Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 15

Epilogo: Séquito del Duque Vistall

 

 

Aquí Satou. Me parece que ya no hay tantas historias de personas que son descubiertas por un famoso y tienen un repentino ascenso al estrellato como antes. Tal vez la gente esté más interesada en las historias de felicidad que en la fama y la gloria.

“Uf. Creo que con eso debería bastar.”


Utilicé los restos de la cabina del dirigible para restaurar el mecanismo de dirección lo suficiente como para que pareciera teóricamente posible utilizarlo.

Si dijera que estuve controlando las cosas con la consola de desarrollo, básicamente estaría admitiendo que en realidad soy Nanashi el Héroe, de ahí el ligero encubrimiento.

Por la misma razón, también había arreglado la curva del hueso de dragón.

“Amo, hemos terminado de curar a los heridos y de evacuar a todos.”

“Genial. Usaré una cuerda para descender a la superficie.”





Había doblado la puerta del puente más allá de toda posibilidad de apertura para que nadie entrara mientras yo tapaba las cosas.

Ninguna persona ordinaria podría bajar al puente desde la cubierta delantera, y la proa había sido doblada hacia arriba por toda la tierra cuando aterrizamos, lo que significa que sería imposible asomarse al puente desde la cubierta delantera o la pared exterior de la ciudad.

Incluso utilicé el hechizo de Magia de Luz Ilusión para mostrar el aspecto que tendría cuando terminara, por si un soldado hombre pájaro se asomaba al interior desde el cielo, pero al final no fue necesario.

“¿Bienvenido de nuevoooooo?”

“¡Buen trabajo, sir!”

Tama y Pochi saltaron y se agarraron a mis piernas cuando llegué.

“Usted también lo hizo muy bien, Lady Karina. Gracias por apoyar a Tama y Pochi.”

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“¡P-Pero claro!”

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Lady Karina se estaba encogiendo hacia adentro mientras era regañada por Pina, así que decidí tirarle un hueso.

“Toma, un paño húmedo.”

“Gracias, Arisa.”

Utilicé el paño para limpiarme las manos mientras miraba a mi alrededor para evaluar la situación.

La gente que había bajado de la aeronave se había dividido en cinco grupos: los heridos, la tripulación, los exploradores, la gente relacionada con el Ducado de Vistall y todos los demás.

Como todos los tripulantes que estaban en el puente, excepto el capitán, habían perdido mucha sangre, seguían descansando después de ser curados.

Lo cual estaba muy bien, pero…

“¿De dónde han salido todos estos mirones?”

“La puerta oeste de la capital real. Supongo que está bastante cerca.”

Alrededor de la aeronave se reunió una multitud de curiosos.

Gracias a la ayuda de algunos guardias que habían venido a caballo desde la puerta oeste, al menos no irrumpieron en nuestro espacio.

El capitán de la guardia estaba recibiendo un resumen de la situación por parte del capitán y otros hombres en camillas.

“Dicen que pronto llegarán algunos carruajes para recoger a los heridos, y también a los nobles y demás.”

Arisa me mantuvo al tanto mientras yo miraba.

“Amo, tome un poco de té.”

“Gracias, Lulu. Tengo bastante frío por todo ese viento.”

Sentada en una lona extendida en el suelo, di un sorbo al delicioso té verde azulado que me dio Lulu.

“Amo, los dulces te harán sentir mejor, lo declaro.”

Nana sacó unas galletas con forma de pollito de su paquete de hadas y me las dio.

Mientras las mordisqueaba, Tama y Pochi se sentaron a mi lado y también empezaron a comer.

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Lady Karina también se unió a nosotros y Pochi empezó a mimarla. Parecía disfrutar de verdad actuando como una hermana mayor.

Una vez que Tama terminó su galleta, se acurrucó en mi regazo y se acomodó. Cuando nuestras miradas se cruzaron, me sonrió adorablemente.

“Satou.”

Mia se aferró a mi cabeza desde arriba.

“Amo, parece que nuestro viaje tardará un poco más en llegar a su destino.”

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Liza y Mia acababan de volver de preguntar por el horario a los soldados.

“¿Miau?”

Se oyeron algunos gritos de enfado en dirección al Duque Vistall y su séquito.

Parecían estar utilizando algún tipo de dispositivo de contrainteligencia, pero sus voces eran lo suficientemente elevadas como para ser audibles.

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Al escuchar con más atención, deduje que estaban discutiendo infructuosamente sobre quién había traicionado o no a quién.

Qué desperdicio de mi habilidad “Audición Aguda”.

“Sir Pendragon.”

Se me acercó el Barón Jelil, el explorador de mithril conocido como el “Noble Escarlata”. Se había puesto su característica armadura roja y su manto de caballero.

Sería descortés quedarse sentado, así que retiré a Tama de mi regazo con cuidado y me puse de pie.

“Liza de la Lanza Negra me habló de tus hazañas. Muy lejos de las mías, cuando apenas podía seguir esquivando los ataques del monstruo de los tentáculos.”

“Por favor, Sir Jelil, no hay necesidad de ser modesto. Simplemente estabas priorizando proteger la vida de Su Excelencia el Duque antes que derrotar a los monstruos, ¿no es así?”

En realidad no estaba seguro de que eso fuera cierto, pero hasta que llegaron los refuerzos, la única persona en la sala VIP de los nobles que estaba herida, además de los caballeros y los soldados, era una de las esposas del duque.

Esa esposa en particular se había separado del resto del séquito del Duque Vistall, lo que me hizo pensar que debía estar tramando algo que le hizo acabar en ese estado.

“Hey, mira esa armadura roja.”

“¿No es Jelil, el Noble Escarlata que derrotó al Amo de Piso?”

