Nihon E Youkoso Elf-san (NL)

Volumen 5: Capítulo de la Esclavitud II

Capitulo 10: En la Mansión Donde Florecen las Rosas Negras

Parte 1

Arilai, Mansión de Zarish, por la tarde—

El cielo estaba cubierto por una densa nube, como si estuviera en medio de la temporada de lluvias. Un trueno rugió sobre la mansión que era propiedad del candidato a Héroe conocido como Zarish.

En el país cubierto por una vasta extensión de arena conocida como Arilai, el rey gobernante recompensaba a quienes realizaban contribuciones a través de su destreza militar. Como poseía más tierras que todos los demás, había grandes expectativas para el futuro de Zarish. Pero recorrió su amplio pasillo con expresión hosca y pasos algo agresivos. Sus pisadas chasqueaban en el pavimento de piedra con cada paso y sus cejas se fruncieron profundamente. Su frustración era casi palpable. Las hermosas mujeres a las que se refería como su colección parecían sentir su aire airado y mantuvieron cierta distancia.

Anoche, se había puesto en contacto con las dos mujeres que buscaba. La pareja era una draconiana increíblemente rara y una elfa semi-hada extremadamente talentosa. Se había deshecho del niño molesto y de la ahora innecesaria elfa oscura con sus propias manos y había obtenido lo que quería… o eso había pensado.

“Maldita sea, ¿qué diablos fue eso…?” Golpeó su puño contra una pared por frustración. Grietas en forma de telaraña se extendieron por la pared y se pudo escuchar a las mujeres chillar de sorpresa.

Él le había tendido la mano a esa draconiana con tanta alegría anoche, pero ella lo miró con una sonrisa burlona y le dio la espalda, como si dijera que no valía la pena su tiempo. Para cuando se dio la vuelta, los cuerpos del niño y de la elfa oscura, e incluso la sangre que había salpicado en el suelo, se habían desvanecido sin dejar rastro, y él se había quedado paralizado ante la extraña vista.

Antes de que se diera cuenta, incluso sus dos objetivos habían desaparecido, dejando solo a sus pálidas subordinadas paradas allí con él.

Cuando preguntó a las demás qué había sucedido, le dijeron lo que habían visto con sus propios ojos. El niño y la elfa oscura se desvanecieron en el aire como un espejismo.

Nadie los había visto desde entonces.

La mansión había estado en un estado de plena humedad, como era habitual en la temporada de lluvias. Una vez estuvo llena de esplendor, pero había una evidente tristeza que se podía sentir en todo el lugar.

Zarish estaba sumido en sus pensamientos mientras caminaba por el pasillo y luego de repente se detuvo en seco. Las mujeres que administraban la mansión estaban hablando en voz baja. Zarish se asomó a la habitación oscura desde el pasillo para encontrar miembros uniformados de su colección allí.

“Había tantos cuervos espeluznantes en el patio…”

“Vaya, es como una especie de maldición. Ayer también me sentí como si me estuvieran vigilando todo el día.”

Zarish lo descartó como una tontería. Eran un grupo de élite que había enviado innumerables enemigos a la otra vida, pero ¿estaban preocupadas por maldiciones y miradas?

Miró por la ventana del pasillo y escuchó la lluvia caer sobre la arena. Normalmente, la lluvia se habría considerado una bendición, pero la vista le hizo limpiarse instintivamente la incómoda humedad de su cuello. La temporada de lluvias continuaría por algún tiempo.

Las gotas de lluvia golpeaban silenciosamente contra el cristal de la ventana mientras escribía una carta, levantó la mirada y la miró después de un rato. Esta habitación incorporaba vidrio en gran parte de su diseño y generalmente se podía disfrutar de la brillante luz del sol aquí. Había un árbol plantado junto a la ventana que le habría permitido pasar su tiempo cómodamente a la sombra. Pero ahora, simplemente estaba harto de la incomodidad húmeda y sudorosa de este clima.

Toc, toc.

