Nihon E Youkoso Elf-san (NL)

Volumen 5: Capítulo de la Esclavitud II

Capitulo Extra: Conociendo a Mariabelle, la elfa Semi Hada

Parte 4

La puerta crujió al abrirse.

El pasillo oscuro me recordó a las alcantarillas que habían existido en el oeste desde los viejos tiempos. Pero aquí, había agujeros en la pared alrededor de la esquina por donde la luz podía entrar desde el exterior. La iluminación me permitió moverme sin chocar con nada y logré llegar al área más brillante del otro lado. Esta área parecía ser la cocina, donde mucha luz del sol iluminaba la habitación a través de las ventanas.

“¿Onn, Kazuhiho?” Me di la vuelta para encontrarme con la mujer de cabello negro, Sharsha, parada allí. Ella también era una elfa y sus largas orejas eran visibles a ambos lados de su amistosa sonrisa.

“Buenos días, Sharsha.”

Estaba en deuda con ella por prestarme la cama anoche. Incliné mi cabeza mientras la saludaba. Sharsha estaba sentada en una silla con las piernas cruzadas y pensó en algo por un momento antes de decir “Gunilom-du” con una pronunciación clara para que yo pudiera entender.

“¿Guneelam…?”

“Nnhn, gunilom-du.” Parecía que me estaba enseñando el saludo matutino élfico.

Sonreí con entusiasmo y me senté frente a ella mientras ella pelaba algunos frijoles. Eran los alimentos conocidos como sunebi que estuve pelando ayer. Mariabelle debió entregárselos a su madre a través de la ventana después de recoger algunos antes y luego se fue a jugar.

“Gunilom-du, Sharsha.”

“¡Toligg! Gunilom-du, Kazuhiho.” Su expresión se iluminó con una sonrisa florida. Pareció entender que yo quería ayudarla con su tarea y colocó la canasta entre nosotros. No llevaba un vestido como ayer y sus muslos expuestos estaban casi demasiado radiantes para mirarlos. Todavía era temprano en la mañana, así que esta debe haber sido su ropa de dormir.

Era bastante aterradora cuando la conocí ayer, pero parecía una persona completamente diferente mientras sonreía a la luz del sol. Había algo muy maternal en su expresión y me encontré mirándola con asombro durante algún tiempo.

Me quedé impactado. No me di cuenta de lo lindas que eran las elfas cuando sonreían. ¿Qué tan linda sería Mariabelle si ella también sonriera? Esos pensamientos pasaron por mi mente mientras hablaba de sunebi con Sharsha y ella me enseñaba a decir los nombres de los objetos que nos rodeaban. Por cierto, también descubrí que los elfos no desayunaban y fue hasta un tiempo después que supe a qué sabía el sunebi.

¡Toc, toc, toc!

Nuestra divertida lección de idioma fue interrumpida por el ruido de golpes en la puerta. Sharsha pareció sentir algo y su expresión de repente se volvió grave. Sacó algo de ropa de un estante cercano y luego se la puso rápidamente y subió las escaleras.

Seguí sus largas piernas y vi la puerta crujir al abrirse. La luz del sol entró a raudales por la abertura, echando a un lado las sombras de la escalera.

Allí estaba un hombre con el ala de su sombrero sobre los ojos y un gran lazo en la espalda. Era el hombre que había estado ayer junto al anciano. A juzgar por su atuendo, debía ser un guardabosques de algún tipo.

El hombre le dijo algo en voz baja a Sharsha, quien jadeó en respuesta. Aunque no podía entender de qué estaban hablando, podía sentir la tensión en el aire. Algo debía estar sucediendo en esta pacífica aldea élfica. Sentí los latidos de mi corazón acelerarse.

Los dos intercambiaron un par de palabras más antes de darse la espalda. Sharsha se apresuró a bajar las escaleras y luego recogió las armas de color acero escondidas detrás de la puerta. Observé, con la boca abierta, mientras ponía dos de las armas detrás de su cintura y arrojaba un arco de tamaño mediano sobre su hombro.