“Ese es un buen hombre. Si fuera diez años más joven, trataría de atraparlo.”

“Ga-ja-ja, más bien treinta años…”

Escuché el parloteo de los curiosos lejanos.

Evidentemente, el Barón Jelil era famoso incluso en la capital real.

“Entonces, ¿eso significa que el tipo de cabello negro que está a su lado es el joven líder de Pendragon?”

¿Hmm? Parece que también han oído hablar del nombre de nuestro equipo de exploradores.

“¿Qué, ese chico?”

“No tiene una espada ni un bastón. Tiene que ser un chico noble que admira a Jelil, ¿no?”

“Sí, tampoco tiene músculos…”

Creo que realmente no parezco un explorador.

***

 

 

“¿Hmm? ¿Qué está pasando?”

Arisa fue la primera en darse cuenta de que algo andaba mal entre la multitud de curiosos.

Parece que alguien famoso ha aparecido detrás de ellos y ha llamado su atención.

“¿No es ese…?”

El Barón Jelil miró fijamente al recién llegado y se quedó sin palabras.

Yo también conocía a esta persona. Pero lo había conocido como Nanashi el Héroe, no como Satou, así que era mejor fingir lo contrario.

“Parece ser un militar. ¿Es un conocido suyo?”

“¿No lo conoces? Es Sir Zef Juleburg el Imparable, el líder de los Ocho de Shiga.”

Sólo lo conocía como guardia del rey, así que no estaba muy familiarizado con su verdadera fuerza o fama.

Los demás exploradores también parecen haberse fijado en él; una oleada de murmullos se extiende por la multitud.

¿Era esto como lo que ocurriría si un jugador de béisbol profesional se presentara ante un grupo de promesas de la escuela secundaria?

El revuelo empezó a tomar forma de rumores infundados.

Lo más frecuente eran frases como ésta:

“Debe estar aquí para reclutar a Jelil.”

“Tiene que ser eso. Tal vez incluso está buscando un sucesor.”

“¡Ese es nuestro líder Jelil para ti!”

Los murmullos de los miembros del grupo Rugido del Dragón Rojo parecían haber llegado también a los oídos del Barón Jelil, que lucía una sonrisa apenas reprimida de total confianza.

Todo sonaba demasiado bien para ser verdad; a mi lado, Arisa sonreía maliciosamente, como si esperara que se produjera un giro en la trama.

La segunda teoría más popular era que estaba aquí para explorarme, y la gente empezó a apostar por quién estaba aquí.

“Amo, ¿no es ese el usuario del arma?”

Ante el comentario de Arisa, me di cuenta de que detrás de Juleburg estaba la señorita Helmina, una usuaria de armas de los Ocho de Shiga, así como varios de sus Caballeros Sagrados.

La señorita Helmina y un caballero con una lanza blanca estaban diciendo algo a Juleburg.

La multitud de curiosos era tan ruidosa que no podía oír realmente lo que decían, ni siquiera con mi habilidad “Audición Aguda”. Lo máximo que pude decir con mi habilidad “Lectura de Labios” fue que dijeron mi nombre y el de Liza unas cuantas veces.

Pero sólo fueron Helmina y su Caballero Sagrado quienes mencionaron mi nombre, así que probablemente sólo estaban mencionando que nos conocimos en Ciudad Laberinto o algo sin importancia como eso.

“Vienen hacia aquí.”

Arisa me agarró del brazo mientras susurraba.

El líder de los Ocho de Shiga caminó directamente hacia mí, como si no hubiera nadie más alrededor.

La multitud se abrió para él como el Mar Rojo alrededor de Moisés.

El Barón Jelil se adelantó unos pasos para saludar a Juleburg.


Por un momento, vi un atisbo de sonrisa de satisfacción en el rostro del Barón Jelil. Estoy seguro de que se estaba imaginando a sí mismo como el protagonista de un drama o algo así.

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¿Hmm?

Mi piel empezó a erizarse.

La multitud se puso repentinamente rígida, y mi grupo y el Barón Jelil se prepararon y pusieron las manos en sus armas.

Liza incluso se puso delante de Arisa y de mí y adoptó una postura de combate.

Juleburg debe haber usado una habilidad de “Intimidación” al máximo.

Sin prestar atención al tenso silencio, el jefe de los Ocho de Shiga siguió caminando hacia adelante.

“Fue todo un bautismo de fuego.”

Aunque podía ver que estaba sudando, el Barón Jelil saludó sin embargo al líder en un tono casual.

Pero Juleburg se limitó a lanzarle una mirada fría y despectiva y pasó de largo.

“¿Así que tú eres Liza de la Lanza Negra?”

Ooh, así que tiene la vista puesta en Liza.

Reconocí al Caballero Sagrado con la lanza que había estado hablando con Juleburg como alguien que había desafiado a Liza a un combate en Ciudad Laberinto antes y había sido derrotado por completo.

“Estoy interesado en el usuario de la lanza que derrotó a Kerun, pero no me enfrentaré a ti ahora.”

Con eso, apartó la lanza de Liza con la mano y se detuvo frente a mí.

“Tan joven… ¿Eres Pendragon el Intocable?”

Juleburg me miró con ojos de satisfacción.

Detrás de él, vi que la señorita Helmina me hacía un pequeño y alegre saludo.


Entonces ella debe haberle incitado a venir a buscarme.

“Sí, yo…”

“Soy Zef Juleburg el Imparable, Primer Asiento de los Ocho de Shiga. He venido a solicitar un duelo con usted, Sir Pendragon el Intocable.”

Juleburg interrumpió mi saludo con una declaración bomba.

Supongo que todavía no podré disfrutar de un fin de año tranquilo…

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