El sonido de alguien tocando la dura puerta resonó en su habitación y Zarish le dio permiso al visitante para entrar con un tono magnánimo. Una mujer vestida de sirvienta entró en la habitación.

“Fue tal como lo supuso, lord Zarish. He recibido informes de que el interrogatorio no está avanzando mucho.”

“Hmph… Él está bajo un hechizo que infligirá una maldición sobre sí mismo y los que lo rodean si hace una confesión. Esa sería una forma de deshacerse de los cautivos, pero… Ese viejo sin duda lo notará entonces.”

Sin embargo, los rebeldes que habían sido capturados no tenían mucha información de la que hablar. Solo menos de la mitad de ellos fueron capturados, y por lo que parece, eran solo soldados prescindibles que solo estaban en esto por la paga o para vengarse.

Gedovar, el país vecino conocido como la tierra de los demonios, ya tenía su próximo movimiento para evitar que la exploración del antiguo laberinto estuviera lista. Ahora que habían enviado sus fuerzas a través de las fronteras, era poco probable que tuvieran la impresión de que su secreto se mantendría oculto. Era solo cuestión de tiempo antes de que estallara una batalla en toda regla entre países. Zarish sonrió.

El “viejo” al que acababa de referirse era Aja el mago. Zarish había utilizado la financiación proporcionada por Aja y logró crecer hasta este punto. Pero ahora que no había logrado adquirir sus dos objetivos, no tenía nada más que ganar aquí. Solo necesitaba esperar el momento adecuado ahora… Sin embargo, algo oscuro y viscoso se extendía dentro de él.

“¿Sucede algo, lord Zarish?”

“No es nada. Ahora, ven aquí.”

La mujer, que era una sirvienta y miembro de su colección, se inclinó cortésmente y luego Zarish la abrazó lentamente. Sus lenguas se entrelazaron mientras sostenía su voluptuoso cuerpo en sus brazos. Sabía pura y dulce, pero estaba lejos de su verdadera naturaleza.

Disfrutaba que la tomaran agresivamente y cuando él le abrió la boca a la fuerza, hizo una expresión descuidada y su cuerpo inmediatamente se calentó de vergüenza.

Su cuerpo se sentía pegajoso al tacto por el calor y la humedad, pero cuando se trataba de una mujer tan fina, incluso la humedad excesiva era parte del placer. Él consideró esos pensamientos mientras acariciaba su cuerpo tembloroso.

Zarish había adquirido a esta mujer hace tres años por un precio elevado, junto con esta mansión de rosas negras. La Casa Blackrose era muy conocida entre los aristócratas y los plebeyos por igual.

Eran una casa increíblemente poderosa que había gobernado esta tierra hasta que finalmente se rindió a la familia real después de una batalla que se extendió por más de mil días. Pero a medida que pasaban los años, no pudieron mantener esta gran mansión y se aferraron desesperadamente a la vida por orgullo como una familia noble. Su floreciente jardín y su poderío militar eran cosa del pasado olvidado.

Zarish fue quien dio el golpe final a su línea de sangre, y esta joven, una Caballero de la Rosa Negra, no era más que un cordero tembloroso a estas alturas. De hecho, él era el único candidato a Héroe de este mundo. Nada estaba fuera de su alcance y era un ser que vivía la vida mejor que nadie. Cuando se dio cuenta de esto, sintió que su disgusto por la lluvia y la frustración de antes se disipaban.

En ese momento, los dos se relajaron ligeramente en su abrazo. Las cosas estaban empezando a calentarse, pero ambos miraron por la ventana y se quedaron mirando la cortina ondeando.

“Oh, la ventana… La cerraré para que no entre la lluvia.”

“No recuerdo haberla abierto…” dijo Zarish.

No, algo estaba mal. ¿Quién en su sano juicio habría abierto la ventana en medio de esta lluvia? Y mucho menos mientras escribía una carta durante tanto tiempo. Tales preguntas comenzaron a correr por la mente de Zarish.

