Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 4

Capitulo 21: Conferencia de Gobernantes

Parte 5

Nadie en la habitación había percibido este movimiento fluido.

Luego acercó su boca al oído de Galgnis y habló fríamente. Su voz era baja, pero su forma de hablar era lo suficientemente clara como para garantizar que todos en la habitación pudieran escucharlo correctamente.

“Guarda este asqueroso maná en este momento, o no tendré problemas para matarte en el acto.”

Su sed de sangre algo grave mezclada con sus palabras probablemente hizo que todos sintieran que la temperatura en la habitación se redujo unos pocos grados.

Pero el propio Galgnis parecía tardar en entenderlo, ya que en cambio temblaba de rabia, haciendo que incluso más maná manara de su enorme cuerpo.

“Pensé que te había dicho que lo guardaras. ¿Ni siquiera puedes hacer algo así? Vaya, qué fastidio.”

Manteniendo su postura, Alus desató su otro tipo de maná por un instante.

Sucedió en un abrir y cerrar de ojos, y cuando alguien se dio cuenta, el maná que llenaba la habitación había desaparecido sin dejar rastro. Incluyendo el cancelador de maná que protegía a los gobernantes.

“¡¡…!!”

“¿¡Qué…!?”

Todos quedaron asombrados por lo que acababa de suceder, y todos miraron al chico que actuaba como si nada estuviera mal.

Eso también incluía a Jean, pero eso no podía evitarse. Alus tampoco le había mostrado este poder.

Había desatado a Gra Eater, su habilidad especial que devoraba maná. Y lo había devorado todo en un momento.

Eso debería ser más que suficiente una demostración de fuerza, pensó Alus. Un fenómeno inexplicable invitaba al miedo. Y evitaría que alguien actuara demasiado precipitadamente.

Alus retiró su brazo de Galgnis y le dio unas palmaditas en el hombro. “No tendrás otra oportunidad, ¿entendido?”

Luego tomó a Cicelnia de la mano y la guio hasta el asiento vacío cerca de Galgnis, que todavía estaba congelado por el shock. Se movía por reflejo, pero recuperó el sentido cuando se sentó.

Insegura de si eso había sido una muestra suficiente de fuerza o no, todavía tenía una mirada satisfecha en su rostro, con la ambición ardiendo en sus ojos. La forma en que se reajustó elegantemente mientras se sentaba en su silla, y tomó la iniciativa de presumir, indicó que no caería sin luchar.

Después de sentar a Cicelnia, Alus dio un paso atrás, justo cerca de Galgnis, que todavía estaba sobre una rodilla.

“¿¡Hah!?” Fue entonces cuando Galgnis volvió a la realidad y se lanzó con un golpe encantado.

El brazo rasgó el aire, pero Alus no mostró signos de esquivar o tomar medidas defensivas.

“¡¡…!!”

La sala quedó en silencio como si se hubiera congelado por un instante.

Sin embargo…

“Galgnis, no deberías ir más allá de eso.”

“¿No crees que estás siendo un poco grosero frente a los gobernantes?”

“Qué feo, viejo.”

Jean agarró la cabeza de Galgnis y lo tiró al suelo, mientras que el Maestro Mágico No. 2: Vajet Olagram, le pisó el brazo izquierdo, y el Maestro Mágico de Fanon, No. 4, sujetó su brazo derecho encantado con magia y subió el talón, posicionándolo sobre él como para pisotear su cuerpo.

Restringido por este grupo de tres, Galgnis no podía mover un músculo.

Desde el punto de vista de un Maestro Mágico, estaba claro que su acción anterior fue un reflejo nacido del miedo. Por eso había usado un ataque descuidado que consistía simplemente en infundir maná en su puño. Habiendo demostrado la diferencia en sus habilidades, un ataque como ese sería como pinchar a un elefante con una aguja de coser. Fue suicida. De ninguna manera fue un ataque lanzado debido a la hostilidad.

Incluso se podría decir que Galgnis ya había perdido su voluntad de luchar antes de atacar.

Es por eso que Alus ni siquiera se molestó en lidiar con eso, no había necesidad de hacerlo.

