Haken no Kouki Altina (NL)

Volumen 9

Capitulo 1: El Retorno del Príncipe

Parte 6

“¿Hohoo? Esto se parece al artículo robado reportado por un ciudadano. ¿¡Por qué tienes esto en ti!?”

“No tiene nada que ver conmigo. Te acercaste a mí con esa cosa en tu mano. ¡Deja de fingir ser retrasado!”

“¡Esto se encontró en tu bolsillo!”

“Mi ropa no tiene bolsillos”.

“¿¡Todavía estás tratando de objetar sobre esto!? De acuerdo, tómenla. ¡Te investigaremos más a fondo en la estación!

Bourgine se puso rígida.

Los otros policías la rodearon a la orden para no dejarla escapar. “¡No sé nada, esto es una injusticia!”

“Si tienes algo que decir, hazlo en la estación”.

“¡Incluso si me dices eso, ninguno de mis compañeros regresó de allí!”

“¡Cállate! ¡Eres un instigador de ideologías destructivas!”

Los policías se acercaron a ella.

— ¿¡Están haciendo tales cosas!?

 Bastian se sorprendió.

Los que deberían defender la ley hicieron algo tan inescrupuloso. Bastian se paró frente a Bourgine.

Y se enfrentó a los policías.

“¿No es esto demasiado? ¡No me contendré con todos ustedes así!”

“… Desde tu vestimenta, eres un hijo de la nobleza… ¿Sabes quién es esa mujer?”

“Lo sé. Ella es dirigida como maestra por muchas personas, incluso mi amiga.

Debería preguntarte, ¿cuál es el trato con esos pendientes? ¿Una ladrona caminando por la calle con un bastón, guardando objetos robados en su bolsillo?

¡Deja de hacer estupideces!”

“¿¡Huh!?”

“¿¡Crees que ese entorno de basura es perdonable!? ¡Si yo fuera el lector, nunca lo aceptaría!”

“¿¡De qué estás hablando!?”

“¡La ley no restringe la discusión sobre el liberalismo! Usando excusas para hacer arrestos a pesar de eso, ¿realmente son la policía que mantiene el orden público en la Capital Imperial?”

Su oponente tartamudeó.

“No sé de qué casa noble eres… ¡Pero ella es liberal! No podemos dejarla ir. ¡Muy bien, tomen a este chico también!”

“No soy noble”.

“Oh, un plebeyo. Tu ropa es realmente de alta calidad”.

“Tampoco soy un plebeyo”.

“… ¿Qué?”

Bastian se quitó las gafas de sol. Cepilló su flequillo marrón.

Revelando sus ojos carmesí.

“Soy el tercer príncipe de Belgaria, Heinrich Trois Bastian de Belgaria. Recordaré todas sus caras. ¡No se terminará así de simple, prepárense!”

“¿¡Qué!?”

Las caras de los hombres se pusieron pálidas mientras se miraban. Sus hombros temblaban por la duda y la ansiedad.

“… ¿Tú eres un Príncipe? Para realmente…”

“¿Están ustedes policías haciendo tales tratos sucios todo este tiempo? ¿De órdenes de quién? La policía es parte del ejército e informa al Ministerio de Asuntos Militares ¿verdad? ¿Son las órdenes del Ministro? ¿Quién emitió la orden de aprehender a Bourgine?”

Los rostros de los policías se enrojecieron cuando Bastian formuló su serie de preguntas.

Sus ojos se volvieron inyectados de sangre.

Sus caras inmediatamente fruncieron el ceño con ira.

“… Ugghhh… ¡I-Impostor! ¡Este chico debe ser un impostor! ¡Es imposible para Su Alteza estar en un lugar como este, cubriendo a un liberal!”

Él gritó.

Después de todo, los liberales se oponían más a la existencia del Emperador.

El Emperador estaba por encima de todas las leyes, y todos los ciudadanos tenían la obligación de servirlo incondicionalmente. Todo lo que le pertenece al Imperio de Belgaria podría ser utilizado por placer del Emperador.

Como los hijos del emperador, los príncipes disfrutaban privilegios extraordinarios.

Entonces, en materia de ideología, nunca tolerarían el liberalismo. Era natural que los policías pensaran de esa manera.

Bastian suspiró.

