Tokyo Ravens (NL)

Volumen 14: La Llegada Del Emperador

Capitulo 4: Lucha

Parte 6

Aunque Hishamaru y Kakugyouki eran shikigami al mando de Harutora, Touji no tenía interacción con ellos. Por el contrario, debería dar prioridad a sus acorralados amigos Natsume y Harutora.

Pero,

“…Si cuentas conmigo, supongo que no tengo elección…”

Sólo confiaría en Harutora. Touji saltó al suelo, corriendo hacia el camino del altar como una flecha. Apareció ante Kakugyouki envuelto en llamas de aura demoníaca.

Luego, usó ese impulso para bloquear con una mano las Inmóviles Cadenas Doradas que Kagami había desatado.

Se enfrentó al Kagami de ojos abiertos y dijo, “Lo siento Kagami, voy a cambiar.”

“¡Touji! ¡¡Tú!!!”

Kagami volvió a ponerse furioso.

Touji había luchado contra Kagami durante mucho tiempo en batallas de entrenamiento. Debería estar razonablemente familiarizado con el poder que tenía Kagami, pero la persona que estaba ante él ahora mismo era casi una persona diferente. Podría adivinar la razón. Su forma espiritual era claramente extraña. Quizás el sello que regulaba su poder espiritual se había deshecho.

“¿Estás insatisfecho? Kagami-sensei.”

“¡Bueno, esto está bien! ¡Te daré una última lección!”

Kagami rápidamente formó un sello. Un sello básico. Magia de Dominio de Fuego. Pero fue una finta.

“¡Abajo!”

Lenguaje espiritual de primera clase. Touji había sufrido esto durante su entrenamiento, pero la energía mágica era mucho más fuerte que en aquel entonces. Pero este poder de contención fue destruido por el grito de Touji.

El rugido de un espíritu viviente creó un aura demoníaca e interrumpió el hechizo del lenguaje espiritual. La expresión de Kagami cambió rápidamente. También se dio cuenta de que Touji ya no era el mismo que el Touji del pasado.

“¡Tú!”

Diciendo eso, Kagami saltó hacia atrás, manteniendo su distancia. En contraste, Touji lo persiguió. No dejaba escapar a Kagami. Una batalla mágica a larga distancia fue muy desfavorable para él, por lo que tuvo que convertirla en una pelea a corta distancia.

Sin embargo, Kagami notó esa intención. Saltó como una hormiga, soltando la magia del Reino de Fuego que acababa de preparar.

Touji vio la llama acercarse desde el frente. Quería atravesarlo, pero no pudo. Detrás de él estaban Kakugyouki y Hishamaru. Si Touji no los protegiera, los dos serían incinerados por la llama. Así que tomó una postura defensiva, como cuando se había sumergido en la llama de Miyachi y lo logró. Pero esta vez, la llama no dejó de llegar.

Ser golpeado por todas partes por el poder de la llama era bastante duro incluso para un espíritu vivo cuya fuerza había aumentado. Apretó los dientes. Detuvo desesperadamente la presión espiritual para que no lo empujara hacia atrás.

“Estamos bien, adelante.”

Una voz baja vino de detrás de él. Miró hacia atrás, y se encontró con la mirada de Kakugyouki que estaba retrocediendo con Hishamaru sobre su hombro. Kakugyouki estaba aún tan tranquilo, incluso después de haberse hecho esa herida. Touji se rió de sí mismo. Qué shikigami tan fiable para un maestro tan torpe.

Touji apartó a un lado el peso de la magia del Reino de Fuego que había estado soportando, acercándose a Kagami como si estuviese perforando a través de la llama. Pero para entonces, el siguiente ataque de Kagami ya estaba llegando. La punta de su dedo cortó el aire una y otra vez.

