Yahari Ore no Seishun (NL)

Volumen 14

Preludio 3: Soñamos

Terminé de hablar y ella suspiró. “Ya veo…” Su voz se apagó.

La noche creció y el viento comenzó a soplar con un frío gélido. Escuché las hojas susurrantes y me encontré sosteniendo mis brazos. La sensación que atravesó mi piel no fue solo por el viento, sino por el breve momento de silencio.

Dirigí mi mirada hacia ella, preguntándome qué diría, y de repente nuestros ojos se encontraron. Ella sonrió y se deslizó sobre el banco más cerca de mí. Entonces, ella preguntó suavemente: “¿De qué hablaron?”

Sus ojos redondos temblaron pícaramente y me miraron desde abajo. Su mirada era gentil, con visible curiosidad, pero en realidad, una chispa intelectual estaba incrustada en sus profundidades. Sus ojos se empañaron, como para ocultar su naturaleza astuta. Era esta bondad la que amaba.

Enfrentado a esos ojos, no estaba segura de poder intentar fingir que no había pasado nada. Lentamente formé mis palabras, palabras sin ninguna apariencia de falsedad, tal como lo hice con él.

“Hablamos de lo divertido que fue este año… todas las cosas que hicimos los tres juntos todo este año fueron cosas nuevas para mí y cosas que no sabía… Me divertí mucho.”

Divague un poco, pero ella asintió con la cabeza a cada palabra que pronuncié con los ojos cerrados.

“Yo también. Es un poco raro, es casi como si este fuera el final…” Levantó la cabeza y sonrió. Sin embargo, sus palabras estaban vestidas con un sentimiento de lamentación, contrario a su risita tímida. Sin saberlo, bajé los ojos.

“Sí, porque este es el final.”

“¿Huh?”

Su reacción pareció sorprendida, pero su expresión decía lo contrario. Pero pensé que era de esperar. Desde el comienzo del invierno siempre estuvimos conscientes del fin.

“Nuestro concurso ha terminado.”

Como apagando las luces, su expresión se oscureció.

“Desearía que no trataras de terminarlo todo de este modo, porque no siento que lo haya hecho… en absoluto…”

“Lo siento… de verdad. Pero, quiero poner fin a esto.”

Las palabras salieron de mi boca y no pude evitar que fueran contundentes. Desearía haberlo dicho mejor, pero no podría mentir. No había forma de que hablase sin decir la verdad, porque era demasiado difícil. En cambio, fortalecí el agarre de su mano.

“Por eso, al menos, quiero cumplir con tu solicitud. Porque tu deseo es también mi deseo.”

“No pedí eso.” Ella me devolvió el apretón. Si bien carecía de fuerza, su calor lo compensaba. Levantó la vista con cejas temblorosas y fijó su mirada en la mía. “Quiero que todo, todo sea como siempre ha sido.”

Esas fueron las mismas palabras que nos dijo en ese día nevado, las mismas palabras que me pusieron en movimiento. Desde que escuché esas palabras, y desde que él las rechazó, siempre me he movido…

Su deseo fue algo que los tres compartimos y soñamos. Esos días fueron tan increíblemente cómodos que la idea se me metió en la cabeza. Pero por eso lo entendí, que conceder su deseo sería demasiado difícil.

“No creo que pueda darte exactamente lo que quieres, pero creo que al menos puedo darte algo cercano.” Mi voz se calló, recé para que así fueran las cosas, para que las cosas terminaran de ese modo. “Pero él podrá conceder todo tu deseo sin falta.”

Ella era la única persona a la que podía llamar amiga, y por eso quería que su deseo se hiciera realidad. Mantuve un sentimiento tan egocéntrico para mí misma, lo que me avergonzaba, y la miré en silencio.

“No estoy tan segura…” Ella inclinó la cabeza con una risa forzada y se frotó el moño. “Tengo la sensación de que lo concederá de manera indirecta, es difícil preguntarle.”

Una risa escapó de mis labios. Oh, qué razón tenía ella. Según nuestras experiencias pasadas, era muy fácil imaginar que eso sucediese. Hasta el día de hoy, siempre encontraría una manera de realizar la solicitud de alguien de una manera que no hubiéramos esperado, o de

una manera que no hubiéramos querido. Eso me hizo recordar una historia corta que había leído hace mucho tiempo.

“Entiendo. Es como la pata de mono.”

“¿Mono? ¿Por qué?”

Ella parpadeó con la cabeza inclinada. Se veía tan adorable que mi rostro se iluminó con una sonrisa.

“No importa… solo estoy hablando de cómo las personas retorcidas no son honestas.”

“Lo entiendo. Él siempre está haciendo las cosas de una manera tan extraña cuando simplemente podría hacerlas con normalidad…” Ella suspiró exhausta.

Sonreí. “Estoy de acuerdo. Necesita considerar cómo es estar en nuestros zapatos.”

“Lo sé.”

Las dos nos reímos. Pero un dolor repentino pinchó mi pecho. Ya no necesitaba lidiar con su ridícula forma de hacer las cosas. Cuando esa realidad se apoderó de mí, mi voz risueña disminuyó. Después de que me callé abruptamente ella me miró preocupada, preguntándome qué podía estar mal.

Sacudí mi cabeza. “¿Quieres ir a algún lugar para las vacaciones de primavera?”

Forcé una sonrisa lo mejor que pude y respondí con algo completamente ajeno. Sabía que mi sonrisa era antinatural, pobre e incluso incómoda. Pero a partir de mañana, tenía que mejorar en eso.

Realmente no sabía qué tipo de cara necesitaba usar. Tampoco estaba segura de sí debería estar haciendo contacto visual. No tenía la menor confianza que podía hablar naturalmente, ni tenía idea de qué hablar. Y, por último, ni siquiera podía recordar cómo solía comportarme.

Pero aun así.

Estaba segura de que algún día sería capaz de sonreír mejor y más adecuadamente que ahora.