Jinrou E No Tensei Maou no Fukukan (NL)

Volumen 4: La Princesa de la Guerra

Capitulo 4: Una Vez que Tengamos a Meraldia en Nuestra Manos

Parte 7

De repente tengo ganas de volver a casa. Si la princesa de Rolmund estaba aquí en persona, sería difícil obtener información sobre sus planes de Belken. En pánico, el virrey dijo, “¡Princesa Eleora, es demasiado peligroso para ti estar aquí!”

Eleora sonrió sardónicamente y dijo, “¿Hay algún lugar que sea seguro para una princesa? No te preocupes, hay muchos reemplazos para mí.”

Cualquiera pensaría que una princesa es irremplazable, pero ella dijo que era la sexta. Supongo que hay muchas princesas. Sin preocuparse por mi presencia, Eleora se acercó a la mesa de conferencias.

“Así que esta es la famosa herencia de la familia Defourd, la Werewolfsbane.” Miró a Belken, luego a mí. “¿Puedo examinarla?”

Eso fue preguntarme implícitamente si estaba bien sostener un arma en mi presencia y preguntarle a Belken si estaba permitido manejar su reliquia. Por supuesto, ya no representaba una amenaza para los hombres lobo, por lo que no me importaba. Asentí y Belken también. Sin embargo, todavía no me he disculpado por romper el encantamiento. Por favor, que no lo descubran hasta que lo haga. Eleora desenvainó la enorme espada y la examinó.

“Si tan solo pudiera examinar la fórmula mágica imbuida en la espada, nuestros herreros podrían replicar esta arma, pero…”

Mierda. Por favor, no la mires. Eleora le dio a Belken una sonrisa inocente.

“Pero examinar la reliquia de un aliado jurado sin permiso sería bastante grosero de mi parte.”

Dejé escapar un suspiro de alivio y Eleora volvió su mirada escrutadora hacia mí.

“Debo decir que eres muy valiente, lord Veight. Las leyendas de la fuerza de esta espada han llegado incluso a Rolmund, sin embargo, parece que no le tienes miedo.”

Antes de que destruyera su encantamiento, la espada tenía suficiente poder mágico para atravesar a un hombre lobo como una motosierra. Incluso una niña pequeña podría asestarle un golpe mortal a un hombre lobo. Pero ahora que había destruido el encantamiento, era como una motosierra con un motor roto. Difícilmente era algo a lo que temer. Pero el flujo de la conversación hacía cada vez más difícil disculparse por romperla. Sonreí, y en un intento por cambiar de tema, dije, “¿Aliado jurado, dices?”

“En efecto.”

Eleora envainó la espada y se la entregó a Belken.

“¿Cuánto sabes acerca de la relación entre Rolmund y la Federación Meraldiana, lord Veight?”

No sabía casi nada. No había ningún beneficio en mentir, así que respondí con sinceridad.

“Desafortunadamente, no soy más que un pobre pueblerino. No sé nada de la historia de las dos naciones.”

Eleora sonrió.

“Ya veo… así que planeas hacerte el tonto hasta el final.”

No, en serio, no sé absolutamente nada. Por favor, ilumíname. Eleora acarició el lomo del libro que sostenía y se acercó a mí.

“Nunca imaginé que los esclavos que huyeron por las montañas hace trescientos años serían capaces de construir una nación tan vasta.”

Esclavos, ¿eh? Ahora lo veo. Los residentes del norte de Meraldia eran descendientes de esclavos que habían escapado de Rolmund. Lo que significa que incluso los miembros del Senado eran descendientes de esclavos. Fingiendo como si entendiera toda la situación, respondí, “Me imagino que debes haber encontrado bastante gracioso que hayan creado su propio Senado.”

Eleora se burló.

“Por supuesto que sí. Pensar que esos humildes esclavos tratarían de imitar al gobierno de sus superiores. Cuando escuché que tenían un Senado, me eché a reír.”