¿Por qué se estaba armando? ¿Había aparecido algo cerca? Reconocí el estado de ánimo en el aire; el peligro se acercaba. Sharsha estaba actuando igual que cuando me atacó pensando que yo era una amenaza para Mariabelle. Pero el incidente de ayer fue un malentendido y volvió a su estado habitual después de que la situación se resolvió. Me acerqué a Sharsha por detrás mientras ella se ataba con cinturones de cuero negro por todas partes.

“Sharsha, yo también ayudaré. Mariabelle está en peligro, ¿no es así?”

“…”

No pude evitar tragarme el aliento cuando vi sus ojos: ojos de color ámbar, como antorchas encendidas. Miraron fijamente a los míos y se sintió como si estuviera reflexionando sobre mis palabras mientras me observaba.

Le había hablado en el idioma común. No había forma de que ella me entendiera. Pero me pareció que era muy capaz en lo que respecta a la batalla. Estas personas tendían a tener sentidos agudos y, por lo general, era más fácil comunicarse con ellos sobre asuntos relacionados con el combate.

Sin decir nada, Sharsha metió la mano en el compartimento oculto y sacó una pesada daga. La empuñadura estaba hecha con colmillos de animales y el agarre se sentía cómodo en mi mano. El arma se extendía desde mi muñeca hasta mi codo, lo cual era la longitud justa.

Puede que no lo pareciera, pero era bastante hábil con este tipo de arma. Tenía bastante experiencia tratando con monstruos.

Hice girar la hoja, como para demostrar exactamente eso. Esto puede haber sido una vista familiar para los fanáticos del cine. El cuchillo bailó como por arte de magia, agitando el aire mientras la luz del sol se reflejaba en la hoja. Siempre había admirado cómo usaban el cuchillo como si fuera parte de su cuerpo y pasé mucho tiempo practicando durante mi viaje en solitario.

La gente generalmente me subestimaba por mi cara de aspecto somnoliento. Parecía que finalmente estaba cosechando los frutos de mi trabajo, porque la mirada en los ojos de Sharsha cambió notablemente. Ella asintió y luego me señaló como si me estuviera diciendo que me quedara quieto. Me pregunté de qué se trataba, pero luego presionó sus labios contra mi pecho donde estaba mi corazón.

Exhaló y el aroma algo dulce hizo que mi corazón latiera más fuerte por la sorpresa.

Ella debía estar hablando en el idioma de los espíritus. Sus ojos estaban cerrados mientras permanecía allí con sus labios tocando mi cuerpo y sentí como si su cálido aliento fuera a llenar mis pulmones.

No entendía para qué era este ritual, pero parecía que era algo que solo ella necesitaba saber.

Se alejó con la agilidad de un animal y los preparativos quedaron completos.

“Ditaats-niiteh”, gritó bruscamente y nos dispusimos a buscar a Mariabelle. Según lo que escuché más tarde, su última declaración significaba “Ahora, comencemos”. Me sonrió con una intensidad que me dejó fascinado por su belleza.

***

La salamandra, con sus miembros rechonchos, un vientre regordete y ojos pequeños, era uno de los espíritus más útiles del bosque. Cuando se le invoca, no era con fines bárbaros como incinerar a un enemigo, sino generalmente para calentar comida o té. Esta mañana no fue diferente y el espíritu fue invocado en un bosque rodeado de fresco verdor, donde las chicas conversaban.

El desayuno no formaba parte de la cultura élfica. Pero eran fanáticos de los refrigerios, lo cual era evidente por el dulce aroma en el aire.

“No puedo creerlo. De hecho, hay un hombre humano en mi casa”, dijo una chica con una expresión molesta mientras golpeaba la nuez para asar conocida como noran con un palo. Estaba cubierta de humo blanco y los jugos goteaban ocasionalmente hasta chisporrotear contra el plato caliente. Eran picantes cuando se comían crudas, pero se derretían en una sustancia viscosa, ligeramente dulce, similar a la miel cuando se tostaban.

Marie miró a sus amigas que se habían reunido para merendar, buscando su anuencia. Las chicas, cuyos ojos eran tan grandes como los de Marie, se iluminaron con expresiones alegres. Sin embargo, no fue tanto porque estuvieran de acuerdo con ella, sino porque estaban emocionadas de recibir noticias de actualidad en el bosque pacífico y aburrido.