“Simplemente deberías haber mirado con admiración desde lejos. Pero ahora te has metido con el Fantasma.”

Las palabras brillaron en su mente a pesar de estar en medio de un encuentro íntimo. Las palabras de esa mujer draconiana de cabello negro… No pudo evitar recordar los ojos de ese chico mirándolo desde entonces. Ahora que lo pensaba, había algo muy extraño en ese chico.

No había miedo en sus ojos, incluso al borde de la muerte, y simplemente miraba con sus ojos sin vida y observadores. La expresión era tan extraña para Zarish que el recuerdo le había dejado una impresión duradera. ¿O fue porque su cadáver había desaparecido inexplicablemente?

“¿Lord Zarish?”

La ventana se había cerrado antes de que él se diera cuenta y el sonido de la lluvia se había calmado. La criada lo miró con una expresión confusa, la mirada en sus ojos parecía preguntar si iban a continuar donde lo habían dejado.

No había ninguna maldición. No podía haberla. Aun así, no pudo evitar mirar fijamente. Sus ojos estaban fijos en las huellas mojadas cerca de la ventana cerrada. Pequeñas huellas… como si las hubiera dejado un niño. Siguió mirando esas huellas mientras hablaba en un tono rígido.

“…Algo está mal. Quiero que realicen una búsqueda dentro de las instalaciones.”

“¿Qué? S-Sí, entonces llamaré a Hakua la adivina de inmediato.”

El nivel de seguridad aquí estaba entre los más altos de todo Arilai y los intrusos eran extremadamente raros. Pero si hubiera un intruso, la situación habría sido terrible. Significaría que existía la posibilidad de que se hubiera descubierto su traición a su tierra natal y la familia real estaba haciendo un movimiento. Pero la criada se inclinó sin un rastro de preocupación en su rostro y salió de la habitación. La palabra de su amo era absoluta y no había lugar para cuestionar. Ella era su peón y él su controlador.

“Más importante…” se dijo a sí mismo, “¿Por qué estaba abierta la ventana? Más bien… ¿entró alguien aquí?”

Sintió como si acabara de encontrar un objeto extraño debajo de su piel. Si alguien hubiera intentado abrir la cerradura, debería haberlo oído. Consideró esto mientras movía la cerradura de la ventana con un crujido.

Había comprado esta mansión hace tres años. Para adquirir a la mujer con el título de Caballero de la Rosa Negra, él había tendido una trampa a su hogar y los había aniquilado a todos. La única que se dio cuenta de lo que estaba sucediendo en la etapa de planificación fue la mujer de antes. Pero no expresó ninguna queja ni disgusto y ni siquiera pensó en contrariar a Zarish. Mientras ella llevara ese anillo…

El anillo era parte de un par y hacía que el usuario jurara lealtad a quienquiera que usara la otra pieza. No solo eso, sino que tenía una habilidad primaria aterradora que le permitía al propietario robar niveles. Zarish tenía la increíblemente rara habilidad de materializar habilidades en anillos.

Así fue como había hecho su ascenso a estas alturas. Su dedo instintivamente se acercó para tocar sus anillos. Mientras los usara, no perdería contra nadie. Nadie ni nada podría derrotarlo.

¡Guaaaaaargh!

El chillido agudo lo hizo volver a concentrarse. Un pájaro negro voló hacia el otro lado de la ventana, ladeando la cabeza hacia la izquierda y hacia la derecha y mirando a Zarish con sus ojos brillantes.

¡CAAAAAAAAAAAAWWW!

Fue una vista algo desagradable. Ver un pájaro negro… es decir, un cuervo, tan de cerca en el desierto no era tan común. El pájaro que rebuscaba en la basura graznó en voz alta sin mostrar una pizca de miedo.

“¿Qué pasa con esta cosa? Piérdete.”