Pero eso era algo que solo los Maestros Mágicos de primer nivel podían decir.

“¡Basta, Galgnis!”

Al interpretar la acción de Galgnis como hostil, un hombre en la flor de su vida se levantó de su asiento al otro lado de la mesa para evitar que perdiera la vida. Mientras su rostro estaba oculto detrás de su velo, a juzgar por su voz, probablemente tenía más o menos la misma edad que Berwick.

Este era el gobernante de Halcapdia, una nación al oeste vecina de Rusalca.

“L-Lo siento… perdí el control de mí mismo.” Cuando el restringido Galgnis respondió mansamente al gobernante, los tres Maestros Mágicos lo soltaron.

Alus miró más lentamente por la habitación, confirmando a las personas que vio. Aparte de Jean y Galgnis, miró a cada cara nueva.

Primero fue el Maestro Mágico No. 2 de la nación oriental de Iblis, Vajet Olagram. Era alto y delgado e incluso tenía buenos rasgos faciales, lo que lo hacía un hombre atractivo. Su largo cabello azul marino estaba cuidadosamente arreglado detrás de su cabeza, y tenía los ojos agudos asomándose detrás de su flequillo.

Tenía 26 años de edad. No tenía su AAR con él, pero se sabía que usaba una espada larga.

El siguiente fue Fanon Trooper, Maestro Mágico No. 4 de Clevideet, la nación vecina de Alpha en el lado opuesto de Rusalca. Ella era la tercera mujer Única. A los 19 años, fue la segunda más joven después de Alus.

Tenía el cabello morado claro recogido a los lados. Con 150 cm de altura ella era pequeña. Parecía joven para su edad, y Alus se había preocupado de que ella también pudiera atacarlo. La razón de eso fue que había escuchado algunas cosas negativas sobre ella, pero parecía que ella era más lógica que eso.

Fanon era infame por ser una fanática de la limpieza, y había escuchado historias sobre cómo había aplastado las bolas de un subordinado que la toco cuando estaba manchado con sangre de Fiend.

También había escuchado historias de que ella había hecho que el capitán del escuadrón la protegiera contra los Fiends mientras ella se cambiaba de ropa sucia, por supuesto, mientras se aseguraba de que se cerrara una barrera a su alrededor.

En otras palabras, el cancelador de maná alrededor de los gobernantes probablemente fue hecho por Fanon.

Como experta en magia defensiva, era conocida por el alias de Muro de Hierro. Ella era la razón por la cual Clevideet, y no Alpha o Rusalca, era conocida como la más fuerte de las siete naciones.

Además, a pesar de su especialización en defensa, participó activamente en misiones en el Mundo Exterior, un rasgo generalmente impensable para alguien experto en magia defensiva. Ella era una luchadora de corazón. Y probablemente fue esa personalidad suya la que la llevó hasta a ser Único.

Como compañero, Alus podía decir la razón por la que Fanon había levantado su talón para aplastarlo mientras Galgnis estaba contenido. Tampoco pasó por alto su mirada casi extática y sádica mientras ella sostenía el talón por encima de él. Es por eso que decidió no tener nada que ver con ella.

Finalmente se levantó, con todos los ojos en él, Galgnis se arrodilló frente a Cicelnia. “Por favor, perdona mi grosería, Lady Cicelnia il Arlzeit.” En esta situación, una disculpa no se dirigiría a Alus, quien sirvió como guardia de honor.

“Estoy contenta de que ninguna de las partes haya resultado herida.”

Después de que Cicelnia le habló, Galgnis se disculpó profundamente con los gobernantes de las otras naciones. Luego regresó a su posición original, manteniendo los ojos bajos mientras mostraba su gratitud.

Como decía su información, Galgnis parecía ser un hombre muy agresivo, aunque no superó las expectativas de Alus, por lo que no hubo problema.

Por supuesto, como había dicho, solo perdonaría a Galgnis esta vez.

Finalmente, Alus volvió su mirada hacia un Único más. Una persona que no mostró preocupación alguna por lo que acababa de suceder.