Ya veo, así que Rolmund trabaja bajo un sistema similar. Sin embargo, Eleora agregó, “Rolmund ni siquiera ha tenido un Senado en siglos. Como corresponde a un imperio, ahora tenemos una monarquía. Sin duda, el Senado de este país compartirá un destino similar al nuestro.”

Esta chica da miedo. Las cosas que ella decía daban bastante miedo, pero además de eso, estaba buscando una oportunidad para atacarme.

Lo noté por el olor de su sudor. Aunque no tenía idea de con qué planeaba atacarme, ya que no podía ver ningún arma con ella.

Mientras pensaba eso, Eleora ajustó el grueso libro en sus manos. Entre la parte superior de las páginas, pude vislumbrar algo que reconocí muy bien. Un cañón de pistola. Así que esa es tu arma. En el momento en que ella me apuntó con el cañón, me puse de pie.

“No lo hagas. A menos que quieras morir aquí y ahora.”

La mano de Eleora se congeló y sus labios se curvaron en una sonrisa.

“No puedo creer que hayas visto a través de mi Blast Grimoire. Realmente eres un monstruo.”

Sabía que era un arma. Aunque no había olido pólvora en el libro, había sentido cambiar el flujo de mana a su alrededor. Supongo que es una especie de arma de mana… escondida dentro de un libro. Maldita sea, esta chica realmente da miedo. Eleora puso su Blast Grimoire sobre la mesa y levantó las manos para mostrar que estaba desarmada.

“Solo quería ver si sabías acerca de esta arma o no. Y parece que obtuve mi respuesta.”

Claro, y si no lo hubiera hecho, me habrías disparado. Tal vez debería presionarla un poco.

“No recomendaría probarme. Soy conocido por tener un mal genio.”

“Lo tendré en mente.”

A pesar de mis amenazas, Eleora no se inmutó. No quería estar en la misma habitación que esta mujer ni un minuto más. Era hora de irse a casa.

“Sir Belken. Me disculpo por haber venido sin ser invitado.”

“Oh, no me importa. Tengo una gran deuda contigo por devolverme la Werewolfsbane.”

Se inclinó ante mí y de repente me sentí muy culpable. Sin embargo, sus siguientes palabras me hicieron sentir un poco aliviado.

“Para ser honesto, habría estado contento de recuperar incluso un pedazo de la empuñadura. Pero gracias a ti, podré volver a guardar la espada en el mausoleo de mi familia.”

Genial. Mientras no trates de matar a ningún hombre lobo con ella. Porque entonces descubrirás que está rota. De acuerdo, es hora de retirarme.

“He cumplido mi objetivo y por eso me despediré por ahora. Solo quiero que sepan que la Mancomunidad no desea interferir con las políticas de Rolmund. De hecho, nos gustaría establecer relaciones comerciales en un futuro próximo.”

Eleora asintió en respuesta.

“Entendido. El Imperio de Rolmund se mantendrá fuera de los asuntos de la Mancomunidad.”

Podía decir que estaba mintiendo, pero fingir que le creía era la mejor opción por ahora.

“Eso es muy tranquilizador, princesa. Reunámonos nuevamente en un lugar más apropiado.”

“Por supuesto.”

Con cuidado de no recibir un disparo desde atrás, salté por la ventana hacia la oscuridad de la noche. ¿Qué diablos le pasa a esa chica?

***

—Los lamentos del Virrey Belken—

Cuando corrí hacia la ventana, el hombre lobo ya estaba corriendo por la ladera de la montaña. En segundos, se había desvanecido en la oscuridad de la noche. La fuerza de sus piernas era increíble. Así que ese es el legendario hombre lobo. Me di la vuelta y vi a la princesa Eleora tocando su arete y murmurando algo.

