Nihon E Youkoso Elf-san (NL)

Volumen 6: Capítulo Del Diamante

Capitulo 1: La Cena de las Joyas

Parte 2

Estaba claro por la expresión de su rostro que creía que estaba diciendo algo completamente razonable, lo que puso nerviosa a la elfa oscura.

“¿Qué? ¡¿Por qué estás intentando gastar dinero ahora?! ¡Ya te estás encaminando a la bancarrota!” Puseri cerró su abanico plegable… y en lo único que pudo pensar Eve fue en cuándo se compró ese abanico negro brillante y elegante. La elfa oscura sintió sudor corriéndole por la frente por alguna razón.

“Hmhm, por favor, no me metas en el saco de los típicos nuevos ricos. Como miembro del clan Blackrose, no aceptaré nada menos que calidad de primera.”

“¡¿Qué…?!”

Puseri lanzó una mirada de total confianza y Eve sintió que sus rodillas se debilitaban. Entonces, se dio cuenta. Eve se dio cuenta de que Puseri podía parecer capaz, pero era una de esas chicas ricas inútiles. Ella gritó internamente y sostuvo su cabeza mientras el sudor continuaba cayendo profusamente.

E-Esto no es bueno… ¡Es una aristócrata cabeza hueca hasta la médula…!

Usaba el dinero como agua a pesar de no tenerlo. Esas tonterías habrían sido posibles si hubiera hipotecado la mansión, pero eso significaría que se habría dirigido directamente hacia el borde del acantilado. Para evitar caer al suelo, Eve agarró los hombros de Zarish, que estaba de pie cerca.

“E-Entonces, ¿cuánto queda de tus fondos, Zarie?”

“No te preocupes, Eve. Sería imposible gastar todos mis ahorros. He estado invirtiendo con el futuro en mente todo este tiempo.”

¿In… virtiendo? Eve no estaba familiarizada con tales conceptos de la cultura humana, por lo que el término entró por un oído y salió por el otro. Aun así, entendió que la situación era terrible y pudo decir instintivamente que esto era algo que afectaría mucho su futuro, así que siguió preguntando, con la voz temblorosa. Ella realmente no debería haber preguntado en absoluto.

“P-Por ejemplo, ¿en qué estás invirtiendo?”

“Esto puede sorprenderte. Primero, están los prometedores campos petroleros y minas del país vecino de Gedovar…” Eve frunció el ceño mientras Zarish explicaba con una expresión de confianza.

Gedovar era un lugar donde se congregaban los semidemonios y a menudo libraban guerras contra naciones vecinas. Esto le recordó que una vez él había planeado desertar a Gedovar. Pero ahora que esos planes habían fracasado, ¿qué pasaría con sus inversiones? La respuesta era bastante obvia…

¡Pues sí que fue sorprendente! Eve gritó internamente de nuevo.

Sus ojos giraron mientras trataba desesperadamente de pensar en algún tipo de solución a pesar de su falta de conocimiento sobre finanzas e inversiones y luego finalmente golpeó con fuerza las manos contra la mesa. Los otros dos se sorprendieron.

“¡NO! ¡DEUDAS! ¡Absolutamente no! ¡Haremos un trabajo honesto y luego compraremos cosas con lo que quede después de pagar los gastos de subsistencia! ¡Así es como se supone que se debe hacer!” Eve volvió a golpear la mesa mientras pronunciaba sus palabras, pero Puseri… no parecía impresionada. Miró a Eve con una expresión confiada y luego se rió como si estuviera amonestando a alguien que no manejaba bien su dinero.

“Hmhm, no importa si pagamos ahora o más tarde. Entonces, ¿por qué no adquirir lo que quiero cuando lo quiero? Esto es de sentido común.” La joven estaba tan horriblemente desconectada de la realidad que Eve casi podía sentir su visión distorsionarse. Ella estaba desesperada.

