Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 15

Capítulo 7: Despedida

Parte 1

Aquí Satou. Hay muchas escenas en la ficción en las que un personaje dice: “¡Si gano, tienes que salir conmigo!” y cosas así, pero nunca he visto que eso ocurra en la vida real. Por un lado, en cuanto haces ese reto, ya estás confesando tus sentimientos.

“Ni un pelo fuera de su sitio, ni una arruga en mi ropa… supongo que eso debería bastar.”

Una vez que regresé del estrato inferior del laberinto a mi estudio en la mansión, me puse el traje ceremonial de noble para el vuelo en aeronave a la capital real.

Cuando salí al pasillo, oí cierto revuelo en la dirección del vestíbulo. Me acerqué y una de las jóvenes sirvientas se fijó en mí y vino a toda velocidad.

“¡Joven maestro! ¡Es una nave aérea! ¡Una nave aérea! ¡Vuela!”

“¿Una aeronave, quieres decir?”

“Sí, eso, ¡cierto! Es increíble, ¿verdad?”

Bueno, si no volara, no sería un dirigible.

La criadita me tomó de la mano y me arrastró hasta la ventana para ver la “nave aérea”.

Una aeronave muy grande flotaba sobre la base del ejército del laberinto. Era la aeronave número 1 que había entregado al gobierno como Nanashi.

Iríamos a la capital real a bordo de esa aeronave, junto con muchos otros, incluido el Barón Jelil y su grupo, Rugido del Dragón Rojo, que había derrotado al Amo de Piso de Estrato Medio.

“¡Wowie, es tan grande, ¿verdad?! ¡¿Vas a montar en esa aeronave, verdad?! ¡Es increíble! ¡Cierto!”

Una vez al mes llegaba a Ciudad Laberinto una aeronave procedente de la capital real, así que no estaba seguro de por qué estaba tan emocionada, pero evidentemente era porque alguien que conocía iba a embarcar en esta.

“Así es.”

Acaricié la cabeza de la pequeña doncella y miré con ella la aeronave.

En el lateral de la armadura de la aeronave figuraba el escudo real del Reino de Shiga, y sobre el puente que sobresalía cerca de la proa había un despliegue de pequeñas crestas que indicaban los pasajeros. Gracias a las lecciones de heráldica que me dio la secretaria del Barón Muno, Yuyurina, cuando obtuve un título, supe que la bandera pertenecía al Ducado de Vistall.

Si no recuerdo mal, el duque de allí era el sobrino del General Erthal del ejército de Ciudad Laberinto.

Había oído que el Ducado de Vistall no se llevaba bien con el Ducado de Ougoch. Como representante de la Baronía de Muno, vecina del Ducado de Ougoch, esperaba que no intentaran involucrarse conmigo por aburrimiento en el viaje…

Pero seguramente alguien tan importante como un duque no se molestaría en involucrarse con un simple caballero hereditario como yo.

***

“Chicas, aún no han terminado sus deberes de la mañana. ¡Apúrense y vuelvan al trabajo!”

En cuanto la jefa de las sirvientas, la señorita Miteruna, apareció en el vestíbulo y las regañó, las pequeñas sirvientas se dispersaron como arañitas para volver al trabajo.

“Buenos días, joven maestro.”

“Buenos días.”

Me pregunto si todas los demás ya han terminado de cambiarse.

“¿Están listas las demás?”

“Sí, hemos terminado de ayudarles a vestirse.”

Como si fuera una señal, la puerta de la parte superior de las escaleras del atrio se abrió de golpe y todos se asomaron, con Arisa a la cabeza. Todas estaban vestidas con sus mejores galas.

“¡Ta-daaa! ¿Y bien? Bastante bien, ¿no?”

Arisa giró en su sitio.

Las mangas de su vestido de cóctel se desplegaron maravillosamente, y luego se acomodaron cuando hizo una pose. Su collar de conchas de almas brillaba en su pecho.

“Sí, es un conjunto maravilloso.”

