Heavy Object (NL)

Volumen 2

Capitulo 1: Es Natural Ensuciarse en una Carrera de Obstáculos >> Batalla para Controlar la Antártica

Parte 3

 

 

Y entonces…

El albatros da unas cuantas vueltas en círculos sobre las cabezas de los dos pingüinos antes de darse por vencido. Abandona su trayectoria anterior, suelta un graznido retador, y se marcha volando por el cielo.

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La madre pingüino consiguió proteger a su hijo.

En ese instante, un animado grito como el que se escucharía en un estadio resuena en la

Antártida. Se escucha como si toda la humanidad hubiera lanzado un grito de júbilo ante el amor familiar de esos pingüinos. Quenser y Heivia se abrazan y puede verse a los soldados enemigos alzando sus rifles con ambas manos como presas en un espectáculo. La espiral de alegría rodeando a los pingüinos parece sorprenderlos. El bebé se oculta en el pequeño espacio entre las patas de su madre y los dos animales se alejan del área rápidamente. Normalmente el macho es el que debería hacer esto, pero por alguna razón se trata de la madre.

Heavy Object Volumen 2 Capitulo 1 Parte 3 Novela Ligera

 





Después de unos 10 minutos, los pingüinos cruzan el campo de batalla, bajan por una leve pendiente, y desparecen por completo de la vista de Quenser y Heivia.

En poco tiempo, la fiebre por los pingüinos termina silenciosamente.

Inmediatamente después, ambos lados comienzan nuevamente el tiroteo sin vacilar.

Quenser y Heivia se ocultan lo mejor que pueden. Mientras Heivia presiona el gatillo, grita con ojos inyectados en sangre.

“¡¡Ahhhhhhhhh!!¡¡Fuego fuego fuego fuego!!”

“¡Daahh! ¡Maldición! ¡¡Creo que realmente no podemos llegar a un acuerdo!!” Quenser grita mientras opera su aparato portátil.

En la Antártida, todo es blanco sin importar a donde vayas, así que el chico acerca y aleja el mapa repetidas veces para revisar bien todo.

Viéndolo, Heivia grita con voz irritada. “¿¡En qué nos ayudará revisar el mapa!? ¡No podemos recibir ayuda de la princesa! ¡¡El enemigo está dividiéndose para rodearnos!!”

“Ocupémonos de ellos antes de que eso suceda,” Quenser saca un poco del explosivo plástico „Hand Axe‟ de su mochila. Entonces incrusta el fusible eléctrico en él. “Cuando te dé la señal, dispara como loco para contenerlos. Lanzaré esto durante ese momento.”

“¿Sabes qué tan lejos están? Son 200 metros. Ni siquiera un lanzamiento largo con un lanza pelotas de béisbol llegaría tan lejos.”

“¡No tengo tiempo para explicarlo! ¡¡Hazlo ahora!!”

“¡Muy bien! ¡¡Mierda!!”

Aún quejándose, Heivia alza su rifle. En vez de apuntar cuidadosamente a algún enemigo, dispara entre todos mientras mueve el cañón de su arma como si fuera un abanico.

Como resultado, la precisión se reduce aún más, así que las balas no quedan ni cerca de impactar. Sin embargo, eso intimida a los soldados lo suficiente para hacer que se cubran.

Quenser se levanta y lanza el explosivo plástico con todas sus fuerzas. El Hand Axe vuela formando un gran arco, pero no alcanza a los enemigos justo como Heivia lo esperaba. Además, el viento evita que vuele exactamente en línea recta.

Tomando en cuenta lo poderosa que es la ventisca, debió haber consumido bastante esfuerzo para llegarlo a más de 50 metros como lo hizo Quenser. El explosivo cae en un parche de hielo grueso, así que el Hand Axe se desliza un poco más como una piedra encrespada.

La pendiente levemente pronunciada en la planicie nevada en esa dirección también ayuda, así que el explosivo plástico gana más distancia mientras se desliza por el suelo.

Incluso con todos esos factores, 120 metros es su límite. No queda ni cerca de la distancia de 200 metros de los enemigos.

Heivia chasquea la lengua y grita, “¡Maldición! ¡¡Te lo dije!!”