Esta era la declaración de alguien que se lanzaba de cabeza a la autoruina y que eventualmente terminaría diciendo, “No se suponía que fuera así”. La conmoción fue demasiado, incluso para Eve. Se deslizó hasta el suelo y se sentó con las piernas dobladas debajo de ella.

“Entonces, Eve, ahora que estamos de acuerdo, me gustaría que me dieras tu apoyo en la cena de esta noche. Por favor, hazle saber a todas que soy la única que es digna de ser la maestra del clan Blackrose y que las conduciré a todas a la felicidad.”

Eve estaba completamente estupefacta ante la absoluta confianza de Puseri. No solo fallaría en hacer felices a todas, sino que les traería miseria. Así que todo lo que pudo hacer fue replicar con voz temblorosa.

“Mira, hay todo tipo de gastos que tenemos que pagar para el mantenimiento de la mansión y estarías al borde de la ruina si Zarie y yo dejamos este lugar. Así que, por favor, si vas a ser la maestra, no malgastes el dinero en muebles de lujo.”

“Nos dejarías los ahorros de toda tu vida, ¿no es así, Zarish?”

“Sí, por supuesto—”

“¡Por supuesto que no!” Eve golpeó a su amado Zarish con un furioso cabezazo mientras se ponía de pie. Ya acostumbrado a la violencia, Zarish emitió un extraño “¡Hvuah!” cuando el golpe conectó.

***

Esa noche, cuando Eve desafortunadamente no pudo detener el hábito de gastar excesivamente de Puseri… las mujeres comenzaron a reunirse una por una en la mesa a la luz de las velas.

Cada una de ellas era hermosa en apariencia, desde niñas hasta mujeres maduras. Esto no era una sorpresa, teniendo en cuenta que un talento excepcional y una belleza que rivalizaba con el brillo de un diamante eran las condiciones para unirse al equipo en primer lugar.

En cualquier caso, las mujeres eran bastante fuertes. A pesar de su terrible pasado, las damas estaban llenas de alegría al ser atraídas por el olor apetitoso. Ahora que sus días de esclavitud habían quedado atrás, fue reconfortante verlas tomadas de la mano con alegría.

Se reunieron ante la dueña de la mansión, cada una girando en su lugar para mostrar sus vestidos a juego. Al ver esto, Puseri no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa.

“Oh, qué hermosas. Estos vestidos les quedan a la perfección. Ahora, todas, por favor, tomen el asiento que deseen. Es hora de comenzar la cena.” No había asientos designados y las mujeres no tenían la obligación de usar sus vestidos. El lema aquí era divertirse y despreocuparse, pero manteniendo los modales propios de una dama. La propiedad les exigía seguir un código de vestimenta como residentes de una casa noble, pero esta era una forma de distanciarse de los largos y restrictivos días que habían pasado como esclavas.

Las ocho mujeres fueron iluminadas por innumerables velas. Cada una de ellas parecía estar disfrutando de sus comidas y cada vez salían más platos para mantenerlas satisfechas.

Habían esperado mucho tiempo para esta cena. Sin embargo, cada una tenía una expresión bastante complicada en sus rostros. Esto se debía a que Zarish estaba sonriendo mientras dejaba los platos en la mesa. Aunque vestía un traje de sirviente, muchas de las mujeres todavía le temían como su antiguo opresor.

“Oye, Zarish. Borra esa estúpida sonrisa de tu rostro. Parece que estás tratando de insinuártenos. Es asqueroso.”

“Concuerdo completamente. Me pongo enferma con solo mirarte.”

Parecía que no le temían; simplemente les repugnaba. Sin embargo, era mucho más doloroso para un hombre que le dijeran que era repugnante en lugar de ser temido. Los hombros de Zarish cayeron, pero siguió distribuyendo los platos.

No era de extrañar que las mujeres estuvieran bastante perplejas. Nunca se habían sentado a la mesa juntas de esta manera y solían ser ellas las que sacaban los platos para Zarish. Era difícil creer que el que había provocado este cambio fuera un niño tan joven.