Él reaccionó, en el sentido de que no hizo ningún movimiento, pero parecía totalmente indiferente a toda la prueba, incluso si Galgnis fuera a morir… Esa indiferencia y corazón frío era similar a Alus en cierto sentido.

Este era el Maestro Mágico No. 5 que provenía de la nación norteña de Hydrange, Kurokel Ifertas.

Estaba apoyado contra la pared, leyendo un libro. Tenía alrededor de la edad de Jean. Más específicamente, tenía 23 años, con un cuerpo delgado y con gafas con montura negra, que desprenden una impresión compuesta.

Kurokel tenía flequillo ceniciento colgando sobre sus ojos, y el resto de su cabello estaba un poco desordenado. En cuanto a la apariencia, parecía el tipo de hombre al que no le gustaría pelear.

Como Hydrange estaba en el extremo opuesto de Babel de Alpha, la información allí era escasa, pero al igual que Balmes, tenía poco territorio y poco que mostrar para su batalla contra los Fiends. Eso fue probablemente porque Kurokel no fue a misiones en el Mundo Exterior.

La primera impresión de Alus sobre él fue que era menos luchador y más erudito excéntrico y frágil. Pensando que tal vez podrían intercambiar notas de investigación, echó un vistazo al libro que sostenía.

Ah, no está bien. Es una novela.

Parecía una gran épica. Pero cuando vio que todos los líderes se habían reunido, cerró el libro y se colocó detrás del gobernante de Hydrange para cumplir con su deber de guardia.

Eso fue todo lo que se destacó de él, pensó Alus, mientras volvía a mirar a Cicelnia.

“Lo siento, Lady Cicelnia.”

“No hay que preocuparse, estoy bien.”

Alus vio una vez más que el gobernante de Halcapdia se disculpaba con Cicelnia por no poder evitar que Galgnis se volviera loco.

“Realmente estoy bien. En cambio, deberías estar hablando con él.”

Cuando Cicelnia miró hacia Alus, el gobernante de Halcapdia se volvió hacia Alus. Lo siento, Señor Alus. Permítame disculparme por…”

Cuanto más rico era alguien, más probabilidades tenían de resolver problemas con el dinero. Alus se encogió de hombros interiormente de esa manera noble de pensar, pero no podía ignorarlo cuando estaba siendo generoso.

Ignorar la buena voluntad de un gobernante no era un buen aspecto.

Es por eso que se le ocurrió una forma diferente de resolver cosas que no dependían del dinero, y levantó la mano para detener al gobernante. “No hay necesidad de eso. En cambio, ¿me permitirías decir algo?”

Los gobernantes se miraron, pero no hubo objeciones. Al representarlos, el gobernante de Halcapdia le dio a Alus su consentimiento asintiendo.

“Bueno, hay un Maestro Mágico que no conozco, ¿te importaría presentarlo?” Alus preguntó, mientras miraba hacia al gobernante de Balmes, y los demás hicieron lo mismo. Todos los presentes se habían estado preguntando lo mismo.

De pie detrás del gobernante de Balmes había un hombre mayor de aspecto aburrido.

Desde que comenzó el incidente con Galgnis, había estado temblando de miedo, con el sudor frío corriendo por su frente.

No encajaba con este lugar, retrocediendo hasta el punto de casi desaparecer. Aparentemente su propio ser exudaba debilidad.

Fue hasta el punto en que casi te sentiste mal por el hombre. Cuando la discusión se volvió hacia él, su rostro se puso pálido y se retorció solo por las palabras de Alus.

Si Alus realmente tuviera alguna consideración por el hombre, podría haber sido mejor simplemente dejarlo estar. Pero si era Único, al menos Alus quería saber su nombre.

Quizás para limpiarse el sudor, el gobernante de Balmes llevo un pañuelo debajo de su velo en un aturdimiento.

Al ver cómo las cosas no iban a ninguna parte, Alus sacó un nombre familiar. “¿Sería quizás el Señor Duncal?”

