Jinrou E No Tensei Maou no Fukukan (NL)

Volumen 3: La Unificación del Sura

Capitulo 3: Nueva Virreyna

Parte 20

 

 

Una vez que terminé de comer, tomé prestada la armadura y la capa del padre de Shatina. La capa tenía el escudo de Zaria bordado en ella, por lo que servía como símbolo del estatus del virrey. Honestamente, no estaba seguro de merecer que me prestaran algo tan importante.

“¿Estás segura de que puedo usar esto, Shatina? ¿No es importante para ti?”





Shatina me miró con determinación y dijo, “Quiero que vengues a mi padre mientras llevas su escudo. Muéstrales a esos hombres despiadados de Meraldia el orgullo y la ira de Zaria.”

“Bueno, si eso es lo que quieres, ¡entonces sembraré el miedo en los corazones de esos bastardos meraldianos!” dije sin pensarlo. Me arrepentí un segundo después cuando me di cuenta de cuánta más presión me ponía encima.

***

 

 


Después de terminar mis preparativos, salí al páramo al norte de la ciudad y comencé a estirarme.

Mientras me estiraba, apliqué metódicamente la magia de fortalecimiento a mis músculos. Cada músculo poseía diferentes cantidades de resistencia y fuerza, por lo que necesitaba personalizar la cantidad de mana que aplicaba a cada uno.

Aunque fortalecerme de esta manera tomaba mucho más tiempo que solo aplicar el fortalecimiento general a grandes extensiones de mi cuerpo, disminuía la tensión en mis articulaciones y huesos y también reducía la cantidad de resistencia que consumía mientras luchaba.

Nunca pensé que la clase de salud y todos esos documentales de biología que vi en la Tierra serían útiles aquí. Préstenme su fuerza, músculo sóleo, músculo trapecio.

En poco tiempo, vi al ejército de Meraldia asomarse sobre las colinas lejanas. De un vistazo, ciertamente parecían 2000 hombres. Y aunque 2000 parecía un número desalentador, era más fácil de visualizar si me los imaginaba llenando veinte salas de almacenamiento con capacidad para 100 personas. En realidad, todos los 2000 apenas llenaron un rincón de las tierras baldías.

Tras los soldados había un pequeño grupo de carromatos enormes y pesados. Podía ver pedazos de madera que sobresalían de ellos.

Parecía que traían las catapultas en partes que eran fáciles de ensamblar en el lugar. Las catapultas de este mundo se cargaban todas con mano de obra y utilizaban cuerdas para lanzar sus brazos. Allá en la Tierra, estas serían clasificadas como man… ¿Cuál era la palabra? ¿Mandriles? ¿Mandarines? No, eso no suena del todo bien.

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(Nota: se refiere a las catapultas mangana/mangonel)

En cualquier caso, eran similares a esa forma de catapulta. Había visto diseños similares en los clásicos juegos de guerra. Dado que estas fueron diseñadas para ser construidas en el sitio, no eran muy móviles una vez ensambladas. Si se erigían en el lugar equivocado, se volvían inútiles.

Y si uno quería desmontarlas y reconstruirlas en otro lugar, tenías que volver a cargar todas las partes en carromatos y trasladarlas al nuevo sitio, mientras recibías fuego enemigo.

En general, traía más problemas de lo que valía. Por supuesto, todo este conocimiento fue algo que aprendí de un juego, así que podría haber estado equivocado, pero por lo que podía ver, las catapultas de este mundo no eran muy diferentes de las de la época medieval.

Esperaba aprovechar la debilidad de esas catapultas. Ahora bien, que comience la batalla. Creo que haré uso de los rumores que han estado difundiendo sobre mí, Meraldia.

“¡Veight, el Asesino de cuatrocientos!”

“¡Veight el Destructor!”

“¡La Perdición de Schverm!”

“¡El hombre lobo que destrozó al Héroe!”

“¡La mano derecha del Señor Demonio!”

“¡El Terror de los Mares!”

Esos eran todos los apodos con los que había oído a otras personas referirse a mí. Todos y cada uno de ellos sonaban aterradores.

Lo que significaba que una vez que el ejército meraldiano se diera cuenta de que estaba aquí, dudarían. Lo que significa que estar de pie aquí ya era una estrategia un tanto efectiva. Mi objetivo principal era evitar que las catapultas se acercaran demasiado. Si podía obligar a Meraldia a desplegarlas lejos, se volverían inútiles.

