Heavy Object (NL)

Volumen 2

Capitulo 1: Es Natural Ensuciarse en una Carrera de Obstáculos >> Batalla para Controlar la Antártica

Parte 2

 

 

De esa forma, se dirigieron a la Antártida.

Supuestamente, los terroristas se encuentran ocultos en el Monte Erebus cerca del mar, pero Quenser y los demás usan un bote para llegar a tierra en vez de volar directamente hacia ahí. A partir de ahí, ellos y otros 100 compañeros soldados se aproximan en círculo alrededor del área. Los soldados participando en la operación usualmente trabajan como guardias en la base. Ya que también están utilizando tanques y helicópteros de combate, parecen más como una fuerza militar de tiempos pasados.

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“¿Es en serio?” Heivia murmura mientras camina al lado de Quenser. “Esto es la Antártida. Déjame decirlo otra vez: la Antártida. ¿Qué estoy haciendo? Se suponía que debía trabajar en una base por 3 años para poder convertirme en el siguiente líder de mi familia. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Acaso nuestra comandante de enormes pechos habrá olvidado que soy analista de radares?”

“Ahora que lo pienso, llegué a la base como estudiante de campo de batalla para poder estudiar los Object, ¿entonces por qué estoy en este continente de hielo que no tiene nada que ver con los Object?”

“Maldición. Solamente somos antenas humanas. Pudieron simplemente usar zánganos para esto.”

“Con esta ventisca, los UAVs serían difíciles de usar. Además, la señal de radio es fácil de interceptar, así que probablemente no son una buena idea para tratar con terroristas.”

“¿Qué tipo de respuesta seria es esa? ¿Tu lado masoquista despertó bajo las órdenes de esa hermosa comandante?”

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“Solamente quiero terminar esto para poder irnos. Realmente no me importa un trabajo que no tiene relación con los diseños de Object. Heivia, necesitas aprender a aceptar las cosas como adulto,” Quenser comenta con un tono de voz aburrido, pero no parece que Heivia le preste atención.

Heivia alza la mirada hacia el cielo blanco y dice, “Por cierto, esto es la Antártica, ¿cierto? He tenido una pequeña duda desde hace algún tiempo. ¿Te molesta si te pregunto?”

“Las maravillas de la naturaleza están fuera de mi área de conocimiento. Si quieres una explicación, pregúntale a una de las organizaciones de protección ambiental.”

“Ah, no es nada difícil.”

La Antártida es un continente de hielo. En algunos lugares, la temperatura es menor a los -50 grados, haciéndola un área de verdadera tierra congelada. En esas tierras blancas, el agua pasa más tiempo del año en estado sólido que en líquido. Lo mismo sucedería con los humanos. Si un cuerpo de carne y hueso fuera expuesto a este ambiente extremo, terminaría congelado en varias partes bastante a menudo.

O al menos así debería ser.

“¿Por qué hace tanto maldito calor en la Antártida?” Heivia se queja mientras retira la capucha de su abrigo para climas fríos.

Entonces se seca el sudor de la frente y mira alrededor.

En los documentales de animales que ha visto, el área es un terreno plano de blanco puro, pero ahora mismo ellos se encuentran en un terreno conformado por piedras negras. Además, puede distinguirse vapor blanco saliendo del suelo en varios lugares.

Un poderoso viento está soplando y la nieve continúa cayendo de las nubes en el cielo, pero el vapor evita que los chicos sientan frío y la nieve se derrite antes de tocar el suelo, así que no se acumula. Nada concuerda con la imagen que tenía en su mente.

Mientras tanto, Quenser revisa la lectura de un termómetro digital.

“Las estaciones en el hemisferio sur están revertidas, ¿cierto? Casi es verano aquí. Aún así, la temperatura del aire es de -3.9 grados. Te congelarás en poco tiempo si te quitas tu abrigo.”

“No puede ser. ¿Estamos bajo cero? Siento como si estuviera en un sauna.”

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“Estamos en un área volcánica, así que un extraño calor sale del suelo temporalmente. Recuerdo una erupción importante hace dos años que llegó a las noticias al cambiar drásticamente el cráter. Simplemente sientes calor por eso. Si te quedas quieto, comenzarás a enfriarte, así que mejor deberías ponerte tu capucha nuevamente.”

“¡¡Ah ha ha ha ha!!” Heivia comienza a reír repentinamente.

Quenser volta a verlo con expresión confusa y mira a Heivia señalando en cierta dirección.

