Jinrou E No Tensei Maou no Fukukan (NL)

Volumen 4: La Princesa de la Guerra

Extra 1: El Día Libre de la Princesa

Parte 1

“Sir Forne, ¿no puedes cambiar esta línea?”

Revisé el guión de la última obra y expresé mis quejas al productor Forne. El virrey de Veira, la ciudad de artesanos, levantó la vista de los carteles que estaba diseñando y se volvió hacia mí.

“¿Cuál?”

“Esta que dice el Rey Negro de los Hombres Lobo aquí. ‘Debemos luchar contra la tiranía cuando amenaza nuestra puerta.’ ¿La ves?”

“Sí, la veo, pero…”

Forne parecía confundido. Actualmente estábamos celebrando una reunión sobre la última entrega de la serie de obras del Rey Negro de los Hombres Lobo.

Originalmente, habían sido propaganda diseñada para socavar el gobierno de Eleora. Pero debido a lo importante que había sido el evento del ataque contra Ryunheit, Forne y yo decidimos convertirlo también en una obra de teatro. Con el fin de mantener la fidelidad de la nueva versión, decidí revisar a fondo el guión. Le expliqué a Forne, “Eleora no es una tirana. Quiero evitar poner cualquier cosa en el guión que no sea verdad.”

“Está bien exagerar un poco sus crímenes, ¿no es así?”

Forne miró por encima de la línea en cuestión y luego suspiró.

“Además, la mayoría de los meraldianos la ven como una tirana. Ella les impuso la ley de Rolmund y la versión de Rolmund de la religión de Sonnenlicht. ¿No dirías que eso es bastante tiránico?”

“Puedes tener un poco de razón allí, pero…”

Originalmente, la línea le llamaba déspota sin corazón.

Tuve que luchar para reducirlo a tirana. Tirana, ¿eh? Realmente no me agradaba, pero supuse que así era como funcionaba la propaganda. Pero ella no había utilizado la propagación del miedo para oprimir a los ciudadanos, ni había abusado de su poder para su propio beneficio. Me sentía mal por hacerla parecer una malvada villana.

Mientras miraba con tristeza el guión, Forne dejó escapar un suspiro exagerado y dijo, “Bien, bien, lo cambiaré. Eres el invencible Rey Negro de los Hombres Lobo, vicecomandante de la Señora Demonio, así que deja de parecer un cachorro abatido.”

¿Realmente me veía así? Forne arrugó la cara y trató de pensar en alternativas.

“Déjame ver… Hmm, esta es la parte donde el Rey Negro de los Hombres Lobo une a la gente contra Eleora, por lo que tiene que sonar impactante.”

“Pero piénsalo. Eleora contó con el apoyo de todos los virreyes del norte e incluso de los ciudadanos. Incluso ahora hay personas que le juran lealtad. ¿Qué pensarían si la llamáramos tirana o déspota en la obra?”

Sería lo mismo que pisotear su lealtad. Como esta era una obra, quería que fuera divertida, no acusatoria. Forne me miró y se rió entre dientes.

“Íbamos a cambiar el guión de la versión de la obra que mostraríamos en el norte de todos modos. Me sorprende que te importe tanto esto.”

“Los humanos son aterradores si los enojas.”

“Lo dice el hombre que podría arrasar Ryunheit en un día si así lo deseara…”

Definitivamente no podía, e incluso si pudiera, eso no hacía que los humanos dieran menos miedo. Forne sumergió su pluma en un tintero y dijo con una sonrisa, “Bueno, no importa. Es una petición del mismísimo Rey Negro de los Hombres Lobo, así que supongo que puedo cumplirla. ¿Con esto bastará?”

En elegantes y fluidas letras, Forne escribió la siguiente frase, “¡Deberíamos ser nosotros, los humanos y los demonios de Meraldia quienes decidamos el destino de nuestra tierra!”. La línea no insultó a nadie y proporcionó una causa que la gente podía aceptar.

“Si, eso está bien. Perdón por hacerte cambiar tanto, sir Forne.”

“Está bien, esto no es mucho esfuerzo. Además, hablar contigo siempre me recuerda las verdades que he dado por sentadas.”

Forne me dio un guiño amistoso.

***

Terminamos de pulir el guión de la obra y Forne regresó a su casa en Veira. Me preparé un poco de té y me relajé en mi oficina. Mis pensamientos se dirigieron a Eleora, que todavía era oficialmente nuestra cautiva. Según el hombre lobo asignado para vigilarla, ella todavía se sentía triste. Suspiré para mí mismo justo cuando Airia entró en mi oficina y ella me sonrió a sabiendas.