El antiguo sistema imperante había llegado a su fin.

Pero eso no significaba que todos sus problemas se hubieran resuelto.

Zarish estaba simplemente bajo control debido al anillo de Eve y era como una bomba de tiempo. No tenían idea de si o cuándo volvería a ser su antiguo yo y se sentía como si hubieran sellado temporalmente a un demonio.

Había otra cosa sorprendente sobre la mesa.

El plato colocado frente a todas exigía toda su atención. La intrincada presentación hizo que pareciera que había sido preparada por un chef maestro y ciertamente encajaba con la mesa del comedor del clan Blackrose. Todas se acercaron y susurraron entre ellas.

“Vaya… ¿Alguien sabía que él tenía este pasatiempo todo este tiempo?”

“Hmm, qué decoraciones tan ornamentadas… ¿Cómo puede alguien hacer decoraciones florales como estas usando puré de papas?”

“¿Basó el diseño en la mansión? Está hecho de manera tan intrincada que es un poco extraño.”

Aunque no recordaban mucho de cuando estaban bajo el control de Zarish, el miedo arraigado en sus cuerpos aún permanecía. Pero al ver un contraste tan marcado entre su antigua apariencia demoníaca y su estado actual, se sorprendieron al descubrir que era un perfeccionista. Su bien peinado cabello rubio, hermosos rasgos y buena postura lo hacían lucir bastante atractivo siempre que mantuviera la boca cerrada.

Mientras charlaban entre ellas, Eve llamó a Zarish.

“¡Esto es increíble! Has preparado el plato como la comida del restaurante que vi en Japón solo con mis descripciones. Ven aquí, Zarie. Te mereces algunos elogios.” Ella sonrió y luego lo abrazó mientras él se arrodillaba ante ella. Parecía algo feliz cuando su nariz se enterró entre sus pechos. Sin embargo, las otras mujeres a su alrededor empezaron a sudar frío ante la vista.

“Esto me hace muy feliz. Todavía no has olvidado los platos que hacíamos juntos cuando aún éramos novatos”, dijo Eve.

“Sí, no podía bajar la calidad de nuestra comida incluso cuando teníamos que pellizcar cada moneda para salir adelante. Aquellos días fueron tan duros que no recuerdo cuántas veces lloré.” Tal vez fue la iluminación, pero la expresión de Zarish cambió, haciendo que las demás se sintieran identificadas con su dolor. Todas no pudieron evitar preguntarse qué había pasado entre estos dos en el pasado.

Cada una tomó un bocado de su comida y sus ojos se iluminaron de alegría a la vez.

A pesar de que los platos se elaboraron con los mismos ingredientes de siempre, les sorprendió la explosión de umami y sabor suave.

La carne, algo dura, se chamuscó después de prepararla y luego se cocinó lentamente en un horno de piedra. Se cortó finamente para que fuera más fácil de comer, luego se mezcló con una salsa hecha con frutas cítricas para eliminar el olor. Las mujeres quedaron profundamente impresionadas por las habilidades culinarias que habían aumentado los ingredientes a su máximo potencial.

Algunas de ellas estaban llenas de entusiasmo y alegría, pero otras bajaron los hombros decepcionadas. Entre ellas estaba Darsha, la guerrera bárbara, y Miliasha, descendiente de los dioses.

“No puedo creerlo… Es mucho mejor que mi cocina. Creo que voy a llorar.”

“¡No digas eso! M-Mi sentido del gusto es diferente, así que todo lo que puedo hacer es rebanar pan. Eres mucho mejor que yo en ese sentido, Darsha.”

Al ver a Darsha mordiéndose el labio y tratando de contener las lágrimas, Miliasha no pudo evitar abrazar los hombros de la guerrera.

Habiendo soportado los cortes en todos sus dedos en el pasado mientras intentaban cocinar, no esperaban que se les mostrara una diferencia de habilidad tan grande en esta cena. Lágrimas rodaban silenciosamente por sus rostros mientras se abrazaban.