“¡¡Mira, Quenser!! Unas aguas termales. ¡¡Estamos en la Antártida y aún así hay aguas termales saliendo de la tierra!!”

“…Ya te dije que estamos en un área volcánica.”

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“¡Pero son aguas termales! ¡¡En la Antártida!! ¡¡Éste lugar está destruyendo todo lo que pensé que sabía sobre él!!”

Mientras habla, Heivia se quita sus gruesos guantes. Se agacha en la orilla del lago de agua que tiene vapor blanco elevándose de ella y mete la mano.

“Oh… wow. Parece ser que está a unos perfectos 40 grados.”

“Detente, Heivia. Si entráramos a las aguas termales, deberíamos simplemente de dejar de llevar a cabo esta guerra.”

Ambos chicos se sienten reacios a irse, pero Froleytia se asegurará de gritarles si caen en la trampa de esas aguas termales. Así que continúan caminando.

Los más de100 soldados también continúan su camino, pero el círculo que conforman es tan amplio que Quenser y Hevia no pueden ver a los demás.

Cruzan las tierras de roca dura y negra basándose en el mapa mostrado en sus aparatos portátiles. Después de recorrer algo de distancia, el suelo oscuro pasa a ser uno cubierto de nieve blanca y hielo.

El suelo parece plano, pero realmente está levemente inclinado a tal grado que una pelota rodaría lentamente si se colocara en el suelo. La temperatura también parece estar reduciéndose.

La tierra blanca continúa hasta el límite de su visión en todas direcciones y no pueden distinguir ningún punto de referencia obvio. Simplemente dejar de ver el mapa es suficiente para hacerlos sentir perdidos.

Quenser baja la mirada hacia las pequeñas piezas de hielo que crujen bajo sus pies mientras caminan.

“Ah, ahora sí, esto es más como esperaría que fuera la Antártida.”

“¿¡Ow!? ¡Esto no sólo es frío: lastima! Hey, Quenser. Hay algo extraño con mi cara, ¿¡puedes ver algo raro!?”

“El sudor de tu cara se está congelando. Supongo que lastima porque está jalando tu piel.”

“¡¡Mierda, mierda, mierda, mierda!!” Heivia grita mientras sacude los pequeños trozos de hielo de su rostro y se coloca su capucha. “¡Maldición! ¿¡Si vamos a entrar a un ambiente más al estilo Antártida, por qué no puede ser algo más lindo con pingüinos!?”

“Tanto hielo es algo digno de remarcar. Aunque probablemente te aburrirías de esto después de unos días.”

“¿Por qué estás tomándote esto tan positivamente, Quenser? ¿Eres de algún país helado?”

“No, estoy más harto del hielo que de cualquier otra cosa,” Quenser dice encogiéndose de hombros. “Cuando estaba en la escuela de mi país seguro, hicimos todo tipo de experimentos quebrando hojas de hielo rectangulares para aprender lo básico del blindaje de los Object. Veíamos cómo se distribuían las fisuras en la hojas cuando las golpeábamos en lugares diferentes.”

“¿Por qué con hielo? El blindaje de un Objeto es de acero.”

“Con agua, es fácil de rehusar. Con un congelador, el experimento puede ser repetido tantas veces como quieras. Además, solamente teníamos que aprender las bases sobre cómo funcionan las fisuras, así que no había razón para usar placas de metal bien afinadas con un material reactivo resistente al calor que requiere de un caro artesano. Al mezclar algunos químicos para incrementar la viscosidad antes de que se congelara, se quiebra de la misma forma. También llevábamos a cabo experimentos para encontrar métodos más eficientes para absorber los impactos al destruir el balance de la viscosidad,” Quenser dice con un suspiro.

Fue gracias a que pensaba que esas clases eran demasiado aburridas que decidió salir al campo de batalla.

Entonces Quenser cambia de tema.

“Ahora que lo pienso, ¿qué están haciendo los terroristas en medio de la nada? ¿Obtuvieron un misil tierra-aire sólo para hacer algo de reconocimiento?”

“No sabes nada, Quenser,” Froleytia responde a través de la radio. “La Antártida ha sido un área de intensa competencia entre varias naciones sobre quién tiene los derechos de qué áreas incluso desde antes de que la ONU fuera destruida.”

“¿…? Pensé que la Antártida no tenía fronteras nacionales.”