“¿Estás preocupado por ella otra vez?”

“Sí. Eleora es una rehén extremadamente valiosa. Y necesito que ella haga su trabajo o la paz de Meraldia estará en peligro.”

Me puse de pie, llené la tetera y la coloqué en la estufa. Ya que Airia estaba aquí, era educado prepararle un poco de té. Ella se sentó en el sofá y me lanzó una mirada sugestiva.

“¿Es eso realmente todo?”

“Está bien, lo admito. Me siento un poco mal por ella.”

Confiaba en todos los virreyes del Consejo de la Mancomunidad, pero solo podía abrirme completamente con Airia. Así que no me molesté en ocultarle mis verdaderos sentimientos. Después de pensar durante unos segundos, Airia dijo, “Ciertamente, es verdad que lady Eleora ha estado de mal humor desde su derrota. A pesar de que sale a caminar a menudo, no parece disfrutarlo.”

“¿La has estado observando también?”

“Sí. Le he pedido a los soldados de la guarnición que patrullan la ciudad que la vigilen.”

Pobre chica. Está siendo vigilada tanto por las tropas de Ryunheit como por el ejército demoníaco. Airia puso una pila de documentos en mi escritorio y me sonrió.

“Le he concedido a los soldados de Rolmund un cierto grado de libertad. Son libres de vagar por la ciudad, pero tienen que reportarme sus acciones. Por lo que he leído, lady Natalia parece estar frecuentando el teatro de nuestra ciudad.”

Oh, vaya. Frecuentar es quedarse corto. Examiné los documentos y noté que cada uno de los informes de Natalia decía “Motivo para abandonar el campamento: teatro”. Airia se rió entre dientes y dijo, “Parece que las mujeres de Rolmund encuentran refrescantes las obras de Meraldia. Les gusta bastante.”

“Ya veo. Obras, ¿eh?”

Podía ver que a las chicas realmente les gustaban las obras. Después de pensar por unos segundos, le sugerí a Airia, “¿Qué tal si invitamos a Eleora a una obra?”

“Sí, creo que es una idea maravillosa.”

La sonrisa de Airia se ensanchó.

Desafortunadamente, había cometido un gran error.

“Todas las obras que se están presentando ahora son de la serie del Rey Negro de los Hombres Lobo…” me quejé mientras revisaba el calendario del teatro. Ryunheit podría haber sido la capital demoníaca, pero aún era una ciudad pequeña con un solo y pequeño teatro. También había una sola compañía que actuaba allí. El dueño del teatro dijo en tono de disculpa, “Lo siento, pero en este momento solo estamos mostrando las obras del Rey Negro de los Hombres Lobo. El Maestro Forne está proporcionando los accesorios y los disfraces de forma gratuita, por lo que no tenemos ninguna razón para realizar otra cosa.”

¡Maldita sea, Forne! Parecía que no tenía más remedio que mostrarle a Eleora una de las obras de propaganda que la habían llevado a la derrota.

“Eleora, deberías salir por un cambio. Podría levantarte el ánimo.”

Cuando visité la habitación de Eleora, ella se veía mucho más abatida que cuando había estado luchando contra ella. Sacudió la cabeza y murmuró, “¿Cómo puedo yo, una princesa derrotada, esperar volver a sentirme feliz?”

Una obra podría ayudar… Como ella estaba siendo tan deprimente, era difícil mantener la conversación. Sabes que uno de tus subordinados está gastando tanto dinero en el teatro que Ryunheit se está inundando con las monedas de plata de Rolmund, ¿verdad?

Al parecer, la habitación de Natalia estaba llena de tantos carteles y pósteres conmemorativos que todas sus compañeras de habitación también se interesaron por las obras de teatro.

Dicho esto, podía ver el punto de vista de Eleora. Había perdido cerca de la mitad de sus hombres, había fracasado en su misión y ahora era mi prisionera. Sería difícil divertirse en una situación como esa. Esto requería un enfoque diferente.

“En ese caso, tal vez la princesa derrotada podría preferir una lección sobre por qué perdió.”

Sonreí maliciosamente y me acerqué a ella. Se apartó de la ventana y me miró en blanco.

“¿Qué?”

Capté un leve olor a miedo de su sudor. Probablemente estaba recordando su confrontación conmigo. Aprovechando su ansiedad, declaré, “¿No quieres ver uno de los factores que te llevaron a tu derrota?”