“¡Está bien! ¡¡Eso es lo que quería!! ¡¡Agáchate, Heivia!!” Quenser responde gritando mientras usa su pulgar para enviar la señal de detonación vía su radio.

Heivia parece dubitativo, pero el resultado se muestra inmediatamente después.

Con un fuerte estruendo, una enorme porción de 200 metros de largo de la tierra blanca se derrumba.

Es como una trampa gigante. La tierra se derrumba y colapsa unos cientos de metros. La nieve, el hielo, y los soldados sobre el suelo caen por el enorme agujero.

No hay nada que puedan hacer.

Los soldados enemigos que estaban disparando bala tras bala caen en la fosa con gritos de sorpresa.

“Bien, parece ser que eso funcionó,” Quenser dice con un suspiro de alivio mientras retira su pulgar de la radio usada para la detonación. “Todo lo que quiero saber está relacionado con los diseños de los Object, ¿entonces por qué continúo aprendiendo a cómo matar personas?”

“…Um, ¿qué acaba de suceder?”

“Literalmente se encontraban en un área sobre el hielo. Una gruesa capa de hielo estaba cubriendo el espacio en un acantilado de piedra en forma de V y debajo no había nada más que un gigantesco espacio. Gracias a la actividad volcánica de esta área, el espacio debajo se ha convertido en algo como un río. Era suficientemente grueso como para que un vehículo de nieve de diesel pudiera pasar sin quebrarlo, pero no era suficiente para soportar un explosivo militar.”

“Ah, era por eso que revisabas el mapa.”

“Puedo entender el por qué no enviarán al Objeto hasta aquí.”

Quenser mira hacia las profundidades del acantilado de hielo que creó. No puede ver el fondo dentro de la profunda oscuridad. Si un Objeto cayera a través de ese hielo, se necesitaría una grúa capaz de levantar 200,000 toneladas. Y obviamente, la humanidad no tiene un aparato similar.

“Ahora que lo pienso, mencionaste los experimentos sobre quebrar las placas de hielo en la escuela de tu país seguro.”

“Aunque no era algo tan intenso,” Quenser dice encogiéndose de hombros. “¿Pero no te alegra que haya traído estos explosivos?”

“De cualquier forma, todavía tengo ganas de estrangularte.”

***

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Quenser y Heivia avanzan por la planicie nevada.

En poco tiempo, llegan a su destino.

El círculo de soldados rodeando el área se ha estrechado lo suficiente como para poder ver a sus compañeros soldados aproximándose por rutas diferentes. Cuando un aliado agita la mano hacia ellos a través de la escena blanca, Quenser hace lo mismo.

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“¿Sabes? Realmente es un alivio tener tantas caras conocidas a nuestro alrededor.”

“¡Idiota! ¡¡Hay otras maneras de enviar señales!! ¡¡Agitar la mano es como usar una bomba de humo para indicarle al enemigo en dónde estamos!! ¡¡Acabamos de matar a algunos de ellos, así que probablemente se encuentren en alerta máxima!!”

Su compañero soldado debió recibir una advertencia similar porque es golpeado en la cabeza y arrastrado fuera de su vista.

Heivia tiembla y su aliento es blanco en el aire mientras dice, “Ya tuve suficiente de la Antártica. ¡¡Hace demasiado frío!! ¡¡Pensaba que el hemisferio sur estaba cerca del verano!! ¡¡Incluso se me hace difícil creer que ahora mismo está sucediendo lo del calentamiento global!! ¡¡Aquí hace mucho frío!!”

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“Eso sólo se debe a que no conoces la temperatura promedio de este lugar. Al menos, ciertamente no me gustaría caminar por aquí de noche.”

Mientras charlan entre sí, entra una transmisión a la radio. Es de la princesa que espera en el Mar Ross en su Baby Magnum.

“Con todo el calor producido en esta área hermética, me estoy rostizando. Quisiera que esto terminara tan pronto como fuera posible. Quenser, ¿estropeaste algo al darle mantenimiento al aire acondicionado?”

“Maldición, el castillo de la princesa se escucha tan maravilloso como siempre.”

“Ahh, hace demasiado calor. Nadie puede verme, así que tal vez debería quitarme este traje especial. Dudo tener que encargarme de alguna batalla a gran velocidad.”

“¿Estás intentando elevar nuestra temperatura corporal a través de nuestra imaginación?”