“Maldita sea… yo también trabajé tan duro…”

“Ah, Darsha. ¡Mira, mira hacia allá!” Miliasha señaló mientras Darsha sollozaba y se quejaba.

“¿Eh? Qué demo… ¡Zarish tiene una expresión de satisfacción en su rostro! ¿Me estás tomando el pelo? ¿Estuvo soportando nuestra comida todo ese tiempo? Me cabrea un poco saber que estaba siendo innecesariamente cortés…” La comida deliciosa no era un delito… pero, lamentablemente, la mala comida sí lo era. Las dos apretaron los dientes contra el sabor de la derrota, pero esta experiencia les ayudaría a crecer. Tal vez. Probablemente. Quizás.

¡Pop! El corcho de la botella de vino que habían recibido como regalo fue retirado con un sonido satisfactorio.

Lo habían recibido del chico pelinegro en celebración por la reforma de su equipo y como muestra de gratitud por dejarle quedarse en la mansión. Por alguna razón, Kazuhiho había dicho, “No tuve la oportunidad de probar esto después de todo…” cuando se los entregó.

Zarish sirvió el vino de color rubí para Puseri como dueña de la mansión y luego le sirvió a las demás. Puseri se puso de pie poco después, llamando la atención de todas. Luego enderezó la espalda y su voz tranquila reverberó por el pasillo.

“Por favor escuchen, todas. Me gustaría tomar una decisión sobre algo relacionado con nuestro futuro.” Todas las reunidas se miraron unas a otras como si hubieran estado anticipando este momento.

Había una razón por la que todas estaban nerviosas. Ahora que ya no estaban bajo la influencia dominante del anillo, habían podido recuperar su voluntad, como si hubieran despertado de una pesadilla.

Pero cada una de ellas estaba allí por diferentes circunstancias.

Las que fueron compradas como huérfanas de guerra o esclavas, las que fueron encontradas en las calles y obligadas a la servidumbre sin saber lo que estaba pasando y las que habían perdido en un duelo… Todos ellas estaban preocupadas por lo que les ocurriría en el futuro. Al ver sus expresiones, una mirada de tristeza llenó los ojos crepusculares de Puseri.

“Todas hemos sufrido abusos y nos han quitado tiempo por su culpa… por culpa de Zarish. Pero gracias a los esfuerzos de ese chico de cabello negro y Eve, hemos sido liberadas. Todas estamos liberadas de todo lo que nos ataba antes.” Algunas de ellas dejaron escapar un suspiro de alivio. La dueña de la mansión les estaba diciendo indirectamente que aquellas que fueron compradas con dinero estaban liberadas de sus deudas.

En ese momento, Eve, que estaba parada cerca, dio un paso adelante y puso ambas manos sobre la mesa. Parecía que la camisa que enmarcaba su delgado cuerpo no podía contener sus grandes pechos y estaba abierta hasta el segundo botón.

La corbata que colgaba entre ellos descansaba allí por casualidad, en lugar de estar colocada allí deliberadamente. Pero la luz de las velas arrojó una sombra sobre su escote y sus compañeras charlaron entre ellas, notando lo sexy que era. Eve luego abrió sus labios carnosos y seductores para hablar.

“Oigan, todas. Saltemos todas las formalidades y vayamos directo al grano.” Eve se aclaró la garganta, atrayendo las miradas de todas hacia ella. La hermosa variedad de colores que se encontraron con los ojos de la elfa oscura la dejó sin aliento por un momento. Realmente eran como una caja llena de joyas. Su antiguo dueño, Zarish, era pura maldad, pero ciertamente tenía buen ojo para las mujeres hermosas.

“La libertad puede sonar bien, pero estoy segura de que a algunas de ustedes también les preocupa. Para ser honesta, así es como me siento. No sé qué voy a hacer a partir de mañana.” Ella frunció el ceño, preocupada, y algunas de ellas estuvieron de acuerdo de manera alentadora “Por supuesto” y “Después de todo, estamos desempleadas”.