“¡Sinceramente! Elogia a tu adorable Arisa, ¡no la ropa!” Arisa resopló y resopló.

“Tú también eres guapa, por supuesto.” Le aseguré.

“¡La siguiente es Pochi, sir!”

“¿También Tama?”

Tama y Pochi bajaron trotando los escalones y luego adoptaron sus características poses para esperar mi aprobación.

“Muy adorable, ustedes dos.”

“¡Yey!”

“¡Sir!”

Tama y Pochi llevaban vestidos rosa y amarillo limón, respectivamente.

Eran súper guapas, aunque sus poses militares no parecían coincidir con sus trajes.

“Satou.”

Mia llevaba un vestido profusamente decorado con encaje verde chartreuse.

La noche anterior estuvo debatiendo sobre si llevar un traje tipo miko como el que llevaba la señorita Aaze en la tradición de los elfos, pero parece que ha elegido un vestido de estilo occidental para hacer juego con las otras chicas.

“Tú también pareces una princesa, Mia.”

“Mm.”

La respuesta de Mia fue breve, pero sus mejillas sonrosadas indicaban que estaba contenta.

“Amo, la mejor de la mañanas para usted, lo declaro.”

“Buenos días.”

Nana llevaba un modesto vestido azul que le cubría el pecho.

El traje que diseñé originalmente para ella era lo suficientemente formidable como para aparecer en la portada de una revista, pero entre las quejas de Mia y la cuidadosa supervisión de Arisa, así fue como quedó el producto final.

“Estoy preparada para escuchar sus alabanzas, Amo, le invito.”

“Hoy estás más guapa que de costumbre.”

Era difícil saberlo, ya que la expresión de Nana rara vez cambiaba, pero sin duda era su forma de expresar orgullo y emoción.

Debe estar deseando viajar a la capital real.

“Siento haberle hecho esperar, Amo.”

Lulu llevaba un modesto vestido casi blanco.

El día anterior había intentado elegir un traje de criada, pero le sugerí que eligiera algo más elegante para nuestro viaje en aeronave.

“Buenos días, Amo.”

Finalmente, Liza salió con su equipo de batalla, ataviada con una armadura de caballero.

Intenté convencerla varias veces de que se pusiera un vestido, pero insistió en que quería llevar su armadura, como correspondía a una exploradora con insignia de mithril.

Como era raro que Liza expresara una preferencia propia tan fuerte, decidí dejarla hacer lo que quisiera.

“Arisa, ¿es este todo tu equipaje?”

“¡Señor, sí señor!”

Arisa dio una respuesta anticuada.

Nuestro equipaje ficticio consistía en tres bolsas de viaje tipo maleta y dos fundas de armadura. El equipaje real estaba en las mochilas de hadas de todos, en la caja de objetos de Arisa y en el espacio de almacenamiento creado por el hechizo de magia espacial de Arisa, Garaje.

“Entonces vayamos.”

Las jóvenes criadas nos abrieron las puertas y salimos.

Dos carruajes tirados por caballos nos esperaban ya delante, y las criadas, los niños del orfanato y los alumnos de la escuela de exploradores se alineaban a ambos lados del camino para despedirnos. El señor Kajiro y la señorita Ayaume también estaban allí.

Uno de los carruajes fue prestado por el Barón Dyukeli.

Al baronet le había gustado nuestro carruaje, así que cuando llegamos a ser razonablemente amigos, le regalé este carruaje calcado al nuestro.

Dos carruajes aún no serían suficientes para todos, así que Karina y su séquito ya se habían adelantado hasta donde esperaba la aeronave. “““¡Que tenga un buen viaje, Sir Caballero!”””

Los niños gritaron al unísono.

Sonreí y les devolví el saludo mientras caminábamos hacia el carruaje.

Hacia la mitad del camino, algunos chicos del orfanato se adelantaron con bastones cortos, algunos de los chicos con los que practicaba “Canto” por las mañanas y por las tardes.

Los tres alzaron la voz y cantaron al compás.

