Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 15

Capítulo 5: Fiesta de Mochi

Aquí Satou. Con toda la tecnología moderna de hoy en día, creo que no se ve el mochi hecho con un mazo y un mortero fuera de los eventos del barrio y de la escuela. Es mucho trabajo hacerlo a mano, pero creo que sabe mucho mejor después de todo el esfuerzo.

“Vaya, Arisa, tus mejillas se estiran como el mochi.”

¿Cómo pueden unas mejillas tan pequeñas estirarse tanto?

“Owwie, ya entendí, lo shento…”

En ese momento estaba reprendiendo a Arisa por usar Infierno, un hechizo de ataque muy potente con una amplia gama de efectos, en un espacio reducido. Había venido de visita el último día de nuestra expedición al laberinto con Zena y las demás.

Afortunadamente, la rápida Mia creó un pseudoespíritu de viento, Garuda, para evitar que el calor se extendiera, pero si no lo hubiera hecho, todos podrían haber sufrido fácilmente quemaduras de segundo grado.

“¿Qué es el mochi, sir?”

“¿Se estiraaaaaa?”

Tama y Pochi se acercaron, con sus agudas orejas movidas por el interés.

“Bueno, verán, el mochi es…”

Mientras explicaba el mochi a la pareja, Lulu se acercó para intervenir suavemente.

“Um, Amo, creo que eso podría ser suficiente castigo para Arisa…”

Al mirar hacia abajo, vi la cara de Arisa, con los ojos llorosos y las mejillas estiradas, todavía aprisionada entre mis manos.

Lo siento, lo había olvidado.

***

No podíamos hacer mochi en el laberinto, así que decidimos hacerlo cuando volviéramos a la superficie.

Sin embargo, como el arroz pegajoso para ello tenía que estar en remojo toda la noche, empecé a hacer los preparativos mientras Zena y las demás descansaban.

Los rellenos para el mochi, como las judías azuki y la soja negra, también los puse en remojo durante la noche. Además de hacer diferentes tipos de pasta de judías, también quería hacer daifuku, así que me aseguré de utilizar judías de más.

Aun así, no podía creer lo desconsiderados que eran los magos de este mundo. ¿Por qué había magia para acelerar la maduración y el curado de los alimentos, pero no para acortar el tiempo de remojo del arroz y las judías pegajosas?

Probablemente sería algún tipo de hechizo de agua; decidí experimentar un poco entre los preparativos.

Probablemente Mia se molestaría, ya que odiaba memorizar nuevos hechizos, pero mientras le explicara que era para hacer deliciosos pasteles de arroz, estaba seguro de que aceptaría aprenderlo.

Mientras preparaba y desarrollaba el nuevo hechizo, también utilicé el hechizo multiherramienta para hacer algunos mazos y morteros.

Como no quería interrumpir a Zena y a los demás mientras dormían, utilicé Retorno para hacer todo esto en la casa de vacaciones del laberinto.

Todavía había mucho tiempo, así que seguí preparando todos los ingredientes que se me ocurrieron.

Oh, ya que estoy en ello, ¿tal vez debería intentar hacer algunos sabores más raros?

Además de los sabores habituales de los dulces tradicionales japoneses, decidí hacer rellenos de queso y fresas, entre otros.

Nunca se puede saber qué rellenos le gustarán a cada uno.

***

“Muy bien, ¿empezamos?”

La mañana siguiente a nuestro regreso del laberinto, iniciamos una concentración para hacer mochi en el patio de la mansión.

También quería invitar a Zena y a sus amigas, pero como parecían completamente agotadas, pensé que podría llevarles un poco de mochi recién hecho cuando se despertaran.

Karina había estado profundamente dormida, pero Tama y Pochi la arrastraron a desayunar de todos modos, y también se unió a la fabricación de mochi.

“Extenderrrrr…”

“¡Squish-squish, sir!”

En cuanto empecé a hacer el mochi, Tama y Pochi también quisieron probarlo. Ya estaban balanceándose con sus mazos.

Nana era la encargada de ponerse al lado del mortero y voltear el mochi.