“¿…?”

Mientras Quenser frunce el ceño, Heivia parece perder todo tipo de motivación.

“Me gustaría recalcar nuevamente que esto es una locura,” se queja. “Nosotros somos soldados que supuestamente debemos proteger el área alrededor de la base segura. No estamos acostumbrados a misiones especiales en las que tenemos que salir en búsqueda de una fortaleza terrorista.”

“¿Huh? ¿Existen diferentes tipos de soldados rasos?”

“Ah, vamos. ¡Eso no es algo que quisiera escuchar de alguien en las líneas frontales! ¡¡Al menos, deberías saber que los trabajos que tú obtienes son muy diferentes a los que nosotros tenemos que hacer!!”

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“Pareces sentirte bastante presumido, Heivia. Tal vez yo sólo sea un estudiante, pero los demás son soldados de la misma base que tú.”

“Tal vez les llamemos soldados, pero nos convertimos en soldados de maneras distintas. Algunos acuden a una academia militar y otros pasan por un curso de entrenamiento de corto plazo. Dependiendo del área del ejército a la que quieras entrar, cambia tu ruta. La mayoría de los soldados en la base pasaron por una escuela de entrenamiento de un año entero. No muchos pasaron por el curso de entrenamiento de 6 meses que yo hice.”

“¿No piensas que los que entrenaron por el doble de tiempo sean más fuertes?”

“Quenser, ¿crees que alguien que se sentó en un escritorio por un año sería más fuerte que alguien que se arrastró por el lodo durante seis meses? Además, la mayoría de las personas tienen que repetir el entrenamiento semestral al menos dos veces antes de pasar. Aquellos que se gradúan en 6 meses como yo son bastante raros.”

“De cualquier forma, eso es algo como un día en el parque comparado con lo que sucedía en mis días, cuando teníamos que correr por ahí con un rifle,” interrumpe Froleytia.

Su frase tal vez la haga parecer como si fuera alguna una anciana, pero realmente tiene 18. Quenser se pregunta cuánto tiempo ha vivido en el campo de batalla.

“Por cierto, ¿por qué elegiste el curso enlodado, Heivia?” Quenser pregunta.

“¿Ahn?”

Tal vez se debe a la sensación de calma después de terminar un tiroteo y confirmar que no hay enemigos cerca o porque quieren procrastinar al tener que dirigirse al siguiente campo de batalla, pero Quenser y Heivia continúan charlando.

“Quiero decir, eres un noble, ¿cierto? Seguramente existe algún curso especial para nobles. Uno en el que logres ser segundo teniente tan pronto como te gradúes.”

“Ah, eso sería en una academia militar. Incluso los civiles pueden entrar a esos. Una vez que llegas a general, casi lo único que encuentras son nobles, pero una persona normal puede llegar hasta general de brigada si trabaja duro.”

“¿Entonces por qué estás hasta el fondo de la pirámide como soldado de primera clase?”

“Por varias razones. Para ganarme los derechos de mi familia, necesito demostrar que realmente estoy peleando y defendiendo una base y ayudando al país en vez de simplemente mirar desde un puesto alto.”

“Pero de cualquier forma lo único que haces es perder el tiempo en la base,” comenta Froleytia.

“Bueno, no les digo eso. Todo tiene que ver con las apariencias. Además, no es que las acciones de un solo soldado en un campo de batalla dominado por los Object vaya a „ayudar al país‟. Nunca esperé ser enviado a la Antártida como ahora.”

“Los nobles realmente la tienen difícil. Cuando escucho ese tipo de dificultades, me alegro de ser una persona común,” dice Quenser.

“Yo estaría más preocupado si fuera una persona común. Incluso si el parlamento se ha abierto de alguna forma recientemente, los nobles aún tienen el control del centro del gobierno. ¿No te preocupa el tener tan pocas oportunidades para que el gobierno escuche tu voz?”

“La política es una molestia. Mientras alguien más se encargue de ella, realmente no me importa.”

“¿En serio? Supongo que eso es a lo que le llaman demografía apática.” Mientras continúan charlando tranquilamente, se detienen de pronto.

Detrás de una pequeña colina, se encuentra la base del Monte Erebus.

Quenser y Heivia se ocultan instintivamente sobre la nieve y observan el área a través de los binoculares y la mira del rifle respectivamente.