Una red de kuji-kiri. El ímpetu del espíritu viviente se detuvo al ser asaltado por un poderoso ataque. Luego, Kagami tiró un elemento de madera y encanto de elemento de fuego. Instantáneamente se reforzaron mutuamente, naciendo fuego de madera, naciendo fuego de tierra, para reforzar el encanto de un elemento tierra. Un peso poderoso agobiaba sus hombros. Touji apenas consiguió mantener su postura, casi cayéndose de forma inestable.

Pero el continuo ataque de Kagami no había terminado. A continuación, cinco encantos. Los cinco encantos que lanzó junto con su energía mágica se organizaron en un patrón de pentagrama sobre la cabeza de Touji.

Entonces, Kagami cantó un encantamiento.

“Dios del mar del este, Amei. Dios del mar del oeste, Shukuryou. Dios del mar del sur, Kyojou. Dios del mar del norte, Gukyou. Dioses de los cuatro mares, ahuyentar a cien demonios y hacer retroceder el feroz desastre. ¡Orden!”

La barrera espiritual que repele los desastres de Onmyoudou Imperial. Touji sabía que eran malas noticias, pero el encanto del elemento tierra estaba restringiendo su movimiento. Intentó apartarlo, pero la magia de Kagami era demasiado rápida. Se suponía que esto era una barrera mágica para mantener alejados los desastres espirituales. Pero Kagami hizo que presionara a Touji, el espíritu viviente de arriba. Esto ya no podía soportarlo. Las rodillas de Touji se doblaron y se arrodilló sobre una mano y una rodilla.

“Rgh!”

La barrera solidificó el aire. Pero el poder de un desastre espiritual no podía combatir este hechizo. Y la fuerza de Touji provenía de un desastre espiritual móvil. Estaba completamente discapacitado.

“¡Ha! ¿Qué pasa, Touji? ¿Vas a terminar tirado en el suelo otra vez?” Como era de esperar, era muy fuerte.

Su poder espiritual era claramente inestable, pero Kagami era uno de los más fuertes. Lo mismo ocurrió con sus tácticas. Parecían desordenados, pero en realidad estaban calculados. Como se espera de un General Divino. Verdaderamente un oponente de alto nivel. Pero a Touji no lo patearían tan fácilmente….

“¿¡…!?”

Un solo instante. Un aura cegadora fluía en su cuerpo.

Su fuerza se elevó hacia arriba. Touji usó ese instante e instintivamente desató la poderosa fuerza en el suelo que le sostenía.

El aura demoníaca aplastó la carretera de asfalto y se enroscó en el suelo, formando bolsas subterráneas. Luego, escapó hacia un lado, lejos de la barrera mágica que lo envolvía. Tiró su cuerpo fuera, cayendo por el camino en ruinas y escapando de la magia de Kagami. Sus heridas ya se habían recuperado antes de que se diera cuenta. Su cuerpo se convirtió en luz. La fuerza se derramó de nuevo.

La razón de este cambio repentino estaba cerca. Kagami y Touji notaron lo mismo.

Se dieron cuenta de que Touji no era la razón. Se giraron para mirar al Santuario Kanda. “¡Está empezando de nuevo…!”

El flujo espiritual  que conectaba los cielos con la tierra era  radiante  y palpitante. El interrumpido ritual del Tenchuuu Chifu estaba empezando de nuevo. “Tch.” El tiempo era corto. Touji hizo click en su lengua, y luego se dirigió inmediatamente a Zuishin-mon.

Entonces, se dio cuenta de que la figura de Kurahashi había desaparecido.

***

El trabajo realizado por Yashamaru se puede clasificar en tres partes.

Preparando una magia deshaciendo la magia maliciosa que se había infiltrado en el altar, poniendo esa magia en el altar, y haciéndola circular para purificar el altar.

Aunque Yashamaru no podía dejar su trabajo, era libre de “mirar” lo que pasaba fuera desde dentro. Harutora había puesto una trampa para sellar a Miyachi en una barrera. El mayor obstáculo para la purificación del altar fue su apropiación de la magia que comprende el altar.