“¡Yo también! Yo también quiero voltearlo.”

“Claro, ponte esto y cambia de lugar con Nana.”

Entregué unos guantes finos a unas Arisa y Mia que parecían emocionadas.

“¿Hmm? ¿Por qué los guantes?”

“Si Pochi o Tama te golpean con el mazo por error, podrían destrozarte las muñecas. Estos guantes están hechos del mismo material que el equipo del laberinto de Lulu, lo que significa que si algo los golpea, se endurecerán para absorber el impacto.”

Incluso con sus herramientas mágicas limitadoras de poder, Pochi y Tama tenían una gran fuerza detrás de sus mazos de mochi.

Podría haber dado a las chicas encantamientos de defensa, pero como no sabía cuántos golpes de mazo podían soportar, me decidí por la defensa ilimitada de los guantes.

Por supuesto, cualquier herida grave podría curarse en un instante con Magia Curativa o pociones, pero las chicas seguirían estando heridas mientras tanto, y nadie quiere comer mochi rosa manchado de sangre.

“¡Muy bien, aquí vamos! Asegúrate de aguantar, ¿vale?”

“Aye-aye, sir…”

“¡Por supuesto, sir! ¡Pochi es una profesional de la contención, sir!”

“Aquí va.”

Mientras Arisa y Mia volteaban con cuidado el mochi, Lulu y yo empezamos a enrollar la masa terminada en bolas, rellenándolas con los ingredientes que había preparado de antemano.

Junto a la primera cuadrilla de golpeadores de mochi, Liza, Nana y Lady Karina comenzaron a utilizar los mazos y morteros de repuesto para hacer mochi.

Al principio, Lady Karina quiso blandir el mazo, pero falló por completo el mortero varias veces y fue relegada rápidamente a la tarea de voltear.

Con la protección de Raka, no tenía que preocuparse de salir herida.

Las jóvenes sirvientas de la mansión y las asistentes de Lady Karina también ayudaron a dar forma al mochi.

“¡Ay, qué calor! ¿Cómo manejan esto usted y el joven maestro, Lady Lulu?”

Claro, estaba caliente, pero no comparado con forjar metal fundido recién salido del fuego.

“Jee-jee, sólo sumerge tus manos en agua fría primero.”

“Weh, mis manos están pegajosas…”

“Extiende esta flor sobre tus manos antes de tocarla, y no se pegará.”

Observé con cariño cómo Lulu guiaba a las pequeñas criadas mientras trabajábamos.

Al principio, iba a hacer que Arisa usara alguna magia de resistencia al fuego en ellas si era demasiado, pero parecían estar bien.

“¡Pochiii!”

“¡Tamaaa!”

Oí un chillido y me di la vuelta para ver que Pochi había intentado incorporar alguna acción extraña a su fabricación de mochi y había fracasado estrepitosamente.

Por lo que se ve, el mochi que estaba pegado a su mazo se enrolló alrededor de su cuerpo, y ahora estaba cubierta de él.

Pochi tenía tanto pánico que hasta se olvidó de decir “sir”.

“¡Owie, owie, mochi calienteeeee!”

“¡Arisa!”

Cerca de allí, Arisa había acabado con un poco de mochi estirado en la cabeza y se retorcía en el suelo. En su alarma, se había olvidado de usar magia de resistencia al calor sobre sí misma.

Antes de que pudiera hacer nada, Lulu se acercó para ocuparse de todo, murmurando: “En serio. Hay que ver”, como un ama de casa atribulada.

Una poción curó las quemaduras leves y la Magia Cotidiana de Lulu limpió el desorden, pero Pochi y Arisa recibieron una firme reprimenda de Liza, Pochi por andar manipulando la comida, y Arisa por incitarla.

“Uf, eso fue duro.”

“Lo siento, sir.”

“No te preocupes, Pochi, también fue mi culpa. Vamos, ¡anímate para que podamos disfrutar de un poco de mochi!”

Pochi parecía abatida por su metedura de pata, pero Arisa la consoló.

Mientras tanto, separé la enorme cantidad de mochi que habíamos hecho en variedades simples, dulces, saladas y de colores.