Sin embargo, el área de la base es realmente grande. La nieve siendo levantada por el viento hace que el área sea difícil de ver. Lo que miran a través de sus respectivas lentes es una pronunciada pendiente después de unos cuantos kilómetros de planicie pura.

Similar a una puerta que da paso a un camino hacia las montañas, un solo edificio rectangular se encuentra entre la planicie y la pendiente. Debe tratarse del observatorio del Reino de la Legitimidad. En la planicie nevada cerca de éste, se encuentran cilindros de 80 cm de grueso y unos 9 metros de largo recostados sobre su costado. No sólo son dos o tres. A intervalos, cerca de 50 de ellos se encuentran colocados de tal forma que ocupan unos cuantos kilómetros.

Quenser y Heivia parecen confundidos.

“(Supuestamente el láser para el misil tierra-aire que atacó el avión de reconocimiento estaba por aquí.)”

“(¿En dónde está el resto de los terroristas? No me digas que no aguantaron el frío y se fueron.)”

“Si están calentándose dentro del observatorio, podemos simplemente atacarlos, pero de otra forma esto sería un problema,” dice la comandante, Froleytia.

“¿Por qué?”

“Se nos ordenará buscar a esos terroristas incluso si ya no se encuentran aquí. Tendremos que buscarlos en cada rincón y grieta de este continente helado. Incluso si los terroristas salieron de la Antártica desde hace tiempo, nosotros tendríamos que continuar la búsqueda hasta estar totalmente seguros.”

“¿Es en serio? Hey, Quenser, vayamos a revisar el observatorio de una vez. Si dejamos que escapen, terminaremos congelados hasta morir. Rápido, rápido. Vamos, apresurémonos para poder regresar a donde hay cobijas y calentadores.”


“No, Heivia. Apresurarse de esa forma sólo nos conseguirá un disparo en la cabeza.”

Mientras discuten con voces apresuradas, Quenser y Heivia se arrastran por la planicie nevada. Ocasionalmente observan a otros moviéndose de la misma manera. Son otros soldados del Reino de la Legitimidad y sus reacciones fueron las mismas. Quieren terminar rápidamente con el trabajo, pero también se preguntan qué son esos enormes cilindros.

Como si expusiera lo que todos están pensando, Heivia dice, “En esta era en la que pelean Object de 50 metros, los soldados de carne y hueso corriendo por ahí y disparándose entre sí con armas es una tontería. Cualquiera que sea la estrategia del enemigo, no podrán ganar con el Objeto de la princesa esperando en el Mar Ross. En serio, deberíamos darnos por vencidos. Morir por algo como esto es simplemente estúpido.”

“Hey, Heivia, he estado preguntándome algo,” Quenser dice mirando alrededor mientras continúa tendido sobre su abdomen. Se han arrastrado cerca de un kilómetro a través de la nieve hasta ese momento. “¿Qué son esos extraños cilindros alrededor del observatorio?”

“¿Ahn? ¿No serán antenas usadas por el observatorio? Probablemente están colocadas así por el fuerte viento,” Heivia dice indiferentemente, pero realmente no tiene confianza en su propia respuesta.

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Y entonces Quenser obtiene su respuesta de una fuente diferente.

Los enormes cilindros de 9 metros de largo y 80 cm de grosor se mueven como uno sólo, reuniéndose en un solo punto.

Un gigantesco cañón de arma soportado por una plataforma con un centro de gravedad bajo ha movido su mira repentinamente en dirección a Quenser y Heivia.

“… ¿Hah?”

En ese instante, Quenser y Heivia son incapaces de mover sus cuerpos como desean. Incluso si miran perplejos, pueden comprender lo que significa la escena ante ellos.

Han visto algo así antes.

Saben qué es lo que les está apuntando.

Son…

Los repuestos para los cañones gigantes creados para ser instalados en un Objeto.

Los 50 cañones que se encuentran alineados a intervalos apuntan hacia la planicie nevada en donde se encuentran Quenser y los demás soldados.

“¿¡¡Oooooooohhhhhhhhhh!!?”

Quenser y Heivia se percatan de lo que está sucediendo, gritan, y ruedan a través de la planicie nevada tan rápido como pueden.

Inmediatamente después, los cañones rugen.