“… Como se esperaba… Debido a la posición de uno, no tenía sentido hablar”.

“¡Insolente impostor de Su Alteza! ¡Esto es Lèse-majesté! ¡Dirigiré tu ejecución aquí mismo!”

No estaba claro si los policías estaban seguros de que Bastian era un imitador, o si querían sellar sus labios por miedo.

No importa el motivo, el del frente desenvainó su espada.

No era la espada larga utilizada por los soldados en primera línea, sino el sable de filo único más corto. Era más fácil usar una cuchilla más corta en terrenos urbanos, y el peso más ligero facilitaba las patrullas.

Los otros policías también desenvainaron sus espadas y tomaron posición. Bastian sacó la daga desde su cintura.

La espada del emperador.

Las leyendas dicen que el Emperador Fundador ‘L’Empereur Flamme’ forjó siete atesoradas espadas con el Tristei que le fueron otorgado por las hadas.

Bastian sostenía la atesorada espada conocida como ‘Vite Espace Trois’.

La empuñadura tenía elegantes tallas, y tenía una hoja triangular que era ancha en la base y estrecha en la punta.

Tenía unos 4 Pa (30 cm) de longitud. Supuestamente era tan larga como los pies del ‘L’Empereur Flamme’.

A pesar de que lo sacó de la bóveda hace solo medio año, ahora podría usarlo sin problemas.

No había ninguna sensación de emoción.

Él no ejerció ninguna fuerza innecesaria en su mano.

Como si no estuviera sosteniendo nada, podría empuñarla tan fácilmente como si simplemente estuviera balanceando su brazo.

Los policías le arrojaron sus espadas. “¡¡Ahhhyaaa!!”

A pesar de que era en la mitad de la noche, sus gritos carecían de fuerza y sus movimientos eran lentos.

— Así es como eran los soldados que nunca habían estado en primera línea. Bastian empuñó su daga.

¡Clink! Un sonido crujiente resonó en sus oídos. La espada del sable cayó a los pies del policía.

La espada del policía se rompió en la base. No, fue Bastian quien la cortó. Miró a sus oponentes con ojos rasgados.

“… La próxima hoja será hacia sus cabezas. Me he esforzado para no mostrar misericordia por las cosas que quiero proteger”.

“Ugh, uggghhhh…”

Los hombres retrocedieron, incluso el que los dirigía estaba asustado.

Los rumores de que el Tercer Príncipe de Belgaria era absurdamente fuerte era bien conocido. En términos de habilidades físicas puras, era más fuerte que Latreille, quien era el mariscal de campo.

Los policías finalmente se dieron cuenta de quién era su oponente, ya que temblaban con una cara pálida.

Un momento después, un hombre huyó–

Los demás lo siguieron, gritando como niños en su huida.

***

Bastian envainó su daga.

“Ah… dejé la oportunidad de preguntarles quién emitió la orden de detener a Bourgine”.

“Bastian, ¿tus heridas están bien?”

“¿Hmm? Como puedes ver, ni siquiera un rasguño”.

Elise quien lo estaba mirando preocupantemente se sintió aliviada después de escucharlo responder en su tono habitual.

Bastian fue herido de gravedad no hace demasiado tiempo. Sus heridas se han curado, pero aún no se había recuperado.

Bourgine frunció el ceño más profundo. “… ¿De verdad eres el Príncipe Bastian?”

“Sí.”

“¿Cuál es el significado de esto? Desde que leíste el libro de Roland, deberías entender lo que es el liberalismo”.

“Hasta cierto punto. ¿Es extraño que un príncipe sea liberal?”

“… Es difícil de creer. ¿No es porque los que detentan el poder piensan en destruir el sistema actual?

“No estoy sosteniendo nada. Esto podría enojarte… pero me cansé del lujo cuando tenía 10 años, y las reglas en el palacio que tenía que seguir me deprimieron. En lugar de eso, preferiría cumplir la voluntad que me encomendó ese tipo”.

“¿Por Roland?”

“Esa es parte de la razón… Pero después de leer su libro, creo que ‘el Imperio en este momento está equivocado’. Sin embargo, no estudié lo suficiente, así que no entiendo… Lo que necesita cambiarse, y lo que necesita seguir siendo igual”.