Aunque imaginaba que la infantería había sido traída para ocupar Zaria, ellos probablemente se quedarían defendiendo las catapultas al principio. Ninguno de ellos quería morir en la infame Ciudad Laberíntica. Lo más probable es que postergaran el asalto principal hasta que la ciudad estuviera en ruinas. En cuyo caso, si lograba esto, podría mantener a todo el ejército a raya por un tiempo más. Por supuesto, nuestros oponentes no eran tontos; necesitaría algo más que mi infamia para evitar que se acerquen.

Para confundirlos, lancé el hechizo Phantom Mist que había preparado de antemano. Este era un hechizo que combinaba magia de ilusión y magia de fortalecimiento y convocaba una niebla alrededor del conjurador.

El objetivo principal de la niebla era hacer que su conjurador fuera difícil de ver y, por lo tanto, difícil de atacar con ataques a distancia. Eso solo sería vital para la próxima batalla, pero esa no fue la razón por la que lo lancé.

Por la razón que sea, cada vez que lanzo este hechizo, me envuelve en llamas ilusorias en lugar de niebla. Si bien el fuego falso hacía un trabajo decente al ocultarme también, era demasiado llamativo para ser tan efectivo como lo sería la niebla.

Según la Maestra, la razón por la que convocaba llamas en lugar de niebla era porque todavía no tenía experiencia con la magia ilusoria. Aunque me molestaba, ella probablemente tenía razón.

Aun así, estaba agradecido por mi versión defectuosa del hechizo en este momento.

Porque ahora, el ejército meraldiano estaba mirando a un hombre lobo negro azabache vestido con la armadura de un virrey y rodeado de llamas púrpuras.

Parecía un malvado señor. Mi apariencia, combinada con mi reputación, debería ser suficiente para asustar un poco a las tropas de Meraldia. Honestamente, cuando probé este hechizo frente al espejo me aterroricé incluso yo mismo, así que no había duda de que funcionaría en humanos.

Aunque era posible que no estuvieran tan asustados debido a lo lejos que estaban. Dos mil soldados era un número aterrador para enfrentar solo, pero si pudiera asustarlos aún más de lo que ya me temían, sería mi victoria. Esto era un juego del gallina.

Preparando mi resolución, vertí mana en mis cuerdas vocales. Estaba usando magia de fortalecimiento que amplificaba mi voz.


Una vez que aumenté mi voz al máximo volumen, dije con la voz más vil que pude reunir, “¡Buajajajaja! ¿Qué son esos juguetes patéticos que han traído con ustedes? ¿De verdad creen que pueden conquistar la gran Ciudad Laberíntica de Zaria con esas insignificancias? ¿Especialmente sabiendo que está bajo mi protección, el Vicecomandante del Señor Demonio, Veight?”

El ejército meraldiano detuvo su avance y su formación vaciló. Los había alterado más de lo que esperaba. ¿Tal vez su moral no era tan alta para empezar? Una ráfaga de viento hizo que mi capa se agitara de manera imponente y me burlé de los aterrorizados soldados.

“¡Perros del Senado, cometieron un error al venir aquí!”

Mi audición mágicamente mejorada captó algunos gritos de “¡Cállate, demonio!” e “¡¿Y qué si has matado a cuatro mil?!”.

Desde esta distancia, incluso mi audición mejorada solo podía captar gritos, así que si murmuraban otras cosas, no podía darme cuenta.

¿Así que he pasado de ser un asesino de 400 a un asesino de 4000? Ustedes realmente necesitan dejar de subir los números cada vez. Pero como tuvieron la amabilidad de exagerar mis logros, decidí seguir adelante con ello.

“¿Realmente creen que solo dos mil soldados están a la altura de mi poder? ¡Tontos mortales!”

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Aunque sonaba confiado, estaba aterrorizado internamente de que empezaran a lanzarme flechas en cualquier momento. Si bien había conjurado la magia de desviación sobre mí, si disparaban una descarga completa, tendría que protegerme con más que eso. Afortunadamente, nadie me disparó. Supongo que debería continuar todo el tiempo que pueda.

“¡Malditos perros, no tienen fuerza ni causa! ¡No son más que gusanos que se arrastran por la tierra!”

En respuesta, escuché algunos gritos de “¡Nuestra causa es la justicia!” y “¡No lo escuchen! ¡Vinimos aquí para liberar a Zaria!”. No estaba seguro, pero sonaba como que eran los oficiales al mando quienes estaban gritando. Oh, no se preocupen, aún no he terminado.