“Justamente por eso, varias fuerzas han intentado apropiarse de ellas y han entrado en conflictos por eso. Después de todo, en la Antártida hay minas de hierro y carbón. El océano tiene muchas áreas pesqueras. Hay muchos recursos por los cuales competir,” Froleytia explica tranquilamente.

“Actualmente, los poderes reclamando los derechos de la Antártida son la nación militar de

Oceanía que fue destruida hace poco, el área del Valle Central del Oeste de América de las Corporaciones Capitalistas, el área del Archipiélago Chonos de la Alianza de la Información, y el área de Gran Bretaña del sur del Reino de la Legitimidad.” Quenser frunce el ceño.

“Oceanía y el Archipiélago Chonos se encuentran en el hemisferio sur, pero el Valle Central del Oeste de América está cerca de Los Ángeles, ¿cierto? Y la Gran Bretaña del sur se encuentra en donde está Londres… Esas áreas no tienen conexión alguna con la Antártica.”

“Ellos están sacando su espíritu explorador e insisten que los que descubrieron primero el continente tienen los derechos. Si se tomara en cuenta el orden en el que fueron enviadas las exploraciones, ellos tendrían los mejores derechos, pero ese proceso de pensamiento no toma en cuenta a las partes involucradas así como sucedía en la Era de la Exploración.”

Eso significa que los terroristas (o al menos así son llamados oficialmente sin importar quiénes sean) deben haber atacado al avión de reconocimiento del Reino de la Legitimidad con un misil tierra-aire debido al problema relacionado tanto con los territorios de la Antártida como con sus recursos.

(Pero ese no es el verdadero problema. En esta era de los Object, que los soldados como nosotros seamos obligados a correr por ahí con un arma es lo peor…)





“¿Hay algo que quieras decir, Quenser?” pregunta Froleytia.

“¡¡N-no!! ¡¡Nada de nada!!”

“Tengo buenas noticias para ustedes. No necesitan enfrascarse en un tiroteo con los terroristas una vez que los encuentren. Nuestro preciado Objeto se encuentra en modo de espera en el Mar Ross, así que nuestra linda camarera podría acabar con ellos con un ataque a distancia una vez que ustedes descubran su ubicación.”

“Entonces,” Heivia dice mientras su aliento se hace visible gracias al aire frío. “¿No pudiste simplemente usar un satélite en vez de enviarnos hasta aquí? En estos días, se puede construir una villa en la luna y los transbordadores son lanzados por elevadores de trayectoria láser o catapultas electromagnéticas. Los satélites son tan abundantes como latas vacías al lado de las calles. Pero supongo que no puedo esperar a que una comandante dando órdenes mientras bebe chocolate caliente sobre el puente de un portaaviones comprenda cómo sentimos escalofríos en este helado lugar.”

“Las cosas se ponen un poco difíciles cuando se trata del Ártico o la Antártida,” Froleytia responde rápidamente e ignora por completo el último comentario. “Un satélite geosíncrono usando la fuerza centrífuga de la tierra para mantenerse cerca del ecuador no puede ver tan lejos. Algunos satélites realizan sus órbitas de forma perpendicular al ecuador, pero solamente pueden monitorear un área durante un momento específico del día.”

“¿No tienen satélites que se mantengan exactamente sobre el eje de la Tierra fuera de la atmósfera?”

“Sí, pero eso se encuentra justo en medio de un área de disputa de dueños. „Exactamente sobre el eje de la Tierra‟ es prácticamente un punto indicador, así que sólo unos cuantos satélites pueden estar ahí. El Reino de la Legitimidad tiene una poderosa ventaja sobre el Polo Norte, pero eso también significa que no tenemos ningún satélite sobre el Polo Sur.”

“Así que estás cubriendo la falta de equipo dejando esa ineficiente carga de trabajo sobre nosotros los soldados humanos,” Heivia dice con un suspiro y frunce el ceño. “Esto no es algo que debería estar haciendo un humano civilizado.”

“Heivia, los humanos civilizados tienen algo conocido como modales. ¿Los conoces?” Froleytia responde.

Heivia quiere responder rápidamente, pero antes de poder hacerlo… Una bala de rifle impacta el suelo entre Quenser y Heivia.

(¿¡Un ataque enemigo!?)

