Yahari Ore no Seishun (NL)

Volumen 14

Preludio 1: Intenciones

Solo tenía que enviar unas pocas palabras, sin embargo, me llevó bastante tiempo hacerlo.

Mientras me entretenía entre la bulliciosa multitud en la parte delantera de la estación, el cálido sol de la tarde se hundió bajo el horizonte del mar, y mis dedos expuestos se volvieron entumecidos y fríos al tacto.

Me aferre a mi celular. Si la hora mostrada era precisa, solo había pasado una hora y quince minutos desde que había dejado la escuela. Mis ojos estaban pegados a la pantalla. Pero me encontré dejando escapar un suspiro superficial por cada minuto que pasaba en el reloj.

En poco tiempo, las luces de las calles y varias tiendas comenzaron a brillar con intensidad, junto con la desaparición de los estudiantes vestidos con sus uniformes, reemplazados, en cambio, por un número creciente de personas en sus trajes de negocios.

Moví mis dedos rígidos a la pantalla de mi teléfono celular, ingresando cuidadosamente un carácter tras otro en la desconocida aplicación de mensajería, confirmando cuidadosamente cada uno de ellos. Al terminar, presioné mi dedo contra el ícono del avión de papel con una fuerza tan débil que me hizo preguntarme si realmente lo había presionado o no, mientras tanto la esperanza de que el mensaje nunca fuera enviado atormentaba mis pensamientos.

Pero de inmediato el contenido de mi mensaje se mostró, solo se escribieron las siguientes palabras, “¿Podemos encontrarnos?” No había significado oculto tras solo dos palabras. Pero estaba seguro de que aun así ella podría darse cuenta de mis intenciones.

Miré el mensaje que tardé tanto en enviar. Mientras pensaba si había transcurrido un minuto, o dos minutos, el tiempo mostrado seguía siendo estático, sin cambiar nunca.

Fue entonces cuando recordé que me habían enseñado cómo eliminar un mensaje enviado. Mi dedo se movió solo, pero finalmente nunca tocó la pantalla. Si no me equivocaba, se informaría al destinatario si se eliminaba un mensaje. Al conocerla, ella lo vería y me contactaría. De cualquier manera, el resultado hubiera sido el mismo.

Mientras estaba atrapado en esos pensamientos, la pantalla se actualizó con una alerta de “visto”. Unos segundos más tarde, llegó una respuesta. Todo lo que contenía era que ella estaría en camino, sin preguntar mis razones, paradero, ni nada. Sin saberlo, sonreí al leer el mensaje lleno de su habitual alegría. Luego envié un mensaje correspondiente para transmitir mi ubicación actual que no estaba demasiado lejos de su casa, una distancia que no debería tomar mucho tiempo para cubrir.

Mientras esperaba, cerré los ojos y agudicé los oídos a los muchos sonidos circundantes: el susurro de las hojas, la campana de salida de los trenes, los rugidos de los automóviles, los vendedores ambulantes de las barras izakaya1, la música de las diversas tiendas del centro comercial, las voces de las personas que pasan y la melodía del paso de peatones.

Y en ese grupo de sonidos estaba el sonido ocasional de mis suspiros temblorosos. Muy pronto, pude escuchar sus pasos. Inicialmente ligeros y ruidosos como el de un baile de polka, pasaron a un vals sereno y finalmente se detuvo.

Ahora, ¿de qué debería hablar? ¿De cuánto debería hablar? Lentamente abrí los ojos y la miré mientras estaba de pie ante mí. Llevaba una gruesa gabardina con un hombro tejido y unos jeans ajustados. Aunque de apariencia áspera, eran adecuados para alguien tan enérgica como ella. Por otro lado, la bufanda que la rodeaba mostraba un atisbo de la ternura que tendría una chica. Realmente creía que era una persona adorable y encantadora.

“Buena tardes.”

Ella sonrió a mi saludo y asintió con la cabeza, su cabello, atado en un solo moño, revoloteando. Parecía haber corrido porque seguía jadeando por aire. Aunque me había respondido, no era capaz de formar ninguna palabra coherente con su voz. Se abanicó ligeramente la cara y luego se quitó la bufanda.

Al mirarla, me di cuenta de que la temporada había terminado.