“¡Escuchen bien! ¡Su cobarde Senado asesinó al virrey de Zaria, el noble lord Melgio! ¡No solo eso, incluso intentaron asesinar a su hija, la joven lady Shatina! ¡Su traición no quedará impune!”

Mi voz se hizo más fuerte cuando la ira brotó dentro de mí. Esto ya no era parte del acto, realmente iba a hacer que estos cabrones pagaran por lo que habían hecho. Mis palabras parecieron causar un gran revuelo entre las tropas de Meraldia.

“¡No puede ser!”

“¡¿El Senado asesinó al virrey de Zaria?!”

“¡Comandante, ¿es esto cierto?!”

Esperaba esa reacción. No había manera de que el Senado les hubiera dicho a sus soldados rasos qué acciones sucias habían ordenado en secreto. Una vez que los soldados se dieran cuenta de que su causa no era justa, su moral se desplomaría. Por eso necesitaba aprovechar esta oportunidad.

“¿Se niegan a creerme? ¡Muy bien, entonces, tal vez le crean a lady Shatina!”

Shatina se paró en el techo de un edificio cercano y gritó a todo pulmón. Había lanzado la misma magia de fortalecimiento de las cuerdas vocales en ella antes, por lo que se transmitiría fuerte y claro.

“¡Soy Shatina Stahl, hija del virrey de Zaria, Melgio Yewm Stahl! ¡Sir Veight ha dicho la verdad! ¡El leal virrey de Zaria, lord Melgio, murió a manos de asesinos del Senado!”

La mayoría de los soldados deberían haber sido capaces de decir que esa era la voz de Shatina. Como hija de un virrey, a menudo hacía apariciones en público para fortalecer su posición y la de su padre.

Ella continuó su discurso, con su voz temblando de ira. “Mi padre dedicó su vida a llevar la paz y la prosperidad a Meraldia, ¡y fue recompensado con una daga asesina! ¡Nunca olvidaré esta injusticia mientras viva! ¡Juro aquí y ahora, erradicar hasta el último de ustedes, norteños! ¡Sus almas serán mi ofrenda a mi difunto padre!”

Entiendo que estás enfadada, pero realmente no deberías jurar venganza sobre un pueblo entero. Si Shatina planeaba heredar la posición de virrey, tendría que aprender a actuar con prudencia. Le daré una charla sobre eso más tardePor ahora, veamos qué más tiene que decir.

“¡Como la sucesora de mi padre, por la presente declaro la independencia de la Federación Meraldiana! ¡A partir de este momento, Zaria se aliará con el ejército demoníaco! ¡Junto con el Vicecomandante Veight, el general más fuerte del ejército demoníaco, los masacraré a todos!”

Aunque era la hija de Melgio, nombrarse a sí misma como su sucesora sin el permiso del Senado era un acto de traición. Además de eso, declarar la independencia equivale a una proclamación de guerra. El hecho de que estuviera dispuesta a llegar tan lejos demostraba lo enojada que estaba. Pero a este paso, no había forma de saber qué diría después. Realmente preferiría que se detuviera allí. Afortunadamente, parecía que mis oraciones habían sido escuchadas, ya que Shatina no dijo nada más. Esta chica era un verdadero problema. Ahora bien, es mi turno.

“¡Perros cobardes del Senado, prepárense para morir! ¡Incluso si suplican misericordia, no perdonaré ni a uno solo de ustedes!”

Más bien, ni siquiera los escucharía si me suplicaban misericordia. Incluso ahora, me estaba preparando para huir. A pesar de mi gran charla, 2000 hombres eran mucho más de lo que podía manejar solo. Afortunadamente, parecía que el discurso de Shatina había sido efectivo. Los soldados meraldianos estaban vacilando. Como había sospechado, su moral no había sido demasiado alta para empezar.

En realidad, tenía buenas razones para creer que este ejército no estaba muy ansioso por luchar. Piezas complejas de maquinaria, como catapultas ensamblables, necesitaban ingenieros calificados para operarlas. Escolares versados ​​en construcción y balística.

Por supuesto, esos no eran campos de estudio formales en este mundo, por lo que el conocimiento se transmitía entre los artesanos, pero el punto seguía siendo el mismo. Los ingenieros a cargo de estas catapultas no eran combatientes.