“■ ¡Brisa! ¡Soyokaze!”

Para mi asombro, uno de ellos logró cantar un hechizo.

El viento que creó su hechizo agitó las faldas y los vestidos de todas las chicas de los alrededores.

Por reflejo, agarré a Lulu y a Nana para mantener sus faldas en su sitio. Con suerte, no parecía un acoso sexual repentino para ningún espectador.

Por desgracia, las faldas de todas las chicas a las que no conseguí vigilar volaron por los aires. Probablemente no ayudó que la mayoría de ellas fueran cortas y estuvieran hechas de un material ligero y transpirable para hacer frente al caluroso clima de Ciudad Laberinto.

Hubo un coro de gritos, seguido de exclamaciones de protesta de Mia y Arisa.

“Ventoso…”

“¡Sir!”

Pochi y Tama parecían divertidas por todas las faldas que volaban.

“¡Je-jee, lo hice!”

“Valía la pena practicar nuestros cánticos en secreto para sorprender a Sir Caballero.” Los jóvenes traviesos estaban encantados con su éxito.

Mientras los arrastraban de vuelta al orfanato, me di cuenta de que ninguno de ellos había adquirido las habilidades “Canto” o “Magia”.

¿Cómo ha conseguido uno de ellos dominar el canto en tan poco tiempo?

Independientemente de cómo lo haya utilizado, tuve que aplaudir su esfuerzo y su talento.

Honestamente, estaba un poco celoso…

No, un adulto no debería tener envidia de los niños.

En cuanto al castigo del bromista…

“¡Pequeño alborotadorrrrrr!”

Arisa le dio un golpe en la cabeza con su puño, produciendo otro grito.

Una vez terminado este simpático incidente, subimos a nuestros carruajes y nos dirigimos a la aeronave atracada.

***

“¿Grandeeeee?”

“¡Increíblemente sorprendente, sir!”

Tama y Pochi se asomaron a las ventanas del carruaje a cada lado, mirando con entusiasmo la forma gigante que flotaba en el cielo.

El rabo que mueve Pochi no deja de golpearme en la cara.

“Mrr.”

Como las dos ventanas estaban ocupadas, Mia abrió de mala gana la ventana pequeña, destinada a conversar con el cochero, para mirar al exterior.

Arisa, Lulu y Nana habían perdido el juego de piedra-papel-tijera que determinaba los asientos, y estaban en el otro carruaje delante de nosotros.

Por alguna razón, Liza estaba sentada en el banco del cochero con su lanza mágica de grillo en la mano. Su aparente afición por los lugares altos era sorprendente, teniendo en cuenta lo asustada que estaba a lomos del dragón negro.

En el exterior, pude ver a multitudes de simpatizantes y espectadores alineados en las calles.

En cuanto vieron nuestro carruaje, empezaron a gritar y a vitorear como si fuera un desfile.

Muchos de los vítores parecían ir dirigidos a Liza, quizás porque era especialmente visible en el asiento del cochero.

“Detenga el carruaje, por favor.”

Frente a la aeronave, vi a Zena y a sus amigos esperando para despedirnos; hice que la doncella que conducía el carruaje aparcara un momento y me bajé.

“Toma, Satou. Puedes comer esto en la aeronave, si quieres.”

“Muchas gracias, Zena.”

Acepté el paquete que me dio Zena, sintiendo su calor en la mano.

“¿Por casualidad hiciste esto tú misma?”

“… Bueno, um…”

Parece que no.

No quise poner a Zena en una posición incómoda. Tenía que cambiar de tema antes de…

“Desgraciadamente, lo hicimos la señora que cocina en el cuartel y yo.”

“¡L-Lilio! ¡Dijiste que lo mantendrías en secreto! Además, ¡yo ayudé emplatando todo!”

Antes de que pudiera acudir a su rescate, Lilio reveló la verdad.

Más tarde tendría que ver los resultados del duro trabajo de Zena.

“La presentación también es una parte importante de una comida, por lo que disponer las cosas bien es un trabajo importante.”