Parece ser que se trata de cañones de riel.

Incontables ondas de impacto se expanden y el cuerpo de Quenser flota en el aire. Unos segundos después, regresa a la fría nieve con un fuerte impacto y comienza a girar, pero esta vez no es porque quiera hacerlo. Los cañones no lo golpearon directamente.

Si así hubiera sido, su cuerpo hubiera quedado hecho pedazos. Su patético cuerpo simplemente fue afectado por las ondas de impacto creadas cuando fueron disparados.

Sin embargo, eso es suficiente para detener su respiración.

“¿¡Gb…gh!?”

Se dobla como un arco y de alguna manera logra inhalar algo de aire. Seguramente fue gracias al intenso frío sobre las partes móviles de los cañones que no fue golpeado directamente. Sin embargo, el calor causado por los motores pronto elimina eso. Los milagros no continúan ocurriendo para siempre.

(¿¡Seré asesinado!?)

Levantarse sólo le serviría para recibir un disparo, pero esa planicie no tiene ningún lugar para cubrirse. El enemigo los atrajo hasta ahí por esa simple razón.

(Maldición. ¿¡Por qué tienen cañones de riel preparados!? ¡¡Usaron un misil tierra-aire pasado de moda cuando atacaron al avión del Reino de la Legitimidad!!) Quenser no tiene idea de qué hacer.

Mientras comienza a perder la tranquilidad, escucha la voz de Heivia llamándolo.

“¡¡Quenser!! ¡¡Baja aquí!!”

Él no sabe lo que eso significa, pero lo comprende una vez que mira alrededor del área. La primera ola de ondas de impacto ha abierto una enorme fisura en la tierra. Es de más de un metro de ancho. Heivia bajó a ese pasaje formado naturalmente y está asomando la cabeza para gritar.

Quenser gira por la planicie nevada y entra a la fisura que se encuentra cerca.

Justo cuando cae dentro, los cañones de riel comienzan su segundo ataque.

Simplemente los efectos secundarios crean un ruido como el de un bombardeo aéreo y todo el oxígeno de Quenser es extraído a pesar de encontrarse dentro de la fisura.

Heivia se percata de ello y corre hacia él.

“Maldición, esto no es ninguna broma. Los terroristas han preparado una tonelada de repuestos para Objeto. ¿¡Se supone que es como una posición antitanque de las guerras antiguas!?”

“¿A qué te refieres con eso?”

“Recibimos clases aburridas sobre varias formas del combate clásico durante las lecciones de historia en el entrenamiento. En el pasado eran usadas las posiciones de batalla en las que atraían enemigos y los bombardeaban por ambos lados. En ese entonces, usaban armas antitanques, pero se ve que han cambiado eso. ¡¡Mierda!! ¿¡No crees que esto es demasiado para unos soldados rasos!?”

Quenser se pregunta cuántos de sus aliados lograron entrar a las fisuras. Espera que todos ellos hayan llegado a alguna, ya que cualquiera que no lo haya hecho seguramente está muerto.

Heivia se recarga contra el muro de la grieta y pregunta, “¿Sabes qué es lo peor de todo esto, Quenser?”

“¿Que esos cañones para Objeto pueden disparar en cualquier dirección a pesar de ser repuestos?”

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“No,” Heivia dice con la frente cubierta de sudor. “si están usando cañones para Objeto, deben tener un reactor capaz de hacerlos funcionar.”

“Espera, quieres decir…”

“¡¡No son simples terroristas!! ¡¡Deben tener un Objeto!! Tienen uno oculto en algún lado y unos gruesos cables deben mantener conectados esos cañones de riel. ¡¡Incluso si escapamos de aquí, probablemente nos encontraremos con un Objeto esperándonos!!”

Escuchando la confirmación de alguien más provoca escalofríos en la espalda de Quenser.

Las armas gigantes conocidas como Object tienen un grueso blindaje al nivel de un refugio nuclear y reactores con potencia que superan a los reactores nucleares. Y utilizan esa impresionante potencia para crear una lluvia de láseres o usar cañones de plasma de baja estabilidad. Solamente otro Objeto puede enfrentarse a algo así. Sin importar lo mucho que batalle un soldado de carne y hueso, es excesivamente difícil causarle daño a uno.

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