Ambos intentan cubrirse inmediatamente, pero se percatan que la planicie nevada no les otorga nada que puedan usar. Heivia sujeta a Quenser por los hombros y lo jala bruscamente hacia atrás. Incluso en esa planicie, el suelo tiene leves elevaciones y hondonadas. Los chicos retroceden unos pasos hacia un montículo en la planicie y se ocultan detrás de esa cubierta creada por el suelo helado.

“(¿¡Qué, qué, qué!? ¿¡Son esos terroristas!?)”

“(¿¡Quién más podría ser!? Casi morimos aquí en la Antártida. ¡¡Si no hubiera sido por el viento que sopla fuertemente, definitivamente uno de los dos hubiera muerto por ese primer disparo!!)”

“(Esta área es tanto volcánica como ridículamente fría, así que hay diferencias de temperatura importantes. Ellos han estado aquí más tiempo que nosotros, así que el metal de los cañones de sus armas o miras deben haber sido alterados de alguna forma.)”

Mientras intercambian comentarios apresuradamente, las balas de rifle impactan intermitentemente contra el suelo blanco y lanzan cristales de hielo al aire. Los puntos de impacto son diseminados. Tal vez sea gracias al viento que no pueden golpear a sus objetivos como Heivia dijo, o tal vez sea debido a muchas razones más pequeñas apiladas una sobre la otra.

Aún en el suelo, Heivia alza su rifle con la mira conectada que puede obtener datos de varias fuentes como los espectros infrarrojo y ultravioleta.

“(Su distancia es de 200 metros. Hay 7… tal vez 8 de ellos. Los rifles que utilizan son los que tienen culatas de madera. Han conectado lanza granadas con cinta eléctrica.)”

“(¿Puedes eliminarlos?)” Quenser pregunta.

“(¿Por qué lo dices como si fueras un espectador? ¡¡Deberías sacar tu pistola o tu PDW!!)”

“(Disculpa, pero no traigo ningún arma. Sólo los explosivos de siempre.)”

“(¿¡Entonces para qué estás aquí!?)”

Heivia se prepara para estrangular a Quenser, pero una bala de rifle impacta contra el suelo cercano. El chico baja la cabeza frenéticamente y dispara su propio rifle en respuesta para mantener ocupado al enemigo.

“(¡¡Mierda, mierda, mierda!! ¡Te estrangularé más tarde, pero ahora necesito preguntar! ¿¡¡Por qué saliste a pelear con terroristas sin una sola bala!!?)”

“(¡Para ser honesto, realmente quería traer algún arma!)”

“No puedes, Quenser,” interrumpe Froleytia. “Un estudiante que no ha terminado su entrenamiento no tiene permitido llevar un arma de fuego militar.”

“(Sí, ¿pero no es más complicado manejar explosivos?)”

“Usaste explosivos en tus experimentos anti-impacto relacionados con la forma de los Object en la escuela de tu país seguro, ¿cierto? Es por eso que tienes permitido usarlos. Además, esa forma de pensar es señal de un chico que no sabe lo espeluznante que es una descarga accidental.”

“(Ya veo…)” Quenser responde en voz baja justo cuando una bala enemiga lanza partículas de nieve al aire después de impactar contra el suelo.

En ese momento, Heivia pierde el control.

“¡¡Deja de estar ahí y haz algoooooooo!! ¿¡Por qué yo soy el único que arriesga la vida para contraatacar!? ¡¡Sabemos en dónde se encuentra el enemigo, así que usen el Objeto de la princesa para acabar con elloooooooooosss!!”

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“Ah, es cierto, es cierto,” Quenser dice mientras cambia la frecuencia de su radio para contactar con el Objeto.

La respuesta que recibe es breve y clara.

“En esa ubicación, la onda de impacto y calor radiante también los afectará a ustedes. ¿Están de acuerdo con eso? Cambio.”

“¡¡Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, carajo!!” Heivia grita mientras dispara rápidamente 2 o 3 veces con su rifle.

Mientras tanto, Quenser contacta a sus aliados en el área, pero ninguno está en posición para llegar ahí rápidamente.

“Maldición. ¿No estarán mintiendo acerca de su posición para evitar quedar envueltos en esto, cierto?”

Quisiera lanzar su arma y escapar, pero con las balas viajando sobre él, alzar la cabeza descuidadamente seguramente le costaría la vida. Doscientos metros es una distancia relativamente cercana para los rifles, así que es solamente gracias al poderoso viento y al escenario blanco que afecta su comprensión visual que los mantiene al margen de herirse entre ambos bandos.