“¿Hemos hecho un poco de más?”

“¡No hay tal cosa! Siempre podemos compartirlo con los niños del orfanato y la escuela de exploradores. Ah, y a la gente del subsuelo, como agradecimiento por el broche.”

“Buena idea.”

Arisa señaló el collar de conchas de alma que llevaba en el pecho.

Me lo dio el “Señor de los Huesos” Mukuro, que vivía en el estrato inferior del laberinto, este artefacto estaba destinado a preservar el recipiente del alma de un reencarnado para evitar que se convirtiera en un señor de los demonios si usaba demasiado sus habilidades únicas.

Él y mis otros nuevos amigos del estrato inferior eran compañeros reencarnados de Japón, por lo que sin duda estarían encantados de volver a comer mochi.

“De todos modos, ¡comamos antes de que se enfríen! No es frecuente comer mochi recién hecho.”

Con esa declaración de Arisa, comenzó la fiesta de mochi.

“¡Mmm! El mochi fresco es realmente el mejor.”

“¿Estiraaaaaa?”

“E-El Sr. Mochi es muy fuerte, sir. Está pegado a la parte superior de mi boca, sir.”

Tama estiró su mochi con todas sus fuerzas, mientras Pochi luchaba por sacar el suyo del paladar.

“¡Es un poco difícil de comer, pero absolutamente delicioso!”

“Qué rico.”

Karina y algunos de los niños más pequeños estaban disfrutando del mochi fresco.

“¡Oh, sí! ¡Deberíamos asar un poco de este mochi!”

Arisa agitó su mochi dramáticamente.

“Liza está ahora mismo buscando las herramientas para eso.” Le aseguré.

“Amo, no hay mochi con forma de pollito, informo.”

“Quizá no, pero este mochi de aquí tiene un bonito relleno dentro.” Lulu le entregó a Nana uno de los mochi rellenos que acababa de preparar.

Nana lo miró por un momento y luego le dio un gran mordisco.

“Las formas de estrellas amarillas del interior son lindas y deliciosas, informo.”

Evidentemente satisfecha, empezó a metérselos en la boca uno tras otro.

Al notar esto, los niños más pequeños también empezaron a alcanzar el mochi relleno.

“¡Este tiene pasta de judías dulces, sir!”

“¿El mochi espolvoreado también está ricoooooo?”

“Mmm, mochi de miel. Delicioso.’

“Aah, no podemos llenarnos mucho antes de la parrillada mochi—espera, ¡¿miel?!”

Arisa le dio un gran mordisco al mochi y sus ojos se abrieron de par en par.

La miel rezumaba del mochi después del primer bocado. Al comerlos juntos, el mochi y la miel se mezclaban sorprendentemente bien, me pareció. Sin embargo, era un poco demasiado dulce, así que con uno era más que suficiente para mí.

“¡Este tiene panza de cerdo, sir!”

“¿Pollo teriyakiiiiii?”

“Mmm, natillas.”

“¡El sabor a queso también es delicioso!”

En general, todos parecían disfrutar del mochi.

¿Hmm? Arisa estaba desplomada en el suelo en una postura parecida a la de un orz.

“¿Qué pasa? ¿Tienes acidez o algo así?”

“Estás corrompiendo la cultura tradicional japonesa…”

No seas tonta.

Se supone que la cocina evoluciona con el tiempo.

“Bueno, ya que te preocupa tanto preservar las tradiciones, te gustará esta parte.”

Señalé la herramienta mágica en forma de parrilla y la malla metálica que Liza había traído.

Recuperándose milagrosamente, Arisa comenzó inmediatamente a alinear mochi para asar en la malla metálica.

“No se va a hinchar, ¿verdad?”

“Probablemente, ya que es tan fresco.”

Experimenté un poco para ver si podíamos conseguir que se hinchara como el mochi prematuro secando la superficie con magia, poniendo pequeños cortes en la superficie, y otros arreglos.

“¡El mochi está vivo, sir!”

“Oh, vaya, qué terriblemente espeluznante.”

“¿Esponjosooooo?”