“S-Sí, por supuesto… Muy importante…”

Zena apartó la mirada y murmuró.

Diablos, ¿debería haberlo dejado pasar en lugar de intentar tranquilizarla?

Eso fue un fracaso definitivo. Si esto fuera un simulador de citas, probablemente habría escuchado el sonido que indica que mi índice de afecto se ha hundido.

“Oh, claro, chico. Gracias por el mapa. A continuación, entraremos con las tropas a cazar mantis… O mejor dicho, evitaremos esas porque son peligrosas, pero al menos cazaremos caracoles de laberinto y caparazones rojos.”

Lilio agitó la mano mientras me daba las gracias.

“Por supuesto. Tengan cuidado y buena suerte. Cuanto más fuertes sean, más segura estará Zena.”

Mientras tengan cuidado con la gran caverna donde acechan el amo de piso y los monstruos asesinos de caballeros, deberían estar bien.

Si el escuadrón de Zena iba a entrenar en esa zona, también sería más seguro para los estudiantes y graduados de la escuela de exploradores cazar allí, así que era un claro beneficio para todos.

“Aww, se preocupa por ti, Zenacchi.”

“¡Sir Caballero!”

Justo cuando Lilio se burlaba de Zena, llegó la señorita Iona con algunos caballeros y funcionarios civiles conocidos detrás de ella.

“Sir Caballero, nuestro capitán Sir Hence y el Sr. Toril quieren agradecerle por…”

“¡Sir Pendragon! ¡Gracias por mediar con el virrey por nosotros!”

Iona fue interrumpida por su superior, Sir Hence.

Me habían pedido que hablara con el virrey por ellos cuando habían observado la escuela de exploradores antes, así que escribí una carta de presentación para ellos.

Al día siguiente, se unirían a los guardias para recibir formación sobre cómo mantener el orden público en los momentos en que los exploradores se agolpan en la ciudad.

Aunque no lo había preguntado, Sir Hence me dijo que darían prioridad a la formación de caballeros y soldados con experiencia en la reparación de equipos. Les deseé éxito; si aprendían a mantener el orden público, con el tiempo Ciudad Seiryuu sería aún más segura para la gente de la posada Puerta Frontal, para la señorita Nadi, para el jefe del almacén general y para mis otros conocidos.

“Sir Pendragon, también le estamos increíblemente agradecidos por permitirnos observar la escuela de exploradores el otro día. ¡Y usted entrenó a nuestro caballero mágico Zena y a su escuadrón a nuevas alturas de capacidad en tan poco tiempo! No tenemos más que gratitud y admiración por usted.”

El funcionario civil cantó exageradamente mis alabanzas.

Por lo general, este tipo de cosas significaba que una petición iba a seguir, así que me preparé.

“En ese sentido, ¿podría utilizar a algunos miembros del Escuadrón de Élite Seiryuu como ayudantes de los profesores en la escuela de exploradores? No habría necesidad de pagarles, por supuesto.”

Me ofrecieron algunos instructores de su ejército, así que acepté con gusto.

Sin embargo, me sentí mal por dejarles trabajar gratis, así que me propuse pagarles como ayudantes de profesores.

“Sir Pendragon, usted también es amigo del gremio de exploradores, ¿no es así?”

Asentí con la cabeza y el funcionario me preguntó si podía hablar bien de algunos de ellos para que solicitaran trabajar allí. Sin embargo, no tenía ninguna autoridad para hacerlo, así que sólo accedí a escribir una carta de presentación, sobre todo porque estábamos a punto de partir hacia la capital real.

Por último, me preguntaron si estaría dispuesto a entrenar a otros soldados además del escuadrón de Zena, pero lo rechacé rotundamente. Ni siquiera sus promesas de condecoraciones y recompensas del Condado de Seiryuu lograron conmover mi corazón.

“Di mi ayuda por el bien de Zena, mi buena amiga que una vez salvó la vida de mis compañeras. Si planeas hacer alguna petición excesiva, puede que tenga que reconsiderar nuestra relación.”