Quien respondió no fue el gobernante con sobrepeso de Balmes, sino el hombre mismo. “N-No… soy Bebet Ijous. Recientemente llegué al rango de No. 74. Un rango que alguien tan inexperto como yo no es digno de… poseer para encontrarse cara a cara con ustedes, Únicos, esto es todo un h-honor…” Se presentó tartamudeando con voz temblorosa

Quien continúo fue el gobernante de Balmes. “Ahora mismo Sir Duncal está en una misión, por lo que está sirviendo como su reemplazo.”

Oh sí, creo que Jean dijo algo al respecto. Pero en ese caso, podrían haber traído a Gileada, que ocupaba el puesto No. 20. También fue un Único, pensó Alus. Pero si ella no estuviera aquí, Gileada también podría estar participando en esa misión.

Todavía tenía sus dudas, pero meter la nariz en los negocios de otras naciones estaba seria sobrepasar sus límites. De todos modos, si él no era un Único, entonces no había necesidad de escuchar más detalles sobre él, por lo que Alus perdió interés en él.

Sin embargo, no importa cuánto se destacase, no ser capaz de presentarse correctamente solo ensuciaba la dignidad de su nación. Bebet, muy probablemente en lo último de sus 30 años, parecía realmente lamentable. Considerando lo tímido que se veía, probablemente se mojaría antes de que Cicelnia lo hiciera si algo sucediera.

El gobernante de Balmes suspiró con exasperación ante la vergonzosa conducta de Bebet, pero eso fue todo. Quizás no le preocupaba demasiado la reputación.

Bebet debe haber sido abrumado por el denso maná de Galgnis que liberó durante el incidente, y que Alus obligó fácilmente a ponerse de rodillas. En el rango No. 74, debe haber sido muy consciente de la diferencia en la habilidad y cuán fuera de lugar estaba.

Si iba a estar tan nervioso, entonces debería haber estado dentro del cancelador de maná junto a los gobernantes, pensó Alus, como si no tuviera nada que ver con él. Pero pronto reconsideró, viendo cómo eso hubiera sido mucho más vergonzoso. Si un Maestro Mágico que representara la fuerza de esa nación hiciera eso, cualquier dignidad que tuvieran se perdería.

“¿Eso será suficiente, Sir Alus?”

“Sí, muchas gracias.” Respondió Alus al gobernante de Balmes, y puso fin al tema.

Luego dirigió su atención hacia Cicelnia. Desde su posición detrás y ligeramente a un lado, pudo ver los bordes de sus labios formar una sonrisa.

Alus no sabía lo que estaba pensando. ¿Realmente había algo tan interesante en lo que acaban de hablar? No tenía ni idea. Además, estaban en posiciones completamente diferentes. Lo que experimentaron y vieron fue igualmente diferente.

“Ahora bien, todos estamos ocupados, así que procedamos, ¿de acuerdo?” Dijo el gobernante de Halcapdia, y señaló el comienzo de la conferencia.

“Bueno, no hay necesidad de tener tanta prisa. No es frecuente que todos nos reunamos.”

“Sin mencionar que esta vez Sir Alus está presente, así que ¿por qué no tomarlo un poco más lento?”

Tratando de no perder la iniciativa, los otros gobernantes se manifestaron.

Pero la voz de Lithia no estaba entre ellos. Jean le susurró algo al oído y, en cambio, permaneció en silencio.

“Todos, no creo que comentarios con ese tipo de intenciones sean adecuados para este lugar.” Dijo Cicelnia con una gran sonrisa, tocando la mesa y llamando la atención de los gobernantes.

Al ver a Alus de pie sin expresión detrás de ella, nadie más habló. Había algunos con miradas amargas, pero eso era todo. Esta vez, fue Alpha quien salió en la cima.

Con la sala en silencio, Cicelnia hizo su proclamación. “La nación de Alpha aprueba la apertura del 40 Torneo Mágico Amistoso de las Siete Naciones.” Al presionar el sello, que solo los gobernantes podían usar, en un pergamino grueso, luego colocó el pergamino sobre la mesa.

Cicelnia giró el plato giratorio y detuvo el pergamino frente al siguiente gobernante.

Era costumbre plantear cualquier objeción antes de sellar el pergamino con el sello del gobernante. Y cuando se planteó una objeción, se debatió sobre el tema. Por eso, estas conferencias a veces duraban hasta tres días.