Era una conversación aparentemente insignificante. Sin embargo, era un indicio de lo mucho que habían cambiado las cosas.

Aunque era de naturaleza autocrítica, podían decir lo que pensaban y reír juntas. Después de que se les negara el derecho a hablar libremente durante tanto tiempo, por fin pudieron sentir el sabor de la libertad, junto con un sentimiento de pura alegría brotando dentro de ellas. Disfrutaron reír juntas desde el fondo de sus corazones, y antes de que se dieran cuenta, la tensión en sus hombros desapareció.

“Así que, les propongo algo. ¿Por qué no seguimos viviendo juntas? Afortunadamente, somos un grupo de personas realmente hábiles y el Equipo Diamante es uno de los mejores. Además, ya saben… Todas ustedes son tan lindas que fácilmente podrían encontrar a un chico rico con quien casarse si lo desean.” Eve hizo un gesto con el pulgar asomándose entre los dedos de su mano cerrada y las que sabían lo que significaba se rieron de la vulgar elfa oscura o se pusieron rosadas. Mientras tanto, aquellas que no entendieron el mensaje simplemente ladearon la cabeza en confusión.

Entonces, una mujer de cabello azul sedoso levantó la mano. Ella era de ascendencia demoníaca, lo cual era evidente porque el blanco de sus ojos era negro y el iris era blanco. No solo eso, sino que tenía unos cuernos ensortijados que recordaban a los de un diablo.

“Danos tu opinión pragmática sobre esto. Nuestras únicas opciones son quedarnos aquí o unirnos a otro equipo. ¿Correcto?”

“Hmm… sería una historia diferente si tuvieran un lugar al que ir a casa. Si quieren ir a casa, las enviaré en un carruaje y las presentaré a otros equipos si quieren transferirse.” Todas se miraron con sorpresa.

Eve era la mayor víctima de todas ellas, ya que casi había perdido la vida. Ella había soportado más persecución que las presentes. Se sentía extraño ver que ella era la que voluntariamente se ponía a trabajar por el bien de las demás. Quizás algo le vino a la mente, cuando la mujer con cuernos, Isuka, volvió a hablar con vacilación.

“Eve, no me digas… ¿Es esta tu forma de hacer las paces?”

“Urgh… Toda esa situación se debió a que no manejé mis anillos correctamente. Me siento tan mal por lo que les pasó a todas por mi culpa. Así que lo siento. Por hacerles pasar por tanto sufrimiento.” Se pellizcó las comisuras interiores de los ojos para evitar llorar y habló con voz dolorida.

Estaba claro que quería expiar sus errores. Después de todo el dolor que habían soportado, Eve no se habría sentido satisfecha hasta asegurarse de que las otras mujeres encontraran la felicidad. Pesaba mucho en su mente. Pero la reacción que recibió fue inesperada.

“¿Qué, hay alguien que le guarda rencor a Eve? ¿Quién es?”

Eve miró sin comprender mientras las demás miraban alrededor a la vez como si no tuvieran idea de lo que estaba hablando. Recientemente, les había hablado de los anillos y había asumido que todas la odiaban por eso.

“Ahora que lo pienso, estoy un poco enojada… con él.”

“Sí. No culpo a Eve, pero nunca perdonaré a ese hombre.” Con eso, señalaron a Zarish, que estaba de pie junto a la pared. Él las miró con una expresión de disculpa, pero fue solo porque estaba bajo la influencia del anillo. Al igual que en el caso de Eve, la personalidad de quien estaba bajo la influencia del anillo cambiaba para parecerse más a su amo.

Isuka tomó un gran bocado de carne y luego miró a Eve.

“¿Por qué no ‘reeducarlo’ a fondo y por completo? A mi modo de ver, debes infligirle tanto miedo en su corazón como lo hizo Puseri. Ojo por ojo, como suele decirse.”