Pero…

Por último, esa obstrucción se ha eliminado. Porque Kurahashi había liberado a Miyachi. “¡En ese caso…!”

Yashamaru aceleró la circulación de las líneas mágicas de energía y el poder espiritual, limpiando rápidamente el altar.

El tiempo pareció detenerse alrededor de Takiko cuando una débil capa de luz apareció de nuevo. Parecía como si el flujo espiritual que conectaba los cielos con la tierra hubiera sido cortado, pero una fuerte luz comenzó a brillar de nuevo. Yashamaru también empezó a fluir su propio poder. La conexión con el dominio divino hizo que su cuerpo temblara.

El pausado Ritual Tenchuuu Chifu finalmente había empezado de nuevo.

El flujo espiritual a la plataforma de piedra se aceleró y se hizo más divino. Takiko, vestida con su ropa negra de miko, emitió una cálida luz blanca que hacía difícil mirarla directamente.

Entonces, las mangas de esa miko flotaban suavemente en el aire, como si las llevara un viento cálido.

El cuerpo de Takiko, cubierto de luz, flotó suavemente hacia arriba. Se movió hacia el centro, sus dedos perdiendo contacto con la plataforma de piedra. Los acontecimientos de Ogikubo volvieron a suceder. Pero esta vez, no se detuvieron a mitad de camino. Continuó hasta el final. Aturdido, Yashamaru no pudo hacer nada más que mirar la escena que tenía ante él.

Debido a eso, no pudo entender inmediatamente lo que le estaba sucediendo a su cuerpo.

Antes de darse cuenta, Yashamaru fue lanzado desde el frente de la plataforma de piedra hacia un lado. Su visión giraba y se agitaba hacia arriba y hacia abajo. “¿Qué…?” Soltó una voz que normalmente no hacía. Había sido tan repentino que no se había dado cuenta.

Su cuerpo reaccionó ante su mente cuando se giró en el aire y aterrizó en el borde del territorio. “¿¡Eh!?” Un pequeño lamento se filtró desde cerca. Era la chica ‘Full Moon’ cuya existencia casi había olvidado. Pero la mirada de Yashamaru sólo miraba el lugar en el que acababa de estar.

En el costado de la plataforma de piedra aparecieron dos oni.

Un hombre grueso, de cabeza grande, cuyas proporciones no coincidían en absoluto, y una mujer grande que estaba prácticamente medio desnuda. Parecía haber sido la gran mujer que lo había hecho volar, ya que parecía estar aplaudiendo con orgullo. Los onis cabeza de buey y cara de caballo.

Un shikigami antiguo que servía a Doman. Y también,

“Ha.” Una voz envejecida.

El techo de la Sala de Adoración. En el borde de un tejado de tejas, con las piernas colgando, había un niño que parecía un estudiante de primaria, sin importar cómo se veía. Llevaba un viejo traje negro y una corbata, y las gafas de sol que le miraban eran rojas como la sangre.

“…Sacerdote Doman.” Dijo aturdido.

“Así es.”

Doman contestó con una sonrisa.

“Ya veo, esta es su área de experiencia. Si lo digo yo mismo…. esta es una reunión bastante desafortunada. Señor, ¿podría hacer que lo reconsiderara?”

Ahora, Yashamaru finalmente empezó a reconocer la desesperada situación.

Había estado demasiado concentrado en Harutora y en los demás… y se había apresurado a purificar el altar. En algún momento, había olvidado la existencia de un intruso.

Una seca voz sonaba dentro del territorio. Calladas pisadas resonaron en los oídos de Yashamaru como un trueno.