Desde la Guerra de Unificación Meraldiana, las armas de asedio no se habían usado en absoluto, por lo que, aunque los hombres eran técnicamente soldados, no tenían experiencia en combate.

Naturalmente, realizaban simulacros y ocasionalmente hacían demostraciones durante los desfiles militares, pero eso era todo. Ser golpeados con el peso de la justa ira de Shatina fue más que suficiente para alterarlos, sin importar si le creían o no.

Aunque los ingenieros a cargo de las catapultas permanecieron enraizados en su lugar, los arqueros comenzaron a avanzar. Para ellos, las órdenes de sus superiores eran más importantes que si su causa era justa o no. Estos chicos eran profesionales. Meras palabras no los desconcertarían. Forcé mis oídos, esperando la orden para abrir fuego. Los escuadrones de arqueros fueron entrenados para disparar al unísono, así que solo necesitaba sacar toda mi fuerza en el momento en soltaran las cuerdas.

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“¡Fuego!”

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En el momento en que escuché esa palabra, lancé toda la magia de fortalecimiento a mi disposición sobre mí. Elevé mi percepción y mis reflejos al máximo mientras endurecía mi pelaje todo lo posible.

Un torrente de flechas descendió sobre mí. Debido a lo lejos que estaba de los arqueros, tuvieron que inclinar sus disparos hacia arriba para alcanzarme.

Pero, aunque disparar a un ángulo aumentaba el alcance de un arquero, disminuía su precisión. Solo una pequeña fracción de la descarga de los arqueros me alcanzó.

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“¡Inútil!” Grité y barrí a un lado las pocas flechas que se dirigieron hacia mí. La visión cinética de un hombre lobo podría fácilmente seguir una flecha en vuelo, especialmente cuando se había disparado en un ángulo. Pero aunque había aguantado la primera ola, los arqueros no habían terminado. Lanzaron una segunda, de la cual también me defendí desesperadamente. Las flechas eran la peor pesadilla de un hombre lobo.

“¡Buajajaja! ¡Disparen todo lo que quieran, pero no podrán hacerme daño!”

A pesar de toda mi fanfarronería, sabía que si seguían así estaría en problemas. Afortunadamente, verme aguantar dos descargas ileso había agitado a los arqueros. Dejaron de disparar. En la calma que siguió, examiné mis alrededores. La tierra a mi alrededor se había convertido en un alfiletero. Los arqueros eran más eficaces cuando hacían llover flechas con una gran cantidad de fuerzas.

En ese sentido, estos arqueros eran bastante hábiles. Sin embargo, ninguno de ellos fue entrenado para atacar a un solo hombre lobo en el límite de su rango efectivo.

Aterrorizados de mí, los arqueros se retiraron. Siguiendo la teoría estándar, los lanceros deberían haber cargado a continuación, pero no lo hicieron. Parecían bastante cautelosos. No de mí, sino de la ciudad detrás de mí.

Debido a la altura de todos los edificios de Zaria, sus tejados eran plataformas perfectas para colocar arqueros. Estaba parado a unos cien metros frente a los edificios más al norte de Zaria. Más que suficientemente cerca para que los arqueros que estaban sobre ellos me cubrieran si los lanceros cargaban.

Por otro lado, los arqueros de Meraldia tendrían que pasar sobre mí para llegar a los tejados con sus flechas. Naturalmente, eso era imposible.

Lo que significaba que, si los lanceros cargaban ahora, correrían precipitadamente hacia una lluvia de flechas sin ningún fuego de apoyo para cubrirlos. Además de eso, todavía tendrían que lidiar conmigo. Ese no era el tipo de situación en la que estaban ansiosos por lanzarse.

En realidad, a Zaria le quedaban pocas tropas en condiciones para combatir. Pero como habíamos matado a todos los asesinos, el ejército meraldiano no lo sabía. En el siguiente silencio, pude distinguir las voces de los soldados discutiendo entre sí. Aunque no podía distinguir todas las palabras, parecía que los comandantes de los lanceros, los arqueros y los ingenieros estaban peleando.

Mi suposición era que el comandante de los lanceros estaba enojado porque los ingenieros no habían empezado a bombardear la ciudad como se suponía. En mi infinita benevolencia, decidí esperar a que terminaran las disputas.

Finalmente, los lanceros entraron en formación y levantaron sus escudos. Esa no era una formación de carga, sino una defensiva.