Lithia de Rusalca hizo lo mismo y consintió el torneo al sellar el pergamino con su sello.

Mientras lo hacía, de repente habló como si recordara algo. “Hablando de eso, recuerdo haber escuchado que Sir Alus participará este año.”

“¡¡…!!”

Un asombro silencioso se extendió visiblemente no solo entre los gobernantes, sino también entre los Maestros Mágicos. Aunque era mucho más notable en los gobernantes.

Por el contrario, Cicelnia actuó como si eso no tuviera nada que ver con esto. “Alus se inscribió en el Instituto este año, así que ese es su derecho, ¿no?”

“Nadie ha dicho nada sobre rechazar su participación, Sra. Cicelnia. Pero como Maestro Mágico con el título de Único, simplemente me preocupaba el improbable caso de que algo pudiera sucederle a los otros estudiantes que participan.” Dijo Lithia.

Esas palabras hicieron que los gobernantes recordaran la diferencia en la habilidad y la posibilidad de que ocurrieran accidentes durante los enfrentamientos. Querían evitar perder el potencial de combate futuro por accidentes inesperados.

Solo Alus podía dar la respuesta más precisa para la preocupación de Lithia. “En ese sentido, deseo que confíes en mis habilidades como Maestro Mágico con dicho título. Puedo garantizar que no habrá casos tan improbables.”

“¡…! ¡Oh, no, no dudaba de sus habilidades, Señor Alus!”

¿Entonces qué?, Alus quería decir, pero contuvo la lengua. Quizás que le diese una respuesta directa fue inesperado, ya que Lithia se corrigió apresuradamente.

Alus sonrió. “Pero puedo entender que te preocupes.”

Al escuchar eso, los otros gobernantes dieron muestras de alivio. Ya sea porque se salvaron de experimentar la ira de Alus por segunda vez, o si estaban felices de saber que sus estudiantes estarían a salvo durante el torneo era incierto.

Después de eso, el pergamino fue enviado suavemente de gobernante en gobernante.

Hasta que llegó a una parada repentina en el gobernante de Balmes.

Todos miraron hacia él con recelo.

Después de dudar por un momento, habló. “Tengo una propuesta que hacer… ¿qué tal si este año aflojamos las restricciones?”

El gobernante de Balmes observó las reacciones de todos cuando hizo su sugerencia. Su expresión externa parecía compuesta mientras revisaba sus respuestas, pero en realidad estaba poniendo un frente valiente para evitar que alguien se diera cuenta de que tenía mucho miedo cuando hizo su propuesta.

Hubo sugerencias previas para alterar las reglas establecidas del torneo en el pasado, pero la mayoría se resolvieron casi inmediatamente, y las cosas habían transcurrido sin problemas desde que Cicelnia se había convertido en gobernante.

“¿Aflojarlas cómo, puedes ser específico?” Preguntó el gobernante más cercano al gobernante de Balmes.

“Bueno, más específicamente, no creo que se considere una restricción. Simplemente sugiero que permitamos oficialmente el reclutamiento de estudiantes.”

“¡¡…!!”

Había omitido cuidadosamente “de otras naciones”, pero el descontento se extendió por el resto de los gobernantes.

Reclutar estudiantes de otras naciones que llamaron la atención del gobernante durante el torneo estaba mal visto. Los deseos del individuo fueron respetados tanto como fue posible, pero en esos casos las naciones involucradas tuvieron una discusión política entre ellos detrás de escena.

Esta sugerencia era llevar este tipo de movimientos más a la intemperie. Balmes era en realidad la nación que tenía más aprensiones sobre su supervivencia. Dejando a un lado los Dobles, cuando se trataba de Únicos, había rumores de que estaban falsificando resultados para decir que tenían, y que carecían de poder de fuego. Por eso todos los gobernantes presentes entendieron que Balmes quería asegurar estudiantes prometedores.

Podían entender su motivación, pero cuando se trataba de arriesgar la pérdida de sus Maestros Mágicos novatos era una historia diferente.