Soltando su magia de sigilo, ‘Shadow’ ya estaba frente a la plataforma de piedra. Justo delante de Takiko, cuyas mangas estaban abiertas como alas. Ignoró las burlas de su shikigami, y no dejó de mirar al estorbo de Yashamaru ahora que había sido apartado. Era un profesional de la industria. Sabía que las tonterías y las burlas podían causar la más pequeña de las aperturas. No importaba lo mucho que creía que era su victoria, no importaba los rencores que tuviera, completar su trabajo era lo primero y más importante.

Ni siquiera había tensión en su cara.

Con su cara sin emoción y fría, su abrigo crujió para exponer un brazo.

Takiko estaba cubierta por un flujo de espíritu que descendía del cielo y que la protegía espiritual y mágicamente. Era una defensa firme, e incluso la llama del Demonio de Fuego no podía destruirla fácilmente.

Así que ‘Shadow’ tenía un trozo de metal negro en la mano. Calibre 45. Un viejo modelo de gobierno Colt.

Los ojos de Yashamaru se abrieron de par en par.

Con tanta importancia como se podría atribuir al movimiento de la ceniza de un cigarrillo,

`Shadow’ movió su dedo al gatillo sin emoción.

***

Después de que se interrumpiese el ritual, Akino había sido atada y dejada caer en la esquina de la barrera del territorio. El delgado velo de oscuridad que cubría a Zuishin-mon obstruía la visión desde fuera del territorio. Por lo que Akino sabía la forma de saber que tipo de batalla se estaba desarrollando en el exterior.

Pero entendió que eran Harutora o Natsume y los demás los que estaban peleando ahora mismo. Todo el mundo intentaba desesperadamente impedir que el ritual se llevara a cabo delante de ella.

Y no sólo Harutora y Natsume querían detener el ritual.

El familiar hombre de pelo blanco que apareció de repente era el viejo maestro de Natsume y de los demás. Ohtomo Jin.

El hombre que una vez había visitado a Akino y a los demás en el almacén que había sido su escondite.

Pero el Ohtomo Jin que apareció dentro del territorio era una persona completamente diferente a la de entonces. No había ni una pizca de la actitud realista y la fácil familiaridad que había mostrado ante Natsume y los demás en el almacén. Dio una impresión seca, fría y aterradora. Su atmósfera era despiadada, despiadada y casi inhumana.

Gozu y Mezu estaban uno junto al otro, mirando bruscamente a Yashamaru.

Ashiya Doman miró hacia abajo, aparentemente alegremente, desde el techo del Salón de Adoración.

Con los tres shikigami esperando sus órdenes, Ohtomo apuntó a Takiko con una pistola delante del altar. La actitud de Otomo era muy tranquila. Incapaz de entender la situación que tenía ante ella y tragado por la ominosa atmósfera, Akino se encogió de hombros.

Un grito asombroso se levantó.

Fue Yashamaru. El familiar defensor de Yase Doji invocó un poder inusual y se rompió para proteger a su acorralada maestra. Su audacia tomó a Gozu y a Mezu por sorpresa. Pero Doman no se vio afectado.

“Lo siento”.

Con esa palabra, soltó, y por alguna razón, Yashamaru se detuvo, moviéndose como para esquivar algo. Akino rápidamente se dio cuenta de la razón. Era una ilusión. Había visto una escena similar en el Templo Seishuku.

Pero nunca había oído hablar de una ilusión que afectase a Shikigami.

Por otro lado, Ohtomo apenas prestó atención a la conversación que tuvo lugar junto a él.

Se sentía como si estuviera haciendo un trabajo aburrido en una calle aburrida. Pero había una sensación de fatiga apenas perceptible y diminuta. La fatiga era por las muchas cosas que lo agobiaban, pero él continuó tranquilamente hacia adelante mientras soportaba esa fatiga.

Ohtomo tranquilamente puso su dedo en el gatillo. Pero

“¡Ohtomo-sensei!”

En el momento en que sonó esa voz, las acciones de Ohtomo se congelaron.