Los arqueros los cubrieron en ambos flancos, listos para interceptar cualquier ataque. Detrás de ellos, los ingenieros comenzaron a descargar sus carromatos y a ensamblar las catapultas.

Los ingenieros estaban colocando las catapultas bastante lejos de la ciudad. Aunque a esa distancia los arqueros de Zaria no podrían alcanzarlos, sus propias catapultas apenas estarían al alcance. Si usaban piedras ligeras, podrían llegar a los edificios más al norte de Zaria. Perfecto, justo lo que esperaba que hicieran.

Por lo que parece, el montaje de las catapultas llevaría más tiempo del que inicialmente esperaba. Los ingenieros necesitaban clavar estacas en el suelo y fijar varias piezas en su lugar. Un momento, no me digan que esto tomará otra hora… Cuanto más tardaran, mejor era para nosotros, pero estaba empezando a aburrirme un poco. Ah bueno, tal vez los provoque un poco más. Ahora que habían decidido la ubicación de sus catapultas, el ejército meraldiano no podía moverse hasta que fueran construidas. Así que estaría bien sin importar lo que dijera. Probablemente.

“Humanos insignificantes. Les sugiero que no me hagan esperar.”

Estaba soltando cualquier frase cliché que se me ocurriera, pero en el momento en que dije eso, los lanceros instantáneamente me apuntaron con las puntas de sus lanzas. Parecía que realmente pensaban que podría cargármelos solo. No pude evitar reírme de su excesiva precaución.

“Jajaja…”

Mierda, todavía estoy usando la magia de amplificación de voz.

Sin embargo, parecía que los soldados interpretaron mi risa como una risa burlona. Los lanceros vacilaron y su comandante comenzó a gritarles, contándoles sobre qué tan alta era la recompensa por mi cabeza y lo orgullosos que son los guerreros meraldianos, que no se acobardan ante el enemigo. Pero sin importar lo que dijera, nadie dio un paso adelante.

En este punto, los soldados dudaban que el Senado incluso pagara una recompensa, considerando que habían ordenado el asesinato de un virrey. Y, por supuesto, no había nada de lo que enorgullecerse al servir a un empleador que haría algo así.

Para mi sorpresa, los ingenieros terminaron de armar las catapultas más rápido de lo que esperaba. Cuando empezaron a cargar piedras en las canastas, recordé el momento en que me había lanzado con una catapulta. Gracias a esa experiencia, ahora tenía un mejor conocimiento de la balística. Estoy seguro de que puedo manejar unas cuantas catapultas sin problema.

Había ocho catapultas en total y se necesitaban doscientos hombres para operarlas. Debido a la gran distancia entre ellas y su objetivo, los ingenieros solo podían cargar las catapultas con piedras ligeras. Las más pesadas ​​no llegarían a los edificios.

El ingeniero jefe dio la orden y las ocho catapultas lanzaron su cargamento. O mejor dicho, siete lo hicieron. Una de ellas parecía haber fallado. Esa piedra voló solo una corta distancia por el aire antes de aterrizar entre la infantería. Lo sabía, estos tipos son inexpertos. Detener tiros como estos será pan comido.

Retrocedí unos pasos y observé la trayectoria de las piedras entrantes. Por lo que pude ver, cinco ni siquiera llegarían a Zaria.

De las dos restantes, decidí tratar primero con la que tenía la trayectoria más precisa. Usando mis músculos mejorados con magia, salté tan alto como pude. Un hombre lobo normal podría saltar fácilmente tres pisos de altura. Con mi magia, salté más alto que un edificio de cinco pisos.

Me elevé por el aire, dirigiéndome directamente hacia la roca. Si bien sería genial perforar directamente la piedra, eso también dolería. Todo lo que tenía que hacer era asegurarme de que la piedra no golpeara ningún edificio, por lo que decidí tirarla al suelo. Puse mi peso en una poderosa patada giratoria y tiré la piedra. No llegarán a Zaria en mi guardia.

Aterricé elegantemente, haciendo una pose mientras lo hacía. Siento como si me hubiera convertido en un personaje de un juego de acción. De todos modos, es hora de más burlas.

“¿Es esto lo mejor que puede hacer el armamento humano? Patético.”

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En respuesta, los ingenieros dispararon una segunda ola de piedras. Esta vez solo se dispararon cuatro catapultas. Parecía que estaban planeando lanzar tiros alternos, cuatro a la vez. Esta descarga fue más precisa que la anterior. Pero las piedras también eran más ligeras que antes. Lo noté porque sus trayectorias eran diferentes.