Zarish golpeó la ventana con irritación y luego algo negro cayó desde arriba del cristal de la ventana… Dos cuervos más del mismo tamaño. Su piel se erizó un poco ante la vista discordantemente antinatural. Aunque la ventana era de la más alta calidad, tenía una leve neblina que impedía ver el otro lado con claridad. Sin embargo, cuando entrecerró los ojos, Zarish pudo ver que el jardín casi parecía que se había vuelto negro…

“Sé que está mojado por la lluvia, pero ¿el jardín alguna vez fue tan negro…?”

Lenta y vacilantemente, comenzó a abrir la ventana. Ahuyentó a los espeluznantes cuervos mientras lo hacía y luego decidió mirar a su alrededor. Haría que sus subordinadas hicieran un escaneo completo de la propiedad, comería y ahogaría los pensamientos de la ominosa presencia y luego se subiría a una cama cálida con sus hermosas mujeres.

Se imaginó a las mujeres alzando la voz con pasión y decidió que eso era exactamente lo que haría. Quitó el cerrojo de la ventana y la abrió. El viento y la lluvia entraron en la habitación, haciendo que las cortinas se agitaran salvajemente. Pero Zarish se quedó momentáneamente sin palabras. Debajo de la ventana y en el jardín, masas negras lo miraban directamente.

¡CAAAW! ¡CAAAAAAW! ¡CAAAAAAW!

Sus gritos sincronizados eran tan desconcertantes que le envió un escalofrío por la espalda. No eran más que pájaros, pero nunca en su vida había visto tantos cuervos a la vez. No, un candidato a Héroe no sentía miedo. Eso era solo para plebeyos de poca monta.

Y así, giró sobre sus talones y alcanzó un palo desde el interior de su habitación. Decidió que solo necesitaba asustarlos y salió por la puerta que conducía a la terraza. Todo lo que tenía que hacer era aplastar a algunos de ellos y el resto se iría. Caminó por el jardín lentamente, balanceando el palo mientras hacía ruidos intimidantes. Como era de esperar, los cuervos comenzaron a huir. Sintió que un peso se levantaba de su pecho.

Pero quizás no querían volar bajo la lluvia, porque simplemente revolotearon a poca distancia, saltando por el jardín. Zarish ignoró la lluvia mientras los perseguía por una esquina y se encontró frente a la oficina de antes.

Los innumerables cuervos que cubrían el césped seguían creando una vista inquietante. Pero notó que había algo extraño en el centro del montón. Alguien estaba allí, sin vida e inmóvil, con su pelo negro empapado por la lluvia mientras graznaban.

“¡Ah…!”

Antes de que se diera cuenta, el palo de Zarish había caído al pavimento de piedra. Ni siquiera se dio cuenta de que lo había soltado. Sus hombros temblaron cuando hizo un sonido metálico agudo y sintió un sudor frío corriendo por su espalda.

Le costó un poco respirar. La humedad en el aire y la atmósfera densa que era tan desconocida en su propio jardín lo hicieron sentir como si hubiera entrado en algunas ruinas. Lo que tenía delante no era una ilusión. Definitivamente estaban allí. Sus brazos colgaban sin fuerzas y los cuervos seguían graznando mientras la lluvia bañaba sus cuerpos. En ese momento, Zarish se dio cuenta de algo. Quienquiera que estuviera parado ante él de forma escalofriante… era alguien a quien había visto recientemente.

“No me digas… ¿eres ese mocoso de anoche? Entonces todo esto es obra tuya, ¿no es así?”

Zarish sintió su rostro calentarse, recogió el palo que había dejado caer antes y luego comenzó a caminar hacia el niño. Los cuervos negros lo rodearon, pero seguramente se irían si eliminara a la fuente. Primero, golpearía los hombros y la espalda del chico repetidamente y lo haría incapaz de mantenerse en pie. Luego, le arrancaría las entrañas al chico.

Sus hombros se balancearon con cada paso, la pura rabia lo impulsaba hacia adelante a través del césped. El sonido de la lluvia golpeando la arena era algo molesto, pero nadie lo detendría hasta que escuchara los gritos de dolor del chico. La boca del niño era visible mientras miraba a Zarish con los ojos bajos y sus labios distorsionados en forma de umbrela.

