Nihon E Youkoso Elf-san (NL)

Volumen 4: Capítulo de la Esclavitud

Prologo: Miedo a la Oscuridad

Él exhaló, su aliento salió en una nube blanca y se disipó. Solo habían descendido un nivel, pero la temperatura en el antiguo laberinto había bajado drásticamente.

La luz de mi antorcha parpadeaba en el viento, el fuego luchaba por mantenerse en llamas. Él podía ver el frío interior del laberinto dentro del foco de luz que proporcionaba, pero todo lo que estaba más allá de su alcance era solo oscuridad total. El paisaje permaneció sin cambios, sin importar cuánto caminara, y comenzó a sentir que no se había movido en absoluto.

De repente, se sintió como si él fuera el único allí.

Sus compañeros caminaban silenciosamente a su lado, pero no podía sentir su calidez ni sentir su presencia en absoluto. Se apretó a sí mismo, haciendo retroceder la inexplicable tristeza que amenazaba con abrumarlo.

“Entonces este es el segundo piso, ¿eh? Cielos, hablando de un lugar deprimente”, dijo él en voz alta en un intento de sacudirse la soledad.

¿Qué podría haber estado al acecho a lo largo de este camino oscuro? Había una sensación constante de que alguien estaba mirando, junto con una inminente sensación de temor. No importa a dónde fuera, qué tan lejos caminara, o si estaba dormido o despierto, siempre estaban allí. Sintió como si se hubiera convertido en un niño con miedo a la oscuridad otra vez y deseó poder regresar y abandonar este lugar. Quería relajarse frente a una chimenea con una bebida fuerte y dormir hasta la mañana. Estos pensamientos habían estado dando vueltas en su cabeza.

Debido a su miedo, el hombre no se dio cuenta de un simple detalle. Sus compañeros deberían haberlo seguido justo detrás de él, entonces, ¿por qué estaban completamente en silencio?

El ritmo de su caminar disminuyó gradualmente. Su corazón latía con fuerza en su pecho y su respiración se volvió superficial. Y aun así, luchó para darse la vuelta y sus pies finalmente dejaron de caminar por completo.

¿Había algo esperando justo detrás de él? Sintió como si algo estuviera mirando, pero no pudo darse la vuelta. No pudo dar un paso más, ya que sus compañeros se volvieron más distantes y el área se volvió más tranquila.

No, no podía darse la vuelta.

El gran dedo que se extendía silenciosamente hacia él estaba tan pálido que era casi translúcido y seguramente habría gritado si hubiera mirado. Un velo ligero revoloteó alrededor del ser, pero no hizo ruido y no se pudo sentir. Su cuerpo envuelto era claro, como si estuviera hecho completamente de hielo.

El dedo se alzó hacia el hombre desde atrás… Parecía que el maestro de piso tenía la intención de llevar su alma de regreso a su nido.

En ese momento, la luz de la antorcha que había estado parpadeando en el viento finalmente se apagó. El área se volvió completamente negra y solo se escuchó una respiración nerviosa y repetitiva. Incapaz de girarse para enfrentar la presencia de la muerte que se arrastraba por atrás, dejó escapar un suspiro final y el silencio cayó por completo.

La incursión en el segundo piso estaba avanzando con gran dificultad. El maestro de piso, Shirley, había estado apareciendo de la nada para impedir su progreso.

Aun así, con el liderazgo de Gastón, el Equipo Ruby había derrotado con éxito a Shirley una vez, pero luego llegó un informe de que el maestro de piso había aparecido en un área completamente diferente al mismo tiempo. Desde entonces, los grupos de la incursión no habían podido encontrar un método efectivo para tomar ese piso y habían continuado una lucha sin un fin previsible.

En las profundidades del oscuro laberinto…

El maestro de piso se movió como niebla, atravesando los pisos de piedra y las habitaciones.

Su presencia era tan fría como el hielo y el alma de uno seguramente sería arrancada del cuerpo con solo un toque de su dedo.

La contramedida del equipo de incursión para un encuentro con el maestro de piso era que los soldados se escondieran detrás de una pared y se cubrieran los ojos y la boca, se acurrucaran y no emitieran ningún sonido. Por lo tanto, las incursiones en el segundo piso eran silenciosas, sin voz y llenas de una atmósfera gélida.

Una tumba secreta había aparecido en el destino del maestro de piso.

La vista parecía inadecuada para un monstruo tan horripilante. Shirley acarició suavemente una silla con flores talladas, y solo por ese momento, la forma etérea de la criatura tomó una forma sólida. Su perfil lateral se pudo ver claramente durante ese breve momento y luego se convirtió en huesos helados e inorgánicos.

Mientras el maestro de piso observaba, un ataúd de piedra se abrió lentamente con un ruido chirriante. Parecía haber humedad solo en esta habitación, ya que el ataúd estaba cubierto de musgo y había un olor a moho en el aire. Dedos nudosos se asomaron por la abertura, seguidos de una cara aterradora a la que le faltaban los labios. El monstruo absorbió el alma recién cosechada y la piel comenzó a cubrir sus huesos con un crujido.

Algún tiempo después, los grupos de incursión nombrarían a esta terrible criatura… La Parca.z