“Que el escuadrón dos registre la ciudad. Alguien tan poderoso como el Rey Negro de los Hombres Lobo no habría venido aquí solo. Sospecho que sus hombres están en algún lugar de la ciudad. Revisen las posadas, los gremios de comerciantes, las iglesias de Sonnenlicht y cualquier otro lugar público que pueda ser sospechoso. Pero no le pongan una mano encima a ninguno de sus hombres si los encuentran. Que el escuadrón tres se divida e investigue cualquier punto dentro de un radio de cinco arcos de la ciudad.”

Ese arete era probablemente también un invento mágico de Rolmund. Notando mi mirada, Eleora me miró y sonrió.

“Así que ese era el rumoreado Rey Negro de los Hombres Lobo. Su sentido del olfato es bastante impresionante.”

Los informes que recibí afirmaban que el Rey Negro de los Hombres Lobo de Ryunheit era un guerrero sin igual y un estratega maestro. De hecho, había rumores de que él era el verdadero Señor Demonio. La teoría ciertamente parecía probable.

Las evidencias sugerían que él era el que había matado a Arshes, el hombre que en realidad había sido un Héroe. El solo hecho de pensar en lo que habría pasado si realmente se hubiera sentido inclinado a luchar contra Eleora, me envió escalofríos por la espalda.

“Princesa Eleora, eres consciente de su fuerza, ¿verdad?”

“Lo sé. Eso fue descuidado de mi parte.”

Sorprendentemente, la princesa Eleora admitió su error. Miró hacia abajo y recogió su grimorio mágico. Hubo un leve tintineo metálico y el agujero negro que había sido visible a través de las páginas del libro se retrajo.

“Pero no puedo creer que él supiera incluso de mi Blast Grimoire. Ahora mis manos están verdaderamente atadas.”

“Ese hombre es un genio estratega, como también un guerrero. Cuando el Senado asesinó al virrey de Zaria y trató de incriminarlo por el crimen, expuso su plan y convenció a Zaria de que se uniera a él.”

Al enterarse del estúpido esquema del Senado, Eleora se echó a reír.

“Ja. Supongo que eso significa que él también sabe todo sobre mi cuerpo de magos.”

“¿Te refieres a tus guardaespaldas personales?”

“Guardaba su existencia en secreto porque son mi mayor carta de triunfo, pero parece que ni siquiera ellos serán suficientes.” Eleora se quedó pensando por unos segundos. “No me siento segura solo con mis guardaespaldas y tus tropas, pero el invierno está casi encima. ¿Cómo va el progreso del túnel?”

“Mis ingenieros están trabajando lo más rápido que pueden. Más rápido y existe el riesgo de que el túnel colapse. No hay más hombres que pueda reclutar en los que confiaría para guardar el secreto.”

“Qué pena. Esperaba almacenar municiones y hombres durante el invierno, pero…”

La expresión de Eleora se puso seria.

“Me preparé para la posibilidad de que el Senado o la Mancomunidad se enteraran de nuestro plan antes de que se completaran los preparativos. Es hora de que cambiemos a nuestro plan de respaldo. ¿Las negociaciones con Draulight van bien?”

“Por ahora están dispuestos a cooperar. Están tan cerca de las montañas como nosotros y mi esposa es de allí. Dudo que nos traicionen.”

Draulight, la ciudad de las cumbres, se encontraba en el extremo norte de Meraldia. Como nosotros, también estaban negociando con Rolmund. Y como nosotros, se estaban preparando para albergar al ejército de Rolmund cuando finalmente llegara. Eleora asintió, pero luego dijo, “Es bueno escuchar eso. Pero no deberías confiar tanto en tus familiares. De hecho, deberías desconfiar de los más cercanos a ti, sobre todo.”

Ella también ha dicho cosas así antes. Supongo que la situación interna de Rolmund debe ser complicada. Por supuesto, tampoco confiaba completamente en Eleora.

Pero si me quedaba con la Federación, Krauhen caería junto con el incompetente Senado. Si quería que mi ciudad sobreviviera, solo tenía una opción. Aliarme con Rolmund y destruir a la Federación. Y eventualmente, a la Mancomunidad.