“¿Limo?”

Los niños pequeños y la señorita Karina no podían apartar los ojos del mochi hinchado en la malla metálica. Me alegro de haber trabajado tanto en eso.

Aunque Liza mantenía una cara seria, también observaba el mochi con atención.

Probablemente ya está hecho, ¿no?

Le entregué a Arisa un plato con un poco de salsa de soja endulzada.

“Mmmph. ¡Esta es totalmente la mejor manera de comer mochi!”

Pero Arisa y yo parecíamos ser los únicos que apreciaban el tradicional mochi asado con salsa de soja dulce o envuelto en algas. Todos los demás parecían más interesados en los nuevos y extraños sabores que preparé más que nada como una broma.

“¿Capas de queso rellenas de salsa de carne?”

“¡El profesor Hamburgo estaba escondido en este mochi, sir!”

“Caramelo.”

Disfruté de unos kinako mochi cubiertos de harina de soja dulce mientras veía a todos divertirse.

“El sabor de la mayonesa teriyaki es espectacular. Cuando uno lo mastica, el sabor del teriyaki se transfiere al mochi, como si uno estuviera comiendo un tipo de carne inusual…”

Fue especialmente entretenido ver a Liza dar un largo informe sobre la cocina mientras Pochi y Tama asentían sabiamente.

Oh, ya sé.

Como Nana quería que la próxima vez hiciera mochi con forma de pollito amarillo, decidí intentar hacer también kusa mochi y sunda mochi, con hojas de artemisa y soja verde.

Un mochi de sakura y un mochi de kashiwa envuelto en hojas también podrían ser buenos para la primavera.

“He terminado la sopa de judías rojas.”

Lulu salió de la cocina con una olla llena de sopa de judías rojas, seguida de un séquito de criadas que llevaban cuencos y cucharas.

“¡Aah, el combo de mochi salado-dulce y sopa de judías rojas es peligroso! Si tuviéramos un poco de té amargo para acompañar todo, ¡podrías lograr un combo interminable! Tanta felicidad da miedo.”

“¿El mochi da miedooooo?”

¡La sopa de judías rojas también da miedo, sir!”

Mientras los niños más pequeños bromeaban como personajes de manga y se relamían, yo les daba un poco de mochi fresco a Lulu y a las criadas.

Mientras disfrutaba de la sopa de alubias rojas, insistí en que la señorita Miteruna probara un poco, a pesar de su reticencia, y observé cómo los ojos de las criadas más pequeñas se ensanchaban mientras comían el dulce mochi que les daba Lulu.

“Aah, eso fue delicioso…” Arisa parecía tan redonda y suave como el mochi mientras se palmeaba la barriga con satisfacción. “¡Hagamos un poco para el Año Nuevo, y también un poco de osechi!”

“No conozco la receta de esos platos.”

Probablemente podría hacer algo que al menos se pareciera al osechi, la comida tradicional que se cocina para el Año Nuevo en Japón, pero nunca la había hecho, así que no creía que fuera capaz de recrear el sabor.

Sin embargo, siempre se me dio muy bien probar el sabor cuando mi madre y mi abuela hacían la comida.

“Amo, volveré, lo declaro valientemente.”

“¿Ayudaréééééé?”

“Pochi entregará la felicidad, sir.”

Después de la fiesta, Nana, Tama y Pochi se dirigieron al orfanato para llevarles unas grandes cestas de mochi. A estas alturas, probablemente estaban cubiertas de mochi y de niños.

La Srta. Miteruna y las sirvientas salieron para llevar a algunos a la escuela de exploradores.

Tome una cesta para entregarla a Zena y a su escuadrón en el cuartel.

***

Por una inesperada casualidad, muchos de mis amigos y conocidos de Ciudad Laberinto se enteraron de la fiesta de mochi, así que acabé teniendo que entregarles también algunos.

Cuando las criadillas y las maestras del orfanato se enteraron del precio del arroz pegajoso en Ciudad Laberinto, se pusieron pálidas y casi se desmayaron…

Era súper barato comprar en la antigua capital, ¿vale? No tenía ni idea.