Sorprendentemente, fue Tenma quien vino a través de Zuishin-mon con su presencia escondida. Tenma miró directamente a Ohtomo. Gritó, pareciendo estar lleno de claridad después de entender algo.

“Finalmente lo entiendo. Kyouko estaba hablando de ti, Ohtomo-sensei. Por eso estoy aquí. ¡Por favor, detente, Ohtomo-sensei! ¡Debes hacerlo!”

Gritó desesperadamente Tenma. Algo hizo que Tenma se ralentizara. La cara de Otomo era la misma de siempre, sin expresión alguna. Pero dio una impresión diferente a la de antes.

Inmediatamente después se produjo un momento de quietud.

Entonces algo pasó justo después. Akino solo podía ver como pasaban las cosas en estado de shock.

Tenma fue enviado volando desde atrás y gritó sorprendido. Ohtomo miró reflexivamente hacia Tenma.

Dos grandes leones volaron por encima. Un león blanco y un león negro. Gozu y Mezu reaccionaron inmediatamente, bloqueando a los leones mientras saltaban.

Ohtomo notó algo y rápidamente apuntó su arma hacia Takiko. Kurahashi, soltando su sigilo, cogió el arma.

Ohtomo miró fijamente y soltó el bastón que tenía en la mano. Y así, los dos empezaron a enderezarse. Doman no pudo hacer nada a los dos mientras se peleaban, así que se paró en el tejado y se estiró mientras veía su batalla.

Era una batalla de magia de alto nivel, sin conjuro, sin sello y a corta distancia. Usaron la magia más rápida y simple. La energía mágica se disparó como si los golpes de una espada de alta velocidad chocaran entre sí.

“¡Kurahashi!”

Yashamaru, que aún no podía usar magia, gritó.

Akino nunca hubiese pensado que Yashamaru usaría una voz tan afligida. “¡Cuento contigo!”

Después de eso, con una explosión, un disparo seco resonó dentro del territorio.

Después de disparar la pistola, fue golpeada por las manos de Ohtomo y Kurahashi contra la plataforma de piedra con un estruendo. Ohtomo cogió el arma sin tener en cuenta su propia seguridad. Cayó sobre la plataforma de piedra y apuntó con el arma a Takiko en el momento en que se puso en pie.

Kurahashi bloqueó su camino.

La parte delantera de la túnica de Kurahashi estaba manchada de rojo. Viendo el carmesí que se extendía lentamente, Kurahashi extendió sus brazos para proteger a Takiko.

La sangre goteaba por la comisura de su boca. Él se quejó.

“…Tú…”

Ohtomo apretó el gatillo.

Bang, la bala no golpeó. Fue bloqueada por una barrera de luz y desapareció. “¿Qué…?”

Ohtomo estaba desconcertado.

La plataforma de piedra estaba rodeada de luz.

El flujo espiritual que conectaba los cielos con la tierra había desaparecido. En vez de eso, una luz descendió del cielo, moviéndose hacia la plataforma de piedra.

Era una luz divina y radiante que se sentía como si tuviera masa. Una luz que no existía en este mundo. Una luz formada por el aura que sólo podía ser “vista” con la vista del espíritu.

Viendo la luz que rodeaba su cuerpo, Kurahashi soltó en silencio un “…Ohhhh”, y se giró, balanceándose y agarrándose a su herida.

“Lo has hecho bien.” Takiko sonrió.

¿Pero era realmente Takiko? Akino ya no estaba segura.

El dolor y la tensión en la cara de Kurahashi desaparecieron. Cerró los ojos, muy satisfecho, y cayó de rodillas y se derrumbó sobre la plataforma de piedra.

Takiko miró en silencio al caído Kurahashi, aún sonriendo. Como un dios perdonando a un pecador.

Entonces, Takiko miró al cielo y se rió para sí misma. “Qué excelente noche para un banquete.”

Lo que sucedió esa noche quedó registrado en la historia de la magia durante mucho tiempo.