Es mejor clavar un alfiler en cosas como esta antes de que te hagan polvo.

Al sentir que me había disgustado, el funcionario pasó inmediatamente al modo de disculpa, así que les dejé libres. Sobre todo porque Zena se sumó a las disculpas por su descortesía.

***

“… ¿Sientes algo por Zena, Satou?”

“Esa es una pregunta repentina, Lady Karina.”

Me giré al oír la voz de Karina y apenas pude ocultar mi decepción.

¿Por qué lleva una armadura en lugar de un vestido?

Esta mañana durante el desayuno definitivamente llevaba un vestido…

“¿Qué ha pasado con tu traje? Te pedí que llevaras el vestido que te regalé por si nos encontrábamos hoy con Su Majestad el Duque, ¿no?”

Sonreí amablemente mientras preguntaba a Karina.

Como viajábamos con algunos nobles influyentes, me aseguré de darle un vestido adecuadamente llamativo para que pudiera atraer algunas propuestas de matrimonio.

“… Pero me da mucho miedo cómo me miren los caballeros cuando uno un vestido.”

“Hacerte la simpática no te llevará a ninguna parte.”

“¡Eres horrible, Satou! Aunque seas tan amable con Zena…”

Bueno, Zena es una buena amiga y le debo mucho.

Dejando de lado el enfado de Karina por un momento, me pregunté por qué Zena y Arisa nos miraban con tanta atención.

Una vez que vi a Lilio y al resto del equipo de Zena sonriendo con maldad, finalmente me di cuenta.

Ah, es sobre lo que dijo Karina, ¿no?

“Eso es porque Zena es mi…”

“¡Yo…! ¡Te desafío!”

Estaba a punto de decir “mi querida amiga a la que respeto profundamente.” Pero Karina pareció de repente asustada y me interrumpió en voz alta.

Todo lo que estaba haciendo era tratar de responder a su pregunta…

“¡Te reto a un duelo! Si ganas, me pondré ese atuendo embarazoso, como insistes.”

H-Hey, no me hagas sonar tan superficial delante de toda esta gente.

El vestido que le regalé estaba basado en la última moda de la capital real.

Lo calificó de “atuendo embarazoso”, pero sólo estaba ligeramente suelto cerca del pecho, nada excesivamente revelador.

Los vestidos que llevaba Karina en su país se fabricaban sobre todo en el Ducado de Ougoch y solían ser diseños ligeramente anticuados y conservadores. Probablemente por eso la moda más reciente le resultaba “embarazosa”.

Pero si todo lo que tenía que hacer para que se lo pusiera era derrotarla en una batalla, también podría aceptarlo de inmediato.

“Oh, muy bien. ¿Se aplicarán las mismas reglas que cuando te batías en duelo con Pochi y Tama?”

“¡Por supuesto, no pediría menos!”

Cuando Pochi y Tama se enfrentaban a Karina, solía ser un combate de un solo asalto; quien se cayera del ring o cayera con la espalda en el suelo era el perdedor.

“Y si gano…”

Oh, cierto, ella aún no ha dado sus demandas.

La Srta. Karina me miró fijamente con la cara roja y ardiente.

Me sentí como si me estuvieran observando con demasiada atención.

Nerviosa, Karina reveló su impactante demanda.

“… T-Tú, tendrás que, ¡c-casarte conmigo!”

¿Eh? ¿Casarme?

Cerca de allí, oí a Arisa cantando “¡Culpable! ¡Culpable!” una y otra vez.

Menos mal que había mandado a Mia a comprar unos bocadillos con Pochi y Tama.

Por cierto, Lulu estaba con Liza y Nana, llevando nuestro equipaje para transportarlo a la aeronave.

Aun así, el resto del público nos acribilló a Karina y a mí con vítores y abucheos.

“E-Espera, quería decir…”

Karina se agitó con pánico, pero nadie escuchó sus excusas.