“¿Qué pasa si te digo que estoy pensando en destruir el Imperio?”

“No importa lo que me digas, voy a juzgar por mi cuenta. Si creo que está bien, estoy de acuerdo con que el Imperio sea destruido. Pero ahora mismo, no creo que eso sea correcto”.

Bourgine asintió.

“Es posible que no puedas disfrutar de la vida que viviste hasta ahora”.

“Tú también puedes vivir como maestra si te mantienes en la línea ¿verdad? ¿Por qué hiciste ese discurso en la plaza pública?”

“Por mi justicia personal”.

“Si es así, soy igual. Incluso si pudiera perder algo, tengo que hacer lo correcto”. Bourgine le preguntó a Elise quién estaba al lado de Bastian.

“¿Que pasa contigo?”

“… Yo… en realidad soy de High Britannia. Volveré algún día. Para prepararme para ese día, quiero aprender más sobre Belgaria. No me quedaré con Bastian si me meto en su camino…”

“Oh, no me importa que vengas. Pero es posible que encuentres un peligro como antes”.

“Está bien. Para aquellos con ambición, tales cosas ocurren muy a menudo”. Elise sonrió y Bourgine se encogió de hombros.

“¿Diría una noble dama aristocrática que ‘tales cosas ocurren muy a menudo’? ¿No pareces muy experimentada?”

“Fufu… Tal vez sea así”.

Perseguida por soldados armados con rifles en el bosque, viajando lejos de las ciudades por días, traicionada por su tío, escapando de un Fuerte lleno de soldados, saltando desde un acantilado…

Comparado con estos, su encuentro anterior fue ‘nada’. Bastian dijo una vez más:

“Bourgine, espero que puedas mostrarme el camino. En cuanto a si tomaré este camino, lo decidiré por mí mismo”.

“… Como se esperaba, eres un Príncipe. Cuando le pidas a alguien que te enseñe, dices ‘Enséñame, por favor’, ¿de acuerdo?”

“Ugh… lo siento”

Nunca había usado esas palabras ni siquiera hacia su padre, el Emperador. En otras palabras, se había acostumbrado y no podía cambiar su estilo de hablar de repente.

Bourgine entrecerró los ojos.

“Como quieres cambiar, hay dos formas aquí. Vuelve al palacio, y cuéntale al Segundo Príncipe, Latreille tus ideas… Dependiendo de la forma en que lo presentes, algunas de tus propuestas podrían ser aceptadas, y este país cambiará un poco para mejor. Convertirse en una nación un poco más igualitaria y libre”.

“¿La otra manera?”

“… Moviliza a los ciudadanos. Los emperadores y los nobles no son necesarios para que un país exista. Un país existe debido a su gente. Todos han olvidado eso…

Entonces para cambiar la nación, tenemos que cambiar a los ciudadanos. ¿Puedes hacer eso?”

No pudo responder de inmediato.

Si uno dijera, ese sentimiento sería muy natural. “… Cambiar a los ciudadanos eh”.

“Si quieres hacer eso, debes observar tus palabras y tu lenguaje. Si vas a ordenar a otros como un príncipe, entonces deberías volver al palacio”.

“¡Lo-lo entiendo! ¡No, erm… lo entiendo!” Se puso recto como un guardia de palacio. Pfft, Elise estalló en carcajadas.

“N-no te sienta nada, Bastian”.

“Ara… Mis disculpas. La gente tiene cosas en las que son buenas, y un punto de vista para el que son aptos. Puedes aprender las palabras estudiando duro. En cuanto a las otras cosas, tendrás que recordarlo de memoria”.

“¡No digas eso con una sonrisa! ¡Eso es extraño! ¿Erm… otras cosas? ¿Puedes decirme, Bourgine?”

“Al menos dirígeme como ‘Professeur’. Como me ayudaste de la policía y eres un conocido de Roland… te enseñaré todo lo que sé”.

“¡Estaré a su cuidado, professeur Bourgine!” Bastian extendió su mano derecha.

Bourgine también extendió la mano y le estrechó la mano. “Debo decir eso. Tengo grandes expectativas de ti, Bastian”. Elise giró la cabeza de repente.

Alguien parecía mirarlos con una sonrisa bajo la sombra de la luz de la luna—Ella sintió tal sensación.