“¡No puede ser! ¡¿Entonces el rumor de que vives con un chico es cierto?!” La chica que preguntó con una mirada de sorpresa en su rostro era conocida como Pamella. Tenía talento para el tiro con arco a pesar de su baja estatura y últimamente había estado aprendiendo a cazar con los adultos. Su pelo rojo se revolvía libremente sobre su cabeza y no llevaba muchas prendas que cubrieran su cuerpo.

“Como dije. No es así. Mi padre lo decidió por su cuenta…”

“¿Así que están, como, comprometidos el uno con el otro? Entonces, ¿ya lo hiciste, Marie?” La chica con el corte bob color miel se llamaba Nike y a veces vomitaba veneno a pesar de su apariencia y comportamiento tiernos.

Siempre que terminaban sus quehaceres por la mañana o por la noche, las chicas se reunían aquí con su comida preferida. Disfrutar de los bocadillos juntas mientras conversaban sobre nada en particular era parte de su rutina diaria.

“Oh, por favor. Estamos hablando de nuestra ingenua Marie. Apuesto a que se metió con el humano sin ningún motivo y el anciano la obligó a cuidarlo para darle una lección.”

“¡Ajaja, eso es gracioso! Puedo imaginarme totalmente que eso es lo que pasó.” Las dos chicas se dieron cuenta de que habían acertado cuando Marie hizo una mueca de dolor con cada comentario y se echaron a reír.

Una vez que se calmaron, recogieron las norans asadas para comprobar si se habían terminado de cocinar. La salamandra tenía apetito incluso cuando estaba profundamente dormido y atrapó la cáscara de noran vacía con ambas manos. Los trozos de madera aromática eran sus favoritos, pero cualquier olor hubiera servido. El espíritu no era demasiado quisquilloso.

Las norans recién tostadas eran uno de los pocos dulces que se podían encontrar durante esta temporada. Su aroma levemente dulce llenó el aire mientras sus jugos rezumaban. Las chicas se llenaron la boca con norans y sonrieron mientras disfrutaban de la suave textura y dulzura.

“¡Qué rico! Lástima que sean tan picantes y te provoquen acidez cuando comes demasiadas.”

“Por supuesto que están sabrosas, las conseguí yo. Entonces, Nike, ¿qué pasó con ese huevo de búho del que nos hablaste?” preguntó Pamella.

“Sobre eso, mi papá trató de trasladar su nido a algún lugar más arriba…”

Los ojos de Marie se agrandaron. No podía creer que la conversación se estuviera moviendo hacia un huevo cuando había un humano en la aldea. Los búhos eran un poco lindos, pero ni siquiera eran raros aquí.

“¡O-Oigan, ustedes dos! ¡Estamos hablando de un humano! ¡¿No les importa que una raza tan bárbara, vulgar, sin educación y llena de lujuria esté aquí en nuestro bosque?!” Las dos amigas de Marie la miraron sin comprender. Se miraron la una a la otra y luego preguntaron con expresiones confusas.

“¿Ha cambiado algo más que el hecho de que hay un humano aquí? Por ejemplo, ¿fue por ahí causando disturbios o atacándote?”

“¿Eh? No, nada de eso, pero…”

En todo caso, Marie y su madre Sharsha fueron las que actuaron salvajemente. El chico simplemente evitó desesperadamente los ataques de Sharsha y Marie no recordaba haberlo visto luchar o quejarse.

Marie recordó haber tomado su mano cuando él le tendió la mano, presumiblemente como una señal de que quería ser su amigo. Entonces sintió su calidez y supo por la sensación de su mano que era un espadachín a pesar de su juventud. En ese momento, se dio cuenta de que él era solo un chico joven normal.

“…Quizás no era un fantasma después de todo”, se dijo a sí misma. Mariabelle arrugó las cejas y una expresión de desconcierto se formó en su rostro.