“Qué grosera. Nunca le he dado motivos para temerme. ¿No es así, Zarish?” Puseri se volvió hacia Zarish con una sonrisa lo suficientemente elegante como para hacer florecer las rosas y sus rodillas comenzaron a temblar violentamente. Parecía como si tuviera enfrente a un enorme dragón.

“P-Por supuesto… Jaja…”

“Sí, eso es definitivamente efectivo”, coincidieron todas.

Al mismo tiempo, Eve se dio cuenta de lo generosas que eran sus compañeras. Les quitaron su voluntad a la fuerza y ​​habían pasado años siendo tratadas como esclavas. Estaba claro que estaban traumatizadas a pesar de las sonrisas en sus rostros, pero siempre se aseguraban de ser consideradas con sus amigas. Realmente eran tan puras como diamantes de calidad, pensó para sí misma.

Sintió una calidez extenderse por su corazón y las quería tanto que no quería dejarlas ir. Entonces se dio cuenta de que lo que tenía que hacer no era expiar sus errores.

“Sé que Zarish está bajo control ahora, pero no creo que tengan que perdonarlo. Es cierto que nos hizo la vida miserable y fue horrible cómo nos obligó a estar bajo su mano. Por eso tampoco debería ser perdonado nunca.” Palabras tan oscuras no eran aptas para una cena. Aunque sus recuerdos eran borrosos, todavía había un trauma en algunos de sus corazones. Pero a menos que superaran su dolor, nunca podrían volver a reír desde el fondo de sus corazones.

Antes de dejar esta mansión, tenían que recuperar su propio ser. Esta era la primera y más importante cosa que el Equipo Diamante tenía que lograr. Todas llegaron a este entendimiento sin decirlo directamente y todas asintieron.

Había un hombre entre ellas que parecía querer decir “Pero ahora mismo me están controlando…”, pero nadie le hizo caso.

“Entonces, ¿por qué no vivimos todas juntas aquí? Podríamos trabajar juntas, comer juntas y ayudarnos mutuamente. Creo que eso sería lo mejor para todas. Sé que es egoísta por mi parte decirlo, pero las amo a todas.”

Los elfos oscuros eran una raza muy odiada. Se decía que eran luchadores malvados y poderosos y supuestamente estaban detrás de cada incidente horrible que ocurría. Pero había otro rumor común sobre ellos. Se decía que los elfos oscuros eran criaturas solitarias. Este rumor parecía ser cierto, ya que las lágrimas de Eve continuaban rodando por su rostro a pesar de que se secaba los ojos una y otra vez.

Pero los elfos oscuros no eran los únicos que tenían tendencia a sentirse solos. Cassey, que tenía cola y orejas triangulares, tenía rasgos muy similares a los de la tribu Neko. Vestida con un atuendo que revelaba sus muslos sanos, la joven se estrelló contra Eve mientras envolvía sus extremidades alrededor de ella en un abrazo.

“¡Yo también quiero vivir con Eve-nyan!” Su cuerpo estaba caliente, como si acabara de asolearse, y Eve se sorprendió por la expresión de ojos entrecerrados en su rostro, como si esperara que le acariciaran la cabeza.

“¡Whoa! Oh, Cassey, todavía no había terminado de hablar.”

Pero una a una, las demás se levantaron de sus asientos, como para mostrarle que ya entendían lo que estaba tratando de decirles. A pesar de sus diferencias de raza, color de piel y edad, ninguna de ellas podía soportar dejar sola a la solitaria elfa oscura llorona.

Las manos extendidas le limpiaron las lágrimas, le acariciaron el pelo y le dieron palmadas tranquilizadoras en los hombros y la espalda. Les rogó que pararan porque eso solo la haría llorar más fuerte, pero ignoraron sus súplicas. Cada una de ellas sabía tan bien como Eve lo doloroso que era estar sola y la elfa oscura finalmente rompió a llorar en voz alta

Y así, la cena de las joyas se prolongó hasta altas horas de la noche.