Levantando la vista, me di cuenta de que Eleora me había estado observando. Su habitual sonrisa sardónica había desaparecido, reemplazada por una mirada de genuina preocupación.

“¿Estás preocupado, sir Belken?”

Por supuesto que lo estoy. El camino que había elegido era sumamente arriesgado. Incluso ahora me preguntaba si no habría una mejor manera de proteger a mis ciudadanos. Pero por mucho que me rompiera la cabeza, no podía pensar en ninguna otra opción, así que, naturalmente, solo había una respuesta que podía dar.

“Dios me libre. Te tengo a ti, una princesa del Sacro Imperio de Rolmund de mi lado. Siéntete libre de utilizar Krauhen como la vanguardia de tu invasión.”

No tenía otra opción. Por favor, que esto sea suficiente para satisfacerte, princesa Eleora. La expresión de Eleora se turbó.

“…Por supuesto.” Por un momento, ella parecía casi arrepentida. Pero esa expresión vulnerable desapareció un instante después y ella declaró, “Envía mensajeros a Bahen, Schverm y Aryoug en mi nombre. Diles que el imperio más fuerte del continente, Rolmund, los protegerá tanto del codicioso Senado como del ejército demoníaco. Asegúrate de que suene convincente.”

“Como desees.”

La gente de Krauhen tenía un dicho. “La sal en una cazuela no se puede recuperar”.

Había puesto el gran trozo de sal conocido como Krauhen en la enorme cazuela que era esta bruja. Y ahora ya no podía revertir esa decisión. No importa qué plato saliera de ella, tendría que comérmelo todo. Necesito prepararme.

※ El arco es una unidad de medida de Rolmund. Un arco es aproximadamente el alcance efectivo de un arco largo de Rolmund, que es de unos 100 metros.

***

Estaba sentado en la azotea de la villa, escuchando la conversación de Eleora y Belken.

La persona que Belken había visto desde la ventana había sido Jerrick, no yo. ¿Qué te parece mi técnica ninja de sustitución de hombre lobo? Yo era de un país de ninjas, así que trucos sencillos como este eran un juego de niños para mí. Aunque era Jerrick quien estaba haciendo el trabajo.

El único problema ahora era que había mucho movimiento dentro de la villa que no sería fácil escapar sin ser visto. Qué trabajo. Supongo que esperaré a que las cosas se calmen un poco y luego usaré magia para escapar.

En cualquier caso, parecía que Rolmund representaría una gran amenaza en un futuro próximo. Si matara a Eleora aquí, podría retrasar un poco la invasión. Pero eso causaría sus propios problemas. Matarla significaría tirar cualquier posibilidad de resolución diplomática.

Quería dejar abiertas todas las opciones posibles por ahora. Además, ella mencionó algunos puntos preocupantes en su introducción, como el hecho de que ella era la sexta princesa y una “auxiliar”, sea lo que sea que eso signifique. E incluso dijo que había muchos reemplazos para ella.

No había sonado como si estuviera mintiendo, por lo que probablemente había muchos comandantes de reemplazo para alguien del estatus de Eleora. Hombre, qué país tan aterrador.

Esperé en el frío aire de la noche hasta que estuve seguro de que no había nadie cerca y luego me fui de la villa. Aunque este viaje me había dado mucha información valiosa, desearía no haber tenido que pasar tanto tiempo en el frío. Si tan solo hubiera traído una manta conmigo…

“Jefe, por aquí.”

Me encontré con Jerrick en el punto de encuentro designado. Mao y Kite también estaban allí. Parecía que todos habían escapado a salvo.

“Ha habido un montón de gente sospechosa moviéndose. Salgamos de aquí.”

“Sí, suena bien. Hay mucho que necesito decirle al consejo.”

Al oír eso, Mao suspiró, “Permíteme adivinar. Ya no podré comprar sal de esta ciudad, ¿verdad?”

Buena suposición. No te preocupes, prometo que te conseguiré tus salinas beluzanas.