Ella había presenciado una vista tan extraña hace apenas unos días. Ese chico había perecido ante sus ojos y luego reapareció ante ella como si nada hubiera pasado. Ella fue la que hizo que los espíritus lo atacaran y más de una vez, además. No había forma de que lo hubiera confundido con alguien parecido. Marie se quedó en silencio mientras se hundía en sus pensamientos y sus amigas la miraron con confusión.

“Entonces, ¿es realmente guapo o algo así?”

“N-No. Tiene un rostro olvidable, de aspecto somnoliento”, respondió Marie. Las chicas hicieron un ruido evasivo, se miraron y asintieron.

“En ese caso, no hay nada más que preguntar sobre eso. ¿Y bien, pudiste mover el nido del búho?” dijo Pamella.

“Oh, cierto. El caso es que escuché que había un animal enorme que nunca antes se había visto en el bosque, así que mi papá quería posponerlo para mañana…”

“¡Olvídense del búho, ustedes dos! Más importante aún, ¡descubramos una manera de expulsar al humano del bosque! Si no hacemos algo, me veré obligada a aprender el lenguaje humano”, dijo Marie con urgencia, pero la miraron como si no pudieran entender por qué eso era tan malo. Pamella se rascó el pelo rojo mientras se sentaba con las piernas cruzadas, exponiendo sus pies descalzos a la luz del sol.

“Pero el anciano ha estado presionando para una mayor interacción con los humanos. ¿No estabas diciendo que también querías leer más textos? ¿Por qué no aprovechas esto como una oportunidad para aprender un nuevo idioma?”

“Me gusta leer libros, pero no quiero leer algo escrito por humanos.”

“Eh. Pero también hay libros sobre hechicería en el almacén del anciano.”

Las largas orejas de Marie se crisparon. Para ella, su interminable búsqueda de conocimientos siempre estuvo relacionada con la hechicería. Ella siempre había evitado a los humanos y su cultura repugnante, pero la hechicería, habiendo sido creada en la antigüedad, era un asunto diferente.

Al igual que las salamandras, que eran seres invocados desde un reino ambiguo y abstracto, la magia espiritual era algo que podía usar por instinto. Pero según su padre, la hechicería existía sobre reglas lógicas y consistentes. Supuestamente, funcionaba creando una base, empoderándola gradualmente para aumentar el calor y luego se activaba, como en el momento en que se resolvía un enigma.

Así fue como se lo explicó durante la hora de acostarse y tuvo que admitir que tenía mucha curiosidad por saber más. Nada era más interesante para ella que algo completamente desconocido. Pero Marie negó con la cabeza.

“¿Por qué odias tanto a los humanos, Marie?” preguntó Nike.

“¿Por qué? Bueno…” Los ojos morados de Marie se agrandaron ante la pregunta de Nike, planteada en su habitual tono suave.

Se dio cuenta de que la niebla de la mañana se había aclarado y que las primeras horas de la mañana estaban a punto de terminar. Sopló una brisa cálida. Después de quedarse en silencio, Mariabelle despidió a la salamandra y se separó de sus amigas.

“Quizás actúas como si los odiaras porque en realidad estás interesada en ellos.” Las palabras de su amiga resonaron en su mente mientras caminaba por un sendero.

Una tormenta había pasado recientemente y los árboles rotos estaban visiblemente esparcidos por el camino. Los elfos vivían una vida pacífica gracias al bosque profundo, pero su protector había sufrido algunas pequeñas heridas.

Los comentarios de su amiga todavía estaban atrapados en la cabeza de Marie. Ni siquiera pudo negarlo antes de darse cuenta de que tenía sentido. Mariabelle se dijo a sí misma que no podría haber sido cierto mientras caminaba, tocando la hierba que crecía a lo largo del camino mientras lo hacía.

Su cola y peinado, siguiendo el modelo de un conejo, parecían un poco más abatidos de lo habitual. Parecía más como si estuviera tratando de razonar a través de esta duda que la molestaba, en lugar de ir a dar un simple paseo.

“¿De verdad estoy tan preocupada por él porque estoy interesada en él?”

Se había sentido tan frustrada con sus amigas por estar totalmente desinteresadas por la llegada del humano. Pero cuando consideró esta pregunta, cambió por completo la razón de su actitud.

