente de mí? Tienes esa mirada irritada en tu rostro, pero ¿estás nervioso por dentro?”

“……”

Estaba empezando a molestarme un poco.

No es que fuera consciente de ella.

Solo estaba molesto por las burlas.

En ese tiempo, yo era incluso más niño de lo que soy ahora y no tenía tiempo ni energía para sortear las burlas de una chica. Así que me enfadé un poco y dije:

“…Arisa.”

La llamé por su nombre.

“……”

Arisa Odaki quedó evidentemente sorprendida.

Dejó de caminar y su rostro, teñido por el atardecer, se volvió aún más rojo.

“…No te avergüences. Fuiste tú quien me pidió que te llamara por tu nombre.”

“¡N-No estoy avergonzada! ¡Solo me sorprendió porque fue muy repentino!”

Después de gritar en un arrebato, se aclaró su garganta ligeramente y luego…

“Entonces… es mi turno ahora.”

Me miró fijamente, nerviosa, pero con una cara que parecía estar tratando desesperadamente de que no me diera cuenta de ello y dijo:

“T-Takumi-kun…”

“…Sí.”

No supe cómo reaccionar, así que di una respuesta torpe.

Hubo un silencio incómodo durante un rato.

“…A-Ajaja, se siente un poco raro después de todo. Hasta ahora nunca habíamos hablado tanto y ahora de repente nos llamamos por nuestros nombres.”

Después de una risa fingida, me dio la espalda y empezó a caminar.

“Takumi-kun, Takumi-kun… Hmm. Tengo que trabajar duro y acostumbrarme.”

Porque, dijo, mirando hacia atrás.

Avergonzada, pero un poco feliz.

“A partir de hoy, Takumi-kun será mi novio.”

Arisa Odaki.

Una compañera de la preparatoria.

Y también.

Durante un período de mi segundo año de preparatoria…

Hubo un tiempo en el que era llamado su “novio”.