“¡Jaja, te tengo ahora! ¡Desagradable mierdecilla!” Zarish extendió la mano y lo agarró. O eso pensó, pero el chico se deslizó entre los dedos de Zarish tan pronto como lo tocó, dejando solo su expresión cuando se desvaneció en el aire…

¡CAAAAAAW! ¡CAAAAAAW, CAAAAAAW! ¡CAAAAAAAAAAAAWWW!

Antes de que se diera cuenta, estuvo rodeado por los agudos graznidos de los cuervos. Todos volaron a la vez, y ver a esa criatura disolverse ante sus ojos lo dejó aturdido, como si toda la sangre hubiera abandonado su cuerpo de una vez.

Se estaba acercando la noche y el sol ya proporcionaba poca luz. Zarish se quedó quieto bajo las nubes de lluvia mientras un trueno rugía sobre su cabeza. Se secó la frente, respirando brusca y superficialmente.

Algo estaba mal. Esto no era normal. Se volvió para mirar la mansión y el paisaje parecía frío, como si reflejara el estado de sus propias emociones. Zarish aún no se había dado cuenta de la razón detrás de eso.

Caminó un rato hacia adelante con el palo todavía en la mano y luego dejó de llover. Se encontró bajo el alero antes de darse cuenta y dejó escapar un suspiro de agotamiento.

“¡Lord Zarish! ¿Ocurre algo? Está empapado…”

“Cuervos… No, no importa. Tráiganme una toalla.”

Dos criadas corrieron hacia él tan pronto como regresó a la oscura mansión. Lo miraron con preocupación y la luz de sus lámparas le trajo algo de alivio. Lo que había visto antes tenía que ser algún tipo de error. No había otra explicación…

“Bueno, disfruta, Zarish.”

La voz burlona de la draconiana que había escuchado anoche resonó en su mente y golpeó el palo contra la pared en un destello de rabia. Las mujeres gritaron ante el repentino y fuerte ruido, pero la ira de Zarish no había disminuido.

“¡¿Qué le hizo esa maldita mujer a mi mansión?! ¡Si alguna vez la encuentro, la arrastraré por su cabello!” Luego recobró el sentido y notó a sus asustadas subordinadas. Sus manos estaban tan apretadas que sus nudillos estaban blancos, probablemente porque había asesinado a un miembro de su propia colección antes. Incluso si juraban su lealtad eterna, todavía no podían ocultar el miedo de que Zarish volviera su espada hacia ellas. Pero en este momento, ni siquiera tenía la capacidad de ofrecerles palabras tranquilizadoras con un falso gesto de bondad.

“¡Tráiganme una toalla ahora! ¡Y déjenme listo algo de licor en mi habitación!”

Las mujeres se alejaron de inmediato y Zarish comenzó a sentirse mejor a medida que sus pasos se desvanecían. Pero su irritación por esa mujer que se burló de él aún persistía y se dirigió de regreso a su habitación con los hombros levantados con enojo. Las que estaban cerca de él retrocedieron rápidamente y finalmente regresó a su habitación.

Abrió la puerta con un crujido y la habitación quedó teñida por la tenue luz que se asomaba por la ventana. Zarish tomó una lámpara que estaba cerca, sintiendo el frío metal contra sus dedos. Ya había preparado un hechizo para la lámpara, por lo que simplemente ordenó que se “encendiera” y se encendió.

La habitación se hizo visible bajo la tenue iluminación. Allí había una cama lujosa y junto a la ventana había sillas y una mesa de aspecto cómodo. La habitación estaba decorada con muebles refinados y la ventana estaba bien cerrada. Tentativamente se acercó a la cerradura de la ventana y confirmó que efectivamente estaba cerrada.