No era que sus amigas fueran aburridas ni nada. No habían reaccionado porque no estaban realmente interesadas ​​en primer lugar. Si el humano hubiera atacado la aldea, sus reacciones habrían sido completamente diferentes. Lo habrían tratado adecuadamente como un “humano sucio” si ese fuera el caso. Las amigas de Mariabelle eran realistas y su respuesta fue completamente diferente a la de ella.

“¿Por qué estoy tan molesta por esto?”

Entró en una sección del bosque con una hermosa vista, pero los ciervos que generalmente estaban presentes no estaban a la vista. Estaba de humor para ver sus ojillos inocentes, así que se sintió un poco decepcionada por su ausencia.

Mariabelle podía oír el sonido del agua fluyendo a lo lejos. La humedad y el fresco olor de la mañana flotaban en el aire. Si hubiera caminado un poco más, la cascada la habría estado esperando. Era la misma cascada donde originalmente había conocido a ese extraño chico. Cuando decidió ir allí, notó que alguien la estaba mirando. Mariabelle se volvió para encontrar al chico de cabello negro que acababa de pasar por su mente.

“¡Ah! ¡Me has estado siguiendo!”

“¡…!” Pero el chico le habló con palabras que ella no podía entender, acercándose a ella con un paso más agresivo de lo habitual. Había una extraña intensidad en su rostro de aspecto somnoliento y Mariabelle se encontró retrocediendo un poco.

“¡¿Q-Qué quieres?! ¡No me asustas! ¡Los humanos son simplemente asquerosos y quiero que salgas de mi bosque!”

El chico no debería haber podido entender sus palabras en élfico, pero él extendió ambas manos y empujó a Mariabelle. Era engañosamente fuerte para su pequeño cuerpo y Mariabelle perdió el equilibrio cuando confirmó en su mente que, después de todo, él era un enemigo.

Aterrizó sobre su trasero y se sostuvo con el brazo para no rodar, pero se cortó la palma de la mano con una piedra pequeña y afilada en el proceso.

“¡Ay! ¡¿Qué tipo de hombre eres, lastimando a una chica así ?!” Reunió su valor para mirar al chico, pero se quedó sin palabras cuando vio la escena que tenía delante. Se escuchó un choque metálico y chispas volaron por el aire mientras se desarrollaba una batalla.

La enorme criatura que bloqueaba la luz del sol no podría describirse como un oso. Tenía la cabeza llena de colmillos como una sierpe y salía saliva de su boca. Una daga sobresalía de uno de sus ojos asesinos.

La criatura balanceó hacia abajo un brazo que era como un pilote afilado. El chico bloqueó el ataque con un cuchillo y salieron chispas de la hoja. El suelo tembló cuando su brazo se hundió en la tierra. Había aterrizado justo donde había estado Mariabelle hace un momento.

***

Dejé escapar un profundo suspiro.

Había escuchado historias de un monstruo conocido como “Vengador”. Supuestamente, su impulso para matar era tan alto que rastrearía a cualquiera que lo hiriera a través de las montañas para vengarse. Y ahí estaba ante mí.

La parte superior de su cuerpo estaba cubierta de un pelaje espeso y negro y mucho más desarrollado que el de un oso. Sus ojos estaban tan rojos como la sangre. Rugió de una boca llena de dientes afilados e irregulares.

La daga que le había lanzado hace unos días todavía estaba clavada en uno de sus ojos. Una llama ardía en el ojo restante mientras permanecía fijo en mí. La criatura seguía siendo tan aterradora como había oído y noté que, después de todo, se podía confiar en algunos rumores.

“Ahora, ¿qué hago…? Nunca me he enfrentado a un monstruo con un nivel estimado de 38 como este.”

Eso era porque no tenía ninguna posibilidad. La única habilidad que tenía era Repetición y todo lo que podía hacer era repetir cualquier movimiento ranurado. Ser capaz de bloquear solo tres patrones de ataque no me iba a hacer ningún bien.