No solo querían tener suficiente para reponer sus fuerzas armadas, sino también dejar espacio para el crecimiento en el futuro, y que otra nación les robara eso afectaría el poder futuro de esa nación. Nadie presente aprobaría esta sugerencia, incluso si fuera para igualar la fuerza militar entre todas las naciones para que pudieran proteger a la humanidad como una sola.

El problema era si esta sugerencia se había planteado después de presenciar la demostración de fuerza de Alus, o si se había pensado antes.

O más bien, de cualquier manera, era problemático. Especialmente para Alpha. “No puedo permitir eso.”

Cicelnia, por supuesto, fue la primera en hablar. Al mismo tiempo, lanzó una mirada aguda en dirección a Lithia, y luego, algo ansiosa, miró hacia Alus.

Desde el punto de vista de Cicelnia, Lithia mencionó la aparición de Alus en el torneo. En el peor de los casos, podría haber estado trabajando junto con el gobernante de Balmes para que esto suceda.

También estaba claro que estaba molesta por lo que podría describirse como una muestra excesiva de respeto por Lithia en las escaleras.

Para Alus, no era más que un medio para atacar a su gobernante egoísta, pero para Cicelnia la amenaza de mudarse a una nación diferente se sentía extrañamente real, a pesar de que Alus no tenía ninguna intención de hacer algo así.

Como estudiante que participaba en el torneo, Alus era un objetivo potencial para el reclutamiento. Si el gobernante de Balmes hizo esta sugerencia para atacar en esa oportunidad… Cicelnia se estremeció ante la idea.

“Balmes tiene pocos Maestros Mágicos propios. A este ritmo, es posible que no podamos responder a una emergencia.” Dijo el gobernante de Balmes, haciendo un llamamiento emocional.

Exponer la debilidad de su propia nación era vergonzoso, pero el estado de su nación era claro para todos, y si sería posible reponer a los Maestros Mágicos de la nación al abandonar su orgullo, no estaba en contra de hacerlo. Entre los gobernantes, parecía menos interesado en mantener las apariencias. Por eso, incluso si pudiera ser subestimado, podría ser bastante utilitario.

Los ojos de Cicelnia recorrían inquietos la habitación. Esto es malo.

Nadie más planteó inmediatamente ninguna objeción. En todo caso, parecían estar teniendo en cuenta su propuesta.

La sugerencia vino con el riesgo de que una nación pierda su propio personal. Normalmente ese tipo de sugerencia no funcionaría tan bien, pero parecía que la abrumadora exhibición de Alus, que Cicelnia había estado feliz de ver, estaba trabajando en su contra.

A este ritmo, la propuesta del gobernante de Balmes se consideraría seriamente. Si hubo objeciones o no, se decidiría por mayoría de votos después de una discusión.

Cicelnia imaginó la pérdida inconmensurable de que Alus se mudara a una nación diferente. De hecho, arriesgarse a perder al más grande Maestro Mágico no era más que un demérito masivo. Sabía que Alus era responsable de la mayoría de las ganancias militares que hicieron de Alpha la poderosa nación que era. Después de todo, ella fue quien presidió las ceremonias de premiación.

De hecho, incluso si todos los demás estudiantes de Alpha fueran robados por otras naciones, mientras Alus permaneciera, eso valdría la pena.

Además de Cicelnia, el gobernante de Balmes notó el silencio y continuó con una sonrisa: “Parece que todos sienten que es digno de consideración. Entonces, ¿vamos a votar al respecto?”

“Por favor, espere un momento. No estoy segura de qué pensar sobre cómo sobreviviría una nación si tan fácilmente depende de las fuerzas de otras naciones para reforzar la suya. Si bien podría funcionar por un tiempo, ¿una nación realmente podrá defenderse en el futuro utilizando ese tipo de método? En el caso de una invasión de un Fiend de clase alta, podrías pedir la ayuda de otra nación. Por supuesto, Alpha no dudaría en ofrecer su ayuda si eso sucede.”

Cicelnia esperaba que recibiera una refutación, pero no pudo evitar intentarlo. Las posibles consecuencias fueron demasiado graves para que ella espere y vea los resultados. Cabía la posibilidad que Alpha volviera a convertirse en una nación débil.