Los soldados enemigos deben estar más acostumbrados a ello porque se han separado gradualmente. Sólo unos cuantos metros se han abierto entre los soldados enemigos, pero claramente están intentando rodearlos por varias rutas diferentes.

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Quenser casi alza la cabeza por la sorpresa, pero Heivia lo mantiene agachado. Inmediatamente después, una bala vuela directamente sobre su cabeza.

Aún cubierto con nieve, Quenser dice, “¡¡Esto es malo, Heivia!!”

“¿¡Te refieres al enemigo dividiéndose para rodearnos por ambos lados!? ¡Ya lo sé! ¡¡El problema es que no podemos hacer nada al respecto!!”

“¡¡No, no me refiero a eso!! ¡¡Un pingüino!!”


“¿¡Hah!? ¿¡A quién l preocupa un pingüino en este mome-…!? ¿¡Un pingüino!?”

“¡Es un polluelo! ¡¡Un pingüino bebé!!”

Con expresión sorprendida, Heivia mira en dirección hacia donde señala Quenser. Un pequeño y gris pingüino bebé se encuentra avanzando balanceándose de manera extraña justo en medio del área en donde los soldados disparan sus rifles.

Quedará envuelto en el tiroteo, pero tampoco es que puedan detener su ataque.

Justo cuando las venas de la sien de Heivia están hinchándose debido a la ansiedad, ocurre algo extraño.

Justo cuando está a punto de retirar su dedo del gatillo, los terroristas también dejan de disparar.

El único movimiento restante en la blanca nieve es el pingüino bebé que continúa avanzando contoneándose mientras no les presta atención a los soldados en las líneas frontales de un campo de batalla.

Con manos sudorosas, Quenser y Heivia observan su progreso.

“(¡¡Vamos!! ¡¡Puedes hacerlo, pingüino bebé!!)”

“(¿¡Espera, por qué sólo está el bebé!? ¿¡No se supone que uno de los padres debería cuidarlo!?)” Y entonces el pingüino bebé tropieza.

“¡¡Waahh!!”

“¡¡No, Heivia!! ¡¡La regla de la naturaleza es la no intervención humana!!”

Heivia casi sale de su cubierta para ayudar, pero Quenser lo detiene rápidamente. Mientras tanto, el pequeño pingüino usa sus alas para intentar levantarse nuevamente.

“¡Gyah!” Se escucha otro graznido aviar.

“¿¡Un albatros!?”

“¿¡No irá a comérselo, o sí!? ¿¡No pensará atacarlo desde el cielo, cierto!?” Aún así, la regla de la naturaleza se aplica nuevamente.

Mientras Heivia intenta apuntar su rifle hacia el ave marina y Quenser intenta detenerlo, el albatros extiende sus alas y prepara su puntería desde el cielo. El pingüino bebé cuya silueta parece una bola de pelusa no tiene idea de que es el objetivo de un ataque.

Y entonces el albatros entra en acción.

El enemigo natural del pingüino vuela hacia abajo como si fuera una lanza. Su mortífero pico se dirige con precisión hacia el pingüino bebé.


Todos predicen el color y el olor de la sangre.

Quenser y Heivia se olvidan de su pelea por el rifle y se llevan las manos al rostro para cubrir sus ojos.

Pero la tragedia que esperaban no ocurre.

“¡¡Kyaaaahhhhhh!!” se escucha otro graznido desde el costado.

“¿¡…!? ¿¡Q-qué fue eso, Quenser!?”

“Creo que ha llegado la madre. ¡¡Es la madre del pingüino!!”

Asustado por el graznido de advertencia, la puntería del albatros es modificada levemente. El pico apenas roza al pingüino bebé y éste chilla fuertemente por su madre.

Pero el albatros no parece dispuesto a rendirse. Regresa al cielo blanco, vuela formando un amplio arco, y entonces busca al pingüino bebé una vez más.

Sin embargo, el bebé pingüino ya no se encuentra solo.

La enorme madre se apresura para actuar como escudo.

No hay garantía de que la madre pueda salvar a su bebé.


El filoso pico y las garras del ave marina son una gran amenaza para un pingüino adulto.

Aún así, la mirada de la madre no titubea.

Extiende sus alas que normalmente son usadas para remar en el agua, abre su pico tanto como puede, y deja escapar un graznido de advertencia tras otro tan fuerte como puede.

Tanto Quenser como Heivia aguantan la respiración.

Los terroristas del otro lado de la planicie nevada también se quedan en silencio.

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