El brazo con púas del monstruo se levantó una vez más. Dejó un gran agujero en el suelo, y tal vez, no, no había un “tal vez” al respecto, yo habría terminado así. Un sudor frío me corrió por la cara mientras grababa ese ataque en mi primer espacio, luego di un paso atrás.

Pero no retrocedí fuera del rango de ataque donde el monstruo y yo aún podíamos alcanzarnos. Esto se debía a que Mariabelle todavía estaba justo detrás de mí, tan sorprendida que ni siquiera podía hablar.

“Mariabelle, ve a buscar a Sharsha. Tu madre está en algún lugar cerca.”

Todavía no podía hablar élfico, pero la mención del nombre de su madre debería haber sido suficiente. Mi voz fue lo suficientemente tranquila como para que no provocara al monstruo y hablé lenta y claramente para que ella pudiera oírme. Mientras tanto, la ferocidad y la temperatura corporal del monstruo continuaron aumentando.

Había estado en un largo viaje hasta entonces. Me habían despojado de todo lo que tenía más de una o dos veces y los monstruos me habían matado más veces de las que podía contar. Solo quería disfrutar de mis sueños fantásticos en paz, pero los monstruos a menudo se interponían en mi camino con cruel hostilidad.

Tal vez por eso… Mis instintos me decían algo: una vez que este monstruo hiciera su movimiento, no habría forma de detenerlo. Causaría estragos hasta que me redujera a trozos de carne y después arrasaría la aldea de los elfos.

Mariabelle se movió para levantarse y los ojos del monstruo se tornaron de un rojo más profundo. No había nada que amase más que una presa que huía. Cuando sus músculos se hincharon y su pelaje se erizó, apunté mi daga hacia la bestia en una posición lateral.

Estaba tranquilo y mi respiración era constante. Pero tan pronto como Mariabelle comenzara a correr, mi oponente también se movería.

Aquí viene. Es hora de luchar.

Una batalla de vida o muerte que no se detendría incluso cuando la sangre comenzara a brotar. Justo cuando Mariabelle empezó a correr, abrí la boca en silencio.

“Espero que esto dure al menos más de un segundo.” Este comentario estaba relacionado con mi propia capacidad para mantenerlo a raya, pero puede haber sonado como un insulto para el monstruo. Apretó sus dientes salientes y extendió su brazo, que pasó justo debajo de mi axila en un abrir y cerrar de ojos. Parecía que mi experiencia resultó ser útil, ya que milagrosamente pude apartarme de un salto.

Ya sabía lo que se avecinaba, pero ya era demasiado tarde.

El otro brazo se balanceó y empaló el suelo con la fuerza suficiente para derribar las raíces de un árbol subterráneo en la superficie. Sudor corrió por mi cara mientras expresaba mi incredulidad ante su increíble poder.

Di uno, luego dos pasos hacia atrás, y otro ataque me golpeó en un arco desde un lado. Debería haber estado fuera de su alcance, pero la punta de su brazo se extendió, quitando algunos pelos de mi cabeza. Me dejé caer al suelo, pero esto me dejó completamente expuesto. Mis ojos se abrieron cuando la criatura abrió la boca y disparó varias púas hacia mí.

“¡Vaya, cuidado! ¡Realmente casi muero al instante allí!”

Los picos aterrizaron en el suelo junto a mí mientras rodaba y al monstruo no pareció importarle mucho mis quejas. La bestia ni siquiera me dio tiempo para recomponerme antes de que extendiera los brazos y corriera hacia adelante para atacar.

Parecía un tanque, corriendo directamente hacia mí. Si no hubiera sido este lugar y si no hubiera sido yo peleando, probablemente habría terminado allí. Pude deslizarme detrás de un árbol grande dando otro paso hacia atrás y la colisión explosiva envió una onda de choque al otro lado.

Tener miedo no habría cambiado la situación para mejor y Mariabelle ya estaba huyendo para ponerse a salvo. Ahora que había logrado el objetivo principal, di vueltas alrededor del otro lado del árbol y en su punto ciego con pasos alegres, como si estuviera a punto de silbar una melodía o estallar en una canción. Estaba planeando usar mi pequeña estatura para acercarme sigilosamente a mi enemigo… pero no había nada allí.