“¿Qué factor sería ese?”

Eleora frunció el ceño, desconcertada.

Al final, logré arrastrar a Eleora al teatro de Ryunheit. Estábamos sentados en uno de los palcos VIP, pero también teníamos un séquito de hombres lobo guardaespaldas, así que nos veíamos bastante fuera de lugar.

“Natalia me habló de esta obra…”

Eleora apoyó su barbilla en sus manos y miró hacia el escenario.

“Pero no soy fan de esta obra en particular, Rey Negro de los Hombres Lobo.”

Forne, quien también estaba sentado con nosotros, se volvió hacia Eleora.

“¡¿Te atreves a insultar mi producción?!”

“No es la calidad de la obra lo que me molesta, sir Forne, sino el contenido.”

La insatisfacción de Eleora era natural. Después de todo, la obra que estábamos viendo hoy se titulaba la Princesa en el Precipicio. En otras palabras, era una obra protagonizada por Eleora como la villana.

Ayer mismo revisé el guión, así que me sorprendió que ya se estuviera interpretando. Forne era incluso más rápido en sacar las cosas de lo que esperaba. Para ser honesto, yo tampoco esperaba esto. Pensé que el teatro estaría mostrando una de mis obras más antiguas.

Pero a pesar de mi preocupación de que esto solo deprimiría más a Eleora, Forne sonrió con confianza y dijo, “Princesa de Rolmund, observa y aprende. Esta es la diferencia entre tú y el Rey Negro de los Hombres Lobo.”

En todo caso, creo que soy yo quien debería aprender de ella… No se me ocurrió nada más que decir, así que me quedé sentado en silencio hasta que se cerraron las cortinas. Muy pronto, los actores subieron al escenario y comenzó la obra.

“El Rey Negro de los Hombres Lobo ha unido las ciudades del sur de Meraldia y los demonios ahora viven en paz con los humanos. Pero debido a las acciones no autorizadas de unos pocos radicales dentro del ejército demoníaco, el norte todavía ve a los demonios como su enemigo.”

“Estimado Rey Negro de los Hombres Lobo, ¿qué es lo que te preocupa?”

Firnir el Vendaval Veloz caminó hacia el escenario e hizo un gesto hacia el Rey Negro de los Hombres Lobo.

La verdadera Firnir se inclinó hacia adelante y dijo con entusiasmo, “¡Miren, soy yo!”

“Se supone que debes estar callada dentro de un teatro. Además, si sigues gritando así, arruinarás la imagen genial que la gente tiene de ti.”

“¡Oye, eso es cruel!”

De vuelta en el escenario, el Rey Negro de los Hombres Lobo negó con la cabeza.

“Los humanos nunca olvidan sus rencores. Es una verdad innegable que el ejército demoníaco devastó el norte.”

La Embajadora Demoníaca, Airia, caminó en el escenario y gritó, “¡Rey Negro de los Hombres Lobo!”

“¿Qué te preocupa, oh hermosa Embajadora Demoníaca?”

La respiración de la verdadera Airia de repente se volvió irregular. Preocupado, la miré solo para verla sonriendo alegremente. Es cada vez más difícil concentrarse en la obra cuando todas las personas en las que se basan los personajes siguen distrayéndome.

En el escenario, Airia le dijo al Rey Negro de los Hombres Lobo, “Un imperio muy al norte—la nación de hielo y nieve, Rolmund—ha enviado a una de sus princesas imperiales, Eleora, a invadir Meraldia. Las ciudades del norte ya le han jurado lealtad.”

“¿Rolmund, dices?”

El Rey Negro de los Hombres Lobo se echó atrás la capa.

“Después de cortar todo contacto durante doscientos años, ¿dices que han reaparecido repentinamente para conquistar a la gente de Meraldia?”

“En efecto, Rey Negro de los Hombres Lobo. Afirman que los meraldianos son descendientes de los esclavos fugitivos de Rolmund y, por lo tanto, no tienen más remedio que obedecer a sus amos.”

“Qué tontería.”

El Rey Negro de los Hombres Lobo frunció el ceño y la orquesta comenzó a tocar un estribillo de piano inquietante. Según Forne, esta melodía se titulaba “Los Aullidos del Hombre Lobo”. Todos en el escenario retrocedieron medio paso, intimidados por el majestuoso aura del Rey Negro de los Hombres Lobo. Las cortinas se cerraron, indicando el inicio del intermedio.