“Está cerrada…”

Dejó escapar un suspiro de alivio y colocó su lámpara sobre la mesa. La lámpara golpeó la superficie dura con un sonido metálico, llenando la habitación con una luz cálida. Por supuesto, no existía nada parecido a una chimenea en el desierto. Las lámparas y los espíritus se utilizaban generalmente como las principales fuentes de luz.

“…Cierto, Eve ya no está aquí.”

Esa elfa oscura hacía todo tipo de trabajos, incluido el mantenimiento del jardín, pero ahora tenía su anillo de nuevo. Zarish tocó inconscientemente el anillo que le correspondía, que fue diseñado para encajar como una pieza de rompecabezas. Esa chica había trabajado diligentemente para él como un perro, pero las cosas no eran tan pacíficas como para dejar que alguien que conocía su secreto deambulara libremente. Él había terminado con su vida como resultado, pero…

Un momento, ¿estaba realmente muerta en primer lugar? Sus ojos azules y abiertos de par en par todavía estaban grabados en su memoria.

Pero su cadáver había desaparecido, ¿y si ella volvía a aparecer como ese chico en su jardín? Zarish negó con la cabeza, como para sacudirse estos pensamientos sin sentido. Era mejor no pensar en eso. Por ahora, solo se limpiaría el cuerpo húmedo y bebería un poco de alcohol.

Pero, ¿qué les estaba tomando tanto tiempo a esas mujeres? No deberían haber tardado tanto en conseguir una toalla y algo de beber. Se sentó allí irritado durante algún tiempo y luego oyó que el pomo de la puerta comenzó a girar.

“Les tomo bastante tiempo. Entren y denme esa toalla ya.”

El pomo de la puerta crujió al girar a medio camino y luego se detuvo. Algo se sintió mal. Podía sentir que alguien estaba parado al otro lado de la puerta, tratando de abrirla. Pero, ¿por qué las mujeres, que le habían jurado su eterna lealtad, no tocaron antes de intentar entrar?

Crujir, crujir, crujir… El pomo comenzó a temblar hacia arriba y hacia abajo y Zarish sintió que su visión se oscurecía. Era como si un niño lo moviera emocionado hacia arriba y hacia abajo. El ruido repetido del pomo moviéndose en la habitación, que de otra manera sería silenciosa y oscura, le hizo tragar de forma audible.

Comenzó a caminar lentamente hacia adelante. La luz del pasillo se podía ver desde la parte inferior de la puerta, con sombras proyectadas por los pies de alguien. Eso significaba que ciertamente había alguien allí. Su respiración se volvió más laboriosa debido a una presión invisible y aflojó el cuello de su camisa. Luego, se paró frente a la puerta, listo para agarrar a quienquiera que estuviera detrás de ella.

“…o… z…” Su mano, que había estado alcanzando el pomo de la puerta, se congeló en su lugar cuando escuchó la débil voz que venía de detrás de la puerta. Se acercó sin pensar, esforzándose por distinguir las palabras. La voz se hizo cada vez más clara… Apretó la oreja contra la puerta y pudo sentir las sutiles vibraciones en el aire.

“…Ohh… oh… Zar… i…”

La voz sonaba maldita. La fuente de los silenciosos murmullos estaba muy cerca. No pudo evitar imaginarse al extraño invisible detrás de la puerta, chasqueando los labios mientras decía lo que sea que estuvieran diciendo. Su respiración gradualmente se hizo más superficial. Sentía la piel húmeda y sudor le corría por la frente. Justo cuando se preguntaba qué demonios estaba pasando…

“…Abre…”

Un escalofrío recorrió la espalda de Zarish. Era como si la voz supiera que estaba escuchando con el oído pegado a la puerta y sus ojos se dirigieron instintivamente al pomo de la puerta. El pomo metálico se movió gradualmente hacia abajo al ritmo del segundero de un reloj. Se abriría en cualquier momento.

¿La abriría él mismo, mantendría el pomo presionado o se escondería en alguna parte? Varias opciones pasaron por su mente, pero el tiempo siguió avanzando sin que se tomara una decisión.

Creeeeeeak… Clic.

…Se… abrió…