Sin embargo, solo necesitaba detener cualquier disparo que llegara a cualquiera de los pisos superiores de los edificios. Porque solo los pisos superiores estaban hechos de ladrillo quebradizo. Todos los pisos inferiores de los edificios estaban hechos de piedra resistente.

Tanto para poder soportar las plantas superiores como para no sufrir daños durante los enfrentamientos que se produjeran en la ciudad. No se romperían fácilmente.

Salté en el aire y atrapé otra piedra, que sumariamente tiré al suelo. El resto no golpearía nada frágil, así que no hice nada. Sé que estoy mejorado con magia, pero esto es aún más fácil de lo que pensaba. Tal vez estaba un poco demasiado confiado, pero esto era tan fácil como jugar a la pelota. Las piedras que Meraldia había disparado esta vez eran tan ligeras como Airia. En cuanto a cuántos kilogramos era eso, traté de no pensar en ello, por su bien. Vaya, casi me olvido de lanzar más burlas.

“¿Realmente creen que tales piedrecillas serán capaces de derribar la legendaria ciudad de Zaria?”

Naturalmente, la única respuesta fue una tercera ola de piedras. Estos tipos seguro que son persistentes. Afortunadamente, estaba mejorando en la lectura de las trayectorias con cada ola sucesiva.

Si bien una catapulta tenía mucho poder, no era más fuerte que un hombre lobo mejorado con magia de fortalecimiento. Si usara ambas piernas podría patearlas hacia el enemigo en vez de hacia abajo.

Levanté ambos pies y pateé diagonalmente hacia abajo la siguiente piedra que necesitaba desviar, ejecutando una patada voladora perfecta. Una patada voladora era la mejor opción para utilizar toda la fuerza en mis músculos.

Mientras aplicaba presión sobre la piedra, también conjuré otro hechizo de fortalecimiento, Power Burst. Este hechizo elevaba momentáneamente mi fuerza de manera exponencial, pero debido a que su duración era tan corta, era difícil utilizarlo efectivamente en una pelea.

“¡Pueden tener esto de vuelta!”

Mi patada voladora potenciada envió la piedra volando de regreso al ejército meraldiano. Por favor, llega… Di una voltereta hacia atrás para absorber el retroceso de mi patada y caí de pie. La piedra que había pateado se estrelló entre las filas delanteras de los lanceros. Los hombres gritaron sorprendidos y la formación de la unidad se desordenó.

Parecía que nadie había sido lo suficientemente descuidado como para ser golpeado, pero los lanceros parecían estar gritando algo. Por lo que pude distinguir, parecía que les estaban diciendo a los ingenieros que dejaran de disparar. Primero querían que dispararan las catapultas, ahora no.

Esos lanceros seguramente eran un grupo temperamental. Por supuesto, no tenía ninguna intención de dejar pasar esta oportunidad.

“¿Es este el alcance de su poder? ¡Su patética exhibición ha dejado a mis guerreros aburridos!”

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Levanté un puño y los hombres lobo que tenía escondidos en los techos se pusieron de pie. Al menos, esperaba que lo hicieran. No podía ver, ya que estaba de espaldas a ellos, pero me imaginé que lo hicieron como habíamos ensayado. Como yo, todos llevaban capas con el emblema de Zaria estampado en ellas.

Si llegara el caso, había planeado que lanzaran esas capas a las rocas para desviarlas. La mayoría de los ciudadanos de Zaria habían evacuado a los pisos inferiores de los edificios del sur.

Si alguna piedra hubiera podido volar tan lejos, mis hombres lobo tendrían que haberla detenido con esas capas. Pero como no lo habían hecho, las estaban usando en su lugar.

Gracias a eso, se veían aún más imponentes de lo habitual. Después de que los hombres lobo se levantaron, los soldados de Zaria levantaron todas las banderas que Shatina había podido encontrar. Sonriendo con confianza, grité, “Adelante, tiren todas las piedras que quieran. Pero una vez que se hayan divertido, deben saber que será nuestro turno. Cuando llegue ese momento, espero que estén tan dispuestos a darnos su carne como sus piedras. ¡Muajajajaja!”

Era cierto que los hombres lobo amamos la carne. Pero preferimos nuestra carne desangrada y adecuadamente cocida, no cruda.

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